5. ¿CORREGENCIA?
Entre las instituciones políticas del antiguo Egipto, figura lo que se llama la «corregencia», es decir, el poder compartido, durante un tiempo más o menos largo, entre un faraón que va envejeciendo y el sucesor que ha elegido. Se conocen varios ejemplos, hasta el punto de que algunos se han preguntado, no sin motivo, si no se trataría de una regla, cuya mayor ventaja consistiría en asegurar la formación «sobre el terreno» del futuro soberano. El rey en ejercicio le transmitiría así su experiencia.
Durante unos meses o unos días, dos faraones no rivales se repartían las responsabilidades. Ahora bien, aunque el sucesor era siempre el «hijo», no hay que tomar el término al pie de la letra. En diversos casos, se trató de un «hijo espiritual».
Cuando Amenofis IV, el futuro Akenatón, es coronado ritualmente, ¿Amenofis III, su padre, acaba de morir o sigue vivo todavía? Dicho de otro modo, ¿hubo una corregencia entre Amenofis III y su hijo?
La cuestión ha suscitado debates interminables entre los egiptólogos. Algunos sostienen la tesis de que Amenofis IV no fue coronado hasta después de la muerte de su padre, rechazando toda posibilidad de corregencia. Tal es el caso de Redford, por ejemplo, quien afirma que Amenofis IV no figura nunca en los monumentos de su padre y que no hay más que una referencia a su existencia de príncipe, una inscripción sobre una jarra para vino encontrada en las ruinas del palacio de Malgatta. Única certidumbre: Tiyi, esposa de Amenofis III y madre de Akenatón, vivió como mínimo doce años después de la muerte de su marido y permaneció presente, por lo tanto, al lado de su hijo, ejerciendo sobre él una influencia cuyo alcance es difícil de determinar. En consecuencia, sólo se podría hablar de corregencia, dice Redford, y aun así forzando la noción, entre madre e hijo.
En sentido contrario, se han avanzado diversos argumentos en favor de la corregencia. Una estela, procedente de una casa de Al-Amarna y conservada en el British Museum, muestra a Amenofis III sentado, en compañía de Tiyi, delante de un altar cargado de vituallas. Encima de él, el dios Atón, rodeado de rayos, sostiene una llave de vida ante la nariz del rey. El rey aparece cansado, encorvado, envejecido. Uno de sus brazos pende sobre sus rodillas. Si se admite que la imagen le representa cuando todavía estaba con vida, el documento probaría que la corregencia duró por lo menos nueve años. Pero se acepte esto o no se acepte, la escena indica que Amenofis III y Tiyi participaban en la celebración del nuevo culto.
Más demostrativa aún resulta una estatuilla que lleva los nombres de los dos faraones y el del dios Atón. Según ciertos eruditos, dado que este tipo de documento no aparece antes del año 9 del reinado de Akenatón, se deduce que Amenofis III seguía vivo nueve años después del coronamiento de su hijo.
Se puede, sin duda, añadir al expediente la representación de padre e hijo, ambos coronados, sobre la cara oriental del zócalo norte del tercer pilono de Karnak. Aldred calcula que los años 2830 del reinado de Amenofis III corresponden al sexto año del reinado de su hijo y que el ejercicio conjunto de la soberanía duró como mínimo ocho años, tal vez más.
Los defensores de la realidad de la corregencia consideran como prueba decisiva la escena representada en un bloque procedente de Athribis, donde se ve a Amenofis III y Amenofis IV presentando juntos una ofrenda a una divinidad. Según ellos, y debido a factores de datación, esta práctica ritual tuvo lugar después del advenimiento de Amenofis IV.
La tesis extrema milita en favor de una corregencia de doce años, basándose en una carta al rey Dusratta descubierta en los archivos de Amarna y que hace referencia al luto de la corte. Se trata claramente del fallecimiento de Amenofis III y de la segunda toma de poder de Akenatón, esta vez en solitario.
Una dificultad parece oponerse a la utilización de este documento capital. En efecto, falta el comienzo del texto, y sólo se lee:… 2. Por lo tanto, no queda más remedio que poner una cifra antes del 2, una cifra que no puede ser más que 1. Poner un 2 y leer «año 22» es imposible, puesto que el reinado de Akenatón no se prolongó tanto. Comprender simplemente «año 2» es asimismo imposible, puesto que resulta notoria la presencia de una laguna.
¿No hubo corregencia? ¿Hubo dos años, seis, ocho o doce de corregencia? ¿Amenofis III permanecía en Tebas, mientras que Akenatón reinaba en su nueva capital? ¿Residían los dos reyes juntos en Aketatón? Estas preguntas permanecen sin una respuesta definitiva.