Esculturas de hielo
DAVID B. SILVA
David, que dirige The Horror Show —revista trimestral de terror que, según Dean R. Koontz, es «justo lo que le hace falta al género»—, la dirige de verdad. Es como todos los editores deberían ser para poder defenderse: alto, corpulento, ancho de hombros y debajo de ellos lleva algo que tiene un sospechoso parecido con los músculos. Su primera novela, Child of Darkness, era igual de fuerte.
Ganador de los principales premios del Small Press Writers and Artists Organization (SPWAO), Dave es un californiano de treinta y siete años que avanza como escritor gracias a sus propios méritos y saltos. En este caso, se catapulta hasta conseguir este relato único, gigantesco, el que tarde o temprano todos logramos: para superarlo hay que estirarse mucho y crecer. «Esculturas de hielo» constituye una estremecedora y tierna experiencia de lectura que desencadena un sinfín de emociones y una sensación de fatalidad cósmica que durante años permanecerá alojada con sus aterradores secretos en las neuronas palpitantes del lector.