Tyler
Así que no fuiste a la cafetería del hospital.
—Directamente no. Eso ya se lo he contado a la policía.
—Sí, tengo el informe. Dices que querías ir primero a ver a tu madre.
[Silencio. Aproximadamente diez segundos].
—¿Por qué querías ir a verla sin decírselo a tu padre?
—Qué pregunta tan gilipollas, de verdad.
—Dadas las circunstancias, Tyler, me parece que es una pregunta de lo más pertinente.
—¿Sabe esas películas con pacientes en coma que oyen la voz de un ser querido y…, yo qué sé, mueven una mano o parpadean…, cosas así? Es una estupidez.
—¿Pensaste que podrías comunicarte con tu madre? ¿Que te oiría a pesar del coma?
—Ya sé que suena lamentable, pero sí, supongo que sí.
—¿Qué querías decirle?
—¿Y eso qué más da, joder, si no llegué a tener la oportunidad?
—Sí da, Tyler. Lo que querías decirle es importante y mucho. Es importante para ti, para que puedas superar esta tragedia. ¿Qué querías decirle?
[Silencio. Aproximadamente quince segundos].
—Dilo y ya está, Tyler. Dime lo que le habrías dicho de haber tenido la oportunidad.
—Quería decirle…
—[Respiración. Llanto].
—Quería… Quería pedirle perdón. Por no contestar a sus llamadas, por ser tan cruel con ella cuando necesitaba… Ah, joder.
[Ruido de sorberse la nariz].
—Vamos muy bien, Tyler. Sigue.
—Debió de echar de menos a su familia. Debió de sufrir muchísimo. Eso me mata. Lo que hizo fue una cagada muy grande, estuvo mal pero de verdad y quizá aún no se lo he perdonado. Pero la abandoné y ella no habría hecho eso nunca conmigo. Jamás me habría dado la espalda de haber estado yo enfermo, por muchas cosas que hubieran pasado. Así que, por raro que parezca, yo me porté peor que ella. Y la echo de menos, joder. La echaba de menos hasta cuando la odiaba. Tengo la impresión de que llevo toda la vida echándola de menos.
[Silencio. Aproximadamente tres minutos].
—¿Por qué no entraste en su habitación?
—Lo intenté. Me quedé en la puerta, pero estaba enchufada a un montón de máquinas. Parecía muerta y me entró pánico. Estaba tan pálida…, tenía los labios del mismo color que la cara. Y luego ese olor, ¡Dios! Olor a hospital a lo bestia, me ponía malo. Y estaba allí cuando oí una puerta cerrarse de golpe, así que salí a ver si había algún sitio donde tomar un poco el aire. Vi que alguien acababa de salir por la puerta de incendios. Salí y estuve sentado un ratito fuera.
—¿Qué te parecía que la fueran a operar? Me refiero a la idea de tener que convivir con las complicaciones de su enfermedad.
—Me daba terror que fueran a rajarla. ¿Y a quién no? Pero también quería cambiarlo todo, no sé… Mi comportamiento anterior. Quería ayudar e intentar ser una persona mejor, en vez de un cretino. Pero cuando volví a entrar habían saltado las alarmas y había un montón de enfermeras en su habitación y mi padre vino y me dijo que había muerto.
—¿Qué tal estaba él?
—Pues muy tranquilo, como está siempre. Como era antes. Antes de que todo se estropeara.
—¿Y eso te pareció raro?
—En ese momento todo era raro, un caos. Pero mi padre es así. Por eso es tan buen médico, supongo.
—¿Sospechaste que había ocurrido algo raro?
—¿Quiere decir si pensé que alguien había asesinado a mi madre? No, claro que no. No lo supimos hasta cuatro días después, cuando le hicieron la autopsia. Entonces fue cuando vino la policía.
—Tyler, hay circunstancias atenuantes y tus probabilidades de llegar a un acuerdo con el fiscal si confiesas ahora son excelentes.
—¿Cómo?
—Solo te estoy diciendo que si hablaras ahora te resultaría beneficioso a largo plazo…
—¡Que yo no maté a mi madre, joder! Después de todo lo que le he contado, ¿cree que fui yo? ¡Váyase a tomar por culo, señora! Se lo digo en serio.