¡Treinta y seis millones!
(Jueves 8 de mayo de 1930)

Voy por el desierto del Sahara. Quiero decir, por la Avenida Rio Branco a las nueve y cuarenta de la noche. Si la hubieran barrido con una ametralladora, no estaría más limpia de gente. En un bar llamado Casa Simphatia (con h y todo) se esgunfian mirando el asfaltado. Sólo una pareja, en dos sillones cestas, se da ósculos inflamatorios. El encargado del bodegón mira alarmado y ha tomado el apaga incendios automático. Se ve que está dispuesto a proceder.

Yo pienso. Pienso lo siguiente, en un soliloquio que me creo con derecho a transmitirles:

¡Cha digo! Desde que he llegado a este país no he visto un sólo entierro. ¿Aquí no se muere nadie? Por el contrario, esta pareja que se está arrullando tiene aspecto a todas luces de regalarle al Estado dos mellizos dentro de poco tiempo. No se muere nadie y yo no sé, todavía, cómo son los carros fúnebres.

¿Pero hay funerarias en el Brasil? Aún no he visto una, y eso que he ido a todas las islas, al Pan de Azúcar y la Praia Vermeia y al diablo. No hay enterradores, ni corredores de muertos, ni cajones, ni nada. Creo que ni cementerios. Mirando a la rua de Buenos Aires hay un mercado de flores, flores con olor a cadaverina y unos truculentos bagayos de coronas. A menos que la Municipalidad espere una peste fulminante, este mercado de coronas no se justifica. Un crosta, con barba portuguesa, hace la guardia rechupando aburrido un mal cigarro. Y el mundo emperrado en vivir. No se muere nadie, está visto; y el Brasil tiene treinta y seis millones de habitantes. Y como siga así, en breve tiempo tendrá setenta y dos millones.

También

También. ¡Cómo para no tener treinta y seis millones! Fíjense. No se escolaza, no se bebe, no se va al teatro porque de los tres teatros, uno está cerrado, el otro sin compañía y el tercero en refacción. No se pierde el tiempo en el café porque en los cafés no hay tolerancia para los vagos. No se juega porque todos los cabarets donde había timba fueron clausurados. No se pierde el tiempo con malas mujeres porque las malas mujeres dispararon aburridas de tanta moralidad. No se lee porque los libros cuestan caro y con darles una ojeada a los periódicos el asunto está liquidado. No se va a los comités porque aquí no hay comités. No se va a las bibliotecas obreras porque los obreros no tienen bibliotecas. Alguna que otra sección de biógrafo y dese usted por servido. Y las cintas de cinematógrafo pasan previamente por una comisión de censura que las expurga de cuanto elemento revolucionario pudieran encerrar.

¿Qué hace la gente?, me dirá usted.

Trabajar. Aquí trabaja todo el mundo. Ya lo dije en otra nota y lo repito en esta, para que no se olvide. Trabajan blancos y negros, mujeres y hombres. En las boleterías de las compañías de navegación encuentra mujeres. Casi todas las cigarrerías están atendidas por mujeres. La mujer trabaja a la par que el varón; se gana el feyon, es decir, los porotos.

«Aquí toda a gente a grama» (Aquí toda la gente trabaja). Y luego a casita.

En algo hay que entretenerse

Ustedes comprenderán que en algo un cristiano tiene que entretenerse y estos cristianos que falan portugués se divierten todos los años encargando un nene a París. Cuanto más crosta es un desdichado, más purretes tiene su facenda. Un grone de paseo es un espectáculo; dos negras con los chicos a cuestas constituyen una brigada que ocupa íntegramente un bondi.

Trabajan y tienen hijos. Siguen en el más amplio sentido de la palabra el bíblico precepto.

Treinta y seis millones. Es brutal la suma. Si vivieran de otro modo, pero al paso que van, algún día constituirán el estado más importante de la América del Sud.

¿Ciudades? En todo el interior del Brasil se improvisan, al margen de pésimos ramales de ferrocarril, ciudades que algún día serán centros de población importantes.

Los negros desaparecen, me dicen, y yo los encuentro hasta en la sopa. Desaparecen porque se fusionan con la clase blanca, de manera que cuando nos acordemos, Brasil tendrá cien millones de habitantes. Y no pasarán muchos años. Cuando la gente labura y no bebe y no juega y se queda en su casa…