La boca

(Suprema importancia de un órgano infravalorado)

 

La boca, por si misma, despierta admiración (dientes sanos y bien cuidados). Despierta la libido sexual (labios pintados) y por su forma (grosor y longitud) deseo y / o diversas sensaciones dependiendo del observador.

Por desgracia o por desconocimiento no se aprecia el incalculable potencial de la boca y su significación estratégica dentro del cuerpo humano y las manifestaciones más elevadas (espirituales) que de ella se emanan.

La boca es el órgano por el cual manifestamos nuestra conciencia y libertad. Desde allí se controla la respiración, la alimentación, y nuestras palabras. Así pues, es el vehículo entre el cerebro (satori) y el estómago (hara) y el órgano que más influye en nuestras vidas.

Las palabras que salen por la boca son el factor determinante de la personalidad del individuo. Los sistemas circulatorio, digestivo, y nervioso se reúnen en la región de la boca (el sentido del tacto alcanza su máximo clímax sexual en la boca y los labios, así como el gastronómico en el paladar).

La boca aporta al cuerpo y distribuye alimento, oxígeno, y vibraciones. Alimento al estómago, oxígeno a los pulmones y al cerebro, y reparte vibraciones por todo el cuerpo mediante el aire que aspira, mantras.

Para desarrollar el kiai (grito), en las artes marciales, y la respiración dentro del zen la boca es esencial, como lo es la respiración abdominal y control del ki (energía) a través del hara, estómago.

Según las escrituras Dios creó el mundo a través de la “palabra divina”. Recordemos también las palabras que pronunciaron Jesús o Buda y que cambiaron el mundo. Aún hoy día se utilizan locuciones como “dame tu palabra de honor”, “prometes o juras” (cargos públicos, en un juicio o una boda, el famoso ¡Si, quiero!) Y fue Jesús quién nos advirtió que se obraba mal de tres maneras: Acción (física), palabra (jurar en vano, blasfemar, hechizos, conjuros, etc.) y pensamiento, pues bien, las tres se dan cita en la boca. El pensamiento cobra forma mediante la palabra (jurar en vano, blasfemar, hechizos y conjuros) y la acción mediante el kiai (un kiai bien entrenado puede matar).

Para finalizar apuntar que tanto en las artes marciales, el zen, en el kuatsu, en el amor, en una “vista oral” (juicio), como las relaciones entre seres humanos, etc., la boca es un órgano principal y no en vano recibimos al nacer, después de “un azote”, el primer aliento “divino”, la primera inhalación, de nuestra existencia. La primera comunión o un enlace matrimonial es sellado con un “si quiero”. Para seducir empleamos palabras románticas, para atacar a otros (ofender), palabras hirientes, y para insultar tacos. En cada situación, las palabras obran el efecto deseado. El deseo penetra en nuestra mente, casi siempre, a través de los ojos pero el buen humor, por ejemplo, a través del oído con un buen chiste (ahora están de moda los monólogos). Por cierto, el oído, es el sentido del miedo. En el cine se emplea para generar el clímax adecuado de miedo, intriga, pánico o euforia.