Lawrence Durrell

LAS CEREZAS

LAWRENCE Durrell (1912), nacido en la India de padres irlandeses, es, junto con Hughes y Norris, el único autor cuya fama literaria no incrementará esta antología. Considerado aún una de las glorias vivas de la literatura inglesa, hasta las generaciones más jóvenes han oído hablar de The Alexandria Quartet, su antiguamente escandalosa tetralogía. Pero mucho antes de que existieran Justine (1957), Balthazar (1958), Mountolive (1958) y Cleo (1960), mucho antes también de que Durrell se estableciera en Chipre (1953), o de que se carteara con Henry Miller, o de que trabajara para el Foreign Office en Belgrado, Atenas y El Cairo, o de que enseñara inglés en Atenas durante la II Guerra Mundial y escapara de los alemanes en un barco pesquero (1941), o de que se fuera a París a escribir allí novelas, o —por supuesto— de que su hermano menor Gerald Durrell (1925) se hiciera tan célebre como él, Lawrence llegó a Londres desde Bournemouth dispuesto a llevar una vida literaria y bohemia, y su guía e introductor en la capital, quien le enseñó a desenvolverse en el Londres literario y nocturno, fue el precoz John Gawsworth, de su misma edad pero a quien Durrell veía con admiración como a un «Escritor de Verdad».

Posiblemente fue Gawsworth quien convenció a Durrell para que escribiera el presente y extrañísimo cuento, «The Cherries», para incluirlo en la ya mencionada antología Masterpiece of Thrills (1936). Aunque en algunas de las novelas del Durrell posterior aparecen elementos macabros, este relato es uno de los más raros que yo he leído en su género, y quizá anticipa algunas notables argucias técnicas, por las que The Alexandria Quartet fue tan celebrado en su día.