V.2

[1] Se levantaron temprano y se pusieron en camino al encuentro de Gobrias, Ciro a caballo junto con la nueva caballería persa, que sumaba alrededor de los dos mil; a estos les seguían, en número igual, los equipados con escudos de mimbre y espadas cortas; el resto del ejército avanzaba también en formación. Ordenó también Ciro a cada uno de los caballeros que dijese a sus nuevos escuderos250 que cualquiera de ellos que fuese detrás de las tropas de retaguardia, o delante de las primeras filas, o en los flancos fuese cogido fuera de las formaciones, sería castigado. [2] Al día siguiente, al atardecer, alcanzan el territorio de Gobrias y ven que la fortificación es extraordinariamente sólida y que todo sobre los muros está preparado para defenderse lo mejor posible; veían también muchos bueyes y rebaños de todas clases llevados al abrigo de la muralla. [3] Gobrias mandó mensajeros a Ciro que le exhortasen a dar una vuelta a caballo en torno a la ciudad para ver por dónde el acceso sería más practicable, y enviar al interior de la ciudad, ante su presencia, a algunos hombres de su con lianza, para que, después de verla, contasen a Ciro cuál era la situación dentro de la ciudad. [4] Así que Ciro, como, en realidad, quería ver con sus propios ojos si la muralla era atacable por algún sitio, o si Gobrias le mentía descaradamente, hizo a caballo el entorno de la ciudad y vio que por todas partes las fortificaciones eran demasiado fuertes como para intentar el ataque; de otro lado, los emisarios que Ciro había enviado a entrevistarse con Gobrias, anunciaron a Ciro, a su regreso, que dentro de la ciudad había tantas provisiones, según a ellos les había parecido, como para que los que estaban dentro no tuviesen necesidad de nada a lo largo de una generación. [5] Ciro estaba preocupado de qué significaría todo esto, cuando Gobrias en persona salió a su encuentro acompañado de todas las gentes de la ciudad, que traían vino, harina de cebada y de trigo, junto con otros que conducían bueyes, cabras, ovejas, cerdos y cualquier otro animal comestible, reuniendo un número total suficiente como para darse un buen banquete el ejército entero que acompañaba a Ciro. [6] Los encargados de ello, se pusieron a distribuir todas estas viandas y a preparar la cena. Gobrias, por su parte, cuando todos sus hombres estuvieron fuera de la ciudadela, exhortó a Ciro a entrar del modo que considerase más seguro. Ciro se decidió a entrar después de haber enviado previamente vigías y una guarnición. Una vez que estuvo dentro, con las puertas de la muralla abiertas, llamó a su lado a todos sus compañeros y jefes de las tropas que le acompañaban. [7] Cuando estuvieron dentro, Gobrias hizo sacar copas de oro, aguamaniles, vasos y joyas de todas clases, así como un montón enorme de daricos251 y toda una serie de cosas hermosas; finalmente hizo salir a su hija, de extraordinaria belleza y talla, pero vestida de duelo a causa de la muerte de su hermano. Después de hacerla salir, Gobrias dijo lo siguiente: «Ciro, te regalo todas estas riquezas y te entrego a esta hija mía para que dispongas de ella como tú quieras. Te suplicamos, yo, lo he hecho ya antes, que vengues a mi hijo, ella, lo hace ahora, que vengues a su hermano.»

[8] Ciro contestó a estas palabras: «Yo te prometí también entonces, que si no me engañabas, te vengaría con todas mis fuerzas; ahora, al ver que tú me decías la verdad, debo ya mantener la promesa y prometo de nuevo a tu hija que, con la ayuda de los dioses, he de hacer todo lo que a ti te prometí. En cuanto a estas riquezas las acepto, pero se las regalo a mi vez a esta tu hija y a aquel que la tome por esposa. Me marcharé llevándome un solo regalo de tu parte, que yo no cambiaría por los tesoros que colman Babilonia252, ni con los del mundo entero me iría tan contentó como me voy con lo que tú me has dado.» [9] Gobrias sorprendido de qué podía ser ello y sospechando que se refería a su hija, le preguntó así: «¿Y qué es ello, Ciro?» Ciro contestó: «Es lo siguiente, Gobrias: yo creo que existen muchos hombres dispuestos a no cometer impiedad, ni ser injustos, ni mentir a sabiendas; pero como nadie ha querido confiarles ni grandes sumas de dinero, ni el poder absoluto, ni murallas fortificadas, ni hijos dignos de ser amados, mueren antes de llegar a mostrar qué clase de hombres eran. [10] Pero tú ahora precisamente al poner en mis manos tus fuertes murallas, tus riquezas de toda clase, tu poder, tu hija, digna posesión para cualquiera, has hecho que quede claro ante todos los hombres que yo no estaría dispuesto a cometer impiedad con mis anfitriones253, ni a llevar a cabo una injusticia por dinero, ni a mentir deliberadamente en lo convenido. [11] Yo no me olvidaré nunca de estas cosas, sábelo bien, mientras sea un hombre justo y goce de tal reputación entre los hombres; antes bien intentaré devolverte el honor con toda clase de bienes. [12] En cuanto a un marido para tu hija, no temas que te vaya a faltar uno digno de ella, pues yo tengo muchos y buenos amigos: uno de ellos será su esposo; sin embargo, si tendrá tantas riquezas como tú das en dote, o muchísimas más, eso no te lo puedo decir. Sabe bien, con todo, que hay entre ellos algunos que no aumentarán su admiración por ti, ni siquiera un poco, debido a las riquezas que tú le das en dote; ellos me envidian en este momento y suplican a los dioses todos, que a ellos les llegue también algún día la oportunidad de mostrar cuán fieles son para con los amigos —no menos que yo— y que nunca cederán ante los enemigos, mientras conserven la vida, a menos que la divinidad no dañe su mente254; igualmente que no preferirían todas las riquezas de los sirios y de los asirios, además de las tuyas, a cambio de la virtud y de la buena fama. Puedes estar seguro de que hay hombres así sentados aquí.» [13] Gobrias dijo echándose a reír: «Por los dioses, Ciro, muéstrame dónde están, para que yo te pueda pedir que alguno de ellos pase a ser hijo mío.» Ciro contestó: «Descuida, no necesitarás en absoluto que te informe yo, sino que, si te unes a mí, podrás tú mismo mostrar a otro las cualidades de cada uno de ellos.»

[14] En acabando estas palabras, Ciro cogió de la diestra a Gobrias, se levantó y salió, e hizo salir a todo su séquito. A pesar de que Gobrias le pedía insistentemente que se quedase a cenar dentro de la ciudad, no quiso, sino que cenó en el campamento y se llevó a Gobrias como su invitado. [15] Recostado sobre un lecho de follaje, le preguntó así: «Dime, Gobrias, ¿quién crees tú que tiene más cobertores, tú, o cada uno de nosotros?» El contestó: «Por Zeus, sé muy bien, que vosotros tenéis muchos más cobertores y camas y que vuestra casa es mucho más grande que la mía, ya que vosotros tenéis como casa la tierra y el cielo y para vosotros son camas todos los lugares para dormir que puede haber sobre la tierra; y que consideráis como cobertores no sólo los vellones de lana que dan los rebaños, sino todo el follaje que brota en montañas y llanuras.» [16] Como era la primera vez que Gobrias comía con ellos y se dio cuenta de la sencillez de los alimentos que se servían, pensó que ellos vivían más como hombres libres que los persas. [17] Pero cuando comprobó la moderación de los comensales... 255: en efecto, un hombre persa de los que han recibido educación256, jamás manifestará ante ninguna comida ni bebida una alteración en su mirada, ni un gesto de avidez, ni una actitud que denotase que no se cuida de actuar como si no estuviera asistiendo a una comida. Lo mismo que los buenos jinetes, si mantienen la calma sobre los caballos, pueden, cuando cabalgan, ver, oír y hablar con normalidad, de la misma manera los persas consideran que también en la mesa hay que mostrarse prudentes y mesurados; piensan asimismo que el dejarse excitar por la comida y por la bebida es, a su modo de ver, muy propio de cerdos y de fieras salvajes. [18] Se dio cuenta además Gobrias de que ellos se hacían unos a otros preguntas del tipo de las que uno prefiere que le hagan a que las eviten, y que igualmente se hacían bromas de aquellas que agrada más recibirlas que no recibirlas; asimismo constató que sus juegos distaban mucho de cualquier desmesura, mucho también de cualquier acción indigna y mucho también de molestarse unos a otros. [19] Lo que le pareció más grande fue el hecho de que. en campaña, no creían que debieran ser servidos en nada con mayor abundancia que todos los que afrontaban los mismos riesgos; al contrario, consideraban como el más agradable festín el que, los que iban a combatir a su lado, tuvieran a su disposición lo mejor.

[20] Cuando Gobrias se puso en pie con la intención de regresar a su casa, se cuenta que dijo: «Ya no me extraña, Ciro, si, aunque poseamos más copas, vestidos y oro que vosotros, nosotros valemos menos que vosotros. Porque nuestro afán es tener cada vez más cosas de este estilo, mientras que vosotros, me parece a mí, que dedicáis vuestros afanes a ser los mejores.» Éstas fueron sus palabras. [21] Ciro replicó: «Bueno, Gobrias, procura presentarte temprano con tus caballeros armados, para que veamos las fuerzas con que cuentas, y además nos conducirás a través de tu territorio, para que sepamos lo que debemos considerar amigo o enemigo.»

[22] Entonces, después de estas conversaciones, cada uno de ellos se marchó a sus obligaciones. Al despertar el día, se presentó Gobrias con su caballería, y les hacía de guía, (viro, por su parte, tal como es propio de un caudillo, no sólo prestaba atención a la marcha, sino que, a la vez que iba avanzando, miraba cómo sería posible debilitar a los enemigos y reforzar sus efectivos. [23] Así que llamando al Hircanio y a Gobrias (porque consideraba que éstos eran los más enterados de las cosas que él creía que había que saber), les dijo: «Amigos, yo creo que deliberando con vosotros, como personas fieles, acerca de esta guerra, probablemente no me equivocaré; veo, en efecto, que vosotros, más que yo, debéis vigilar para que el Asirio no nos venza. Porque yo, si fracaso en esta empresa, tengo otras salidas; pero vosotros yo veo que, si él vence, todo lo que tenéis pasará a otras manos. [24] Es cierto que también es mi enemigo, no porque me odie, sino porque considera que a él no le conviene que nosotros nos convirtamos en un país importante, y por eso es por lo que ha iniciado la guerra contra nosotros; a vosotros, sin embargo, os odia, porque considera que ha sido objeto de injusticia por vuestra parte.» A estas reflexiones contestaron ambos por igual que llevase adelante su plan, convencido de que ellos conocían esta situación y les importaba extraordinariamente por dónde se decantasen los acontecimientos presentes.

Entonces Ciro comenzó a hablar así: «Decidme, ¿considera el Asirio que vosotros sois sus únicos enemigos, o tenéis vosotros noticia de algún otro enemigo suyo?» «Sí, por Zeus —dijo el Hircanio—, sus mayores enemigos son los cadusios257, pueblo numeroso y esforzado; también los sacas258, vecinos nuestros, que han sido objeto de numerosas agresiones por su parte, pues ha intentado someterlos, lo mismo que a nosotros.» [26] «Entonces —preguntó Ciro— ¿creéis que estos dos pueblos estarían dispuestos voluntariamente a marchar en nuestra compañía contra el Asirio?» Afirmaron ellos que sin duda lo estarían, si tuviesen alguna manera de unírseles. «Pero ¿qué es lo que les impide unirse a nosotros?», preguntó Ciro. «Los asirios —contestaron ellos—, el mismo pueblo que tú estás ahora atravesando.» [27] Al oír Ciro esto, dijo: «Y bien, Gobrias, ¿no acusabas tú de un carácter muy soberbio al joven que ocupa actualmente el trono?» «Yo creo que he sufrido por su culpa cosas que merecen esta acusación», respondió Gobrias. «Bien —añadió Ciro—, ¿contra ti solamente ha mostrado esta soberbia o también contra algún otro?» [28] «No, por Zeus —respondió Gobrias—, también contra otros muchos. De los ultrajes que ha cometido contra los débiles ¿qué debo decir? Al hijo de un hombre mucho más influyente que yo, que era, como mi hijo, camarada suyo, un día que estaban juntos en un banquete, le hizo apresar y castrar, según dicen algunos, porque su concubina habló elogiosamente de cuán bello era y consideró feliz a la mujer que hubiese de ser su esposa, y, según dice él, porque intentó seducir a su concubina. Ahora este joven es un eunuco, y el otro es dueño del poder, una vez que su padre ha muerto.» [29] «Entonces —continuó Ciro— ¿crees que este hombre os vería con buenos ojos, si creyera que ibais a prestarle ayuda?» «Estoy convencido —dijo Gobrias— pero realmente es difícil verle, Ciro.» «¿Por qué?», dijo Ciro. «Porque, para reunirse con él, hay que atravesar la propia Babilonia.» [30] «¿Y qué dificultad tiene esto?» «Que yo sé —respondió Gobrias— que puede salir de esta ciudad una fuerza muy superior a la que tú tienes ahora. Ten por seguro que es por esto mismo por lo que los asirios te aportan ahora menos armas y te traen menos caballos259 que antes: porque, a los que de ellos han visto tus fuerzas, les han parecido poco numerosas. Este rumor se ha extendido mucho ya; creo que es mejor avanzar con precauciones.»

[31] Ciro, al oír a Gobrias decir todo esto, le contestó: «Me parece que tienes razón, Gobrias, al exhortarnos a que hagamos la marcha con el máximo de precauciones. Por mi parte, dándole vueltas, no puedo concebir otro camino más seguro para nosotros que el que conduce a la propia Babilonia, ya que allí se encuentra el fuerte de nuestros enemigos. Es cierto que son muchos, como dices tú; pero, si toman confianza en sí mismos260, serán temibles para nosotros, en mi opinión. [32] Así que, si no nos ven y creen que no aparecemos a causa del miedo a ellos, ten por seguro —continuó Ciro— que abandonarán el miedo que habían tenido y, a cambio, se llenarán de una confianza en sí mismos tanto mayor cuanto más tiempo pase sin que nos vean. En cambio, si avanzamos ya contra ellos, encontraremos a muchos llorando todavía los muertos que les causamos, a muchos otros aún con los vendajes en las heridas que recibieron de los nuestros, y a todos con el recuerdo aún de la audacia de estas tropas nuestras, y de la huida y el desastre de las suyas. [33] Ten por seguro, Gobrias, para que sepas también esto261, que muchos hombres, cuando adquieren confianza en sí mismos, son imparables en sus decisiones; en cambio, cuando tienen miedo, cuantos más sean, tanto más son presa del pánico que les domina. [34] Porque el miedo se les aparece aumentado por los muchos rumores de desgracias que se oyen, por las frecuentes apariencias de desastres y a ello se suma el pánico infundido por los rostros desanimados y desencajados. De modo que, por su magnitud, no es fácil calmar este miedo con palabras, ni infundirles coraje que les haga avanzar contra los enemigos, ni que les lleve a actuar con más ardor, sino que cuanto más se les exhorta a tener confianza en sí mismos, más creen estar en peligro. [35] Sin embargo —añadió—, por Zeus, examinemos con cuidado cómo está la situación: En efecto, si en adelante las victorias en las acciones de guerra han de consistir en cuál de los dos bandos sume un número mayor de tropas, con razón temes tú por nosotros y nosotros estamos realmente en peligro; por el contrario, si, como ocurría antes, las batallas se deciden todavía también ahora, por los buenos combatientes uno no se equivocaría si tiene ahora confianza; porque, con la ayuda de los dioses, encontrarás muchos más hombres que quieran luchar a nuestro lado que al suyo. [36] Y para que aún tengas más confianza, ten presente también esto: los enemigos, sin duda, son mucho más escasos en número ahora que antes de ser vencidos por nosotros y mucho más escasos que cuando huyeron ante nosotros; nosotros, en cambio, no sólo somos mejores, puesto que hemos vencido, sino también más fuertes, porque vosotros os habéis unido a nosotros; no subestimes tampoco a tus hombres, que están a nuestro lado. Porque, sábelo bien, Gobrias, a los que vencen, quienes les acompañan, les siguen llenos de confianza. [37] Que no te pase inadvertido tampoco esto —añadió—, que a los enemigos les es posible vernos ahora; y ten en cuenta que de ninguna manera les podemos parecer más temibles que avanzando contra ellos. Así, pues, sabiendo que yo veo así la situación, condúcenos recto hacia Babilonia.»

 

Ciropedia
titlepage.xhtml
sec_0001.xhtml
sec_0002.xhtml
sec_0003.xhtml
sec_0004.xhtml
sec_0005.xhtml
sec_0006.xhtml
sec_0007.xhtml
sec_0008.xhtml
sec_0009.xhtml
sec_0010.xhtml
sec_0011.xhtml
sec_0012.xhtml
sec_0013.xhtml
sec_0014.xhtml
sec_0015.xhtml
sec_0016.xhtml
sec_0017.xhtml
sec_0018.xhtml
sec_0019.xhtml
sec_0020.xhtml
sec_0021.xhtml
sec_0022.xhtml
sec_0023.xhtml
sec_0024.xhtml
sec_0025.xhtml
sec_0026.xhtml
sec_0027.xhtml
sec_0028.xhtml
sec_0029.xhtml
sec_0030.xhtml
sec_0031.xhtml
sec_0032.xhtml
sec_0033.xhtml
sec_0034.xhtml
sec_0035.xhtml
sec_0036.xhtml
sec_0037.xhtml
sec_0038.xhtml
sec_0039.xhtml
sec_0040.xhtml
sec_0041.xhtml
sec_0042.xhtml
sec_0043.xhtml
sec_0044.xhtml
sec_0045.xhtml
sec_0046.xhtml
sec_0047.xhtml
sec_0048.xhtml
sec_0049.xhtml
sec_0050.xhtml
sec_0051.xhtml
sec_0052.xhtml
sec_0053.xhtml
sec_0054.xhtml
sec_0055.xhtml
sec_0056.xhtml
sec_0057.xhtml
sec_0058.xhtml
sec_0059.xhtml
sec_0060_split_000.xhtml
sec_0060_split_001.xhtml
sec_0061.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_000.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_001.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_002.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_003.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_004.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_005.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_006.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_007.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_008.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_009.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_010.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_011.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_012.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_013.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_014.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_015.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_016.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_017.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_018.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_019.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_020.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_021.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_022.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_023.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_024.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_025.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_026.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_027.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_028.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_029.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_030.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_031.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_032.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_033.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_034.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_035.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_036.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_037.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_038.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_039.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_040.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_041.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_042.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_043.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_044.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_045.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_046.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_047.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_048.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_049.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_050.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_051.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_052.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_053.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_054.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_055.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_056.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_057.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_058.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_059.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_060.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_061.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_062.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_063.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_064.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_065.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_066.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_067.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_068.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_069.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_070.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_071.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_072.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_073.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_074.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_075.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_076.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_077.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_078.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_079.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_080.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_081.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_082.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_083.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_084.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_085.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_086.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_087.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_088.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_089.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_090.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_091.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_092.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_093.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_094.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_095.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_096.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_097.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_098.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_099.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_100.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_101.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_102.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_103.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_104.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_105.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_106.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_107.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_108.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_109.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_110.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_111.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_112.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_113.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_114.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_115.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_116.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_117.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_118.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_119.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_120.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_121.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_122.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_123.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_124.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_125.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_126.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_127.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_128.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_129.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_130.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_131.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_132.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_133.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_134.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_135.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_136.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_137.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_138.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_139.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_140.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_141.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_142.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_143.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_144.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_145.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_146.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_147.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_148.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_149.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_150.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_151.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_152.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_153.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_154.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_155.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_156.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_157.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_158.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_159.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_160.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_161.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_162.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_163.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_164.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_165.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_166.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_167.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_168.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_169.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_170.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_171.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_172.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_173.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_174.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_175.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_176.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_177.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_178.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_179.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_180.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_181.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_182.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_183.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_184.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_185.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_186.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_187.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_188.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_189.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_190.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_191.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_192.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_193.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_194.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_195.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_196.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_197.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_198.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_199.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_200.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_201.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_202.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_203.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_204.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_205.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_206.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_207.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_208.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_209.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_210.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_211.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_212.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_213.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_214.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_215.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_216.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_217.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_218.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_219.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_220.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_221.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_222.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_223.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_224.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_225.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_226.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_227.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_228.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_229.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_230.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_231.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_232.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_233.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_234.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_235.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_236.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_237.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_238.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_239.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_240.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_241.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_242.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_243.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_244.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_245.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_246.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_247.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_248.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_249.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_250.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_251.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_252.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_253.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_254.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_255.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_256.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_257.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_258.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_259.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_260.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_261.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_262.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_263.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_264.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_265.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_266.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_267.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_268.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_269.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_270.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_271.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_272.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_273.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_274.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_275.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_276.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_277.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_278.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_279.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_280.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_281.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_282.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_283.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_284.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_285.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_286.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_287.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_288.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_289.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_290.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_291.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_292.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_293.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_294.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_295.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_296.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_297.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_298.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_299.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_300.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_301.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_302.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_303.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_304.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_305.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_306.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_307.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_308.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_309.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_310.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_311.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_312.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_313.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_314.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_315.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_316.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_317.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_318.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_319.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_320.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_321.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_322.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_323.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_324.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_325.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_326.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_327.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_328.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_329.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_330.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_331.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_332.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_333.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_334.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_335.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_336.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_337.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_338.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_339.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_340.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_341.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_342.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_343.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_344.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_345.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_346.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_347.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_348.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_349.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_350.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_351.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_352.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_353.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_354.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_355.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_356.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_357.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_358.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_359.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_360.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_361.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_362.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_363.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_364.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_365.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_366.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_367.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_368.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_369.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_370.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_371.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_372.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_373.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_374.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_375.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_376.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_377.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_378.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_379.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_380.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_381.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_382.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_383.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_384.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_385.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_386.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_387.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_388.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_389.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_390.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_391.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_392.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_393.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_394.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_395.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_396.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_397.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_398.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_399.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_400.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_401.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_402.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_403.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_404.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_405.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_406.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_407.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_408.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_409.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_410.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_411.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_412.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_413.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_414.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_415.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_416.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_417.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_418.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_419.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_420.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_421.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_422.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_423.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_424.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_425.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_426.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_427.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_428.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_429.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_430.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_431.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_432.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_433.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_434.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_435.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_436.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_437.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_438.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_439.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_440.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_441.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_442.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_443.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_444.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_445.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_446.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_447.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_448.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_449.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_450.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_451.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_452.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_453.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_454.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_455.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_456.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_457.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_458.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_459.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_460.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_461.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_462.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_463.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_464.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_465.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_466.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_467.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_468.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_469.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_470.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_471.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_472.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_473.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_474.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_475.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_476.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_477.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_478.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_479.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_480.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_481.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_482.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_483.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_484.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_485.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_486.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_487.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_488.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_489.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_490.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_491.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_492.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_493.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_494.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_495.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_496.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_497.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_498.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_499.xhtml