Yo siempre tuve buena suerte escribiendo en Cuba... Me mudé de Key West para acá en 1938 y alquilé esta finca y la compré finalmente cuando se publicó Por quién doblan las campanas... Es un buen lugar para trabajar porque está fuera de la ciudad y enclavado en una colina... Me levanto temprano cuando sale el sol y me pongo a trabajar y cuando termino me voy a nadar y tomo un trago y leo los periódicos de Nueva York y Miami. Después del trabajo uno puede irse a pescar o a practicar tiro de pichones y por las tardes Mary y yo leemos y oímos música y nos vamos a la cama. Algunas veces vamos a la ciudad o a un concierto. Algunas veces vamos a una pelea o a ver una película y luego vamos al Floridita. En el invierno podemos ir al jai alai.

A Mary le gusta la jardinería y tiene un jardín y un huerto de rosas. Perdí cinco años de mi vida durante la guerra y ahora estoy tratando de recuperarlos. Yo no puedo trabajar y vivir en Nueva York porque nunca aprendí a hacerlo... Pero este otoño cuando salga El viejo y el mar tú verás parte del resultado del trabajo de los últimos cinco años.

de una carta a Earl Wilson, 1952