Capítulo 12

Nuevas tendencias de la inversión

 

En este capítulo

triangle.png   Cómo invertir de forma ética

triangle.png   ¿Qué es el crowdfunding?

triangle.png   Moneda virtual o bitcoin

 

“Del mismo modo que no tenemos derecho a consumir riqueza sin producirla, tampoco lo tenemos a consumir felicidad sin producirla.”

 

GEORGE BERNARD SHAW

Por si no te habías dado cuenta el mundo cambia: no hace tantos años se podía fumar en espacios cerrados, los teléfonos móviles tenían el tamaño de un PC portátil del que salía una gran antena, en todas las oficinas del mundo sonaba un ruidito continuo que producían las máquinas de escribir y cuando pagabas con Visa pasaban tu tarjeta por una especio de rodillo metálico de sobremesa, manual por supuesto, que te daba una copia de tu compra —en tamaño de medio folio además— en papel de calco. Así era el mundo hace unos pocos años.

Y por esos años, no hace tanto tiempo, tampoco nos preocupaba demasiado si habíamos comprado acciones de una empresa que contaminaba el mundo o si utilizaba mano de obra infantil en sus factorías para obtener costes más bajos. Hoy sí, hay cosas importantes que hemos aprendido a valorar.

Y esa misma conciencia ética de nuestra sociedad ha impulsado la creación de inversiones éticas, el asociacionismo y la conexión en red del crowdfunding. Y paralelamente, las nuevas tecnologías han incidido en la creación de las monedas virtuales, entre las que sobresale el bitcoin.

La ética, el nuevo criterio a la hora de invertir

La idea que subyace tras las inversiones éticas es que las empresas tienen una responsabilidad no solo ante sus accionistas, sino ante el conjunto de la sociedad. La conciencia social y medioambiental tiene también su impacto en el mundo financiero, y la inversión ética juega un papel, que aunque todavía escaso, es cada vez más relevante.

Qué es invertir de forma ética

El país en el que las inversiones éticas están más arraigadas es el Reino Unido, y de ahí, concretamente del United Kingdom Social Investment Forum (UKSIF), voy a tomar la siguiente definición: inversiones socialmente responsables son las que permiten a los inversores combinar los objetivos financieros con sus valores sociales, vinculados a ámbitos de justicia social, desarrollo económico, paz y medio ambiente.

Es decir, que las inversiones éticas son aquellas que respetan ciertos valores morales, como justicia, salud, medio ambiente, energías limpias, respeto a las minorías y rechazo del trabajo infantil. A través de las empresas y del impulso financiero, estas inversiones pretenden aportar su granito de arena a la mejora de las condiciones de vida de la humanidad.

Inversores viciosillos

Como casi todo en finanzas, las inversiones éticas también nos han llegado del mundo anglosajón, donde su característica tendencia hacia la terminología religiosa ha creado un término para delimitar los negocios en los que una inversión ética no puede invertir. Son las sin industries o sectores del pecado: alcohol, tabaco, armas, pornografía y juego.

En su momento, algún graciosillo constituyó un fondo de inversión que se llamó Vice Fund o Fondo del Vicio, formado precisamente por ese tipo de empresas pecaminosas. Aunque le han cambiado el nombre a Barrier Fund, ese fondo de inversión sigue existiendo y mantiene una cartera compuesta por empresas del tabaco, bebidas alcohólicas, juego e industria aeroespacial (sección armas).

¿Sabes lo malo? Pues que desde su constitución en 2002, el vicio lo ha hecho mejor incluso que el índice S&P 500. Si la rentabilidad anualizada de este ha sido del 8,74 %, la del vicioso llega al 10,55 %.

La banca ética es posible

Leer juntas las palabras banca y ética es para algunos imposible. Vamos, algo así como inteligencia militar. Pero ¡la banca ética existe! Y espero demostrártelo en las próximas líneas.

El principal factor diferenciador de la banca ética respecto a la banca tradicional es que la primera invierte en economía real y no en economía financiera. Un banco tradicional puede utilizar el dinero de sus depositantes para comprar bonos del Estado y obtener un beneficio, mientras que un banco ético invertirá el dinero de sus depositantes en empresas y negocios, en economía real (cosa que, por supuesto, también hace un banco tradicional). Además, se preocupará de que esas empresas cumplan determinados criterios sociales y medioambientales. Es habitual también, que una entidad financiera ética conceda micro-créditos (créditos de pequeño importe para los que se suelen exigir menores garantías que a un crédito tradicional) para ayudar a que sectores de la población muy desfavorecidos puedan iniciar actividades empresariales.

La primera banca ética en España se creó en 1996 y fue la Coop57, una pequeña cooperativa de crédito que ofrece créditos y subvenciones a sus cooperativistas. Según el Barómetro Estatal de las Finanzas Éticas, la banca ética concedió créditos por algo más de 800 millones en 2013 y captó 1.300 millones de euros en cuentas de ahorro. Dentro del conjunto del Estado son cifras muy pequeñas, pero ¡por algo se empieza!

En España existen opciones de banca ética, muchas veces vinculadas a cooperativas y movimientos sociales, pero no un banco ético en el sentido pleno del término, como sí los encontramos en otras latitudes. Es el caso del holandés Triodos Bank (con oficinas en las principales ciudades españolas) o el italiano Popolare Banca Etica, que suma más de 15 años de historia.

Fondos de inversión éticos

Estos fondos están poco extendidos en España, tan poco que no llegan al 1,00 % del volumen total gestionado. Se considera que el primer fondo ético fue el World Pax Fund, creado en 1971 durante la guerra de Vietnam y cuya base ética era no invertir en empresas relacionadas con la producción de armamento. En Europa, el primer fondo ético fue el Friends Provident Stewardship, creado en el Reino Unido en 1984.

En España, la legislación permite a los fondos éticos escoger tres vías para definir qué inversiones se ajustan a la política del fondo:

visto.png   Dar libertad al gestor para que aplique sus propios criterios.

visto.png   Crear un consejo asesor.

visto.png   Tomar como referencia un índice ético.

En general, se ofrece un amplio margen a los gestores del fondo para que puedan escoger sus inversiones libremente. Lo que sí pide la regulación es que en el folleto de inversión (la documentación legal que explica con detalle lo que hace el fondo) exponga claramente qué criterios se siguen.

Tienes fondos éticos en casi todos los grandes bancos: BBVA Solidaridad FI, BNP Paribas Fondo Solidaridad, Santander Solidario, Bankinter Solidaridad... Si te interesa el tema, pregunta en tu banco, que seguro que tiene algo que ponga “banco tal + solidaridad”, pues a los de marketing les encanta la palabra solidario.

Índices éticos

Para un gestor, una de las formas fáciles de tener un fondo ético es circunscribirse a los índices éticos. ¿Y qué es un índice, me preguntarás? Pues algo tan importante como para que le dedique todo el capítulo 13. De momento, te avanzo que se trata de un parámetro calculado estadísticamente cuyo objetivo es reflejar la evolución agregada de los activos que lo componen. Si quieres profundizar (o encontrar una explicación más inteligible), te remito al próximo capítulo. Aquí me limitaré a enseñarte los principales índices éticos, es decir, los que van a marcar en qué empresas pueden invertir los fondos éticos. Son estos:

visto.png   MSCI KLD 400 Social Index: incluye 400 compañías norteamericanas que deben cumplir unos estándares sociales y medioambientales. En septiembre de 2014, las empresas con mayor ponderación en este índice eran Procter & Gamble, Verizon, IBM, Intel, Merk, Google, Gilead, Pepsico y Oracle.

visto.png   FTSE4Good Global Index: está formado por 780 empresas que deben cumplir los estándares de sostenibilidad que marca el índice. En septiembre de 2014, los principales exponentes eran Apple, Microsoft, Johnson and Johnson, Wells Fargo, Nestlé, Procter & Gamble, Novartis y HSBC Bank.

visto.png   Dow Jones Sustainability World: más de lo mismo. Son 628 compañías que cumplen unos criterios concretos. Curiosamente, el país más representado es Estados Unidos (el mayor fabricante mundial de armas, sin ir más lejos) y el sector con mayor peso son los bancos (je, je). Los principales integrantes en septiembre de 2014 eran Microsoft, Novartis, Nestlé, Roche, Intel, Citigroup, Total, Pepsico, Sanofi y Samsung.

Como puedes ver, las empresas que copan los primeros lugares son las mismas que encontrarás en cualquier fondo de inversión “no ético”. Sin entrar en juicios morales, te aseguro que, desde un punto de vista financiero, no hay diferencias entre invertir en un fondo ético y uno normal. Hay muchos bancos, mucha tecnología, laboratorios farmacéuticos... y Pepsico. Me pregunto qué demonios tendrá Pepsi que no tenga Coca-Cola.

Lo ético vende

La conciencia de cada cual es libre. Faltaría más. Pero quiero hacer una breve reflexión sobre lo que podría llegar a ser un abuso comercial de la ética, lo que yo llamo “el marketing de la ética”. Son dos reflexiones mías, con las que podéis estar de acuerdo o no, pero ahí os las dejo, a ver qué os parecen.

La primera me la sugiere el siguiente hecho: cualquier fondo de inversión tradicional que invierta en grandes compañías mundiales compartirá entre el 70 y el 90 % de la cartera con cualquier fondo ético que se base en grandes índices como los que acabamos de ver. Es decir, no hay muchas diferencias más allá de que no puedan invertir en una empresa como Diageo, un productor de bebidas alcohólicas con marcas tan estupendas como la cerveza Guinnes o la ginebra Tanqueray. La diferencia importante no está, por tanto, en la cartera de inversión, sino en que algunos fondos éticos cedan parte de la comisión que cobran a ONG u otras instituciones de interés social. Esta cesión de comisiones a veces la puede escoger el inversor, aunque, por lo general, el fondo decide a qué instituciones lo destinará.

ejemplo.pngLa segunda reflexión te la expondré mediante un ejemplo. Posiblemente conozcas Triodos Bank. Si es así, sabrás que es un banco ético. En cambio, Caixabank, por citar otra marca conocida, no se considera como tal. Pues bien, sin poner en duda la vocación ética de Triodos, es un hecho comprobable que la obra social de La Caixa invierte 500 millones de euros al año en mejorar la condición de personas muy desfavorecidas. ¿Cuál es el banco ético? ¿Por qué uno siempre utiliza la ética como imagen de marca y el otro lo anuncia como actividad secundaria? (Y quiero dejar claro que no trabajo en Caixabank ni pretendo hacerle publicidad, simplemente las cosas son como son y lo que hace La Caixa con su obra social es brutal; en cuanto a Triodos, no lo rechazo, solo lo tomo como marca muy reconocida en el sector ético.)

Hablando de ética... ¿podemos juzgar los usos y costumbres del Tercer Mundo con los criterios de nuestra sociedad desarrollada?

Un buen día, el blog del economista Xavier Sala i Martin (que, más allá de sus llamativas chaquetas, se trata de un reconocidísimo economista a nivel mundial) me hizo reflexionar sobre nuestra apreciación respecto a algunas conductas del Tercer Mundo. Este es un extracto del blog de Sala i Martin que también se publicó en La Vanguardia el 17 de mayo de 2001 bajo el titulo “Prostitución y trabajo infantil”. A mí me tocó de lleno. Aquí te lo dejo, para que puedas darle al coco un buen rato...

“Sean cuales sean las costumbres locales, lo que está claro es que la prostitución infantil casi siempre está ligada a la pobreza: miles de padres de todo el mundo seguirán prostituyendo a sus hijas mientras sigan hundidos en la miseria. Nos guste o no, la alternativa más viable para muchas familias es el trabajo de sus niños. Y aquí es donde el movimiento de la globofobia puede hacer mucho daño. Un ejemplo famoso ocurrió en 1993, cuando la cadena de televisión NBC emitió un programa que denunciaba la utilización de trabajo infantil en las plantas textiles que la empresa americana Wal Mart tenía en Bangladesh. Miles de antiglobalizadores se manifestaron pidiendo el boicot a Wal Mart. La multinacional cedió ante la presión y dejó de “explotar” a millares de menores. ¿Qué pasó con esos niños? Un estudio realizado en 1995 llegó a una triste conclusión: los que no habían ido a trabajar en empresas locales a cambio de salarios inferiores, acabaron en prostíbulos indios o tailandeses. Pocos fueron los que llegaron a ir al colegio. La razón es clara: cuando uno es pobre no puede permitirse el lujo de ir a la escuela y se busca la vida como sea. Y, normalmente, la vida que ofrecen las multinacionales “explotadoras”, por mala que sea, es mucho mejor que la de las empresas locales o la prostitución. Dicho de otro modo, la prohibición del trabajo infantil no solo perjudica a las familias más pobres del planeta (¿se imaginan lo que hubieran dicho nuestros bisabuelos cuando tenían 12 años y trabajaban en el campo y en la fábrica, si unos grupos de activistas americanos les hubieran dicho que no podían trabajar para alimentar a sus familias porque el trabajo infantil estaba mal visto en su país?) sino que a menudo incentiva la prostitución infantil.

Países como México o Brasil tienen programas públicos que pagan un salario a los niños por ir a la escuela y sacar buenas notas, y quizá ese sea un modo de salir del pozo a corto plazo. A la larga, sin embargo, la única solución es el crecimiento económico. Y, en ese sentido, la globalización no solo no es responsable de la explotación sexual de menores, sino que forma parte de la solución.”

El crowdfunding o las redes sociales llegan a la inversión

Las redes sociales están revolucionando el funcionamiento de nuestra sociedad y las finanzas no son una excepción. Existe una corriente de nuevos negocios englobados dentro de lo que se ha dado en llamar banca en la sombra o shadow banking, donde los protagonistas son actores que nada tienen que ver con los bancos.

La banca en la sombra está empezando a competir con la banca tradicional en algunos nichos de mercado, como son las tarjetas de crédito (Apple registró un millón de tarjetas en las primeras 72 horas de ofrecer el servicio) o las transferencias (Royal Bank of Canada gestiona transferencias desde Facebook Messenger como aplicación para iPhone). Algunos expertos cifran el peso del shadow banking en Estados Unidos en más del 20 % del total de los activos financieros, si bien hay que tener en cuenta que Estados Unidos es un mercado mucho menos bancarizado que el europeo y que algunas grandes compañías tecnológicas, como Facebook, Google o Paypal, están trabajando para lanzar servicios financieros de alcance mundial. Si tienes un rato y ganas de leer en inglés te recomiendo el artículo de Michael Nuciforo en www.americanbanker.com, “Google Presents Biggest Threat to Banking”, que en español se traduciría como ‘Google representa una gran amenaza para la banca’.

Hechas las presentaciones de la banca en la sombra, toca hablar de su gran estrella, el crowdfunding.

¿Había algún nombre peor que micromecenazgo?

El crowdfunding se ha traducido al español como ‘micromecenazgo’. A mi modesto parecer, no es una traducción que haga justicia a lo que en realidad hace el crowdfunding.

Para empezar, un mecenas, según el diccionario de la Real Academia Española, es “una persona que patrocina las letras o las artes”. Y ya que estamos con el tema, el nombre viene de Cayo Clinio Mecenas, consejero del emperador romano Augusto y gran protector de los poetas. Ufff... ¡Cómo me rechina que algo tan cool, anglosajón, moderno y relacionado con la tecnología y la red se vincule al tal señor Mecenas!

conceptoclave.pngEl crowdfunding consiste en obtener fondos a través de la red gracias a multitud de pequeñas aportaciones que hace un número elevado de personas.

Sin las redes sociales, el crowdfunding, tal como lo entendemos, no sería posible. Por supuesto, la idea no es nueva, pues siempre ha habido campañas de recaudación de fondos, como el “día de la banderita” de la lucha contra el cáncer, que lleva mucho tiempo recaudando dinero por la calles de España. Pero su eficacia no es comparable a la fuerza que proporcionan el que accedan a la causa millones de personas de todo el mundo a través de la red.

Crowdfunding a ritmo de rock

El grupo de rock británico Marillion es el protagonista del primer proyecto de crowdfunding conocido como tal. Tuvo lugar en 1997 y su objetivo fue la búsqueda de financiación para su gira por Estados Unidos de ese año. Como los rockeros no tenían presupuesto para montar el tour, sus fans estadounidenses decidieron hacer una colecta online para poder verlos. Y lo cierto es que fue un éxito: recaudaron 60.000 dólares de la época (parece que no, pero ya han pasado dieciocho años).

A los chicos de Marillion les gustó tanto el crowdfunding que los tres siguientes álbumes que sacaron los produjeron con el mismo método. Y no han sido los únicos: desde entonces, muchos otros han seguido su ejemplo, y no solo en el mundo del rock o la música en general, sino en el del teatro, el cine, las artes plásticas e incluso la política.

¿Cómo se regula?

En crowdfundig está tomando tal relevancia que en España ya se ha dado forma a la ley que regulará esta actividad. La legislación tiene como puntos fundamentales la separación entre dos tipos de inversores y el establecimiento de algunos requisitos mínimos para las empresas que desarrollan esta actividad. Esos dos tipos de inversores son:

visto.png   Los inversores cualificados. Deberán acreditar una renta de, al menos, 50.000 euros al año y un patrimonio financiero de, al menos, 100.000 euros. Así, podrán invertir sin limitaciones.

visto.png   Los inversores no cualificados. Se definen por exclusión, es decir, son todos los no “cualificados” y podrán invertir un máximo de 10.000 euros al año con un límite de 3.000 euros por proyecto.

En cuanto a los requisitos que establece la legislación, el principal es que las empresas de crowdfunding deberán tener un capital social mínimo de 60.000 euros y no podrán captar más de dos millones de euros por proyecto.

Y justo es reconocer que la ley ha mejorado la denominación de micromecenazgo al llamar al crowdfundig “plataformas de financiación participativa”, lo que se acerca mucho más a lo que son en realidad.

Tipos de crowdfunding

Hay crowdfunding y crowdfunding. De hecho, se suele hablar de hasta cuatro grandes categorías de crowdfunding. ¿Quieres conocerlas? Pues aquí van:

visto.png   Recompensa (reward crowdfunding): alguien necesita dinero para algo y hace una petición en la red a través de una empresa de crowlending (de ellas te hablo justo en el apartado siguiente). Por ejemplo, que tu grupo favorito pueda desplazarse hasta tu ciudad y dar un concierto.

visto.png   Donación (donation crowdfunding): imagina que eres un político y quieres hacer un congreso, pero no tienes dinero. Pues lo pides. Eso es lo que hizo el partido Podemos, que incluso tiene una web dedicada a este fin: https://crowdfunding.podemos.info.

visto.png   Deuda (crowdlending): imagina que eres otro político que necesita dinero para su campaña. Pues lo pides. Pero como te da cosa que te lo donen, pides que te lo presten y te comprometes a que, cuando puedas, lo devolverás. Así se financió el partido Ciutadans en las últimas elecciones al Parlamento europeo, con una emisión de bonos de un nominal de 50 euros por bono.

visto.png   Capital (equity crowdfunding): en este caso, el dinero ni lo donas ni lo prestas, te conviertes en accionista del nuevo proyecto.

El crowdlending como inversión

Dado que este es un libro de inversión, seguro que te preguntarás cuál es la categoría de crowdfunding que más te puede interesar como inversor, si es que no la has adivinado ya. Sí, es esa en la que estás pensando: el crowdlending. O sea, prestar dinero.

La opción de entrar como accionista (equity crowdfunding) no la contemplo como inversión financiera porque no tengo clara la liquidez de esas inversiones. No es como la bolsa, que a golpe de clic pasas a ser copropietario del Banco Santander y a golpe de clic dejas de serlo. Si inviertes dinero como accionista en un proyecto a través del crowdfunding no creo que al mes puedas decir “lo siento chicos, me he equivocado y necesito que me devolváis el dinero; ya sé que lo habéis invertido todo y que en la caja no hay más que telarañas, pero quiero recuperar mi inversión”.

recuerda.pngLa inversión de tu capital vía crowdfunding no la puedes plantear en términos análogos a la bolsa. Debes enfocarla en términos de economía real y no de economía financiera. Inviertes para quedarte.

Un campo en ascenso continuo

El crowdlending ha movido aproximadamente unos 6.000 millones de euros durante 2014 en todo el mundo. Y ya es dinero. En España, el mercado está muy bancarizado y costará más (por bancarizado me refiero al gran peso que tiene la financiación bancaria, a diferencia del mundo anglosajón, donde se utilizan más los mercados emitiendo bonos y saliendo a bolsa), pero también está llegando y poco a poco irá asumiendo un mayor protagonismo.

Eso sí, ¡no te lances a invertir en cualquier empresa que veas que pide fondos por medio de una web de crowlending!

consejo.pngAquí tienes unos consejos para valorar una inversión por esta vía:

visto.png   Encuentra proyectos donde invertir. Esto se hace a través de las plataformas de crowdlending, que te recuerdo que son empresas. En la web de la Asociación Española de Crowdfunding (web.spaincrowdfunding.com) están registradas más de treinta plataformas. A nivel mundial, dos de las más conocidas son Indiegogo y Kickstarter.

visto.png   Antes de invertir, haz los deberes. Entérate de quién está detrás de la plataforma. No te despistes y confundas el crowdfunding social (hacer una donación para erradicar la malaria en el Tercer Mundo) con el crowdlending puro y duro, que es una actividad empresarial. El crowdlending es un negocio y, como tal, está para ganar dinero. Más allá de la bondad del proyecto, yo preferiría escoger como plataforma a “Honrados Asociados” que a “Ladrones Malvados”, ¿tú no?

recuerda.pngEl crowlending es un negocio y las plataformas están para ganar dinero. Tu dinero. Elige bien.

visto.png   No enfoques el crowdlending como “buenrollismo”. Si quieres hacer una donación, haz una donación. Si quieres invertir, invierte. Y en una inversión buscamos rentabilidad (vale, ya sé que parezco un mal tipo diciendo estas cosas, pero amigo, la cosa va de dinero).

Para saber si una inversión en crowdlending es buena o no, deberías:

visto.png   Estudiar a fondo la viabilidad del proyecto que solicita financiación. La plataforma hace el trabajo por ti, pero te recomiendo que profundices. Si el plan de ventas dice que dentro de dos años la empresa que pide la financiación pasará de vender 2 a vender 22 (que lo dirá), debes preguntar por qué y la explicación debe tener sentido económico. Aquí no valen las explicaciones generalistas del tipo “el mercado muestra una recuperación significativa que apoya estas previsiones”; esto no vale ni la tinta con la que está escrito.

visto.png   Compararlo con inversiones análogas en bonos. Supón que tienes la opción de financiar un proyecto de crowdlending de comida biológica a domicilio en una empresa que factura 12 millones de euros. Te crees los números, los de la plataforma son gente seria, los de la empresa parecen serios y te ofrecen una rentabilidad del 5 % anual durante diez años. Por otro lado, ves que en el mercado tienes bonos (de los que te hablo en el capítulo 4 y que no son otra cosa que un préstamo que haces el emisor del bono) de la empresa automovilística italiana Fiat con un vencimiento parecido, que cotizan en un mercado regulado, que te ofrece liquidez y que están dando una rentabilidad del 4,40 % ¿Cuál te quedas? Yo lo tendría muy claro (y mi Cinquecento también).

recuerda.pngComo cualquier inversión, el crowlending no escapa al binomio rentabilidad-riesgo. Antes de entrar debes estar seguro de que el proyecto te gusta y te ofrece una rentabilidad adecuada en relación a otras inversiones análogas. En el ejemplo anterior, si el crowlending me da el 5 % y un bono de Fiat un 4,40 % tengo pocas dudas a favor de la inversión en bonos. Pero si el crowlending me ofrece un 7 % (que es bastante normal en el mercado), seguramente me pasaré a la comida biológica. A la hora de invertir, y se llame como se llame la inversión, la rentabilidad-riesgo siempre manda. Siempre.

El bitcoin, dinero virtual

“La única cosa que falta, pero que pronto se desarrollará, es una forma segura de dinero electrónico, una forma de transferir fondos de A a B a través de internet, sin que A conozca a B o B conozca a A.” Esta frase del premio Nobel de Economía Milton Friedman ya ha empezado a quedar obsoleta gracias al bitcoin.

conceptoclave.pngEl bitcoin es una moneda virtual o digital. Es la más conocida, pero no la única. Es puramente virtual y no existe en papel ni en metal. Es una moneda privada no vinculada a un banco central, como sí lo está el euro con el Banco Central Europeo o el dólar con la Reserva Federal. Es, dicho en otras palabras, una tecnología que permite realizar transferencias online sin la intervención de intermediarios.

Matrix es una broma (comparado con el bitcoin)

Imagínate que lo siguiente te lo explican Neo (Keanu Reeves), Morfeo (Laurence Fishburne) y Trinity (Carrie Anne-Moss) a bordo de la nave espacial antes de que te metan un conector en la nuca para cargarte el cerebro con nuevos conocimientos.

Te darás cuenta de que no estoy tan alejado de la realidad cuando veas cuáles son las características del mundo bitcoin:

visto.png   Es una moneda que solo existe en el mundo virtual y en una red de ordenadores (red P2P o red peer to peer).

visto.png   Existen unos programas que sirven para transferir y custodiar bitcoins, los wallets.

visto.png   Se desconoce quién es el propietario de los bitcoins. Todos los bitcoins que existen tienen asignada una clave pública y otra privada, solo los poseedores de la clave privada pueden utilizar esos bitcoins. Si pierdes la clave privada, te quedas sin bitcoins.

visto.png   Las transferencias están encriptadas y todas las transacciones llevan dos firmas: la clave privada del que emite la transferencia y la clave pública del que la recibe. La red de ordenadores valida que no se registre la misma transacción dos veces.

visto.png   Los bitcoins se pueden conseguir comprándolos o mediante un proceso de mining (excavando virtualmente en una mina como si se buscara oro).

visto.png   Mining: los miembros de la red crean bitcoins cuando resuelven problemas criptográficos con las transacciones pendientes de validar. La red los recompensa con nuevos bitcoins.

visto.png   Se puede cambiar dinero convencional por bitcoins. El cambio vendrá determinado por la oferta y la demanda y, de hecho, el bitcoin cotiza contra el dólar. Si tienes curiosidad, en un medio de comunicación tan accesible como El Economista tienes publicada todos los días la cotización del bitcoin respecto del dólar.

Aunque puede parecer extraño después de lo dicho, el bitcoin es legal, absolutamente legal, aunque con matices, pues hay economías como la británica donde el bitcoin está reconocido y otras como la rusa en la que está prohibido. El caso más extremo es Dominica, que pretende adaptar el bitcoin como moneda cooficial durante 2015.

En el caso español, según el abogado Pablo Fernández Burgueño en su artículo “12 cosas que deberías saber antes de usar bitcoins (La Ley y el bitcoin)”, el bitcoin está regulado y su uso es legal. Sin embargo, el bitcoin no es dinero, es un bien inmaterial que se puede cambiar por otros bienes y servicios a través de una figura jurídica que es la permuta.

Según la web www.coinmarketcap.com, en el momento de escribir estas líneas había ya 100 monedas virtuales circulando por el mundo. Algunas de las más populares son:

visto.png   Litecoin: utiliza el mismo sistema que el bitcoin, pero ofrece mayor rapidez transaccional. Lleva en funcionamiento desde 2011.

visto.png   Peercoin: funciona desde 2012 y obliga a probar la titularidad de la moneda.

visto.png   Quark: empezó a funcionar en 2013 y en una semana subió de valor un 500 %. Está ganando protagonismo gracias a los altos niveles de seguridad que ofrece, con hasta seis algoritmos para proteger la información.

Es una tendencia al alza y, salvo hecatombe en los próximos años, veremos cómo aparecen más monedas virtuales.

El bitcoin como inversión

Historias con el bitcoin las hay para todos los gustos: hay quien se ha hecho rico con él cuando lo compró a pocos centavos de dólar y lo ha vendido por cientos de dólares. Si te interesa el tema, te recomiendo el artículo de Max Rasking en Businessweek de abril de 2013 que se titula “Meet the Bitcoin Millionaires” (www.businessweek.com/articles/ 2013-04-10/meet-the-bitcoin-millionaires).

También hay quien ha perdido hasta la camisa con los bitcoins porque se los han robado, como les pasó a los clientes de la empresa japonesa MtGox. En el artículo de El País del 25 de febrero de 2014 escrito por Álvaro Romero y Sandro Pozzi titulado “El principal operador del bitcoin cierra y destapa las flaquezas de la divisa”, encontrarás toda la información (http://tecnologia.elpais.com/tecnologia/ 2014/02/25/actualidad/1393319825_988195.html).

Y los hay que han entrado en bitcoin porque también lo han hecho los hermanos Winklevoss (los que fundaron Facebook con Zuckerberg y luego se pelearon) y piensan que si estos están, la cosa irá bien.

advertencia.pngPara acabar, te diré que hay quien utiliza los bitcoins en actividades poco edificantes como la Silk Road, que era un mercado negro en internet (que utilizaba la red oculta Tor) donde se vendían armas y drogas y se pagaba con bitcoins.

consejo.pngHonestamente, con las dificultades que plantea invertir en bonos, acciones, divisas, alternativos y derivados me basta, e incluso me sobra. Pero a la vez estoy convencido de que vamos a un mundo cada vez más digital y, en ese mundo, el bitcoin es, hoy por hoy, el pionero y el rey. Mi consejo es que si decides adentrarte en el universo de las divisas digitales seas muy prudente y vayas con mentalidad de especulador (entrar y salir) más que con mentalidad de inversor largoplacista.