Anteriormente, en 13 Milímetros

Annibal Scorpio, un narcotraficante de veintiocho años y con un puesto de renombre dentro del mundo del crimen, ve amenazada su hegemonía. Comienzan a sucederse una serie de asesinatos de hombres pertenecientes a su organización, todos ellos firmados de un modo particular: una estrella arrojadiza con el número trece grabado en el metal.

El asesino en las sombras no solo oculta su identidad a Scorpio y los suyos, cada vez más inseguros porque puedan ser los siguientes, sino que también mantiene en jaque a la policía. En concreto, a Wolfgang Sawyer, sargento de la Brigada contra el Crimen Organizado en la ciudad, así como al resto de su equipo. Al identificar los cadáveres, pronto los enlazan con el hombre que los lidera. Tratando de esclarecer lo sucedido, y a pesar del riesgo que puede conllevar, Sawyer y los suyos visitan a Scorpio en varias ocasiones. Como es de esperar, los policías no sacan mucho en claro, pero la información que leen entre líneas les permite descartar al propio Annibal como implicado en los crímenes. Además, averiguan que desconoce, tanto como ellos, quién es el asesino.

Las pistas que la policía tiene por el momento, además de los cuerpos, son las estrellas ninja, proyectiles, casquillos, huellas de neumático… y dos pequeños textos: «Aúlla mientras puedas» pintado con espray en la pared de un escenario del crimen y «A la segunda va la vencida» en una nota dentro de la chaqueta de uno de los muertos. Creen que apuntan a Rafael Espinosa, también conocido como «el Lobo» y mano derecha de Scorpio. Eso les hace corroborar algo que ya sabían: el homicida invisible sabe muy bien a quiénes está atacando.

Por otro lado, Annibal intenta seguir con su vida. Su orgullo y determinación le alientan a mantener un férreo escudo de cara al exterior, pues tan solo una fisura de debilidad es la excusa perfecta para sus enemigos. Entonces conoce a Angela, que desde el primer momento llama su atención tanto por su físico como por su carácter. Esto no sienta demasiado bien a Deborah, quien profesa sentimientos por él desde hace mucho tiempo.

Pero los asesinatos siguen sucediendo. La muerte de uno de los suyos, Larry Greenwich, en un cochambroso motel hace que Scorpio decida visitar al tipo con el que Larry debía haberse reunido: Nelson Austen. Cuando lo tiene delante, no puede reprimir sus impulsos violentos al creer que se trata del famoso asesino. Tras una brutal paliza, Scorpio acaba con su vida y determina que el hombre para el que Austen trabajaba, O’Quinn, se encuentra detrás de todos los fatales ataques. Annibal ya tuvo problemas con él en el pasado y está dispuesto a llegar adonde haga falta para volver a recordarle quién domina dentro del imperio criminal.