Capitulo 11
MAURO Y HILLARS
A media manzana de la oficina inmobiliaria End-of-the-Trail hay un Volvo negro escondido tras una rama colgante de un roble de Virginia.
Mauro estornuda y se saca el pañuelo del bolsillo.
—Maldita sea, odio este lugar. Incluso en esta época del año, hay más polen aquí que en todo el resto del país.
Hillars se encoge de hombros y suspira.
—Me gustaría saber qué está haciendo ahí —dice Mauro, tamborileando con los dedos sobre el volante.
—Supongo que le ha traído un mensaje de su marido a Stone —responde Hillars.
Seguro que tienes razón —Mauro se mete el pañuelo al bolsillo y da una palmada en el volante—. Demonios, sabía que teníamos que haber colocado micrófonos en esa oficina.
—No teníamos tiempo —le recuerda suavemente Hillars.
—No vuelve a Carmel —dice Mauro, cuando Abby sale de la oficina, sube al Jeep y se dirige al este por la carretera de Carmel Valley—. Deberíamos seguirla —afirma, y enciende el motor.
—No. En este momento, Rick Stone es más importante. Debe de estar metido en esto hasta el cuello.
—No estoy de acuerdo. Me apuesto lo que quieras a que es la mujer. Ella y la novia de Northrup, la tal Karen Dean.
—Quizá. Sin embargo, yo prefiero que esperemos aquí y sigamos a Stone cuando se marche.
La expresión de Mauro transmite desaprobación. Sin embargo, no dice nada porque el agente especial Hillars es su superior. «Maldita sea, tiene uno de los puestos más altos entre todos los agentes del Servicio Secreto», piensa Mauro. «Ésa es la razón de que el presidente lo pusiera en este caso, para empezar».
Algunas veces, sin embargo, Mauro no puede evitar cuestionarse ciertas cosas.
Alarga el brazo hacia el asiento trasero y toma uno de los libros que tiene allí.
—¿El auge y la caída de la civilización occidental? —Hillars lee el título en voz alta y mira extrañado a Mauro—. Tienes una colección muy variada ahí detrás. Historia mundial y Diez nuevas maneras de hacerse rico en el mercado inmobiliario.
—Es para pasar el rato —dice Mauro—. Además, creo que hay que tener conocimientos sobre lo que están haciendo nuestros sospechosos —añade, y toma otro de los libros. Hillars hace una mueca de asco.
—Trepanación —dice, leyendo el título—. Eso fue lo que mató a Marti Bright.
—Es un tema fascinante —comenta Mauro—. Dicen que lleva practicándose miles de años.
Hillars sacude la cabeza.
—¿Te gusta leer esas cosas?
—Como ya he dicho, me ayuda a estudiar a esta gente. Me da pistas sobre lo que pueden pensar. Deberías probarlo alguna vez —responde Mauro.
—Paso.
«Claro», piensa Mauro. «Por eso nunca serás tan listo como yo».