Prólogo

Yo, sir Hamish Pickering, en plena posesión de mis facultades mentales, pero con un cuerpo enfermo, escribo mis últimas voluntades y testamento.

He llegado a lo más alto que puede llegar un hombre común, pese a tener el doble de cerebro, sabiduría y fortaleza que la holgazana aristocracia. Sin embargo, una mujer puede aspirar a una boda tan buena como su aspecto le permita, incluso hasta ser duquesa.

En esto, mis propias hijas me han fallado miserablemente. Morag y Finella, he gastado dinero en vosotras para que pudierais conseguir una buena boda, pero no erais lo bastante listas. Esperabais que os sirvieran el mundo en bandeja. Si cualquier mujer de esta familia quiere otro penique más de mi dinero, será mejor que se ponga manos a la obra para ganárselo.

Por lo tanto, determino que toda mi fortuna quede fuera del alcance de mis inútiles hijas y se conserve en fideicomiso para la nieta o la biznieta que se despose con un duque de Inglaterra o con un heredero de dicho título, en cuyo momento el fideicomiso le será entregado a ella y solo a ella.

Si tiene hermanas o primas que fracasen en ese empeño, recibirán, cada una, una renta vitalicia de quince libras al año. Si tiene hermanos o primos, aunque la familia tiende a engendrar hijas, lo cual es una verdadera lástima, recibirán cinco libras cada uno, porque eso es todo lo que yo tenía en el bolsillo cuando llegué a Londres. Cualquier escocés digno de ese nombre puede convertir cinco libras en quinientas en unos pocos años.

A cada muchacha le será entregada una suma fija cuando haga su debut en sociedad, para vestidos y demás.

En caso de que tres generaciones de chicas Pickering no lo consiguieran, me desentiendo de todas vosotras. Las quince mil libras en su totalidad serán para pagar las multas y aliviar las penurias de los que desafían al recaudador de impuestos para exportar ese espléndido whisky escocés que ha sido mi único solaz en esta familia de imbéciles. Si vuestra pobre y santa madre os viera ahora…

Firmado:

SIR HAMISH PICKERING

Testigos:

B.R. STICKLEY, A.M. WOLFE

Del bufete de abogados Stickley & Wolfe