17 de febrero
Año mil-novecientos-cero-cinco del calendario culé
(1974)
Aquella temporada volvieron a admitirse los extranjeros en la liga española. Se habían cerrado las fronteras desde el fiasco del Mundial de Chile, en 1962. Pero no nos había ido mejor en los mundiales sucesivos (para el de 1970 ni nos clasificamos), así que se decidió abrirlas de nuevo y los equipos se reforzaron. El Madrid apostó por un cerebro alemán, Netzer, y un extremo goleador argentino, Pinino Mas, que se pretendía que cubriera la nostalgia de Gento. El Barça trajo a un interior goleador peruano, Hugo Cholo Sotil, y al mejor jugador del momento, uno de los grandísimos de la historia: Johan Cruyff. Pero el fichaje de este costó no solo dinero (cien millones, récord mundial en la época), sino tiempo. La liga ya avanzaba cuando apareció Cruyff, y a los culés se les empezaba a llamar ranas porque siempre decían «cruyff, cruyff», como si croaran.
Pero llegó Cruyff y fue un vendaval. Atacante pleno, con tendencia a echarse a la izquierda, técnica exquisita, arrancada, anticipación mental. Lo agitó todo a su alrededor. Con él, el barcelonista, que llevaba catorce años sin ganar la liga, pudo por fin decir aquello de «aquest any, sí». Al Madrid, sin embargo, le iba mal. El equipo no rodaba, Netzer, con toda su clase, no superó a Velázquez, y Mas se limitó a dejar algunos remates espectaculares, de volea, a balón pasado en córneres lanzados desde la derecha. Eso y nada más. Tan fue así, que Miguel Muñoz había caído después de catorce años como entrenador del Madrid, en el que había conseguido un feliz tránsito del imperial Madrid de Di Stéfano al Madrid «yeyé». Pero este segundo tránsito ya no lo pudo dar.
Le sustituyó Molowny, tantas veces talismán. Pero esa noche ni eso sirvió. El Barça jugó con: Mora; Rifé, Costas, Torres, De la Cruz; Juan Carlos, Asensi, Marcial (Tomé, 72’); Rexach, Cruyff y Sotil. Por el Madrid: García Remón; Morgado, Benito, Zoco, Rubiñán; Pirri, Netzer, Velázquez; Aguilar (Santillana, 46’), Amancio y Macanás. No hubo partido: fue una ejecución. Asensi (31’), Cruyff (39’), Asensi (53’), Juan Carlos (65’) y Sotil (71’) fueron traduciendo esa superioridad en una cómoda goleada. El mundo culé lo festejó como nunca había festejado nada antes y rebautizó el año 1974 como el año de mil-novecientos-cero-cinco.
El madridismo baja la cabeza, humillado. Zoco, ya veterano, visita a Bernabéu y le dice que ya no está para jugar, que quiere rescindir el contrato y retirarse. Bernabéu le contesta: «Mira, ahora estás bajo un impacto. Cógete tres días, vete con María (María Ostiz, su mujer, célebre cantante de la época) por ahí, lo habláis, lo pensáis y vuelves y me dices». Y Zoco lo hizo: «Me fui tres días con María, lo hablamos, lo pensamos, volví y le dije: “Don Santiago, me retiro”». Y Zoco no volverá a jugar hasta la final de Copa, en la que el Madrid se toma la revancha, justamente ante el Barça (4-0), y a Zoco le hacen salir los últimos minutos para que coja la copa, como capitán. «Al menos me quité el mal sabor de boca, me retiré con esa foto.»
Claro que en aquellos años la Copa no la podían jugar los extranjeros, así que no estuvo Cruyff…