El museo privado más bello de Grecia contiene los fondos de Antonis Benakis, acumulados durante 35 años de búsquedas en Europa y Asia. En 1931 convirtió la casa familiar en un museo. La amplitud de la colección es asombrosa: hallazgos de la Edad de Bronce de Micenas y Tesalia; obras de El Greco; mobiliario eclesiástico traído de Asia Menor; cerámica, cobre, plata y trabajos en madera de Egipto, Asia Menor y Mesopotamia; y una increíble colección de trajes regionales griegos.
Indispensable
Hallazgos primitivos
No hay que perderse la sala nº 1 de la planta baja para ver unos dientes de sílex del Paleolítico medio: como datan del 50 000-40 000 a.C., es posible que sean los útiles hechos por el hombre más antiguos que el visitante haya visto jamás.
Planta baja: infinidad de tesoros
Hay que dedicar tiempo para ver las preciosas exposiciones de la planta baja, desde tablillas de oro hasta mosaicos bizantinos, frágiles tapicerías coptas, joyas micénicas de oro, urnas funerarias reales y brazaletes de oro del s. VI procedentes de Chipre.
Trajes
En la primera planta hay una serie de trajes típicos de todas las islas griegas y del Peloponeso, el Epiro, Macedonia y Tracia. Las espaciosas exhibiciones se intercalan con otros preciados objetos, como marcos de puertas labradas en mármol y coronas otomanas con joyas incrustadas.
Vestíbulos
Benaki también coleccionaba espacios enteros: techos taraceados, suelos de mármol o bancos antiguos. Dos ejemplos sobresalientes son los vestíbulos de la mansión Voulgaris en Hidra (un regalo del bajá Gazi-Hassan) y el de mediados del s. XVIII de Kazani, en Macedonia.
Pintores de la escuela cretense
Los pintores de la Creta veneciana (ss. XV-XVI) crearon un estilo de pintura icónica propio. El museo posee obras maestras del género en la sala nº 12, con cuadros de El Greco (1541-1614) y varios de Theodoros Poulakis (1622-1692), en la sala nº 27.