Capítulo 15
Cómo invertir en índices de forma fácil y eficiente
En este capítulo
Qué es un fondo cotizado
ETF
Ventajas y desventajas de los
ETF
Cómo se replica un
índice
Mercados a los que acceder a
golpe de clic
“La inversión en conocimiento no se la puede llevar ninguna crisis.”
JOICHI ITO
Alo largo de las páginas de este libro te has ido encontrando con unas siglas misteriosas: ETF. Pues bien, llega el momento de dedicarles todo un capítulo, ya que, a pesar de que su presencia en España todavía es anecdótica, son el hit parade de países como Estados Unidos, el Reino Unido, Alemania o Francia. ¿Quieres saber el porqué? Pronto lo sabrás.
ETF es un acrónimo del inglés (siempre es inglés, qué le vamos a hacer) que significa Exchange Traded Fund. En español, los más puristas hablan de fondos cotizados y aunque nuestra lengua es, desde un punto de vista cultural, una lengua importantísima, en finanzas hay que reconocer que su peso es más bien pluma. Así que siempre me referiré a ellos como ETF.
Qué es un ETF
Los ETF son fondos de inversión cotizados de gestión pasiva
(en el capítulo 13 puedes repasar en qué consiste esta gestión).
Esto significa que su cometido se limita a replicar un índice, esto
es, comportarse igual que el índice sobre el que el ETF está
indexado. Si el ETF está indexado sobre el Dow Jones 30, su
comportamiento tiene que ser como el del índice Down Jones 30. Te
recuerdo que índices los hay de todo tipo, no solo bursátiles (si
lo has olvidado, revisa el capítulo 13, donde verás que hay índices
sobre cualquier activo financiero, por estrambótico que parezca).
Pues bien, estoy seguro de que busques el índice que busques,
encontrarás un ETF que lo replique, siempre y cuando sea un índice
con algún seguimiento y público interesado en el mismo.
Por qué surgen los ETF
Los ETF son un innovación reciente en la historia de la gestión de carteras. El primer ETF empezó a cotizar en 1993. ¿Por qué surge la idea de lanzar un fondo que se limita a replicar un índice?
La teoría de carteras moderna de Harry Markowitz, y los posteriores estudios de William Sharpe, fueron los que, de forma involuntaria, dieron pie a pensar en vehículos de esta naturaleza. El proceso de creación de los ETF fue, más o menos, este:
En 1952 se
publica la teoría de carteras moderna de Markowitz (de la que te
hablo en el capítulo 16). Doce años más tarde, William Sharpe
desarrolla algunos conceptos de inversión relevantes (como la Beta
y el riesgo sistemático, del que también te hablo en el capítulo
16) y lanza las ideas de la rentabilidad relativa y de la idoneidad
de utilizar un benchmark
o índice de referencia (vuelve al capítulo 13
para repasarlo).
En 1973 se
publica el ensayo Un paseo aleatorio por
Wall Street de Burton Malkiel, en el que
argumenta que la mayoría de los fondos de inversión no consiguen
batir a su benchmark o índice de referencia. En 1975, John Boogle lanza el
Vanguard 500 Index Fund, un fondo indexado. Esta idea de gestionar
la cartera para dar la rentabilidad del índice ya tenía las
características de los ETF.
La puntilla
vino en 1992 cuando, de nuevo, Sharpe demuestra en un estudio
empírico (que, aunque ha sido discutido y rebatido por otros
financieros sigue considerándose la piedra angular de la gestión de
carteras) que más del 90 % del resultado que obtiene una cartera de
inversión viene por la asignación de activos (asset allocation) y no por la
selección de valores. Es decir, si la clave es escoger bien la
categoría de activos y no tanto acciones y bonos concretos, la
indexación ofrece una respuesta ideal: diversificación instantánea,
bajos costes y capacidad para buscar exposición a cualquier mercado
en un tiempo récord. Teniendo esto en cuenta, un año más tarde
empieza a cotizar el primer ETF, el SPDR S&P 500, uno de los
mayores del mundo que gestiona un patrimonio aproximado de 190.000
millones de dólares.
En 2000
empiezan a llegar los ETF a Europa, pero solo a los mercados más
maduros como el británico, el alemán o el suizo. A España llegan en
2006, y aunque en términos relativos estén creciendo, en volumen
efectivo , todavía mueven muy poco.
En el mundo hay más de 3.300 ETF y el volumen supera el 1,5 billones de dólares.
ETF = Fondo de inversión + Acción
El proceso de contratación es exactamente igual que cuando contratas una acción: das una orden a tu banco y este te cobrará las comisiones por operar en bolsa. Si es un ETF que cotiza en el mercado español, pagarás comisiones nacionales, y si es un ETF que cotiza en el mercado internacional, pagarás las comisiones para esos mercados.
A diferencia de los fondos de inversión tradicionales, la comisión de gestión es muy reducida. Se contratan a tiempo real, no hay comisiones ni de suscripción ni de reembolso y pueden repartir dividendos, aunque los hay que no lo hacen.
Clase business o low cost
En los últimos años se han popularizado los vuelos low cost. Antes, viajar en avión era caro y privilegio para unos pocos y ahora, a través de compañías low cost, el vuelo te puede costar menos que el taxi que te lleva al aeropuerto. La cuestión es que un vuelo a París, por ejemplo, te puede costar desde 50 euros, en una low cost, a 1.500 euros, en clase business. En una lo único que te darán es publicidad y promociones para que compres cosas durante el vuelo y tendrás tanto espacio en la butaca como un japonés en el metro de Tokio en hora punta, mientra que en la otra te darán comida y periódicos y tendrás una amplia butaca... pero las dos te llevarán a París.
Algo parecido pasa con los vehículos de inversión colectiva (fondos de inversión y ETF) podemos volar hacia los mismos objetivos pero cada uno tiene su propio público objetivo... y sus propios costes, como puedes ver en la tabla 15-1:
ETF: son de gestión pasiva y
se limita a replicar un índice. Cotizan de forma continua en un
mercado organizado como una acción. Son muy baratos.
Fondos
de inversión indexados: son de gestión
pasiva y se limitan a replicar un índice. No cotizan de forma
continua sino que su funcionamiento y regulación jurídica es la de
los fondos de inversión. Son baratos (sin el “muy”).
Fondos
de inversión “tradicionales” o de
gestión activa:
tienen un equipo de gestores profesionales que, a través de
distintas estrategias de inversión, buscan batir la rentabilidad
del mercado en el que invierten y toman como referencia. No son
baratos (estoy de un polite
subido con las gestoras de fondos y prefiero no
utilizar el antónimo de barato) y, como los datos no se discuten,
ahí van números y vemos que, en acciones, un fondo de gestión
activa promedio me cuesta un 342 % (más comisión) que un ETF y que
en renta fija pago un 488 % (más comisión) que en la gestión
activa.
Fuente: Morningstar, Global ETF Research and Implementation Strategy Team, BlackRock. Datos del 15 de marzo de 2010.
Ventajas de invertir con ETF
En España, los ETF empiezan a ser uno de los vehículos de inversión favoritos de los inversores institucionales (empresas, instituciones públicas y privadas, fondos de pensiones, fondos de inversión, compañías aseguradoras...). ¿Sabes por qué? Aquí tienes los motivos:
Diversificación inmediata: de
entrada, significa menor riesgo. Si quieres hacer una cartera sobre
el Ibex 35 (te hablo de él en el capítulo 13), comprarás acciones
más o menos representativas para acercarte al índice y, finalmente,
si eres un inversor medio, tendrás entre 4 y 12 acciones del Ibex.
Si compras un ETF del Ibex 35, desde el momento en que lo compras
ya tienes exposición total a ese activo, es decir, a las 35
acciones del Ibex en la proporción en que ponderan en el índice.
Tienes la diversificación de golpe. Sin esperas.
Eficiencia: el objetivo de un
ETF es replicar un índice de la forma más fiel posible. La manera
de reflejar si el seguimiento es acertado es a través del
tracking error,
que mide la diferencia entre lo que hace el índice y el ETF. Si el
índice sube un 2 %, el ETF deberá subir un 2 % (menos unos
centimillos de la comisión de gestión).
Capacidad operativa: con los
ETF siempre sabrás en qué momento y a qué precio tienes hecha tu
inversión. Con los fondos de inversión tradicionales, no. Se ve
mejor con un ejemplo. Si hoy doy instrucciones para comprar un
fondo de inversión, la operación se hará a un precio que desconozco
(cierre de hoy), y, para ver la compra realizada y en mi cartera,
pasará al menos otro día más en el mejor de los casos (por no
hablar de la operativa con fondos internacionales que, en
ocasiones, es un drama). Con los ETF el proceso es “duro y
complejo”:
pones en marcha tu ordenador, ves cómo cotiza en el mercado el ETF
que te interesa y haces clic en comprar (o en vender),
et voilà, el ETF
ya pertenece, desde ese momento, a tu cartera. No es el objeto de
este libro, pero ya hay traders intradía que operan
con ETF, es decir, compran y venden en un día el ETF para
especular, muestra evidente de que, a nivel operativo, funcionan
muy bien.
Costes
muy reducidos: invertir a través de ETF
es más barato que hacerlo a través de fondos de inversión
tradicionales. Ya lo has visto en la tabla 15-1. La comisión de
gestión media que cobran los fondos de inversión es más cara que la
comisión de gestión que cobran los ETF (muchísimo más, pero las
casas de fondos se me van a enfadar si lo digo).
Transparencia: un aspecto muy
agradecido de los ETF es que son, por definición, muy
direccionales. Por direccionales quiero decir que cuando inviertes
en un ETF tienes muy clara cuál es tu inversión y, por lo tanto
tienes muy claro la dirección que va a seguir: la del índice que
replica. Si compro el ETF Eurostoxx 50, en realidad compro el
índice Eurostoxx 50. Punto. Si compro el fondo Europe Intensive
High Level Performance FI (no lo busques, me lo acabo de inventar),
el gestor tendrá que seguir el mandato que le dan los estatutos del
fondo, pero tiene libertad para invertir en cosas que a lo mejor no
me hacen gracia alguna. Seguramente ni sabré qué cartera tiene en
cada momento (y más allá de la broma con los nombrecitos, cuando tu
gestor te haya hecho una cartera con la barbaridad de diez o doce
fondos de inversión internacionales con nombres rimbombantes, dile
que quieres qué distribución de activos tienes de forma global...
Le entrará la risa).
Flexibilidad: tienes ETF
absolutamente de todo lo que te imagines. En el apartado “El mundo
a tu alcance” tienes una
muestra.
Control
de riesgo: ¿puedes poner un
stop loss en un
fondo de inversión? En general, no. ¿Puedes hacer un análisis
gráfico completo en un fondo de inversión? Normalmente, tampoco.
Estos “no”, en un ETF son un “sí”, y un “sí” rotundo. Recuerda que
un ETF funciona como una acción: puedes poner stop loss, puedes entrar con
órdenes stop, con órdenes limitadas o con órdenes stop-limitadas
(si ya te has liado, vuelve al capítulo 5, que es donde te lo
explico) y puedes estudiar el gráfico, como con cualquier acción.
La facilidad operativa de los ETF es la misma que cuando operas con
acciones.
¿Empiezas a entender ahora por qué a los inversores institucionales les gustan tanto los ETF? Pero hay más.
ETF versus fondos
Un aspecto que refuerza las ventajas de invertir a través de ETF es la forma de medir el comportamiento de los fondos de inversión tradicionales. En el mundo de los fondos (te hablé de ellos en el capítulo 8) se hacen rankings por rentabilidad de cada categoría de fondos y, para simplificar su lectura, se dividen en cuartiles, esto es, cada cuartil es una cuarta parte del ranking, un 25 % del ranking. El primer cuartil es el 25 % de los mejores fondos de inversión de la categoría; el segundo cuartil, el 25 % siguiente, etc. Por ejemplo, si en la categoría “bolsa España” hay 400 fondos, el primer cuartil tendrá los 100 fondos buenos; el segundo cuartil, los siguientes 100 (aprobado justo); el tercer cuartil otros 100 que suspenden; y los del cuarto cuartil, los 100 peores fondos, entraran en la categoría “muy deficiente”.
¿Sabrías decirme en qué cuartil de la categoría de fondos “bolsa España” incluirías el Ibex 35 con dividendos? Te respondo: en el primer cuartil. No lo dudes. Y se puede afirmar con seguridad que, de forma regular, el índice casi siempre estará (por no decir siempre) en el primer cuartil de la categoría de fondos que inviertan en el mismo.
Si sabes que la rentabilidad del índice es difícilmente superable de forma recurrente por los fondos, y que el índice (con dividendos) estará en el primer cuartil de la categoría, ¿por qué sigues invirtiendo más en fondos que en ETF? En el capítulo 8 ya has visto en el informe de los profesores del IESE que esto de seleccionar a los mejores gestores que batirán a los mercados no es nada fácil...
Si incluyes el índice en la categoría de fondos que
invierten en él, siempre estará en el primer cuartil y puedes
comprarlo a través del fondo de inversión más barato que hay: un
ETF.
En la Champions League o liga de campeones, juegan los cuatro primeros clasificados de la liga de fútbol española con sus análogos del resto de ligas europeas. Si sabemos que el índice jugará la Champions anualmente, ¿no crees que comprar el índice es una forma inteligente de invertir?
El índice que marca la evolución del mercado en el que
quieres invertir estará entre las mejores rentabilidades de los
fondos de inversión que inviertan en ese mercado, y a través de los
ETF tienes una forma fácil y barata de comprarlo.
Desventajas de invertir con ETF
Pero no todo en los ETF son ventajas y algo malo tenían que tener. He aquí algunas de las cosas menos atractivas de ellos:
No
cuentan con la ventaja del diferimiento fiscal que tienen los
fondos de inversión. Si eres una persona
física residente, puedes traspasar tu dinero de un fondo a otro sin
tributar y solo tributarás cuando hagas efectiva la venta. En un
ETF hay que pagar en cada transacción con beneficios. Pero ¡ojo!,
no creas que los fondos pagan menos que los ETF. Ambos tributan en
la parte del ahorro como ganancias y pérdidas patrimoniales y a los
mismos tipos de gravamen. La diferencia es, exclusivamente, el
diferimiento fiscal que ofrecen los fondos.
Los ETF
no cubren las estrategias multiactivo tan bien como los
fondos. Y cuando hablo de estrategia
multiactivo me refiero a una cartera que incluya efectivo o
liquidez, renta fija y bolsa. Y eso es lo que hacen los buenos
fondos de inversión mixtos. En un único fondo podemos tener una
cartera de inversión bien equilibrada. Los ETF, por su construcción
para replicar un índice, tienen dificultades a la hora de competir
con los fondos en ese tipo de estrategia.
No
cuentan con la misma protección que los fondos. En un fondo de inversión, la CNMV obliga a que firmes unos
documentos explicativos sobre la naturaleza y riesgo del fondo (y
si obliga a firmar es, aunque a la inmensa mayoría de población
española le cueste creerlo, para leerlos y entenderlos antes de
invertir). Un ETF funciona como una acción y nadie te dará un
documento que explique los riesgos de ese ETF ni si es apto para tu
perfil inversor.
Un argumento en contra de los ETF es que pagas unas
comisiones de compraventa (las comisiones por comprar y vender
acciones), comisiones que, si inviertes a través de un fondo de
inversión tradicional, no pagas. No es cierto. Al invertir en un
fondo de inversión tradicional, tú no pagas directamente las
comisiones de compraventa de las acciones (o bonos) que tiene el
fondo. Las paga el fondo. ¿Y a quién crees que se acaban imputando
todos los gastos en que incurre el fondo? A ti querido amigo:
recuerda que un fondo de inversión tiene un valor liquidativo
diario al cual se le aplican todos los gastos en que incurre la
gestión y administración del fondo. Y todos son todos: la comisión
de gestión —que es tropecientas veces más cara que en un ETF—, la
comisión de depositaria, las comisiones por compraventa de
acciones, el coste de la auditoría etc.
Riesgos de invertir en ETF
A los inconvenientes de los ETF, dignos de tenerse en
cuenta, hay que sumar los riesgos, que también los hay. Por un lado
están los riesgos inherentes al activo en que invierte el ETF: son
los riesgos a los que se expone cualquier vehículo de inversión sin
distinciones, y ahí no hay diferencias entre un fondo de inversión
tradicional y un ETF. Si un ETF invierte en acciones, sabemos que
tenemos una inversión de alta volatilidad (mayor riesgo); en
cambio, si un ETF invierte en renta fija a largo plazo, la
variación de los tipos de interés le afectará. Todos estos riesgos
son inherentes a los activos que forman la cartera del ETF, y no al
vehículo de inversión como tal.
Son peores los riesgos “especiales”. No es que sean
exclusivos de este vehículo, pero se dan con frecuencia. Me refiero
al riesgo de liquidez y al de contrapartida:
Riesgo
de liquidez: hay ETF que tienen un
volumen de negociación diario muy pequeño y ello da lugar a que el
ETF sea poco líquido, es decir, hay poca oferta y poca demanda. Al
ser poco líquidos, podría darse el caso de no encontrar
contrapartida en el mercado (imagina que quieres vender tus
acciones y no encuentras comprador, eso sería un problema gordo) o
a lo mejor encuentras contrapartida, pero la diferencia de precios
entre oferta y demanda es muy elevada y te hace perder unos puntos
de rentabilidad en cada transacción. En general, en los mercados
desarrollados, no te encontrarás sin contrapartida. En el caso
español, hay unos creadores de mercado que supervisa la propia
bolsa (Bolsas y Mercados Españoles) que deben ofrecer en cada
momento niveles de liquidez razonables a juicio del
regulador.
Si vas a comprar un ETF como inversión a largo plazo —que es lo que debes hacer— vas a encontrar contrapartida para cifras pequeñas o moderadas y además el impacto de la horquilla de precios (diferencia entre oferta y demanda) no es relevante para esta tipología de operación (medio y largo plazo). Si fuera el caso que se te ocurre especular con ETF (ya sabes que a lo largo del libro te he recordado que esto va de inversión y no de especulación... pero por si acaso), la horquilla de precios sí que es importante y sí que impacta en la rentabilidad final de la inversión (del trade, debería decir en este caso). En ocasiones, y por desgracia, yo mismo me veo forzado a abrir posiciones en mercados donde los ETF están más desarrollados y me ofrecen mucha más liquidez que el español. Y digo “por desgracia” porque lo que me gustaría es dejarme las comisiones en España pero, hoy por hoy, es lo que hay.
Riesgo
de contrapartida: tiene que ver con la
forma en que se construye un ETF, con la forma como replica a su
índice de referencia. Es un asunto de tal importancia que lo vamos
a ver con un apartado propio.
Replicar no es fácil
Como ya te he explicado, los ETF pretenden replicar un índice. Pero eso, que dicho así parece muy fácil, en la práctica no lo es. ¿Cómo se replica un índice como el americano Russell 2000 donde se listan 2.000 empresas? No parece fácil, ¿verdad?
A pesar de todo, la industria de la inversión ha encontrado dos grandes vías para replicar índices:
Réplica
física: el ETF compra los activos que
componen el índice. Si el ETF tiene que replicar al Ibex 35, se
compran acciones del Ibex 35, y si tiene que replicar la renta fija
del gobierno americano, se compra renta fija emitida por el
gobierno americano. Simple. Pero no, no es simple ajustar un índice
en tiempo real (y no me refiero al Ibex, un índice de juguete que,
con seis acciones, tienes ya replicado casi el 70 %). Una de las
subestrategias que se suelen utilizar es la muestral. En la réplica
física muestral se realiza un análisis cuantitativo y se selecciona
una muestra de los componentes del índice. Para perfeccionar la
muestra, el sistema se complementa con operaciones de compraventa
de títulos que conllevan sus propios riesgos, si bien limitados a
una pequeña parte de la cartera. Los ETF de réplica física son, en
cuanto a su construcción, muy parecidos a un fondo de inversión
tradicional.
Réplica
sintética: consiste en construir la
cartera del ETF a través de productos derivados (te hablo de ellos
en el capítulo 11). Por ejemplo, uno de los mayores proveedores de
ETF en Europa es la casa francesa Lyxor del grupo bancario Société
Générale. Ellos utilizan de forma exclusiva la replica sintética.
Lo que hacen es una operación con instrumentos derivados (un
performance swap)
con una contrapartida que ofrece al ETF exposición completa al
índice de referencia. Un performance
swap es un contrato OTC
(Over The Counter, de lo que te hablo en el capítulo 11) en el que la
contrapartida de Lyxor se compromete a pagar al ETF un rendimiento
variable que replica al índice de referencia y además los
dividendos netos de los componentes del índice.
¿Cuál es mejor? Ya me gustaría darte una respuesta, pero la verdad es que no la hay. No hay “mejor” en términos absolutos. La réplica sintética lo hace mejor que la física en cuanto a reflejar lo que hace el índice de referencia, tiene un menor tracking error. Pero si algún día pasa algo, con la réplica física sé que dentro del ETF hay activos reales y con la réplica sintética no sé lo que me encontraré.
No se trata de evitar los ETF de réplica sintética, sino de
operar con casas muy serias y de países bien regulados.
Personalmente, no tengo ningún problema en trabajar con los ETF de
Lyxor que utiliza exclusivamente réplica sintética, pues son gente
con mucha experiencia, saben lo que tienen entre manos y además
juega a mi favor que la regulación y supervisión que se hace en
Francia a través de la Autorité des Marchés Financières
(equivalente a nuestra CNMV) es muy estricta. ¿Alguien recuerda
problemas tipo preferentes, Lehman o Madoff en Francia?
Los hooligans de los ETF
Es habitual tratar sobre ETF y que, automáticamente, aparezcan los hooligans antifondos de inversión y viceversa: los hooligans de los fondos de inversión antiETF. Pero ¿por qué pelearse? ¡Que no es un partido de fútbol! Esto no va de fanatismos y creencias trasnochadas (es lo que pienso de mí mismo cuando si pierde mi equipo no ceno..., aunque por suerte pierden poco), esto va de gestionar nuestro dinero de la forma adecuada y elegir en cada momento el vehículo de inversión que mejor convenga.
La gente inteligente como tú y como yo preferimos construir antes que destruir, por lo que siempre buscamos lo mejor de cada casa. Y esto significa que:
Los ETF te darán exposición directa
al mercado en el que quieras invertir a un coste muy bajo y,
además, podrás aplicar estrictas técnicas de control de riesgo
(stop loss).
Los fondos de inversión te darán la
posibilidad de diferir las plusvalías y pagar los impuestos después
(por lo tanto, tendrás un mayor capital invertido trabajando para
ti), te permitirán desarrollar estrategias multiactivos en un solo
vehículo (fondos mixtos) y podrás acceder a gestores de carteras
muy buenos (aunque la estadística nos muestra que, muy buenos, hay
pocos).
Cuando quieras acceder a un mercado, los ETF son muy
eficientes, baratos y permiten un control absoluto y continuo de la
inversión. Si quieres bolsa europea a largo plazo, puedes comprar
un ETF que recoja el mercado que buscas y ya está, el ahorro en
comisiones justifica el diferimiento fiscal. Si quieres que un
único vehículo de inversión recoja toda tu cartera (o la mayor
parte de ella) con distintas clases de activos, eso solo puede
hacerse a través de buenos fondos mixtos (estrategia multiactivos),
por lo que la elección está clara: fondos. Y si quieres buscar la
forma de superar a los índices tienes que ir vía fondos de
inversión... aunque si recuerdas el estudio del capítulo 8, es muy
difícil y pocos gestores que lo consiguen de forma recurrente
(aunque como las meigas, haberlos haylos).
Para gustos, colores
Cualquiera podría pensar que los fondos indexados cubren la parcela de los ETF, eso de replicar un índice a cambio de un poco más de comisión y sin las complicaciones de las réplicas sintéticas ya que, como fondos de inversión, siempre invierten en activos reales. Y es verdad. El inconveniente es que apenas teníamos proveedores ni acceso a fondos indexados más allá del mercado americano (la mayor gestora de productos indexados era Vanguard, que se ha pasado al campo de los ETF más eficientes).
Pero donde los ETF no tienen competencia es en la cantidad de estrategias de inversión que permiten que cualquiera pueda invertir como un gestor profesional. Tanto es así que, cada vez más, los gestores de fondos están incorporando ETF a sus carteras sin complicaciones, sin gastos inasumibles y con liquidez inmediata. Y, amigo, lo que te voy a enseñar, los fondos de inversión no lo hacen ni en sus mejores sueños. Vayamos al grano.
Dentro de los ETF hay varias categorías: renta fija, bolsa, activos alternativos, etc. Pero lo que nos interesa de verdad es qué estrategia de inversión sigue el ETF: larga, corta o apalancada (en el capítulo 11 te hablo de lo que es estar largo o corto).
ETF
largo o “normal”: tiene el funcionamiento
para el que se diseñaron los ETF en su momento: para replicar un
índice. Si el Ibex 35 ha subido un 2 %, mi ETF subirá un 2 % (nunca
olvides el impacto de la comisión de gestión, que, aunque pequeña,
existe). Dentro de estos ETF no olvides que:
• Es posible ver un ETF por encima de su índice. El ETF recoge los dividendos y algunos índices, como el Ibex 35, no ajustan por dividendos.
• Antes de invertir en un ETF, tienes que estar muy seguro del verdadero índice en el que inviertes y no hacerlo a la ligera. Si quieres invertir, por ejemplo, en la India, no debes comprar el primer ETF que ponga “India”, pues hay ETF que toman como índice el MSCI India, otros el S&P Sensex. Recuerda que en los ETF no tienes la protección de los fondos y nadie te dará un folleto con toda la información necesaria. En los ETF, los deberes los tienes que hacer tú.
• Ten en cuenta el efecto divisa. En el mercado continuo español puedes comprar un ETF sobre cualquier índice americano denominado en euros. Pero un producto norteamericano cotiza en dólares. Si no recuerdas las consecuencias del efecto divisa puedes echarle un ojo al capítulo 8.
ETF
apalancado o leveraged: dobla la
inversión. El Ibex 35 doble apalancado replica un índice creado por
la Bolsa de Madrid que es el Ibex 35 doble apalancado neto. Aunque
matemáticamente no coincida, quédate con la idea de que si el Ibex
sube un 3 %, el doble apalancado subirá casi un 6 %. Si quieres
más, puedes encontrar ETF triple apalancado (por ejemplo, sobre el
Nasdaq). Está muy bien que si el índice sube un 3 % tu inversión
suba un 6, pero al revés pasa lo mismo: si el índice cae un 3 % tu
inversión caerá un 6.
ETF
inverso, corto o short: replica a la inversa
el comportamiento del índice. Si creo que el Eurostoxx va a caer,
puedo comprar un ETF inverso y, si se cumple mi predicción, ganaré
dinero. Un ETF corto o short
gana cuando cae el índice de referencia. En las
crisis, los ETF short
se forran.
Hasta ahora, cuando los mercados se ponían en negativo, te refugiabas en la liquidez o renta fija a corto plazo. Ahora, si estás muy preparado, tienes una herramienta fácil de gestionar para ganar cuando todos pierden: los ETF cortos. Ni que decir tiene que, dentro de los ETF cortos, también tienes los cortos apalancados que multiplican el movimiento por dos.
Cambio de base
Una de las disfunciones que más frustran a los inversores en ETF inversos y/o apalancados es que el movimiento no es lineal; no se sube el índice un 2 %, pues mi apalancado sube un 4 %, o baja un 2, y mi inverso sube un 2 %. Además del impacto de las divisas o los dividendos, existe una gran verdad numérica: el cambio de base en los cálculos. Veamos un ejemplo con un ETF inverso.
Observa la tabla 15-2. Antes de leer este libro, debías pensar algo como: “Los bancos ya me han vuelto a timar”, te has puesto corto y al final el índice ha subido, pero tú has perdido más de lo que te tocaría. Nadie te ha timado, es pura aritmética: cuando baja un índice, cada vez vale menos y el cálculo de las sucesivas bajadas (o subidas) se hace sobre una cifra menor. Por el contrario, cuando sube un ETF inverso, cada vez vale más, y la base de cálculo es cada vez mayor.
Los ETF inversos y/o apalancados replican el movimiento
diario de su índice de referencia, pero no reflejan fielmente
movimientos superiores de tiempo.
Visto lo visto, no desestimes los ETF inversos o apalancados como productos malos: si un índice cae un 30 % en tres meses, te apuesto lo que quieras a que el ETF inverso habrá subido. Lo habrá hecho un 27 o un 21 %, no lo sé, pero habrá subido.
El mundo a tu alcance
Te dije que te explicaría a qué maravillas puedes acceder por medio de los ETF. Y cumplo mi palabra. Aquí tienes una muestra de algunos de mercados a los que puedes acceder a golpe de clic:
Bolsas
desarrolladas: todas. Y todas son todas,
y además en versión normal, inversa, apalancada y apalancada
inversa. ¿Te parece poco?
Bolsas
emergentes: existen ETF para casi todos
los países del mundo, y no me refiero a China o Brasil, que también
cuentan ya con versiones inversas y apalancadas, sino a países como
Egipto, Indonesia, Vietnam o Perú. Son muy recomendables los ETF
que invierten en índices de grandes zonas (Emerging, Mercados
Frontera, etc.). Si tienes dudas sobre los mercados emergentes,
echa un ojo al capítulo 14.
Renta
fija: uno o varios peldaños por debajo de
las bolsas, pero también hay productos de casi todos los mercados
desarrollados y emergentes, tanto en moneda local como en dólares.
Puedes invertir en renta fija española (índice MTS Spain Government
Bond), como en renta fija emergente en dólares a través del índice
de JP Morgan Emerging Market Bonds. También puedes abrir posiciones
cortas sobre el bono norteamericano, aunque lo de invertir corto en
renta fija es para nota y, a través de ETF, tienes
opciones.
Materias primas: puedes
acceder al oro invirtiendo en ETF de lingotes físicos como en minas
de oro. Puedes comprar productos agrícolas, metales básicos,
uranio, platino, petróleo Brent, petróleo West Texas... Vamos, en
un montón de cosas que no tienes ni idea de cómo funcionan y que
son ideales para que pierdas hasta lo que no tienes.
Sectoriales: si quieres tener
un sector concreto en tu cartera, no hay problema: bancos,
compañías farmacéuticas, energéticas, telecomunicaciones,
tecnología puntocom, biomédica, etc. Investiga y encontrarás
sectores que ni sabías que existían.
Como puedes ver, hay índices de todo tipo y es posible encontrar ETF que los repliquen. Privex es un índice que contiene las 25 mayores empresas de private equity (una modalidad de inversión alternativa que te explico en el capítulo 7 y que consiste en invertir en empresas no cotizadas) mundiales y, por supuesto, tienes un ETF. ¿Quieres invertir sobre la volatilidad? Fíjate en el índice de volatilidad VIX y verás que no tienes una, sino varias opciones, a través de ETF. Y si no tienes remilgos para invertir en la industria del juego, tienes tu ETF Gaming.
Incluso tienes un ETF para invertir como los gurús: Direxion iBillionaire Index ETF que replica una cesta con los 30 valores en los que invierten los gurús como Warren Buffett o George Soros.
Incluso Warren Buffett se ha pasado a los ETF
Mr. Buffett no es, precisamente, un gestor pasivo. Es, si no el mejor, uno de los mejores seleccionadores de acciones del mundo. Un gestor activo en toda regla, del que hablo largo y tendido en el capítulo 18.
Buffett cumplió 84 años el 30 de agosto de 2014 y el Financial Times publicó algunos aspectos relacionados con su testamento. Concretamente publicaron los consejos que deja Buffett a su esposa sobre cómo gestionar su patrimonio cuando él no esté y hay sorpresa: se nos pasa a la gestión pasiva y a los ETF como producto estrella.
El consejo concreto que deja a su esposa es que el 10 % de la cartera lo invierta en deuda de corta duración (bonos a corto plazo) y el 90 % en un ETF que replique el índice norteamericano S&P 500, y hasta le deja el nombre del ETF: el Vanguard S&P 500 ETF.
Para evitarte trabajo te diré que ese ETF cobra una comisión de gestión del 0,05 % (no me he equivocado y puesto un cero de más, cobra el 0,05% de comisión de gestión) y su patrimonio el 31 de diciembre de 2014 era de 198.700 millones de dólares. Y en cuanto al tracking error (diferencia entre el comportamiento del ETF y el del índice que replica), solo te diré que desde que existe el ETF (9-7-2010) la rentabilidad promedio anual del S&P 500 es del 18,32 % y la del ETF del 18,28 %... Minucias...
Los ETF han venido para quedarse. En el mundo anglosajón son un éxito clamoroso y en España, se quiera o no, también lo serán.