12
Llegó a casa de madrugada. El avión salió de
Bilbao con retraso. Entró por la puerta sin hacer apenas ruido,
para no despertar a Andrés y mucho menos a María. Se metió en la
cocina y cogió un par de yogures de la nevera. Oyó pasos en el
pasillo. Era María que se levantó al baño. Apareció con ojos de
dormida en la puerta de la cocina. Ana la cogió y la abrazó. La
niña se quedó dormida en sus brazos.
La llevó a su cama y la acostó. Al dejarla
en la cama abrió un poco los ojos, pero Ana le cantó una pequeña
nana que siempre usaba de despedida para que se durmiera y volvió a
sus sueños.
Vida mía... mi sol.
Cierra ya tus ojitos, que la noche ya llegó... y te tienes que
dormir...
Se metió en la cama en silencio, dándole un
beso a Andrés, que se dio la vuelta dormido, y se quedó mirando al
techo, pensando en lo que le diría a Mario al día siguiente.
El despertador sonó a las 7 de la mañana. No
sabía a que hora se había dormido, pero no había descansado
demasiado. Se levantó muy cansada. Llevaba varios días muy duros, y
los viajes la agotaban. Se vistió y se maquilló. Quería dar imagen
desvalida a Mario. Su jefe era muy simple. Si la veía arreglada y
atractiva, sentiría deseos de protegerla. Era muy básico en sus
instintos y Ana eso lo tenía perfectamente controlado.
Ya tenía ensayada la escena. Entraría en su
despacho y le presentaría el caso. Se mostraría ansiosa, y
suplicaría su ayuda. Le pondría el anzuelo del asesino en serie,
pero también el problema de que vascos y catalanes querrían
apropiarse del caso.
Cuando salió del despacho de Mario, se le
iluminó una sonrisa en la cara. Mario se encargaría de llevar el
caso personalmente. Eso significaba que lidiaría con el resto de
los implicados con el único interés de tener él el protagonismo, de
liderarlo.
Y ese afán de liderazgo hacía que con tal de
tenerle informado, Ana era la dueña absoluta del caso. Mario se
encargaría además de allanarle el camino y de eliminar a posible
competencia.
Fue a contárselo a Gutiérrez, y después
comenzaron ya a trabajar en la investigación. Acababan de llegar
los datos de la autopsia y había un dato nuevo sorprendente.
—Ana, fíjate en los datos de la autopsia. La
parte superior del cráneo, por donde entró la bala, resulta que
está multifracturada. Parte del cráneo se ha hundido. El agujero es
muy grande. En la víctima la bala salió por el mentón, sin tocar
hueso, por carne blanda.
—En cambio en los otros asesinatos, la bala
acabó en la mandíbula y en el esternón. La bala no tenía fuerza
para salir, pero realizó muchos destrozos al entrar. Esto sólo se
puede hacer si la bala ha sido lenta, o sea, que tiene menos
pólvora de la que debería llevar. La bala no tiene mucho alcance,
pero disparada desde una distancia corta, romperá el hueso. En este
caso, parece que no quería errar, disparó balas lentas que no hacen
un agujero al traspasar el cráneo, sino que lo destrozan al
deformarse el plomo en el primer impacto contra el hueso,
arrastrándolo hacia dentro.
—¿Pero por qué lo hizo así y no utilizó
balas explosivas? Las convencionales son difíciles de conseguir por
estar prohibidas, pero podría haber hecho unas Dum Dum haciendo una
muesca en forma de cruz en la punta de plomo con un cuchillo
calentado al rojo.
—Las balas Dum Dum caseras tienen el
problema de que se puede desprender parte del envoltorio y quedarse
en el cañón y eso es un problema, ya que en el siguiente disparo te
puede explotar el revolver en la mano. De esta manera, con un
disparo a corta distancia, consigue el mismo efecto, y no corre
riesgos.
—La bala apareció deformada pero entera.
Apenas perdió alguna esquirla.
—Sin embargo, si la bala iba corta de
pólvora es muy posible que la haya manipulado el asesino. Lo más
normal es que haya adquirido las balas con la carga normal de
pólvora, las haya desmontado, quitado parte de la pólvora y vuelto
a montar. Pero por si acaso no estaría de más mirar en archivos de
cazadores, por si hubiera adquirido la pólvora en una tienda de
caza.
—Ok, me lo apunto.
—Bien, recapacitemos. El asesino no
improvisa. Ha elegido el tipo de víctima, el modo de asesinarlos.
Manipula las balas para lograr mayor efectividad. Realiza un solo
disparo, con un revólver, para no dejar casquillos. Ha realizado
asesinatos en tres ciudades distintas de tres comunidades autónomas
complejas, sabiendo que eso dificultará la investigación. El
asesino ha elegido perfectamente los escenarios y el modo de actuar
para evitar ser reconocido. Pero el haber planeado tan al detalle
los asesinatos para evitar ser detenido nos otorga dos
ventajas.
—Anda, no me digas que jugamos con
ventaja.
—Si. Primero. Tiene un número limitado de
escenarios. Nos ha mostrado cual es la tipología de escenario en el
que trabaja. Tenemos un tiempo hasta el próximo asesinato para
poder determinar posibles escenarios y esperar al asesino. Segundo.
Ese número limitado de escenarios hace que si no le cogemos, cuando
acabe con los planificados, o si detecta que le cerramos algunos,
se verá obligado a improvisar, y si improvisa, cometerá errores y
podremos cazarle.
—Bueno, en eso tienes razón, pero eso es a
futuro. ¿Cómo empezamos?
—Debemos saber con qué recursos contamos, y
sin hacer mucho ruido utilizarlos. Hay que montar operativos jaula.
El asesino saldrá de la ciudad o se alojará en la ciudad donde se
cometa el asesinato, pero no será de allí. No puede ser de muchos
sitios a la vez, por lo que es importante actuar en dos sentidos.
Primero, tener montado un operativo a la salida de las ciudades que
dure al menos 2 días para cazarle. Segundo, y que podemos hacer con
los asesinatos anteriores, mirar el registro de los hoteles en las
ciudades donde se han cometido los asesinatos. O bien sale de la
ciudad una vez cometido el asesinato, o bien se aloja en ella. Lo
más seguro es que se desplace en coche particular, pero por si
acaso, habrá que comprobar vuelos. También que se comprueben usos
de tarjetas de crédito durante el día del asesinato en todos los
bancos de la ciudad.
—Madrid, Barcelona, Bilbao... pues mira que
tenemos trabajo.
—Pues si. Pero quiero un análisis simple.
Cotejar datos. O sea, investigaremos a aquellos que figuren en
varios archivos a la vez. Que los ordenadores se dediquen a cruzar
bases de datos. Y que se inicie un análisis sobre bases de datos de
cazadores y de personas con licencia de armas. Que se determine
quién posee revólveres de calibre 32. Más. Que se analicen las tres
escenas del crimen, que se busquen huellas en la zona desde donde
se realizaron los disparos. Son zonas muy contaminadas, pero a ver
si suena la flauta.
—¿Sobre nuevos posibles escenarios?
—Eso es muy complicado, pero debemos
hacerlo. Hay que buscar 3 ó 4 agentes de confianza. Hay que
decirles qué buscamos y que empiecen a buscar por España, pero
dando prioridad a Madrid, Bilbao y Barcelona.
—¿Y eso? ¿No crees que buscará nuevos
escenarios?
—Es posible, pero creo que repetirá Bilbao y
Barcelona para forzar una investigación conjunta, porque sabe que
dificultará la investigación. Necesitamos bocas de metro de
determinadas características. Debes realizar un pequeño informe de
lo que buscamos. La forma de la boca para que el asesino pueda
matar, y la concurrencia para que el asesino pueda escapar. Quiero
gente de aquí, y por nada del mundo debe enterarse Mario.
—Ya sé a quien poner al frente, no te
preocupes. Iré a gente de la brigada especial, que no tienen que
dar explicaciones sobre donde van y qué hacen. Pero necesitaré una
orden, por si acaso. Pero no te preocupes, yo me encargo de
todo.
—Bien. Necesito un análisis de las fechas
cuando ocurrieron los atentados. Que se investigue si son
efemérides de algún hecho que estuviera relacionado. Por si acaso.
Y que se mire alguna relación entre las víctimas, aunque no creo
que tengan ninguna relación.
—De las víctimas me encargo yo. De las
fechas, iré a la facultad de periodismo, conozco un catedrático que
nos puede ayudar.
—Y bueno, buscamos a un hombre de mediana
edad, moreno, zurdo, 180... y de ojos color coca cola, jaja.
—Lo de mediana edad lo dijo Goikolea, ¿por
qué?
—Porque viaja mucho y rápidamente. Un joven
generalmente no tiene dinero. Uno mayor no tiene vitalidad.
—¿Y los ojos color coca cola?
—Eso nos lo reservamos la estadística y yo,
jaja.