Capítulo dos

Lección n.º 2.
El cuento de hadas se acabó

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Hay muchas razones por las que el papel que desempeñan los padres en la vida de los niños ha cobrado una nueva y decisiva dimensión. Algunos dirían que los tiempos han cambiado… y que en la actualidad el cambio se ha convertido en una constante en nuestras vidas. En mi opinión, la mayoría de la gente sencillamente no está evolucionando de la misma forma que lo hace la vida. Los consejos financieros que recibimos de nuestros padres son antiguos, están pasados de moda, incluso obsoletos para el mundo de hoy.

JUSTIFICACIÓN

EL CUENTO DE HADAS SE ACABÓ

Hubo una vez un mundo en el que lo único que tenía que hacer la gente era ir a la escuela, conseguir un empleo, trabajar arduamente y retirarse. De hecho, hasta hace algunos años la empresa para la que habías trabajado se encargaba de ti al jubilarte… Recibías un cheque de pensión y prestaciones médicas de por vida. Pero ahora todo eso es un viejo cuento de hadas.

Hubo una vez un mundo en el que lo único que tenía que hacer la gente era comprar una casa y esperar a que subiera su valor. Los propietarios se volvían ricos mientras dormían. Muchos podían vender sus inmuebles, hacerse así con una pequeña fortuna para mantenerse en su jubilación, comprar una casa más pequeña y vivir felices para siempre. Pero ahora todo eso es un viejo cuento de hadas.

Hubo una vez un mundo en el que el dólar estadounidense era tan valioso como el oro. Pero ahora todo eso es un viejo cuento de hadas.

Hubo una vez un mundo en el que lo único que la gente tenía que hacer en la vida era estudiar una carrera universitaria para asegurarse de que ganaría más dinero que aquellos que no iban a la universidad.

En 2007, el mercado de las hipotecas subprime sufrió un colapso, y ese fue el inicio del mayor desastre financiero de la historia. El cuento de hadas se convirtió en pesadilla… En una pesadilla que aún no termina.

Debido al miedo, millones de padres continuaron recomendándoles a sus hijos: «Ve a la escuela y obtén un título universitario para que luego puedas conseguir un empleo bien pagado». Presas del pánico, los padres recitaron este mantra a pesar de que el desempleo ya era muy alto entre los jóvenes, incluso entre los que contaban con títulos universitarios. Muchos graduados que no pueden encontrar trabajo prefieren continuar estudiando posgrados. Sin embargo, cuando estos jóvenes salen de la facultad están aún más endeudados y siguen buscando ese empleo bien pagado de ensueño.

LA EDUCACIÓN SE HACE MÁS COSTOSA

¿Por qué si los precios se desplomaron en todo el mundo se incrementó el costo de la educación?

  • En 2006, los precios de las casas en Estados Unidos estaban en un promedio de 230 000 dólares. Para 2011, habían caído un 26 % y el promedio fue entonces de 170 000.
  • Cuando los precios de los inmuebles cayeron, los de la educación universitaria subieron un 4,6 % entre 2006 y 2007, hasta llegar a un promedio de 22 218 dólares.
  • El 9 de octubre de 2007 el promedio industrial Dow Jones llegó a un punto máximo de 14 164, pero para marzo de 2008 había caído más del 50 %, hasta llegar a 6469 puntos.
  • Mientras el Mercado de Valores se desplomaba entre 2007 y 2008, las tasas universitarias se incrementaron un 5,9 % hasta alcanzar un nuevo promedio de 23 712 dólares.
  • En julio de 2008, el petróleo llegó al punto más alto con un precio de 147 dólares por barril, y luego se desplomó hasta 40 dólares por barril antes de recuperarse.
  • Mientras los precios del petróleo caían entre 2008 y 2009, las tasas universitarias se incrementaban un 6,2 % para llegar a 25 177 dólares.
  • En 2011, las deudas estudiantiles sobrepasaron la deuda de tarjetas de crédito por primera vez por más de 1 billón de dólares tan solo en Estados Unidos.

DEUDA IMPERDONABLE

Hoy en día, miles de estudiantes sumamente bien preparados dejan la facultad cargados de deudas por préstamos estudiantiles: los más terribles de todos. Los préstamos estudiantiles son los peores porque nunca se condonan ni se liberan. En el caso de otros tipos de deuda, como la hipotecaria o la de tarjetas de crédito, el deudor puede declararse en bancarrota para que la deuda se elimine. Pero no sucede así con los préstamos estudiantiles. Incluso si el estudiante fallece y si sus padres firmaron como avalistas —como sucede en muchos casos—, ellos están obligados a pagar el préstamo.

EL RELOJ NO SE DETIENE

En cuanto el estudiante se titula comienza a correr el reloj de los intereses acumulables. En lugar de enriquecerse al salir de la universidad, millones de estudiantes se vuelven más pobres y se endeudan más porque los intereses sobre el préstamo estudiantil original comienzan a acumularse.

Un préstamo estudiantil puede afectar negativamente la vida de un joven. El préstamo puede afectar la casa que este joven compre (en caso de que pueda darse el lujo de adquirir una), la calidad de vida de su familia (si acaso puede mantener una familia) y sus esperanzas de tener una jubilación segura (si acaso puede llegar a jubilarse).

Para muchos, el préstamo estudiantil se convierte en la legendaria cruz que deben cargar de por vida.

¿CUÁNTO VALE UNA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA?

Por primera vez en la historia, la gente está cuestionando el valor de la educación universitaria. Algunos incluso dirán que el Retorno Sobre Inversión (ROI, por sus siglas en inglés) de este tipo de educación es tan bajo, que en realidad no vale la pena invertir en ella.

Entre 2006 y 2007, el salario promedio inicial para los recién graduados en Estados Unidos era de 30 000 dólares. Entre 2009 y 2011 había caído a 27 000.

LA CRISIS DEL DESEMPLEO

El desempleo juvenil es parte de una crisis internacional. Es un problema que ya nos condujo a la «Primavera árabe», a la «Ocupación de Wall Street» y a otro tipo de manifestaciones colectivas de la juventud desempleada.

La conmoción del futuro

Por primera vez en Estados Unidos, mucha gente cree que a sus hijos no les irá mejor que a ellos en el ámbito financiero.

En 2012, mientras la campaña presidencial se calentaba, los dos candidatos prometieron devolverle a Estados Unidos sus empleos. Pero ¿cómo puede suceder eso, si los obreros estadounidenses ganan entre 125 y 200 dólares al día, ya habiéndose incluido las prestaciones? En los países con salarios más bajos, muchos trabajadores ganan solo 2 dólares al día.

Incluso China está teniendo problemas con estos países. Se estima que hay docenas de lugares en que los salarios de los trabajadores son más bajos que en China. No se necesita ser maestro de matemáticas para darse cuenta de que las fábricas buscan la mano de obra barata y que 2 dólares es mucho menos que 200.

El 5 de noviembre de 2012, la revista Time publicó este artículo de Peter Gumbel:

Por qué el problema de desempleo juvenil de Estados Unidos es peor que el de Europa

Las estadísticas más recientes de desempleo dadas a conocer esta semana en los dos lados del Atlántico muestran que el número de desempleados continúa incrementándose en Europa muy por encima de la tasa de Estados Unidos, y que el panorama es particularmente desalentador para los jóvenes europeos menores de 25 años. En las 27 naciones de la Unión Europea, la tasa de desempleo juvenil subió al 22,8 % en septiembre, cuando originalmente era del 21,7 % el año anterior. En Grecia y España esa proporción es de más del 26 %. Mientras tanto, la tasa de desempleo en Estados Unidos no cambió en esencia durante octubre, y permaneció en un 7,9 %, según anunció el Departamento de Estadísticas Laborales el 2 de noviembre. Asimismo, la tasa de desempleo en Estados Unidos entre jóvenes menores de los 25 años fue del 16 %.

Dichas estadísticas, sin embargo, son bastante elusivas porque no nos dicen la verdad completa. No incluyen a los millones de jóvenes que no pertenecen al mercado laboral porque siguen estudiando o porque están inscritos en programas de formación de algún tipo. Si se tiene en cuenta a esos jóvenes, el panorama continúa siendo lúgubre en todos lados, pero Estados Unidos presenta un problema de desempleo juvenil aún mayor que el de Europa.

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La educación se está volviendo más decisiva que nunca. Nuestras facultades ofrecen la importante función de generar trabajadores bien formados que apoyen la economía. Preparan, por ejemplo, a los doctores, economistas, abogados, ingenieros, maestros, trabajadores sociales, mecánicos, trabajadores de la construcción, cocineros, oficiales de policía y personal militar que son tan esenciales para la sociedad civilizada.

Pero ¿cuánta de esta gente —educada o no— podrá conseguir empleo a medida que la economía global se contraiga? En abril de 2012, solo menos del 50 % de la clase graduada de Estados Unidos pudo conseguir un verdadero trabajo. Muchos graduados encontraron algo que hacer, pero se trata de empleos por debajo de sus habilidades y preparación.

La pregunta es ¿qué tipo de educación es el más importante?

¿Y por qué si los empleos se siguen fugando a países con salarios más bajos les seguimos diciendo a nuestros hijos «Estudia para que puedas conseguir un empleo bien pagado»? ¿Por qué hablamos de seguridad en el trabajo, si los avances en la tecnología sencillamente hacen que algunos empleos se vuelvan obsoletos? E igual de importante, ¿por qué se imparte tan poca —si acaso se imparte alguna— educación financiera en nuestras escuelas?

EN LA CIMA DE LA CADENA ALIMENTICIA

La mayoría de los padres quiere que sus hijos tengan una buena educación para asegurar su futuro. Los padres quieren que lleguen a la cima de la cadena alimenticia. Muchos padres le temen a la idea de que sus hijos terminen realizando empleos menores, por debajo de sus capacidades, con salarios inferiores, que paguen mayores impuestos y que, además, tengan que lidiar con la inflación toda su vida.

Los padres tienen la esperanza de que una buena educación les ayudará a sus hijos a tomar la delantera en el salón de clases o los convertirá en los líderes de la manada, es decir, que les servirá para llegar a ser doctores, abogados o directores ejecutivos.

EL DISCURSO DE VENTAS

El discurso de ventas de las escuelas es el siguiente:

«Debes terminar la escuela».

«Debes obtener un título universitario».

«Si no acabas la escuela, no tendrás éxito en la vida».

Las siguientes 50 personas no terminaron la escuela, pero eso no les impidió superarse y llegar hasta la cima.

  1. George Washington. Presidente de Estados Unidos.
  2. Abraham Lincoln. Presidente de Estados Unidos.
  3. Harry Truman. Presidente de Estados Unidos.
  4. Grover Cleveland. Presidente de Estados Unidos.
  5. Zachary Taylor. Presidente de Estados Unidos.
  6. Andrew Johnson. Presidente de Estados Unidos.
  7. John Glenn. Astronauta y senador de Estados Unidos.
  8. Barry Goldwater. Senador de Estados Unidos.
  9. Benjamin Franklin. Ministro de Estados Unidos en Francia.
  10. Winston Churchill. Primer Ministro de Inglaterra.
  11. John Major. Primer Ministro de Inglaterra.
  12. Robert Frost. Poeta.
  13. Florence Nightingale. Enfermera.
  14. Buckminster Fuller. Visionario e inventor.
  15. George Eastman. Fundador de Eastman Kodak.
  16. Ray Kroc. Fundador de McDonald’s.
  17. Dave Thomas. Fundador de Wendy’s.
  18. Ralph Lauren. Diseñador de modas y empresario.
  19. Doris Lessing. Premio Nobel de Literatura.
  20. George Bernard Shaw. Dramaturgo.
  21. Peter Jennings. Presentador de ABC.
  22. Cristóbal Colón. Explorador.
  23. TD Jakes. Pastor.
  24. Joel Osteen. Pastor.
  25. John D. Rockefeller. Fundador de Standard Oil.
  26. Karl Rove. Asesor presidencial.
  27. Ted Turner. Fundador de CNN.
  28. Quentin Tarantino. Director de cine.
  29. Peter Jackson. Director de cine (El señor de los anillos).
  30. Mark Twain. Escritor.
  31. Leon Uris. Escritor.
  32. Carl Bernstein. Reportero del Washington Post.
  33. Carly Fiorina. Director Ejecutivo de Hewlett Packard.
  34. Charles Dickens. Escritor.
  35. Andrew Carnegie. Industrial.
  36. William Faulkner. Ganador de los premios Nobel y Pulitzer.
  37. Li Ka Shing. El hombre más rico de Asia.
  38. Richard Branson. Fundador de Virgin Atlantic Airways y Virgin Records.
  39. Enzo Ferrari. Fundador de Ferrari.
  40. Henry Ford. Fundador de Ford Motor Company.
  41. J. Paul Getty. Fundador de Getty Oil.
  42. Jack London. Escritor.
  43. Larry Ellison. Fundador de Oracle.
  44. Tom Anderson. Fundador de My Space.
  45. Mark Zuckerberg. Fundador de Facebook.
  46. Steve Jobs. Fundador de Apple.
  47. Steve Wozniak. Fundador de Apple.
  48. Bill Gates. Fundador de Microsoft.
  49. Paul Allen. Fundador de Microsoft.
  50. Ringo Starr. Beatle.

QUÉDATE EN LA ESCUELA

Con lo anterior no estoy sugiriendo que los niños deban abandonar la escuela o que esta no es importante. La educación es fundamental. La pregunta es ¿qué tipo de educación?, ¿adónde llevará esa educación a tus hijos?, ¿la educación que reciban los preparará para el futuro?, ¿una verdadera educación les ayudará a tus hijos a tener seguridad financiera en un mundo que es cada vez más incierto?

Este libro trata sobre el tipo de educación que no se enseña en las escuelas. Trata sobre cómo colocar a tus hijos en un camino en el que no necesitarán un empleo o una pensión del Estado para sentirse seguros. Trata sobre cómo llegar a la cima en lugar de trabajar para quienes ahora están ahí.

Este libro trata sobre capitalismo. En él se explicará por qué algunos de los líderes más importantes de los negocios de nuestros tiempos nunca terminaron la escuela; ejemplos notables como Steve Jobs, Bill Gates y Mark Zuckerberg. En este libro descubrirás lo que ellos ya saben… y por qué abandonaron la escuela.

EL FUTURO DE LA EDUCACIÓN

Hubo una vez un mundo en el que lo único que un niño tenía que hacer era concentrarse en dos tipos de educación, que son los siguientes:

  1. Educación académica. Esta educación fortalece las habilidades generales, como aprender a leer, escribir y resolver problemas matemáticos. Es un tipo de educación extremadamente importante.
  2. Educación profesional. Esta educación ofrece habilidades más especializadas para aprender a vivir. Con ella, los estudiantes más brillantes, los de «10», se convierten en doctores, economistas, ingenieros, abogados o ejecutivos de negocios. Los otros tipos de escuelas a este nivel son para estudiantes que quieren llegar a ser mecánicos, trabajadores de la industria de la construcción, cocineros, enfermeras, secretarias y programadores.

¿Qué falta?

3. Educación financiera. Es el nivel de educación que no se encuentra en nuestro sistema escolar. Esta es la educación del futuro. Debo reiterar que siempre les recomendamos a nuestros hijos asistir a la escuela para conseguir un empleo y ganarse la vida; sin embargo, no les enseñamos prácticamente nada respecto al dinero.

Las estadísticas nos hablan de una historia más bien triste y aleccionadora. Mientras el 90 % de los estudiantes quieren aprender más acerca del dinero, el 80 % de los maestros no se siente cómodo al enseñar esta asignatura. Algún día la educación financiera formará parte de los programas de todas las escuelas, pero no será pronto.

MI HISTORIA

Mi educación financiera empezó cuando tenía nueve años, gracias a mi Padre Rico. Él no era mi verdadero padre, sino el de mi mejor amigo. Usaba el Monopoly® como herramienta didáctica y jugábamos con él por horas después de salir de clases.

Cuando yo llegaba a casa, mi verdadero padre, al que llamo Padre Pobre, me decía: «Deja de perder el tiempo con ese juego tonto. Deberías estar aquí estudiando y haciendo la tarea. Si no haces la tarea, no tendrás buenas calificaciones, no entrarás a una buena universidad y no conseguirás un empleo bien pagado». Y como nunca sacaba buenas calificaciones —fui el eterno estudiante de «6», o «C»—, mi Padre Pobre y yo teníamos esta discusión con mucha frecuencia.

Mike, mi mejor amigo, era el hijo de mi Padre Rico. Fuimos juntos a una escuela que era para niños adinerados, pero la buena noticia es que nosotros éramos pobres (Padre Rico todavía no tenía una fortuna, y mi Padre Pobre, aunque llegó a tener éxito, nunca hizo dinero). Debido a lo anterior, Padre Rico decidió encargarse de nuestra educación financiera jugando Monopoly con nosotros de manera regular. Quería que nos volviéramos más inteligentes y adinerados que los chicos ricos.

Un día nos llevó, a su hijo y a mí, a hacer un «estudio de campo», pero en lugar de ir a un museo o galería de arte, nos llevó a ver sus «casas verdes», es decir, sus propiedades para alquilar. Ahí fue cuando comprendí que Padre Rico en realidad estaba jugando al Monopoly… en la vida real. «Un día», nos dijo, «estas casas verdes se transformarán en mi gran hotel rojo».

Cuando regresé a casa y le dije a mi padre que Padre Rico estaba jugando al Monopoly en la vida real, se rio. Pensó que era ridículo. Me recomendó dejar de perder el tiempo en juegos y me dijo que me pusiera a hacer la tarea.

En aquel tiempo, mi padre era el jefe de Educación de la Gran Isla de Hawai. Algunos años después llegaría a la cima del sistema educativo y se convertiría en el Superintendente de Educación de todo el estado.

Mi Padre Pobre era estudiante de «10»; el mejor de su clase, presidente del grupo. Adoraba la escuela. En solo dos años se graduó de una licenciatura de cuatro años de duración de la Universidad de Hawai. También asistió a la Universidad de Stanford, la de Chicago y la Universidad Northwestern.

Mi Padre Rico, en cambio, ni siquiera terminó la secundaria porque su padre murió y tuvo que hacerse cargo del negocio de la familia. A pesar de que su educación formal era limitada, llegó a ser uno de los hombres más ricos de Hawai. Cuando yo tenía diecinueve años, él compró su «hotel rojo» justamente en la playa Waikiki. Sus «casitas verdes» se convirtieron en un gigante «hotel rojo» en solo diez años.

En aquel entonces, yo no comprendía de qué manera tan profunda cambiarían mi vida el juego del Monopoly y la educación de mi Padre Rico. Él usó este juego de mesa para enseñarme a pensar como capitalista.

Mi Padre Rico y mi Padre Pobre eran diametralmente opuestos. Ambos eran hombres decentes, pero nunca se llevaron bien. Sus diferencias se evidenciaron cuando yo tenía diez años. A mi Padre Pobre no le hizo gracia que yo acompañara a mi Padre Rico a cobrarles el aquiler a los inquilinos de sus «casitas verdes». No le agradaba la idea de que yo cobrara el alquiler, por lo que se molestó mucho; también mi madre. Ambos pensaban que aquella era una lección demasiado cruel para un niño de diez años. Sin embargo, cobrar aquellos alquileres me abrió los ojos a la vida real.

Más adelante comprendí por qué mis padres estaban tan molestos: nosotros vivíamos de alquiler y, por supuesto, también había un casero que venía a tocar a la puerta para cobrar la renta. Algunos años después, cuando ya estaba en secundaria, mis padres lograron comprar por fin una casa con el dinero que habían ahorrado.

MI VENTAJA DEL GANADOR

La educación formal era importante para mis dos padres; ambos querían que sus hijos fuéramos a la universidad, y así lo hicimos. El hijo de Padre Rico se graduó de la Universidad de Hawai y, mientras estudiaba, dirigía los negocios de su padre.

Mi padre no tuvo dinero para pagarme la universidad, por eso, en cuanto acabé el bachillerato supe que tendría que arreglármelas solo. Eso me motivó a solicitar el ingreso a las academias militares. A pesar de que mis calificaciones eran terribles, tuve buenos resultados en el examen SAT y, además, era buen jugador de fútbol. Recibí dos invitaciones: una para entrar a la Academia Naval de Estados Unidos en Annapolis, Maryland; y la otra para la Academia de la Marina Mercante de Estados Unidos en Kings Point, Nueva York. Acepté la plaza en Kings Point y me gradué en esa universidad en 1969 con el título de licenciado en Ciencias.

Ahora que lo veo en retrospectiva, me doy cuenta de que el tiempo que pasé con mi Padre Rico me brindó una ventaja para ganar en la vida, en lo que se refiere al dinero, en particular. Entre los nueve y los dieciocho años, cuando acabé el bachillerato y me fui a Nueva York, pasé uno o dos días a la semana, a la salida de la escuela, y dos sábados al mes, trabajando para Padre Rico sin recibir un salario. Si ya has leído Padre Rico, Padre Pobre, entonces estás enterado de cuánto molestaba eso a mi Padre Pobre. Él creía que mi Padre Rico solo nos estaba explotando a mí y a su hijo. Como mi Padre Pobre pertenecía al sindicato de maestros, en realidad no debió sorprenderme escucharlo murmurar sobre «la Ley para el empleo infantil».

La lección de Padre Rico

«Los juegos son mejores maestros que los maestros mismos».

Padre Rico nunca nos pagó porque nos estaba entrenando para convertirnos en capitalistas. No nos pagaba porque no quería que creciéramos y fuéramos empleados que solo trabajan a cambio de dinero. Padre Rico quería que fuéramos empleadores…, empresarios, capitalistas que aprovecharíamos el Talento de Otras Personas y el Dinero de Otras Personas (OPT y OPM por sus siglas en inglés, respectivamente) que llegaran a trabajar para nosotros.

Obviamente, las ideas de Padre Rico sobre «trabajar para aprender, no para ganar dinero» alteraron muchísimo a mi padre, quien era más socialista que capitalista.

En seguida encontrarás la imagen del cono del aprendizaje desarrollado en 1969 por el doctor Edgar Dale, maestro en educación. El doctor Dale (1900-1985) recibió su doctorado de la Universidad de Chicago y enseñó durante años en la Universidad Estatal de Ohio.

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De acuerdo con el doctor Dale, el hecho de que mi Padre Rico usara el Monopoly como herramienta didáctica y que nos llevara a cobrar los alquileres, era un método muy efectivo para enseñarnos, a su hijo y a mí, sobre el dinero.

Pregunta: ¿Esto significa que la lectura y las conferencias no son importantes?

Respuesta: No, al menos, no para mí. El juego del Monopoly me inspiró a aprender más. Hoy en día leo más, estudio más y voy a más clases gracias a que el juego y la simulación de experiencias de la vida real me inspiraron a aprender.

Actividad empresarial

En el libro de Luntz, What Americans Really Want… Really, el doctor Frank informa de que de los encuestados:

—El 81 % dice que las universidades y los bachilleratos deberían desarrollar habilidades empresariales en los estudiantes de manera activa.

—El 77 % dice que los gobiernos estatal y federal deberían motivar a los ciudadanos para que se vuelvan empresarios.

—El 70 % dice que el éxito y la salud de nuestra economía dependen de ello.

A pesar de ser pobre y leer con lentitud, pudo asimilar libros sobre temas financieros y empresariales que muy poca gente elegiría para leer. Al juego del Monopoly le atribuyo haberme brindado cimientos sólidos sobre los cuales construir mi educación en el mundo real. Pero lo más importante es que aprendí más, retuve más y quise seguir aprendiendo más, gracias a la experiencia de jugar al Monopoly de niño y de aplicar lo que estaba aprendiendo al cobrar los alquileres con Padre Rico. Esas lecciones se quedaron grabadas en mi mente para siempre. Aunque tengo una licenciatura en Ciencias de una gran facultad, en realidad no recuerdo mucho de lo que aprendí durante los cuatro años que estudié ahí. Por ejemplo, recuerdo que estudié tres años de cálculo, pero ahora no podría resolver un problema matemático aplicando el cálculo. Ya lo sabemos, hay que practicar. Si en la actualidad fuera científico y lanzara cohetes al espacio, necesitaría el cálculo, pero para ser rico no es indispensable. Lo único que requiero son las matemáticas del nivel elemental: suma, resta, multiplicación y división.

En 1984, mi esposa Kim y yo fundamos una empresa de educación financiera con oficinas en Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda, Singapur, Canadá y Malasia. En la empresa enseñamos actividades empresariales por medio de juegos y simulaciones. El aprendizaje era divertido y emocionante.

Nos retiramos en 1994. Kim tenía 37 y yo 47. Nos retiramos con ingresos pasivos, es decir, el flujo de efectivo que recibíamos de nuestras inversiones. Al igual que Padre Rico, jugamos al Monopoly en la vida real, y lo seguimos haciendo. Durante el colapso económico de 2007, nuestros ingresos (flujo de efectivo) se incrementaron al mismo tiempo que los precios de los activos caían. Con esto se confirma que uno de los aspectos esenciales de la educación financiera es saber cómo afrontar los mercados de valores o los colapsos económicos.

En 1996, Kim y yo fundamos la Compañía Padre Rico (Rich Dad Company). Esta empresa fabrica productos de educación financiera, como los juegos de mesa CASHFLOW® 101, CASHFLOW® 202 y CASHFLOW®ForKids. Los juegos de mesa son una excelente herramienta para que los miembros de la familia aprendan juntos.

También tenemos una creciente línea de juegos electrónicos para dispositivos móviles y tabletas. Nuestros productos electrónicos tienen apoyo en programas on line y herramientas de asesoría… para que te puedas calificar a ti mismo, corregir, aprender y mejorar.

En 1956, cuando Mike y yo teníamos nueve años, Padre Rico empezó a enseñarnos habilidades financieras y empresariales por medio de juegos y simulaciones. Él estaba adelantado a su tiempo y, gracias a eso, tuvimos una ventaja para ganar, a la que nuestros compañeros de clase nunca tuvieron acceso.

ACCIONES PARA PADRES

INVIERTE EL TIEMPO NECESARIO PARA HABLAR DE DINERO Y DEL PAPEL QUE ESTE DESEMPEÑA EN LA VIDA

Por desgracia, hay muchos hogares en los que no se habla sobre el dinero. Y si acaso llega a mencionarse, por lo general es como parte de una discusión.

Recuerdo que, cuando era niño, mi padre y mi madre peleaban por dinero. Sin importar cuánto ganara mi padre, nunca teníamos lo suficiente. En lugar de hablarnos sobre dinero, mi padre y mi madre, las dos personas que yo más amaba, pasaban el tiempo peleando por él. Padre Rico, por otra parte, invertía horas en hablar sobre problemas económicos reales. Hoy en día continúo explorando estos temas, pero ahora lo hago con mi esposa. Kim y yo no peleamos por dinero, solo tenemos conversaciones sobre el mismo.

En cuanto establezcas el ritual familiar de las Noches de Educación de Riqueza, haz que este sea un tiempo para hablar sobre problemas económicos de la vida real a medida que estos se vayan presentando. Habla sobre los problemas y los desafíos, sobre lo que los originó y de qué manera piensas resolverlos.

Invierte tiempo en convertir tu casa en un lugar propicio para el análisis, no para las peleas por dinero.

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