Capítulo 20

Diez hábitos extra que te convertirán en un inversor de éxito

 

 

En el capítulo 23 te presento los que, a criterio de EFPA España (European Financial Planning Association), son los diez errores más comunes de los inversores españoles. Como allí encontrarás sintetizado buena parte del conocimiento financiero convencional y de las buenas prácticas de los inversores, en este he intentado pensar un tanto out of the box (es decir, aplicar el pensamiento creativo, no convencional). Por eso, las habilidades que te describo a continuación no suelen ser las que verás reflejadas en la prensa o en webs especializadas, pero son las que creo que te ayudarán a marcar la diferencia.

Lee los contratos antes de firmarlos

Tildar a la banca de todos los adjetivos negativos habidos y por haber es uno de los deportes de moda nacionales. Los “demonios” más populares en España son “la casta” y “los bancos”.

No pretendo hacer un alegato a favor de la banca, pero lo cierto es que nadie te obliga a invertir en nada que tú no quieras. Que yo sepa, ningún banco puso una pistola en el pecho a ningún cliente para que comprara preferentes, ni tampoco lo hizo para que suscribiese esa salida a bolsa que tan buena publicidad recibió en los medios (y ya sabes a cuál me refiero, ¿verdad “bankero”?).

Lo que ocurrió en episodios como el de las preferentes y otros es que se produjeron malas prácticas informativas. Y me atrevo a exponerlo como afirmación porque no es mi opinión; lo dice la CNMV en su memoria de reclamaciones de 2012: “Las entidades reclamadas no acreditaron la obtención de información sobre la experiencia y conocimientos de los clientes o su perfil inversor en la fase previa a la adquisición de los valores, o se ha puesto en evidencia una utilización inadecuada de la misma”.

consejo.pngSi bien es cierto que pueden existir malas prácticas informativas, también lo es que está en tu mano evitarlas si haces los deberes. Debes leer a fondo todos los documentos y contratos relacionados con la inversión que pretendes hacer y no quedarte con una explicación de cinco minutos que te dan —y que a ti ya te va bien, no nos engañemos— en la oficina de tu banco.

recuerda.pngSiempre debes leer cualquier contrato antes de firmarlo. O lo que es lo mismo:

visto.png   No se lee después de haber contratado el producto, “cuando tenga tiempo”.

visto.png   No se lee después, cuando ya tienes un marrón y entonces sí que te interesas.

visto.png   No se lee después, cuando pierdes hasta la camisa y ves que el contrato alertaba en treinta y siete cláusulas de los riesgos de la inversión (da un poco de vergüenza poner una reclamación judicial: “Mire Señoría, yo, es que tengo un defecto congénito: firmo las cosas sin leerlas, es algo de nacimiento...”).

visto.png   Y muy importante: el contrato debe coincidir con lo que te explican de palabra, porque en caso de duda lo que vale es el contrato y no la palabra (si te explican que funciona “como un depósito”, en el contrato debe decir que ES un depósito y no una “emisión de deuda perpetua”).

No des nada por sabido

Permíteme felicitarte porque, si estás leyendo este libro, es para evitar este punto: no dar nada por sabido.

Si evitamos la parte matemática y los tecnicismos, las finanzas personales (no las finanzas corporativas, las de la empresa, que son otra película) no son tan diferentes a los coches, el cine, la cocina, las celebrities o el fútbol: todo el mundo sabe algo y todo el mundo tiene su opinión propia.

En 2014, EFPA realizó una encuesta entre sus asesores financieros certificados y obtuvo algunos resultados francamente alarmantes:

visto.png   Un tercio de los ahorradores europeos no entiende los conceptos financieros y muestra poco interés en recibir información detallada de los productos (yo añadiría que, si “muestra poco interés en recibir información detallada del producto”, de leerla ya ni hablamos).

visto.png   Cinco de cada diez ahorradores europeos aceptan cualquier recomendación y asignación de activos, sin cuestionar a sus asesores financieros.

recuerda.pngAyúdame a ayudarte: cuando interactúes con tu asesor financiero —y digo “interactúes”, es decir, que tú actúes “junto con” tu asesor—, expresa tu opinión, antes de ir a verle lee lo que pasa en la economía y fórmate tus propias ideas de inversión. No des nada por supuesto:

visto.png   No olvides que el asesor del banco es, ante todo y sobre todo, un vendedor. Eso no es necesariamente malo, siempre y cuando la propuesta de ventas se adecue a tus necesidades y no a las suyas (cubrir sus cuotas de ventas). Quiero advertirte también de que, si el del banco es más un vendedor que asesor, es porque tú quieres su asesoramiento “gratis”. Lo siento, no hay nada gratis y el asesoramiento financiero tampoco lo es. Si en los países de mayor cultura y tradición inversora, como Estados Unidos e Inglaterra, el asesoramiento financiero que manda es el independiente y es de pago será por algo...

visto.png   Lo de fuera es mejor: desgraciadamente es un defecto superespañol. Si los Audis los fabricaran en Talavera de la Reina, dejarían de venderse. Queremos que ponga made in Germany y que, al abrir la puerta, nuestras fosas nasales se impregnen de olor a alemán. En el mundo financiero nos pasa lo mismo, con la salvedad de que queremos que el olor sea anglosajón o suizo. Muchas veces, ante un nombre en inglés, nos plegamos sin cuestionarnos demasiado. Por buena y grande que sea una casa de inversión, y por muy americanos que sean los gestores, tú sigue haciendo los deberes y empieza siempre tu análisis con un enfoque crítico, y da igual que el producto que tengas delante se llame Fondo Español y gestionado desde la calle Alcalá, con la falda almidoná y promocionado por Pepe García, que Spanish Strategic Income for Super Heroes, gestionado desde Wall Street y promocionado por Spiderman. Haz los deberes.

visto.png   Los gurús y la prensa también se equivocan. No es que de tanto en cuanto se equivoquen, es que cuando alguien da su opinión todos los días sobre todas las cosas, se equivoca más veces de las que acierta.

recuerda.pngEn última instancia, solo tú eres responsable de tus inversiones.

Para el largo plazo: be contrarian my friend

La inversión contrarian tiene muchos seguidores, aunque más en la teoría que en la práctica. Parece fácil, pero no lo es. Reducida a la mínima expresión, se podría definir en “vende cuando todos compren y compra cuando todos vendan”.

Una imagen vale más que mil palabras. A continuación te presento el gráfico del índice español Ibex 35 de los últimos años. El punto de máxima oportunidad se da en los suelos (identificados con un círculo) y el punto de máximo riesgo se da en los techos (identificados con un rectángulo).

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Fuente: www.ProRealTime.com.

Figura 21-1:

Índice Ibex 35, de 2001 a 2014

Parece fácil, ¿verdad? Pues nada más lejos de la realidad. Y si no, te invito a leer el quinto punto del decálogo. Por cierto, cuando leas este libro, ya sabremos si el último rectángulo ha sido un techo o no (este gráfico es del cierre del viernes 12 de diciembre de 2014).

recuerda.pngComprar buenos activos cuando cunde el pánico suele dar, a la larga, muy buenos resultados, pero sin el beneficio del tiempo es una estrategia peligrosa.

Para el corto plazo: the trend is your friend

Si estás pensando que me contradigo, te adelanto que no. Una cosa es el largo plazo y otra el corto. Como inversor no deberías especular, pero una cosa es especular y otra aprovechar una tendencia que puede durar años. Si a largo plazo la estrategia contrarian ofrece grandes resultados, a corto plazo es un suicidio. A corto plazo debes limitarte a escuchar al mercado para que te diga si sube, baja o si no lo tiene claro (si quieres ampliar este punto, te remito al apéndice 2, dedicado al análisis técnico). Observa el siguiente gráfico.

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Fuente: www.ProRealTime.com.

Figura 21-2:

Evolución del Nasdaq 100 entre 2009 y 2014

Imagina que estamos en 2009 y tienes un dinero que quieres invertir en bolsa americana. Pero como eres un inversor muy largoplacista, esperas que el mercado caiga, porque eres un tipo disciplinado y sabes que algún día caerá, y también sabes que las grandes caídas son la mejor oportunidad para invertir a largo plazo... Además, leíste un libro de un chalado que te decía que fueras contrarian, pues tú decides esperar hasta que caiga.

Pues amigo, en diciembre de 2014 seguirías esperando. Si una tendencia es clara y fuerte, no pierdas el tiempo, coge la ola y surfea (y si cuando leas esto ha caído, no seas el pesado del “ya lo decía yo”, que el gráfico lleva seis años de subida continua).

recuerda.pngA corto plazo, la tendencia es tu amiga.

La disciplina y el control de las emociones cuentan más que los conocimientos

advertencia.pngEn el tercer punto hemos visto que, a priori, invertir parece fácil. Sin embargo, lo difícil no es saber qué hacer, sino controlar el exceso de emoción.

Ya sé que tú no eres de estos, pero si contara la de inversores a los que he visto perder dinero por los más variopintos motivos no te lo creerías:

visto.png   Inversores que se apalancan —piden prestado— para obtener más rentabilidad sin tener mucha idea de lo que hacen.

visto.png   Inversores que concentran buena parte de su dinero en una sola inversión de alto riesgo para ganar mucho y rápido.

visto.png   Inversores que compran lo que más sube sin tener idea de lo que es.

visto.png   Inversores que van buscando continuamente la moda más exótica porque “va a ser un bombazo” (en su día lo fue el uranio, ahora es el grafeno, mañana...).

consejo.pngLa clave de la inversión antiinfartos es tener un plan y disciplina para seguirlo. Si algún día te da por probar cosas nuevas —somos humanos, al fin y al cabo—, hazlo, pero te pongo dos condiciones:

visto.png   Sé plenamente consciente de que es algo nuevo que no forma parte de tu (sólido) plan inversor.

visto.png   Que sea una cantidad que en caso de naufragio —cosa harto probable— no te ahogue.

Incorpora activos alternativos a tu cartera

recuerda.pngEl capítulo 7 está dedicado a los activos alternativos: inversión en bienes inmuebles, hedge funds, materias primas y capital riesgo. Recuerda esto:

visto.png   Está demostrado que, a largo plazo, reducen el riesgo de una cartera.

visto.png   En función del ciclo económico pueden ser, además de un reductor del riesgo, un motor de rentabilidad (aunque hay periodos en los que el motor se gripa).

visto.png   Las grandes universidades americanas están invirtiendo muchísimo dinero en activos alternativos a través de sus endowments y la historia muestra que, en cuestión de inversiones, saben lo que hacen.

visto.png   A través de fondos de inversión y de ETF tienes la posibilidad de tomar exposición a cualquier clase de estos activos en cualquier lugar del mundo.

¿A qué esperas?

Piensa en el riesgo y luego en la rentabilidad

Para convertirte en un buen inversor necesitas ser un poco cenizo. Déjate de pensamiento positivo y cantos de sirena. Cuando inicies un plan de inversión no quiero que pienses en cuánto vas a ganar. Ganar será el resultado de hacer las cosas bien y tener el tiempo suficiente por delante, pero no te lo plantees, desde el inicio, como la cuestión clave.

Lo más importante, y en lo que quiero que pienses, es en cuánto puedes perder y cuáles son los riesgos de las inversiones que te estoy planteando.

Y otra cosa: la reflexión que te recomiendo es previa, anterior, precedente, no cuando ya estés invertido y lleves perdido el 20 %.

recuerda.pngSi no lo tienes claro, te recordaré la aritmética de la inversión:

visto.png   Si pierdes un 25 %, necesitas algo más de un 33 % para recuperarte.

visto.png   Si pierdes un 50 %, necesitas un 100 % para recuperarte.

visto.png   Si pierdes un 70 %, necesitas un 333 % para recuperarte.

Invita a la prudencia, ¿verdad?

El secreto es que no hay secreto

Te compras tu periódico favorito el sábado y en el suplemento de economía lees “cinco valores estrella de la bolsa española para encarar el nuevo año” y te pones a analizarlos (si es que no te lanzas a comprarlos directamente, aunque espero que, después de leer este libro, nunca hagas lo segundo). El domingo compras otro periódico porque el suplemento de deportes te gusta más, pero tienes la mala idea de hojear la sección de economía y lees “bolsa americana: la mejor inversión”. Ese domingo por la noche, consultas tu página favorita sobre inversiones en internet y lo que dice es “materias primas para el próximo trimestre” y antes de irte a dormir revisas el boletín de inversión que te envía tu banco y ves que te recomiendan salir de la bolsa y comprar bonos de la zona euro como inversión estrella.

consejo.pngAmigo, si vas a invertir siguiendo los medios de comunicación, acabarás con una úlcera o peor, con una camisa de fuerza. Recuerda, lo sencillo es mejor que lo complejo, y lo sencillo es diseñar un plan de inversión acorde a tus objetivos personales, que se ajuste a tu nivel de riesgos y, sobre todo, que tenga el tiempo suficiente por delante para madurar. Y nada más.

recuerda.pngEl secreto de la inversión es que no hay secreto. Se trata de diversificar y controlar los riesgos. Punto.

Toma tus decisiones de inversión siguiendo criterios de inversión

advertencia.pngCon frecuencia, el inversor particular comete dos pecados veniales de forma recurrente y que tú deberías controlar:

visto.png   Invertir por criterios fiscales: Desconozco los motivos pero, muchas veces, tanto en inversores como en asesores profesionales, prima una visión fiscal antes que financiera. Sin embargo, lo primero tiene que ser acertar con el plan inversor. Por supuesto optimizar la fiscalidad todo lo que se pueda es conveniente... pero primero ganar dinero. Es decir, en mentalidad hispana, perder es malo porque pierdes y ganar también, porque pagas impuestos. Lo más retorcido es cuando te cuentan que haber perdido es “casi bueno” porque es “deducible en tu renta” y “en realidad hay un ahorro en el pago de impuestos que sin las perdidas no tendrías...”. Je je, exagero, pero lo justo. Cuando explotaron las puntocom, y después de la crisis 2008, las estrategias de marketing del sector financiero no estaban muy lejos de este planteamiento.

visto.png   Invertir porque algo te gusta y/o merece tu confianza: ¿Cuántas veces tu asesor financiero te ha soltado perlas del tipo: “Hombre, cómo no vas a tener Santander en tu cartera”; o “BBVA, ¡una empresaza! Ni te lo pienses...” o “Compra Iberdrola que es una buena empresa”? Cuando hayas leído este libro y te suelten cosas por el estilo espero que, como mínimo, te pongas nervioso. ¿Cómo demonios se sabe lo que es “una buena empresa” sin ver una sola cifra? ¿Por qué extraña razón debería comprar Iberdrolas o tener Santanderes en mi cartera sin valorar siquiera si esas acciones están a un precio razonable o están caras?

Desde este momento no quiero que pienses en “buenas empresas” ni en otras zarandajas con las que te obsequian frecuentemente tus asesores. Quiero que pienses como un inversor, y un inversor toma sus decisiones en función de análisis serios y en cifras, y no por frases huecas altisonantes. Las empresas que he puesto como ejemplo (todas blue chip españolas) serán buenas inversiones cuando su valoración y expectativas financieras sean favorables y no porque “son buenas empresas”.

consejo.pngToma tus decisiones de inversión por criterios de inversión.

La buena inversión te ayudará a ser más feliz

Vale, vale... keep calm, que me he puesto en plan Punset, pero este decálogo, que debe de ser el más políticamente incorrecto que hayas leído, tenía que acabar bien. Y acabar bien es tocar la parte emocional, porque, ¿de qué sirve el dinero si no eres feliz?

Dos expertos norteamericanos, Angus Deaton, economista del Centro de Salud y Bienestar de la Universidad de Princeton, y Daniel Kahneman, nobel de Economía en 2002 y autor del bestseller Pensar rápido, pensar despacio, hicieron una encuesta en Estados Unidos a 450.000 personas entre 2008 y 2009. La encuesta trataba sobre la felicidad y lo satisfechos que estaban los ciudadanos con sus vidas. Este estudio se publicó en la revista Proceedings of the Nacional Academy of Sciences (PNAS).

El resultado de esta encuesta fue que la felicidad aumentaba a medida que se incrementaban los ingresos, pero esa tendencia se frenaba al llegar a los 75.000 dólares anuales (por encima de esa cantidad seguía aumentando la felicidad pero en menor proporción ).

En clave española, y por buscar un paralelismo, la cifra proporcional podría ser del orden de los 41.000 euros, de acuerdo con PIB per cápita (el PIB per cápita norteamericano es de 53.000 euros y el español, de 29.000 euros).

Hay un dicho que reza “el dinero no da la felicidad”. Ahora sabemos que es una verdad a medias. Si tienes mucho dinero, o al menos el dinero suficiente para vivir cómodamente no parece, según el estudio de Deaton y Kahneman, que más dinero te vaya a hacer más feliz... pero por si acaso, invierte bien y gana lo máximo posible, no vaya a ser que seas la excepción y con más dinero seas más feliz. Quién sabe.