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El comisario Canillejas llamó a un agente,
al que había hecho el informe sobre el asesinato, quien les llevó a
la boca del metro donde se cometió el crimen. La altura de la
barandilla desde donde disparó el asesino era similar a la de Sol.
La misma estación concurrida en el centro de Barcelona, cientos de
personas paseando por la zona a paso rápido, indiferentes a lo que
ocurre a su alrededor.
—¿No encontraron ningún testigo?
—No, nadie vio nada. Es una zona muy
concurrida. El asesino se mezcló con la multitud y
desapareció.
—¿Cómo determinó que había disparado desde
atrás?
—La autopsia indicaba que la bala le entró
por la cabeza y se alojó en el mentón de la víctima, por lo que le
dispararon desde atrás. Como fue desde arriba sólo pudo ser desde
ese punto.
Ana se dio cuenta que la investigación había
sido muy simple, y que las conclusiones a las que había llegado no
las había calibrado demasiado.
—¿No hubo ningún testigo?
—No. Nadie vio nada.
—¿Cuándo llegó usted a la escena del
crimen?
—En realidad yo estaba de permiso esos días.
Mis conclusiones las saqué de las fotografías que se sacaron y del
informe de la autopsia.
El agente se mostraba nervioso. Era
consciente de que la manera de hacer la investigación no había sido
la más correcta, pero el caso inicialmente tampoco lo requería. Sin
embargo, la dejadez en la investigación sorprendió a Ana, más
meticulosa a la hora de sacar conclusiones, ya que sabía que una
mala conclusión podría confundir el resto de la
investigación.
Por el camino se mostró más tranquilo.
Hablaron del caso, y Ana le hizo sentir que estaba decepcionada. Le
dijo que el asesino había disparado desde la calle, pero que el
patrón del sicario que buscaban siempre disparaba a sus víctimas
desde abajo, y su huida era por el mismo metro, aprovechando la
confusión creada. Ya en comisaría, Ana se despidió rápidamente, con
la excusa de que deseaba ver algo de Barcelona, que no la conocía,
antes de coger el vuelo que tenían a la tarde. Antes de salir cogió
el dossier del caso que incluía una copia de la autopsia, de las
fotos de la escena del crimen y del informe del agente que les
había acompañado.
Cuando salieron de comisaría y se quedaron
solos, Gutiérrez le habló sobre lo ocurrido.
—Ana, te has metido en un lío descomunal.
Has mentido descaradamente a este comisario, que sabes que ahora
estará llamando a la central. Mario en cuanto te vea te va a
despellejar.
—¿Y qué le iba a decir? ¿La verdad? Íbamos a
tener 3 investigaciones paralelas sobre el caso, e iba a ser
completamente imposible resolverlo. El asesino no sólo elige a las
víctimas y los escenarios a su favor, elige también a los policías
que van a investigar el caso. ¿Te imaginas una comisión de
investigación de mossos de escuadra, ertzainas y guardias civiles?
No se iba a resolver en la vida. Ya me tragaré los sapos de Mario,
pero atrasaremos la entrada de terceros en la investigación. Ya
sabemos que es el mismo asesino, no tenemos dudas, vamos a resolver
el caso.