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El obsesivo-compulsivo
El trastorno obsesivo-compulsivo es un esquema que se impone en la mente en forma de ideas, pensamientos absurdos e irracionales que no se pueden explicar. Es absurdo, parásito, irracional, vergonzoso. La persona que lo sufre dice: «Yo sé que es una tontería, pero no puedo dejar de hacerlo». Estas ideas les generan angustia, ansiedad o miedo, y tratan de neutralizarlas con un ritual que en principio les genera alivio, pero luego les trae más angustia.
Recordemos que todos tenemos rasgos obsesivos y que no debemos confundirlos con el trastorno obsesivo-compulsivo, cuyas características son:
- Todo pasa por la razón y no por la emoción. Si una empleada le dice a su jefe: «Estoy embarazada», el jefe piensa y dice: «Ah, ¿quién te va a reemplazar?»
- Alto compromiso con las normas, ya sean de trabajo, morales o familiares.
- Duda permanente. «¿Lo hago todo bien?». Una vez realizada la tarea la disfrutan y se relajan, pero hasta ese momento la duda los hace estar encima de los otros todo el tiempo.
Además, las personas que padecen el trastorno obsesivo-compulsivo pueden reunir una o más de estas cualidades:
- Son ordenadas y rígidas.
- Son inflexibles. Es raro que cambien de opinión.
- Son reservadas, distantes y poco románticas.
- Les gusta trabajar con conocidos, no así con desconocidos.
- Son extremadamente ahorradoras.
- Sus recuerdos son sólo datos. No activan las emociones, por eso les cuesta apreciar el arte, la estética, la literatura.
- Sus movimientos son rígidos y a veces prefabricados.
- Son aduladores con sus superiores, y exigentes y controladores con sus subordinados.
- Ven la vida en términos de blanco y negro. De todo o nada.
- Su ira se expresa en forma de hiperexigencia.
- Son aburridos y burócratas.
¿Cómo piensa el obsesivo?
La terapia cognitiva ha descubierto que el obsesivo tiene estas creencias:
- «No debo cometer errores. No debo fallar, el fracaso es intolerable». (Si no logra el cien por cien es un fracaso total.)
- «Debo estar encima de todo, sólo puedo contar conmigo mismo para que las cosas salgan bien».
- «Debo controlar mis emociones y el ambiente es el descontrol».
- «Si retraso las cosas, saldrán mejor; tendré más tiempo para pensar».
- «Preocuparse es bueno porque ayuda a mejorar las cosas».[12]