Cuando iba a secundaria, la pausa para comer era muy larga, y como a esa edad todos éramos demasiado mayores para ponernos a jugar o para pasarlo bien, después de comer nos limitábamos a plantarnos fuera de la escuela a esperar que sonase el timbre que anunciaba la reanudación de las clases. Los primeros días de clase nos fuimos organizando en la acera asfaltada y, una vez establecido, ese orden apenas varió en tres años. Tal como lo recuerdo, el orden, desde los que estaban más cerca de la puerta de la cafetería a los que estaban más lejos, era el siguiente:
- los ultramolones (sobre todo los de los Heights, que era el barrio más rico de la ciudad)
- los pijos en general
- los que escuchaban a REM/The Cure en las radios universitarias (era la época anterior al indie)
- los skaters
- los heavys (los que llamábamos «colgaos del metal», y todo aquel para quien el pegamento no era solo un adhesivo)
- mis amigos y yo
- UN CONTENEDOR MARRÓN ENORME
- los estudiantes de intercambio y los chavales con dificultades de aprendizaje
Obviamente, esta organización no tenía nada de casual. El contenedor, bendito sea, constituía un punto de reunión natural para los intocables, y a partir de ahí ya todo dependía de la polaridad positiva/negativa de las moléculas de cada alumno. Puesto que en un extremo de la fila los míos jugaban a ver quién le partía antes un lápiz a otro y discutían sobre las bondades de las Tortugas Ninja —el juego de rol, no la serie de la tele, porque la serie de la tele es para niños—, todos los demás fueron encontrando su sitio de manera más o menos natural.
Una de las cosas bonitas de los datos digitales, además de su ingente volumen, es que, al igual que en el patio del instituto Pulaski Heights, tienen una dimensión física pero también social. Una hoja de papel tiene dos dimensiones, el espacio-tiempo tiene cuatro. La teoría de cuerdas predice que nuestra existencia física exige que haya entre 10 y 26 dimensiones. Nuestro universo emocional tiene esas y más, seguro. Y combinar estos espacios —nuestro paisaje interior y el mundo exterior— nos permite retratar la existencia con una profundidad nueva.
Hasta ahora hemos mirado a la gente y sus interacciones —contactos, texto del perfil, valoraciones, etcétera— ignorando prácticamente el emplazamiento físico, pero los sitios web y los smartphones recopilan muchos datos de localización, por supuesto. Los tuits se geolocalizan mediante latitud y longitud, Facebook te pregunta cuál es tu ciudad natal, la ciudad donde fuiste a la universidad y tu ciudad de residencia actual, muchas apps registran hasta el propio edificio en el que te encuentras en cada momento. Aquí vamos a superponer identidad, emoción, comportamiento y opinión a los espacios físicos que ocupamos y a ver qué nuevos conocimientos surgen de ahí. Nos fijaremos en cómo afecta la ubicación a la persona y en cómo ha trazado la gente nuevas fronteras en nuestro viejo planeta.
Las fronteras de muchas comunidades se fijaron por decreto o por accidente, o por ambas cosas. Estados Unidos y la URSS dividieron Corea por el paralelo 38 porque esa línea destacaba en un mapa de un ejemplar de National Geographic que tenía un funcionario. Ese mismo mes, un poco antes, Alemania fue dividida en zonas de ocupación que reflejaban, más que otra cosa, qué tropas de qué países estaban destacadas en cada sitio en aquel momento. Muchos de los propios estados de Estados Unidos se crearon por decreto real o por una ley del Congreso, y sus límites los trazaron personas que nunca llegarían a pisar esas tierras. Esa cartografía no presencial fue y es todavía un problema mucho más pernicioso en África, en el subcontinente indio, en Oriente Medio y en todas aquellas tierras donde el imperio estampó su huella. Solo en muy contadas ocasiones se han trazado mapas que reflejan la «voluntad del pueblo», e incluso en dichos casos, como hemos visto en Israel, cuya historia moderna comenzó oficialmente como Mandato británico de Palestina, la pregunta obvia es: qué pueblo y la voluntad de quién.
En el caso de los sitios web, las fronteras políticas y naturales son otra serie de datos que hay que tener en cuenta. Cuando la información —fluida, sin restricciones y abstracta— es tu moneda de cambio, el mundo físico y sus muchos límites arbitrarios suelen ser más que nada un incordio. En OkCupid, los ríos son un engorro perpetuo para los algoritmos que buscan coincidencias por distancias. Queens está a la vez a un kilómetro y a un mundo de distancia de Manhattan. Intenta explicarle eso a un ordenador. El problema es que cuando una persona está conectada, él o ella está a la vez en el mundo y fuera de este. Pero esa dualidad también implica que podemos reinventar nuestros espacios físicos siguiendo nuevas líneas, tal vez dotadas de mayor significado que aquellas trazadas por la tectónica de placas o por los dictados de determinado pedazo de pergamino.
Este es un mapa de cómo divide el país la web Craiglist: cada una de las regiones corresponde al territorio que abarca determinada lista de anuncios clasificados de esa web. Un cartógrafo lo llamó «Estados Unidos de Craiglist», pero me da la sensación de que «unidos» no es la palabra idónea; esto es una división y, dentro del conjunto, cada una de las pequeñas zonas es un reino en miniatura. Es una especie de Sacro Imperio Romano de los muebles de segunda mano.
A medida que empezamos a insertar contenido en los espacios, el mapa se va volviendo más interesante. A continuación está el imperio de Craiglist otra vez, sobre el que se han superpuesto las localizaciones más populares que aparecen en los numerosos tablones de «Contactos perdidos» de la web, donde un corazón solitario puede publicar cosas como esta:
Ambos subimos al tren Q en la calle 34. Tú llevabas un chaquetón marinero y tenías en los ojos un centelleo como de Audrey Hepburn. Nuestras miradas se cruzaron unas cuantas veces. Si lees esto, envíame un correo.
Esa es la versión de uno de Manhattan, por lo menos. Los de Portland suelen cruzar las miradas en el autobús. Los californianos flirtean junto a las máquinas elípticas. Pero para casi todo el resto el país, el lugar de los deseos incumplidos es Walmart.
Ahora ya vamos llegando a un punto al que ningún cartógrafo tradicional puede llevarnos y que ningún satélite puede fisgonear. Lo de arriba no es más que una página sencilla y hasta torpona de una nueva clase de atlas: la unión de los terrenos geográficos y del comportamiento.
En los ejemplos anteriores, Craiglist delimitó sus fronteras a priori y lo hizo escogiendo aquellos mercados a los que quería dirigirse. La mayoría de las webs recopilan datos en lugar de proyectarlos, y a partir de estos podemos generar un mapamundi verdaderamente alternativo, mover las fronteras y los contornos para adaptarlos al paisaje humano. Años atrás, un hacker estadounidense se dedicó a reunir datos de Facebook y elaboró un gráfico con los contactos compartidos de los 210 millones de perfiles que había recopilado. A partir de los datos que tenía, dividió el país en unos estados ficticios definidos más por la amistad que por la política. Eran siete: Pacífica (la zona noroeste/Pacífico), Socialistán (California), Mormonia, el Oeste Nómada, el Gran Texas (que incluía Arkansas, Oklahoma y Luisiana), Dixie (en el sureste) y por último, formando una franja de un verde intenso que iba desde Minnesota hasta el Atlántico, pasando por Ohio y abarcando toda Nueva Inglaterra, Caserolandia. Ese es mi tipo de país.
Desde entonces, los smartphones, equipados todos ellos con su minúscula señal de GPS, han revolucionado la cartografía. Matthew Zook, geógrafo de la Universidad de Kentucky, ha creado conjuntamente con especialistas en datos lo que denominan el proyecto DOLLY (acrónimo de Digital OnLine Life and You, es decir: vida digital online y tú). Se trata de un repositorio en el que se pueden buscar todos los tuits geolocalizados desde diciembre de 2011, lo que supone que Zook y su equipo han recopilado miles de millones de sentimientos escritos, todos con su correspondiente longitud y latitud. DOLLY es un recurso increíblemente versátil, cuyas posibilidades justo ahora están empezando a vislumbrarse. El mismo Zook ya le ha dado unas cuantas aplicaciones sumamente personales. En febrero de 2012 su oficina de Lexington sufrió la sacudida de un terremoto y él se asomó a la base de datos para observar cuáles fueron las réplicas emocionales. El siguiente mapa muestra la densidad de las reacciones que se produjeron en Twitter, superpuestas al epicentro geográfico del seísmo. Aquí podemos apreciar los contornos de la sorpresa generada por el movimiento de la tierra:
Zook descubrió que el epicentro emocional del terremoto quedaba un poco al noroeste del epicentro sísmico, en Hazard, Kentucky. Y, por muy simple que pueda parecer, este tipo de descubrimiento es verdaderamente novedoso. Los mapas de Craiglist, por ejemplo, podrían haberse elaborado en la década de 1970; al fin y al cabo, la idea de la sección de «contactos perdidos» de esa web se copió de los periódicos. De modo que, antes de que existiese Internet, si uno hubiese querido, podría haber recopilado los anuncios clasificados de todo un mes del principal periódico, pongamos, de las cien ciudades más importantes del país, procesar los datos y obtener algo muy parecido a lo que hemos visto unas páginas atrás. Incluso esa redefinición geográfica Facebook/Caserolandia era teóricamente posible hace décadas, siempre que se contase con un equipo de encuestadores para entrevistar a millones de personas en sus casas y hacer un seguimiento de los contactos que estos declarasen tener.
Pero el mapa de Zook nos muestra la reacción instantánea de la gente ante un acontecimiento que duró un instante. Si, aun con infinito esfuerzo, hubiese logrado encuestar después a los habitantes de Kentucky, no podría haber generado un informe realista; no es solo que las emociones cambien cuando las recordamos, sino que la cobertura de los medios y todo lo que se hubiera hablado sobre el terremoto habrían contaminado sin remedio los datos. Tampoco es que la gente con smartphone haga que los sismógrafos queden obsoletos, pero el gráfico de Zook refleja el «impacto» del terremoto de un modo mucho más directo que la vieja escala de Richter. En caso de no saber nada más acerca de un terremoto, si hubiese que distribuir ayuda a las víctimas, los contornos de la reacción de Twitter constituirían una guía mucho mejor que las tradicionales ondas expansivas que se ven alrededor del epicentro en un mapa sísmico[34].
Pese a que todos ellos son transitorios, los tuits que se recopilan pueden capturar más que acontecimientos efímeros. Un vídeo en YouTube que demuestra el poder de DOLLY nos enseña el seguimiento que se hizo de la festividad holandesa de Sint Maarten, una especie de Halloween germánico en el que los niños van cantando puerta por puerta para pedir golosinas. En los datos se aprecia que la gente no solo lo celebra en los principales núcleos de población del norte de los Países Bajos, como cabría esperar, sino también en la parte occidental de Bélgica, donde los tuits reconectan a la vieja Holanda con Flandes, su prima hermana cultural. De ese modo logramos una visualización animada de puntos geolocalizados mediante GPS y vislumbramos la sombra de los Habsburgo.
Vistas las posibilidades de lo que ya podemos lograr gracias a un software como DOLLY, la falta de datos longitudinales se hace especialmente dolorosa. En el actual corpus de búsquedas, el tiempo se echa en falta como si se tratase de un miembro amputado fantasma. Twitter ya nos proporciona ahora bastante de esa promesa multidimensional: tenemos todas las emociones y todos los puntos del planeta, pero solo tenemos unos cuantos años recientes con los que trabajar. En Europa, donde la combinación de geografía, cultura y lengua lleva siglos siendo una cosa muy volátil, imaginemos que pudiésemos hacer el seguimiento de Alsacia-Lorena y todos sus cambios de manos —ahora alemana, ahora francesa, ahora alemana, ahora francesa—, con cada nuevo gobierno que impuso su cultura a la gente, como si la región fuese una casa a la que se le dan sucesivas manos de pintura. O pensemos en el Caribe de finales del siglo XV y que fuésemos capaces de ver primero a los soldados que llegaron, luego su religión, luego su lengua que dominó a todas las de la zona, desde las lenguas arawak a las aztecas. DOLLY fue concebido para ver los flujos y las fracturas de una cultura a lo largo de décadas. Ahora lo único que nos hace falta son esas décadas[35].
También podemos encontrar información geocultural en otras fuentes, y aunque en la mayoría de ellas perdemos la inmediatez que tiene Twitter, en su lugar obtenemos otro tipo de detalles. Cuando los sitios web plantean preguntas directamente a sus usuarios, no solo tenemos la posibilidad de afinar el trazado de las fronteras, sino de demostrar que en realidad no existen tal y como habitualmente las concebimos.
A continuación muestro el millón de respuestas a la pregunta «¿Debería ser ilegal quemar la bandera?» que hemos recopilado en OkCupid. En este caso, mi software cartográfico no ha dibujado límites políticos o naturales, sino que se ha limitado a distribuir las opiniones según su latitud y longitud. Este es ciertamente un país definido por sus principios o, mejor dicho, como se puede apreciar, dos países: el urbano y el rural. Se puede distinguir incluso la parte donde uno se inserta en el otro: las comunidades rurales que están río arriba siguiendo el Hudson y la zona vinícola del norte de California; construidas a base de dinero procedente de grandes ciudades, presentan también opiniones propias de una gran ciudad.
mapa de las respuestas a «¿Debería ser ilegal quemar la bandera?»

De forma parecida, y para confirmar la afirmación anterior de que según Google Tendencias la homosexualidad es universal, vemos que las búsquedas relacionadas con la homosexualidad no tienen fronteras ni estados ni países. Abajo vemos un mapa de las descargas de porno gay, según la dirección IP, extraídas de la mayor fuente de descargas de archivos torrent, The Pirate Bay. Este mapa también carece de cualquier línea divisoria predibujada, y a diferencia del anterior que hemos visto de OkCupid, su característica es la solidaridad: aquí vemos dónde vive la gente, desde Edmonton y Calgary a Monterrey y Chihuahua.
Hay tantas maneras de trazar mapas como fuentes de datos existen. Hasta ahora hemos ido abriéndonos camino lentamente, elaborando una dimensión psicológica —cómo nos sentimos acerca de la bandera, del porno…— a partir de nuestros mapas. Pero también se puede hacer a la inversa: los datos permiten partir de abstracciones e ir bajando hasta poner los pies bien firmes en el suelo. Tomemos como ejemplo la higiene, de nuevo a través de OkCupid. Esta es la frecuencia con la que dice la gente que se ducha:
mapa de las respuestas a «¿Con qué frecuencia te duchas?»

Por una parte, la tendencia general refleja el clima: donde hace calor la gente se ducha más. Pero si nos remitimos a los detalles encontramos un par de buenas historias. El color claro del estado de Jersey lo podemos achacar a la obsesión de las estrellas televisivas Pauly D y The Situation por el gimnasio, el bronceado y la lavandería (Jersey es mucho más escrupuloso que los estados que lo rodean). Y en Vermont encontramos la filosofía opuesta: lo ecologista alternativo es más que un simple estereotipo. Vermont es el estado donde la gente se ducha menos en general, y verdaderamente destaca entre sus vecinos inmediatos. Según Google, el animal que tiene ese estado como símbolo es el caballo Morgan. Debería ser un tío blanco con rastas.
La política, el clima, Walmart y, ciertamente, los terremotos son cosas muy relacionadas con el mundo físico, pero en algunos de nuestros datos empezamos a vislumbrar una geografía exclusivamente interna. Pensemos en la lujuria, que en teoría no debería ser de ningún estado en particular. Pues aquí vemos que sí, y es uno que nos sorprende:
mapa de las respuestas a «¿Qué es más importante para ti ahora mismo, el sexo o el amor?»

Este patrón aparece una y otra vez en los datos de OkCupid: el centro septentrional y el oeste del país son sexualmente más abiertos, sexualmente más atrevidos y sexualmente más agresivos. Tal vez en la costa del Pacífico cabría esperar estas actitudes tan poco convencionales, pero no parecen pegar en el caso de muchos de estos estados consumidores de carne roja del centro. Los usuarios de OkCupid de las dos Dakotas, por poner un ejemplo, son políticamente tan conservadores como indica su reputación. El texto de sus perfiles no difiere mucho del de cualquier otro. Por lo que respecta a los demás indicadores, esos dos estados no deberían ser oscuros, pero en los datos apreciamos una misteriosa intensificación sexual. Este patrón inesperado nos desvela otro poder de los datos de Internet: ahora podemos descubrir comunidades que, más que reflejar la geografía, la trascienden.
Estos datos no demuestran que la región de la franja horaria central del país sea una enorme orgía multitudinaria en las praderas. De hecho, la explicación es bastante banal: si buscas a alguien con quien acostarte en un sitio como Pierre, Dakota del Sur, tus opciones locales son escasas. Así que pruebas en una web de contactos para encontrar lo que andas buscando. Es una simple tendencia selectiva de nuestros datos, pero no carece de significado: allí donde la gente no encuentra satisfacción en persona, crea comunidades digitales alternativas. En una web de contactos eso se traduce en comunidades con parecidos intereses sexuales. En otros sitios web de fines más variados, donde los usuarios no se conectan solo para ligar en grupos de dos (y de vez en cuando, de tres), los datos son aún más ricos.
Reddit es la culminación de esa primitiva ambición de Internet: juntar a gente de sitios distantes para que hablen, compartan, discutan, difundan noticias y se rían, donde se suprime el espacio y se genera cercanía personal. Es uno de los sitios más concurridos de la Red[36] y se autoproclama, con razón, «la portada de Internet»: muchas de las chorradas virales que circulan por los grandes sitios agregadores de contenidos proceden de allí. Mientras escribo esto, y no es broma, veo que hay un vídeo como más visitado en el Huffington Post que se titula: «Este ciervo pensaba que nadie estaba observando mientras se tiraba un pedo. Ahora todo el mundo lo ha visto». Te puedo asegurar que el primero en verle tirarse un pedo fue Reddit.
Lo que resulta raro es que, aun con toda la influencia que tiene, Reddit en realidad no hace nada. No tiene apps, ni juegos, ni perfiles como tales. Sus oficinas de Nueva York consisten en un espacio en un despacho compartido más pequeño que mi dormitorio. El propio sitio web no consiste más que en una serie de enlaces publicados por los usuarios, quienes votan, comentan y recomentan sobre los comentarios, modifican y redifunden, de tal modo que parecen el grupo de amigos más grande del mundo sentados en el sofá más grande del mundo. Son pocos los usuarios de Reddit que se conocen unos a otros por su nombre, por no hablar de que se conozcan en persona, pero sus vínculos no son menos estrechos a causa de ese anonimato: una mujer de 40 años de la bahía de San Francisco publicó que estaba sola para el Día de Acción de Gracias. El hilo de su publicación acumuló más de 500 comentarios en unas cuantas horas (incluidas, por supuesto, numerosas invitaciones para ir a comer al día siguiente) y se fue extendiendo a toda velocidad, tal cual, hasta conectar a usuarios de Reddit de muchas otras ciudades.
El sitio está organizado en forma de miles de subreddits temáticos. Cada uno de ellos lo crea y lo modifica el usuario, y todos cuentan con sus seguidores, comentaristas y publicadores devotos. Son lugares donde la gente ha creado verdaderas comunidades virtuales a partir de la nada, del espacio vacío. Encuentras cosas como juegos, tecnología, música o fútbol americano junto a multitud de temas de cosecha propia que solo encontrarás en Reddit, como en los ejemplos siguientes:
explícamelocomosituviesecincoaños – «En el hinduismo y en el budismo, en los que los muertos se reencarnan, ¿cómo miden el crecimiento poblacional?»
soyun – «Soy un periodista que cubre al gobernador de New Jersey Chris Christie. ¡PLQQ! [pregúntame lo que quieras]»
hoyheaprendido – «HHA que la ciudad de Boring (aburrido), en Oregón, se ha hermanado con la de Dull (tedioso), en Escocia, para promocionar el turismo conjuntamente»
preguntaenreddit – «Exfumadores de Reddit, ¿qué os funcionó de verdad para conseguir dejar de fumar?»
quiénganaría – «Superman Prime contra Superman con Guantelete del Infinito»
En la página siguiente presento un gráfico con los 200 temas más populares, y ese mapa bien podría calificarse de «Estados Unidos de Reddit». Es un tipo de división geográfica parecida a la de Craiglist que hemos visto antes —de hecho, se ha elaborado mediante el mismo algoritmo—, pero en lugar de una geografía física, constituye una geografía de los intereses de la psique colectiva de Reddit. Y presenta comunidades distintas pero relacionadas. El tamaño de cada uno de los estados corresponde con la popularidad del tema, y el software yuxtapone los temas semejantes en función de los comentarios cruzados entre subreddits.
Igual que hicimos antes al encontrarnos con una manera poco usual de presentar los datos verbales, conviene buscar algún término conocido para hacernos una idea de cómo encaja todo. A mí me resultó fácil. Mi juego favorito, Magic: The Gathering (magicTCG), se halla atinadamente rodeado por sus desafortunados compañeros naturales como Mens-Rights (derechos de los hombres), whowouldwin (quiénganaría) y mylittlepony. De modo parecido, muchos deportes (nfl, nba, fórmula 1 y demás) se agrupan en la parte inferior. Todo lo relacionado con pokemon se agolpa hacia la parte izquierda. Alineados con el margen derecho están temas como Britishproblems, Australia y soccer. También tiene lógica que los subreddits más populares se hallen en el centro, es decir, no demasiado lejos de nada. El color gris corresponde a lo densamente tejido que está cada subreddit. Muestra hasta qué punto la gente que publica allí lo hace solo allí. Cuanto más oscuro es el gris, más aislado está el hilo. Todo esto es una abstracción, pero nos enseña cómo puede irse ubicando la gente según las cosas que le interesan o le parecen divertidas o importantes en lugar de por el sitio en el que duermen por las noches. Es el mapa de una conciencia colectiva particular.