2. EL EXPERIMENTO

—Señores —informó orgullosamente el profesor Johnson a sus dos colegas—, es cierto que la máquina del tiempo es un modelo experimental a escala reducida, que sólo opera con objetos que pesan menos de dos kilogramos y a distancias en el pasado y en el futuro de hasta veinte minutos. ¡Pero funciona!

El modelo a escala parecía una báscula como las de las oficinas de correos, pero con un par de diales ubicados bajo el platillo.

El profesor Johnson levantó un pequeño cubo de metal.

—Este es nuestro objeto —dijo—. Es un cubo de bronce de un kilogramo y doscientos cincuenta gramos de peso. Lo enviaré a cinco minutos de nosotros en el futuro —se inclinó hacia la máquina y movió uno de sus diales.

Todos observaron sus reflejos. El profesor depositó suavemente el cubo en el platillo.

Desapareció.

Exactamente cinco minutos más tarde, volvió a aparecer.

El profesor se levantó.

—Ahora cinco minutos, pero en el pasado —accionó el otro dial. Sosteniendo el cubo entre las manos, observó el reloj—. Son las tres menos seis minutos. Ahora accionaré el mecanismo... colocando el cubo en el platillo exactamente a las tres en punto. Por consiguiente, a las tres menos cinco el cubo debe desaparecer de mi mano y aparecer en el platillo, cinco minutos antes de que yo lo coloque allí.

—Pero entonces, ¿cómo lo podrá colocar? —preguntó sorprendido uno de sus colegas.

—Muy sencillo: mientras mi mano se acerque, desaparecerá del platillo y aparecerá en mi mano para que pueda colocarlo. Fijo las tres en punto. Tomen nota, por favor.

El cubo desapareció de su mano y apareció en el platillo de la máquina del tiempo.

—¿Ven? ¡Cinco minutos antes de que lo coloque, ahí está!

El otro colega frunció el ceño ante el cubo.

—Pero —dijo—, ¿qué sucedería si, una vez haya aparecido antes de que usted lo coloque allí, cambia de idea y en lugar de hacerlo no lo coloca a las tres en punto? ¿No se producirá una especie de paradoja?

—Es una interesante idea —respondió el profesor Johnson—. No se me había ocurrido. Creo que es una experiencia que vale la pena ensayar. Muy bien, veamos. Yo no...

No había ningún tipo de paradoja. El cubo permaneció allí tranquilamente, en su sitio. Pero el resto del Universo, incluidos los profesores, desapareció.