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Sally y Cindy habían seguido a Adam y a Watch a través del hiperespacio. Con la ayuda del pequeño alienígena mantuvieron la distancia necesaria para no ser vistos.

Cindy estaba convencida de que los alienígenas que habían secuestrado a sus amigos pensaban que el control de la otra nave había sido devuelto a los extraterrestres; es decir, a los dos cobardes a quienes finalmente Sally había amarrado y encerrado en el puente inferior del platillo volante. Su compañero se había asegurado de que así lo creyeran. Estaba interpretando el papel de héroe en la lucha que libraban humanos y extraterrestres. Sin embargo, por mucho que Cindy confiara en él, le preocupaba que Sally pudiera tener razón. Tal vez el pequeñajo les estuviera conduciendo hacia una trampa.

No obstante… parecía tan sincero…

Durante el viaje hacia su planeta, el pequeñajo alienígena había hecho muchas preguntas. Parecía haber ocupado todo su tiempo estudiando a los humanos desde que tuvo edad de leer.

“¿Por qué fuisteis a lo alto de las colinas, junto al agua?”.

—Para estar más frescos-respondió Cindy—.Últimamente ha hecho mucho calor en nuestro pueblo. Por eso, la noche en que vosotros llegasteis, fuimos en nuestras bicicletas hasta el pantano. ¿Las habéis visto?

“No. Justo en el momento de aterrizar, mis maestros me dijeron que permaneciera en el puente inferior de la nave”.

—No deseaban que vieras hasta dónde llegaba su crueldad-dijo Sally con tono irritado.

“Si estás en lo cierto, me siento responsable y molesto. Debo hacer un informe para nuestro gobierno. La gente tiene que saber lo que está sucediendo”.

Sally resopló malhumorada.

—En nuestro mundo, si haces un informe al gobierno, ya puedes esperar sentado la respuesta. Es mucho más rápido y efectivo ir a la televisión.

“Conozco vuestra televisión. La he estudiado. Os gusta mirar diferentes espectáculos. Algunos de ellos se refieren a los viajes espaciales, aunque vuestra raza aún no ha avanzado lo suficiente como para viajar mucho más lejos de la órbita terrestre”.

—Hemos ido a la Luna-replicó Cindy—.Y muy pronto llegaremos a Marte.

—Si conoces nuestra televisión-comentó Sally, —entonces habrás visto programas acerca de vosotros. Sabemos mucho de alienígenas. Sabemos que aparecéis en medio de la noche, masacráis nuestro ganado y secuestráis a nuestros niños. No nos subestimes. Si tratáis de invadirnos, no nos vais a coger por sorpresa.

El pequeño extraterrestre miró a Sally fijamente.

“Yo no soy un alienígena. ¿Es que todavía no habéis comprendido?”.

Cindy se apresuró a intervenir.

—Lo que Sally quiere decir es que tú para nosotros eres un alienígena. Estoy segura de que en tu mundo tu aspecto es completamente normal. Allí, las alienígenas somos nosotras.

“Vosotras no sois alienígenas para nosotros. Eso no es imposible”.

—Entonces tu gente debe de ser más tolerante que la nuestra-dijo Cindy.

—Lo que es seguro es que son iguales de violentos-gruñó Sally.

El alienígena inclinó la cabeza.

“Mi gente no es perfecta. Tenemos nuestros problemas”.

El tiempo transcurría con lentitud a medida que el platillo continuaba su viaje de regreso al mundo ignoto de los extraterrestres.

Arriba, muy alto, aquel sol extraño continuaba aumentando de tamaño mientras volaban raudos hacia el centro del sistema solar.

Al cabo de unas tres horas, después de haber efectuado el salto a través del hiperespacio, tuvieron ante ellos la impresionante vista del planeta azul y blanco. Cindy y Sally se sorprendieron al comprobar que aquel mundo tan lejano tenía un satélite semejante al de la Tierra. Durante un instante las dos amigas se preguntaron si acaso no habrían estado desplazándose en un amplio círculo.

Pero no era ése el caso. Se hallaban muy lejos de casa. Además, estudiando con un poco más de detenimiento aquél nuevo mundo que cobraba forma ante sus ojos, comprobaron que eran incapaces de reconocer sus continentes.

El pequeño alienígena dirigió la nave hacia una gigantesca estación espacial.

—¿Estás seguro de que es aquí dónde han traído a Adam y a Watch? —quiso saber Cindy mientras se acercaban a la extraordinaria estructura.

“Sí”.

—¿Cómo lo sabes? —preguntó Sally.

“He sido informado por el sistema que vosotras llamáis radio”.

—Dime, ¿es posible que los dos alienígenas que hemos encerrado en esta nave se comuniquen telepáticamente con tu gobierno para advertirle que nos hemos hecho con el control del platillo volante? —inquirió Sally.

“He erigido una barrera mental alrededor de esta nave para que mis pensamientos sean los únicos que puedan entrar y salir”.

—¿Qué pretende hacer tu gente con Adam y con Watch? —preguntó Cindy.

La enorme estación espacial se encontraba ahora muy próxima. Estaban acercándose a la parte superior de la estructura, cuando una gran puerta negra se abrió ante ellos.

“No lo sé”.

—¿Qué razón te dieron tus maestros para viajar a la Tierra? —insistió Sally.

“Me dijeron que íbamos allí a observar. A aprender”.

La nave avanzó lentamente y se introdujo en la estación espacial.

—Bueno, espero que hayan aprendido una lección-dijo Sally—.Tú has mencionado que tenías un plan para rescatar a nuestros compañeros. Dinos, ¿cuál es ese plan?

“Es difícil de explicar”.

La mano de Sally se movió hacia la pistola que conservaba sujeta en su cinturón.

—Será mejor que nos des una respuesta más convincente. Hasta ahora he confiado en ti, pero antes de abandonar la nave quiero saber qué te traes entre manos.

El pequeño alienígena parecía confundido y echó un vistazo a sus manos.

“No traigo nada entre las manos, Sally”.

Sally lanzó un bufido de irritación.

—Dime simplemente cómo vamos a sacar a nuestros amigos de este cilindro metálico.

La diminuta criatura medito durante unos instantes.

“Ninguno de nosotros abandonará esta nave. Al menos no por el momento. Voy a tratar de organizar lo que vosotras llamáis un motín”.

—¿Qué has dicho? —Cindy contuvo la respiración.

“Voy a emitir el mensaje de que vuestros amigos han sido cogidos por la fuerza y hechos prisioneros. Ya os he explicado que ese acto constituye una violación de nuestras leyes fundamentales. Pero sólo puedo hacerlo cuando sepa exactamente dónde están Adam y Watch, y después de haberme enganchado en lo que vosotros llamaríais una red juvenil computarizada. La diferencia es que esta red funciona con telepatía y no a través de módems como tenéis en vuestra cultura actual”.

Sally miró a Cindy, sorprendida.

—¿Has entendido lo que ha dicho? —preguntó a su amiga.

—No estoy muy segura-replicó Cindy y, volviéndose hacia el alienígena le preguntó: —¿Por qué motivo debes saber primero en qué lugar se encuentran Adam y Watch?

“En nuestra cultura, al igual que en la vuestra, los chicos solemos cometer travesuras. Tengo que demostrar que vuestros amigos han sido capturados y la mejor manera de hacerlo es conduciendo a tantos chicos de mi edad como me sea posible reunir hacia el sitio dónde se encuentran Adam y Watch”.

—¿Y qué sucederá si los tienen en un área restringida? —preguntó Sally.

“En nuestra cultura se supone que no existen las áreas restringidas”.

—¿Por qué debes conectarte a una red? —insistió Sally—.¿Por qué no puedes simplemente emitir el mensaje con esa gran cabezota tuya…? Quiero decir… con tus grandes habilidades telepáticas.

“Es más fácil a través de una red. La red está programada de tal modo que las interferencias son eliminadas. Así, podré llegar a mucha más gente”.

—Cuando dices motín… ¿te refieres a hordas de chicos de tu edad saqueándolo y quemándolo todo? —inquirió Sally.

La idea pareció asustar al pequeño alienígena y se tomó unos instantes para responder.

“No. Quiero decir que mi gente se reunirá y exigirán que Adam y Watch sean liberados. Es el único plan que se me ha ocurrido”.

Sally miró a Cindy y movió la cabeza en un gesto de incredulidad.

—Creo que nuestro pequeño amigo subestima las intenciones de su gobierno.

—¿Qué quieres decir? —preguntó Cindy.

—Piensa en ello. Resulta evidente que las naves aterrizaron en Fantasville con la intención de coger rehenes. Los alienígenas que capturamos no formaban parte de una expedición científica. Fueron allí para secuestrar seres humanos, ni más ni menos. Lo que significa que no es la primera vez que lo hacían.

—¿Pero de qué estás hablando? —insistió, Cindy alarmada.

—Estoy casi convencida de que este pequeñajo está de nuestra parte. Pero también creo que es demasiado ingenuo. Su gobierno seguramente ha emprendido miles de acciones secretas que él ni siquiera sospecha. Y por esa razón sus maestros le ordenaron que se escondiera en el puente inferior del platillo mientras se dedicaban a secuestrarnos. Te apuesto lo que quieras a que jamás será capaz de averiguar adónde han sido llevados Adam y Watch, especialmente si permanece dentro de esta nave. —Sally hizo una breve pausa y luego preguntó al niño extraterrestre—:¿Has comprendido lo que he dicho? Dime… por cierto, ¿cómo te llamas?

“Ekwee 12”.

—¿Te importa que te llame Ek? —preguntó Sally—.¿No? Estupendo. ¿Has comprendido lo que he dicho?

“Sí”.

—Bien… ¿y qué opinas?

“Espero que estés equivocada”.

Sally no tuvo más remedio que echarse a reír, aunque no de alegría.

—Bueno, amiguito, tú puedes esperar cuanto quieras. Pero yo creo que tendremos mucha suerte si conseguimos salir de esto con vida. Una cosa es segura, en el muelle habrá un grupo de guardias esperándonos.

“No. Ya he enviado un mensaje antes diciendo que había tomado el control de la nave, tal como se lo había prometido a mis maestros. No habrá guardias esperándonos”.

—Ek, odio decirte esto-dijo Sally, —pero estás a punto de recibir tu primera lección en el universo real. Esta nave disparó contra la otra. Y eso no es ninguna tontería. Habrá guardias esperándonos y estarán armados. En cuanto se detenga la nave, quiero que les dejes entrar. Cindy y yo nos esconderemos. Tan pronto como les veamos, les apuntaremos, los desarmaremos y los encerraremos junto a ese otro par de idiotas. Quiero que ajustes nuestras armas a la posición de disparo adecuada. No quiero matar accidentalmente a nadie. Me sentiría culpable.

Ek se llevó las manos a la cabeza.

“¿Piensas disparar si entran en la nave?

—Sí-repuso Sally con firmeza—.Escucha, uno de esos tipos ya me disparó una vez y me desperté con un espantoso dolor de cabeza. Tengo derecho a tomarme la revancha. Ek hizo un gesto señalando el visor de la nave.

“Estamos a punto de atracar. No debería tener problemas para conectarme a la red desde aquí mismo. Espero que estés equivocada, Sally”.