Agradecimientos
Este proyecto y mi vida misma habrían volado con el viento hace mucho tiempo, como páginas sin encuadernar, sin mi mujer, Reshma. Gracias por tu apoyo incondicional, tu abnegación y tu amor.
Gracias a Max Krohn, Sam Yagan y Chris Coyne por crear OkCupid y por tenerme a su lado. Ha sido un privilegio trabajar con y para vosotros, chicos, estos últimos quince años.
Gracias a mi agente, Chris Parris-Lamb, que convirtió Dataclismo en una propuesta sólida a partir de una conversación inconexa en un bar, y a Amanda Cook, mi editora en Crown, que se hizo cargo del asunto a partir de entonces. Cualquier éxito que pudiera derivarse de este libro se debe a su paciencia y su pericia, que convirtieron meras ideas en algo que vale la pena leer. Gracias también a Emma Berry, asistente de edición, y al equipo de diseño, en especial a Chris Brand, por dar vida a Dataclismo, y a Annsley Rosner, Sarah Breivogel, Sarah Pekdemir y Jay Sones por ayudarlo a salir al mundo. El apoyo y la visión de Molly Stern, Jacob Lewis y David Drake hicieron posible todo lo anterior. Gracias también a Allison Lorentzen, de Penguin, por guiarme en mis primeros pasos por el mundo editorial.
Gracias a James Dowdell, mi versátil investigador de datos y programador. James se ha encargado del trabajo fundamental con bases de datos que hay detrás de Dataclismo y además ha elaborado muchos de los mapas y los gráficos del libro. Gracias a Tom Quisel y Mike Maxim por extraer (¡y reextraer!) datos de OkCupid y por haber ejercido de excelentes bancos de pruebas para mis diversas ideas estadísticas.
Gracias a mis padres y a mi hermana por sus ánimos y por ser los cimientos de mi vida. Gracias a la familia Patel por su apoyo, y en especial a Reshma, mientras dedicábamos nuestros días, semanas y meses a acabar este libro.
Gracias a Eddie Lou, de Shiftgig; a Tim Abraham, de StumbleUpon (y ahora de Twitter); a Ryan Ogle y Sean Rad, de Tinder; a Jim Talbot, de Match; a Tom Jacques, de Datehookup, y a Erik Martin, de Reddit, por sus datos y por brindarme acceso a ellos. Gracias a Michael Tapper y Ben Murray por leer borradores, y a Sean Mathey, de Mathey & Tree; a Eric Brown, de Franklin, Weinrib, Rudell & Vassallo, y a John Therien, de Smith Anderson, por las labores legales. Gracias a Doug Demay por unos consejos que no por informales fueron menos sabios. Por último, gracias a Jed McCaleb y Justin Rice, quienes tanto me han enseñado, desde los dados de veinte caras al bitcoin, pasando por Dylan y Ulises; mi vida y este libro se han enriquecido mucho con vuestra amistad.