14. AKETATÓN, CIUDAD DE ATÓN

Amarna es una ciudad cósmica, región de luz donde todo está arquitecturado con relación a la irradiación solar.

Esta capital de un reinado, cuyo destino se fijó de antemano, era la propiedad de un dios, Atón. Por lo tanto, hemos de intentar ahora captar su verdadera naturaleza.

Hubo quien supuso que el culto de Atón era de origen sirio y que las religiones asiáticas influyeron sobre Aketatón. La tesis carece de todo fundamento. Se ha demostrado que «Atón» no tiene ninguna relación con el semítico «Adón», cuyo significado es «Señor».

Atón está representado por un disco solar del que salen rayos que terminan en manos, algunas de las cuales ofrecen la «llave de vida». En el borde inferior del disco, un uraeus, cobra erguida que lleva en el cuello una llave de vida. La asimilación de los rayos solares con los brazos de la divinidad es una concepción simbólica muy antigua. Su representación existe ya en una estela de Gizeh que data de la época de Amenofis II. Se conoce un texto referente a Amón-Ra, que dice así: Tú eres el único, posees numerosos brazos, diriges tus brazos hacia aquellos a los que amas.

El círculo del sol es análogo al del mundo, que está regido por la ley de la serpiente, de las metamorfosis incesantes. Las manos del sol ofrecen vida y felicidad, revelan las fuerzas divinas que, cotidianamente, aseguran la buena marcha del cosmos.

Respiro el dulce aliento

que sale de tu boca,

declara Akenatón.

Veo tu belleza cada día,

mi deseo es oír tu dulce voz,

semejante al viento del norte,

sentir mis miembros vigorizados por la vida,

gracias a ti.

Dame tus manos,

que guardan tu espíritu

para que pueda recibirlo,

vivir gracias a él.

Pronuncia mi nombre en la eternidad,

y no perecerá jamás.

(Trad. de Gardiner)

El rey dirige a su dios una verdadera declaración de amor. La vida descenderá a Akenatón a través de las manos del sol.

«Señor de todo lo que rodea el disco», Atón es a la vez emisor y receptor. Emisor, porque es manantial del universo; receptor, porque toma la forma del sol, que la acción del rey hace salir al amanecer.

Con demasiada frecuencia, se ha confundido al dios Atón con el disco solar. En realidad, se trata sólo de su forma favorita. Aunque se expresa muchas veces a través del sol, Atón no es solamente un astro. Fuerza vital por excelencia, energía que hace crecer toda cosa, Atón adopta exclusivamente el «canal» del sol para manifestarse con el máximo de esplendor.

Hay que decir que el globo solar no era para los egipcios una potencia anónima. Se trataba de un verdadero rostro de Dios, al que se dedicaban vivas alabanzas.

Por lo tanto, hay que insistir en que la religión amarniana no es una adoración ingenua del astro del día. De hecho, Atón no se expresa en el disco solar, sino en el globo del ojo del sol.

Esta indicación abre amplias perspectivas. En efecto, el ojo del sol constituye uno de los temas capitales del pensamiento egipcio. En el ojo sagrado se encuentran la medida de todas las cosas y el secreto de todas las construcciones vivientes. Al tomar la forma de] ojo del sol, Atón indica que tiene en su poder la clave de la armonía universal y que el hombre, para percibir su sabiduría, debe abrir su ojo interior.

Atón es el motor del mundo y lo recrea en cada instante. Rige el destino de los seres y de las cosas. Por la mañana, los hombres contemplan el esplendor de un mundo renovado cuando Atón surge en el horizonte; al atardecer, sufren la prueba de una muerte pasajera cuando Atón desaparece en el occidente.

Atón es un rey que dirige los destinos del universo. Su nombre puede ser inscrito en un cartucho, como el del faraón. En varias ocasiones se observa que el nombre del rey Atón precede al del rey Akenatón. Este último se considera como el hijo del soberano celeste, cuya obra prolonga, como el hijo inmanente de una potencia trascendente.

Por lo demás, había un culto dedicado a los cartuchos de Atón, como demuestra la parte superior de un altar encontrada en una casa de Aketatón y conservada en el museo de El Cairo (13.255).

Atón es vida que da la vida. Señor del cielo y de la tierra, reside en su templo de la piedra levantada, en el interior de su ciudad, capital de Egipto.

Su mensaje no se halla fijado en una doctrina. La omnipotencia de la luz no puede ser encerrada en un dogma. Habiendo creado el cielo lejano, Atón se alza en él y, desde las alturas de la región de luz, contempla su creación. Millones de vidas están presentes en él y las concede por intermedio de sus rayos. Su luz penetra en los corazones, donde se transforma en la fuerza creadora por excelencia, el amor.

Conocemos la enseñanza de Atón gracias a un cierto número de textos, cuyo redactor fue muy probablemente el propio Akenatón: los de las estelas fronterizas, los himnos y las oraciones grabados en las paredes de las tumbas de los signatarios, dirigidas las últimas ya sea exclusivamente a Atón, ya sea a Atón, el rey y la reina. Existen temas comunes a estos escritos y semejanzas notorias entre ellos. Provienen sin duda de un modelo concebido por la pareja real y del que se podía reproducir la parte deseada.

Dos textos merecen ser traducidos aquí en su integridad, el «pequeño himno a Atón» y el «gran himno». Su lectura resulta indispensable para conocer la religión atoniana en su misma fuente.

El «pequeño himno» a Atón

Se ha encontrado este texto grabado en cinco tumbas de Al-Amarna. En tres ocasiones, es Akenatón quien pronuncia las palabras. En los otros dos casos, se ha autorizado a los dignatarios a expresarse en su nombre.

¡Oh, Atón viviente, señor eterno, eres espléndido cuando sales! Eres resplandeciente, perfecto, poderoso. Tu amor es grande, inmenso. Tus rayos iluminan todos los rostros, tu brillantez da vida a los corazones cuando llenas las Dos Tierras con tu amor Dios venerable que se ha formado a sí mismo, que crea cada tierra y lo que en ella se encuentra, todos los hombres, los rebaños y el ganado, todos los árboles que crecen en el suelo. Viven cuando tú apareces para ellos. Tú eres el padre y la madre de todo lo que has creado.

Cuando apareces, los ojos te contemplan, tus rayos iluminan la tierra entera. Todo corazón te aclama al verte, cuando te manifiestas como su señor Cuando te pones en la región de luz en el occidente del cielo, se postran como si muriesen, con la cabeza cubierta, sus narices privadas de aire, hasta que brillas de nuevo en la región de luz en el oriente del cielo. Sus brazos adoran tu ka, nutres sus corazones con tu perfección. Se vive cuando tú resplandeces, todas las comarcas están en fiesta.

Cantantes y músicos gritan de alegría en el patio de la capilla de la piedra levantada [el benben] y en todos los templos de Aketatón, el lugar de rectitud en que te regocijas. En sus centros se ofrecen los alimentos. Tu hijo venerado pronuncia tus plegarias, oh Atón viviente en sus apariciones. Todos aquellos a los que has creado saltan de alegría ante ti. Tu venerable hijo exulta, oh Atón viviente cotidianamente dichoso en el cielo. Tu descendencia es tu hijo venerado, el único de Ra [el rey]. El hijo de Ra no cesa de exaltar su perfección, Neferkeperuré, el único de Ra.

Yo soy tu hijo que te sirve, que ensalza tu nombre. Tu poder y tu fuerza son firmes en mi corazón. Eres el Atón viviente cuyo símbolo perdura, tú has creado el cielo lejano para brillar en él, para observar lo que has creado. Eres el Uno en quien se encuentra un millón de vidas. Para hacerlas vivir, insuflas el aliento de vida en su nariz. Por la vista de tus rayos, todas las flores existen. Lo que vive y surge del suelo crece cuando tú brillas. Abrevados con tu vista, los rebaños triscan, las aves baten alegremente las alas en el nido. Las disponen para orar al viviente Atón, su creador

El «gran himno» a Atón

Fue grabado en la tumba del confidente del rey, Ay. Para facilitar su lectura, he intercalado títulos que precisan el tema principal abordado en el pasaje.

EL ACTO DE ADORACIÓN

Adoración de Ra-Horajti que se regocija en la región de luz en su nombre de Chu que es Atón, eternamente viviente; el gran Atón viviente que está enfiesta de regeneración, el señor de todo lo que el disco rodea, señor del cielo, señor de la tierra, señor de la morada de Atón en Aketatón; [adoración del] rey del Alto y el Bajo Egipto, que vive de Maat, el señor de las Dos Tierras, Neferkeperuré, el único de Ra, el hijo de Ra que vive de Maat, el amo de las coronas, Akenatón, de gran duración de vida, y su gran reina amada, la Dama de las Dos Tierras, Nefer-Neferu-Atón Nefertiti, que viva para siempre, en salud y en juventud:

El visir, el portaabanico a la derecha del rey, Ay, dice:

NACIMIENTO E IRRADIACIÓN DEL PRINCIPIO SOLAR

Tú apareces en la perfección de tu belleza,

en el horizonte del cielo,

disco viviente,

creador de Vida;

sales en el horizonte de oriente,

llenas cada región con tu perfección.

Eres bello, grande, brillante,

elevado por encima de todo el universo,

tus rayos rodean las regiones

hasta el límite de todo lo que creas.

Tú eres el principio solar [Ra],

riges los países hasta sus extremos,

los sujetas para tu hijo, al que amas.

LA AUSENCIA DEL PRINCIPIO SOLAR ES SEMEJANTE A LA MUERTE

Te alejas,

y, sin embargo, tus rayos tocan la tierra:

Estás delante de nuestros ojos,

y tu camino sigue siendo desconocido[18]

te pones en el horizonte occidental,

el universo queda en tinieblas, como muerto.

Los hombres duermen en sus habitaciones,

con la cabeza envuelta;

nadie reconoce a su hermano.

Si les arrebatan sus bienes de debajo de

la cabeza,

ni siquiera se dan cuenta.

Todos los leones salen de sus cubiles,

todos los reptiles muerden.

El mundo yace en el silencio,

es la más profunda de las tinieblas,

su Creador descansa en el horizonte.[19]

EL RETORNO DEL SOL ES UNA FIESTA DEL ESPÍRITU, DEL CORAZÓN CUERPO. EL UNIVERSO ENTERO CONOCE LA ALEGRÍA DIVINA

Tú [Atón] sales al amanecer, en el horizonte,

resplandeces, disco solar, en el día,

disipas las tinieblas,

difundes tus rayos.

El doble país está en fiesta,

los hombres se despiertan,

se mantienen erguidos sobre sus pies.

Eres tú quien les hace levantarse.

Con su cuerpo que se ha vuelto puro, se visten. Sus brazos hacen gestos de adoración ante tu orto. El universo entero se pone al trabajo, cada rebaño está satisfecho de su pasto, árboles y hierbas reverdecen, las aves, volando fuera de sus nidos con las alas desplegadas, hacen los actos de adoración a tu Potencia vital Todos los animales brincan sobre sus patas, todos los que vuelan, todos los que se posan, viven cuando tú sales. Las barcas izan las velas, remontando descendiendo la corriente. Cada día está abierto, tú apareces. En el río, los peces saltan hacia tu rostro. Tus rayos penetran en el corazón de la Muy Verde [el mar].

EL PRINCIPIO SOLAR SE HALLA EN EL ORIGEN DE LA VIDA Y LA HACE CRECER EN TODAS SUS MANIFESTACIONES

Tú haces que el embrión nazca en las mujeres,

tú produces la semilla en el hombre,

das vida al hijo en el seno materno,

le pones en paz,

con lo que detiene las lágrimas.

Tú eres la nodriza

del que se alberga todavía en el seno,

insuflas constantemente el aliento

para dar vida a toda criatura.

En el momento en que la criatura sale de la matriz para respirar, abres su boca completamente,

le ofreces lo que le es necesario.

El pajarilla está en su huevo,

pía dentro de su cáscara.

Tú le insuflas el aliento en el interior,

le das vida.

Has ordenado para él

un tiempo de gestación medido con rigor,

haciéndole completo.

Rompe su cáscara desde el interior,

sale del huevo, pía

en el instante fijado,

sale y anda sobre sus patas.

EL PRINCIPIO SOLAR ES UNO Y MÚLTIPLE

¡Qué numerosos son los elementos de tu creación,

ocultos a nuestros ojos,

Dios único sin igual!

Tú creas en universo según tu Corazón-conciencia,

siendo así que estabas solo.

EL PRINCIPIO SOLAR CREA DIFERENCIAS ENTRE LAS RAZAS, PERO REPARTE SUS BENEFICIOS SIN DISCRIMINACION

Hombres, rebaños, animales salvajes,

todo lo que vive sobre la tierra,

desplazándose sobre sus pies,

todo lo que está en las alturas

y vuela, con las alas desplegadas,

los países de Siria y de Nubia,

el país de Egipto, tú sitúas cada hombre en su función, le otorgas lo que le conviene. Las lenguas son múltiples, en su manera de expresarse, sus caracteres son diferentes, el color de la piel es distinto, has diferenciado los pueblos extranjeros. Tú creas un Nilo en el mundo inferior, lo haces surgir según tu conciencia para dar vida a los hombres de Egipto, según la manera en que lo has hecho para ti mismo. Tú eres su Dueño, te preocupas de ellos, señor de todas las regiones, sales para ellas. Disco del día, grande en dignidad, das la vida a todo país extranjero, incluso alejado Sitúas un Nilo en el cielo, que desciende para ellos, da formas a las corrientes de agua para regar sus campos y sus ciudades. ¡Cuán excelentes son tus designios, oh, Señor de eternidad! El Nilo en el cielo es un don tuyo a los extranjeros, a todo animal del desierto que anda sobre sus patas; para la tierra amada [Egipto], el Nilo viene del mundo inferior.[20]

EL PRINCIPIO SOLAR RIGE LA ARMONÍA DEL MUNDO. CREA TODO CUANTO EXISTE, PERO PERMANECE EN LA UNIDAD

Tus rayos amamantan todos los campos, sales, viven, crecen en ti. Regulas armoniosamente las estaciones, desarrollas toda tu creación. El invierno tiene como función dar el frescor; el calor, la de hacer que los hombres te aprecien. Creas el cielo a lo lejos, te alzas en él, abarcas con la mirada toda tu creación, permaneces en tu Unidad. Sales en tu forma de disco viviente, que aparece y resplandece, que está lejano, que está próximo, extraes eternamente miles de formas a partir de ti mismo, permaneces en tu Unidad. Ciudades, regiones, campos, caminos, ríos, todo ojo te ve frente a él. Tú eres el disco del día por encima del universo[21] Te alejas, ninguno de los seres engendrados por ti existe salvo para contemplarte únicamente.

EL REY AKENATÓN ES EL ÚNICO QUE CONOCE EL PRINCIPIO CREADOR

Ninguno de aquellos a los que engendras te ve,

resides en mi corazón.

No existe otro que te conozca,

a excepción de tu hijo Akenatón.

Tú le haces conocedor de tus proyectos,

de tu poderío.

SON LOS «MOVIMIENTOS» DEL PRINCIPIO SOLAR LOS QUE DETERMINAN LOS RITMOS DE LA VIDA

El universo viene a la existencia sobre ni mano, como tú lo creas.[22] Sales, y él vive. Te pones, y él muere. Eres la extensión duradera de la vida, todo vive de ti. Los ojos permanecen continuamente fijos en tu perfección hasta que te pones. Te pones occidente, y todo trabajo se detiene.

EL REY AKENATÓN Y SU ESPOSA NEFERTITI SON LOS PRIMEROS BENEFICIARIOS DE LA CREACIÓN. POR ESO SON RESPONSABLES DE ELLA

Cuando sales,

haces crecer todas las cosas para el rey;

el movimiento se apodera de todas las piernas,

pones en orden el universo,

lo haces surgir para tu hijo,

nacido de tu Ser,

el rey del Alto el Bajo Egipto,

viviente de la Armonía universal,

el señor del doble país,

hijo de Ra,

viviente de la Armonía universal,

dueño de las coronas,

Akenatón,

que la duración de su vida sea grande…

que su gran esposa a la que ama,

la dama del doble país,

Nefertiti,

viva y rejuvenezca

para siempre, eternamente.

Atón y la regeneración cotidiana

Atón es el señor de la fiesta del sed, que permite al rey regenerarse mágicamente. Los rayos de Atón aportan al faraón miles de fiestas del sed. Nacido como Atón, Akenatón es eterno como él.

Lo esencial, como señala Marianne Doresse, es que, gracias a Atón, la fiesta de regeneración tiene lugar todos los días. En efecto, los textos indican que, cuando Atón se eleva en el cielo para iluminar la tierra, sus rayos descienden hacia el rey, su hijo bienamado. Las manos del sol son portadoras de millones de fiestas de regeneración para el faraón, el hijo nacido de la luz. Atón transmite al rey la duración de su propia vida, es decir, la eternidad de la mañana y la eternidad de la tarde.

Para celebrar esta regeneración, ritmada por un ritual de la mañana y un ritual de la tarde, Akenatón se revestía con la túnica blanca característica, que habían llevado todos los reyes anteriores a él.

Atón, alegría y amor

La aparición de Atón provoca una alegría que inunda los corazones. La tierra vive una fiesta luminosa. Las aclamaciones brotan de los pechos para reconocer a Atón como rey.

El culto de Atón se nutre de esta alegría, que saluda la belleza de la creación, modelada por lo divino. Akenatón aleja la noche y la muerte. Canta lo que vive, lo que se mueve, todo lo que encarna el dinamismo del ser, ya se trate de comer, de respirar, de jugar o de amar.

Cada mañana supone la espera de un renacimiento, durante el cual se ofrece la vida de nuevo a todas las criaturas. Por la gracia de Atón, nacen la alegría de los hombres, la salud de los cuerpos, la risa de los niños. Por su virtud creadora, se abren las flores y se forman los frutos. Quien glorifica su nombre en la oración se beneficia de sus más dulces ofrendas, el murmullo del viento y del agua. Tan pronto como Atón brilla, el vigor anima a las criaturas, los animales triscan alegremente, las aves vuelan por todas partes. Los corazones se llenan de un suave calor y todos se complacen en respirar.

Atón es también la fuerza de amor que hace que los seres vivientes coexistan sin destruirse y traten de vivir en armonía. «Uniendo todas las cosas con los lazos de su amor», Atón se mantiene atento tanto a las pequeñas cosas como a los grandes acontecimientos. Su pensamiento es «el acontecimiento que produce la vida». Nada está excluido de su amor.

Quien sitúe a Atón en su corazón no conocerá ni la miseria ni la pobreza, puesto que contemplará maravillado la presencia de Dios en todas las cosas. No hay llamadas patéticas dirigidas a Atón, ni súplicas para obtener curaciones o ayudas. La religión de Atón se centra en la alegría. Fertilidad de la naturaleza, abundancia de alimentos son las pruebas tangibles de la irradiación de Atón.

«El Atón —observa Pendlebury— es un dios únicamente creador. Ha creado a todos los seres vivientes y ha subvenido a todas sus necesidades, pero ahí termina su obra. No se encuentra en él ni rastro de una voluntad que recompense el bien o castigue el mal.»

Ahora bien, aunque la dimensión moral y, por lo tanto, humana está efectivamente excluida de la luz en su irradiación divina, engendra no obstante un destino. Atón y el rey llevan el nombre de «Destino que da la vida». Mediante su aparición, Atón responde a todas las preguntas que se formulan los seres. La intensidad de su luz es vida absoluta, total, existencia aquí abajo y vida eterna.