II.4

[1] Un día que Ciro estaba pasando revista de todos los hombres armados y colocándolos en orden de batalla llegó un mensajero de parte de Ciaxares con la noticia que una embajada de los pueblos de la India estaba allí. «En consecuencia, re pide que acudas lo más rápido posible. Te traigo de parte de Ciaxares —dijo el mensajero— las más bellas vestiduras, pues quiere que vayas con el mayor esplendor y lujo posibles, para que los indios vean con qué boato te presentas ante ellos.» [2] Cuando Ciro oyó esto ordenó al capitán que estaba formado en primer lugar que pasase al frente llevando su compañía de uno en uno y manteniéndose él a la derecha; le ordenó también que transmitiese esta misma consigna al segundo y que así sucesivamente se la fuesen pasando todos de uno a otro. Obedeciendo ellos, enseguida se pasaron la consigna e hicieron lo que se les había ordenado y en poco tiempo el frente de la tropa fue de unos trescientos hombres (tal era el número de los capitanes, y el fondo de unos ciento. [3] Una vez que estuvieron formados, les ordenó seguir tal como él fuese marcando y, al momento, les hizo doblar el paso. Pero cuando se dio cuenta de que la senda que llevaba al palacio real era demasiado estrecha para que todos la pudiesen atravesar de frente, ordenó al primer grupo de mil que le siguiera, manteniéndose en su puesto, al segundo que se pusiera a la cola de éste, y así sucesivamente; él iba delante sin detener la marcha y los restantes grupos de mil seguían en cola, cada uno al de delante.

[4] Envió también a dos subalternos a la entrada de la senda, para que, si alguno no lo sabía, le indicasen lo que había que hacer. Cuando llegaron a las puertas del palacio Ciaxares, dio la orden al primer capitán de formar la compañía con un fondo de doce y que los sargentos se pusiesen a la cabeza de estos pelotones en torno al palacio real; al segundo le ordenó transmitir la misma consigna y así todos sucesivamente. [5] Ellos lo hicieron tal como mandaba; por su parte él entró en la tienda de Ciaxares con su ropa persa, que no era en absoluto fastuosa. Al verle Ciaxares se alegró de la rapidez, pero se enfadó por la sencillez del vestido y dijo: «¿Qué es esto, Ciro? ¿Qué haces apareciendo así ante los indios? Yo quería que tú te mostrases lo más esplendoroso posible; ya que también para mi habría sido un honor que, siendo hijo de mi hermana, aparecieses con las mejores vestiduras.» [6] Ciro respondió a estas palabras: «Ciaxares, ¿cómo te habría honrado más, si me hubiese revestido de púrpura y llevase pulseras y un collar alrededor del cuello y me hubiese tomado con calma el obedecerte, o bien tal como lo he hecho, acudiendo a tu llamada con tanta rapidez y con unas tropas tan numerosas y tan bien equipadas, para honrarte a ti con el adorno de mi sudor y de mi celo y mostrar cómo te obedecen los demás?» Eso es lo que dijo Ciro. Ciaxares, considerando que el tenía razón, dio la orden de hacer entrar a los indios.

[7] Entrando los indios, dijeron que los enviaba el rey de la India169 con la orden de preguntar cuál era la causa de la guerra de los medos y el Asirio170; «Y una vez que te hayamos oído a ti, nos ha ordenado que vayamos también ante el rey de Asiria y le preguntemos lo mismo; finalmente, que os digamos a uno y a otro que el rey de los indios, después de examinar de parte de quién está la justicia, afirma que él estará del lado del ofendido.» Ante esto Ciaxares dijo: «Escuchad lo que yo os digo: nosotros no hemos faltado en nada al rey de Asiria; pero, ya que debéis tener también su opinión, id ahora e informaros de lo que él dice.» Ciro, que estaba presente, preguntó a Ciaxares: «¿Es que también yo puedo decir lo que pienso?» Ciaxares le invitó a hacerlo. «Entonces, vosotros —dijo—, anunciad al rey de los indios lo siguiente, si Ciaxares no opina otra cosa, que nosotros afirmamos que, si el Asirio dice que hemos cometido alguna injusticia con él, elegimos al propio rey de los indios como juez.» Ellos, después de oír esto, se marcharon.

[9] Cuando se marcharon los indios, Ciro comenzó a hablar así con Ciaxares: «Ciaxares, yo he venido de mi casa con muy pocos recursos personales; y de lo que tenía, muy poco me queda: lo he gastado, con los soldados. Quizá a ti te extrañe esto, que cómo yo lo he gastado, si eres tu quien los mantiene. Ten por seguro, que no ha sido de otra manera que honrándolos y dándoles premios cuando estoy muy satisfecho con alguno de los soldados. [10] Pues me parece que, a todos aquellos a los que uno quiera hacer buenos colaboradores de cualquier cosa, es más agradable estimularlos con buenas palabras y con buenas acciones que no con mal semblante y a la fuerza; especialmente a los que uno quiere hacer colaboradores bien dispuestos en los asuntos de guerra, es mi opinión que, a éstos sobre todo, hay que cazarlos con buenas palabras y obras. Ya que es preciso que, quienes van a ser aliados incondicionales, sean amigos y no enemigos y que no envidien al jefe en los éxitos, ni le traicionen cuando las cosas van mal. [11] En consecuencia, como mis precisiones son éstas, creo que necesito más dinero. Pero aun siendo así, volver mis ojos siempre a ti, que veo que tienes tantos gastos, me parece fuera de lugar; pienso que debemos considerar en común tú y yo el medio de que no te falte dinero. Pues, si lo tuvieras en abundancia, sé que también yo tendría la posibilidad de tomarlo cuando lo necesitase, especialmente si lo tomase para algo en que lo gastado iba a repercutir en una mejora para ti.

[12]»Recuerdo que no hace mucho te oí que el rey de Armenia tenía contigo ahora una actitud desconsiderada, porque ha oído que los enemigos avanzan contra nosotros y no envía su ejército ni te hace llegar el tributo que te debe.» «Sí, Ciro, eso hace; de modo que por mi parte estoy en duda de si es mejor enviar un ejército e intentar obligarle, o bien en las actuales circunstancias, dejarle, no sea que también nos súmenos este enemigo a los otros.» [13] Ciro le volvió a preguntar: «¿Su residencia está en lugares bien fortificados o fácilmente accesibles?» Ciaxares dijo: «No, las residencias no están en lugares muy fortificados; ya tuve yo ese detalle bien en cuenta. Pero existen montañas donde podría huir por el momento y estar seguro para no caer en nuestras manos, ni él ni todo lo que pudiese llevarse a escondidas, a no ser que se les sitiara con un asedio persistente como hizo una vez mi padre.» [14] Después de esto, Ciro dice lo siguiente: «Si quieres enviarme a mí, proporcionándome los hombres a caballo que te parezcan suficientes, yo creo que, con la ayuda de los dioses, puedo hacer que él te envíe el ejército y te entregue el tributo que te debe; e incluso tengo la esperanza de que él mismo va a ser más amigo nuestro de lo que es ahora.» [15] Ciaxares dijo: «También yo espero que ellos vendrán más por ti que por mí, pues he oído que algunos de sus hijos han sido compañeros de caza tuyos; de modo que quizá vengan de nuevo a verte; y cuando algunos de ellos estén en nuestro poder, todo se podrá llevar por donde nosotros queremos.» «Entonces ¿no te parece —dijo Ciro— que es conveniente mantener en secreto nuestros planes?» «Sí, de esta manera —dijo Ciaxares— sería más fácil que alguno de ellos cayera en nuestras manos y si se les atacara, se les cogería desprevenidos.» «Oye entonces —dijo Ciro—, si es que te parece que lo que voy a decir vale la pena: Yo he cazado muchas veces con todos los persas de mi séquito por las fronteras entre tu país y el de los armenios; también he ido llevando conmigo algunos jinetes de entre mis compañeros de aquí.» «Entonces si ahora haces lo mismo —dijo Ciaxares— no resultarías sospechoso; pero si te presentases con una tropa mucho mayor de la que acostumbras a llevar para cazar, eso ya resultaría sospechoso.» «Pero es posible —dijo Ciro— amañar un pretexto que sea creíble también aquí; que se anunciase que yo quiero hacer una gran cacería, y yo te pediría a ti públicamente jinetes.» «Es un plan perfecto —dijo Ciaxares—. Yo fingiré 110 estar dispuesto a darte más que un número limitado, pretextando que quiero ir a las guarniciones que tenemos frente a Asiria. Pues, en realidad, también quiero ir y prepararlas para que sean lo más fuertes posible. Cuanto tú te hubieras ido con las tropas que tuvieras y estuvieses cazando durante dos días, yo te podría enviar fuerzas de caballería y de infantería suficientes, de entre las que están reunidas junto a mí, con las que tú al punto podrías ponerte en movimiento, y, por mi parte, yo con el resto de las tropas intentaría no estar lejos de vosotros, para poder presentarme, si fuese oportuno en algún momento.»

[18] Así Ciaxares reunió enseguida tropas de caballería y de infantería para enviar a las guarniciones y mandó por delante carros de víveres siguiendo el camino hacia dichas guarniciones. Ciro, por su parte, ofrecía sacrificios por el éxito de su expedición y, a la vez, enviaba emisarios a Ciaxares pidiéndole los jinetes más jóvenes. Pero él, a pesar de que eran muchos los que querían seguir a Ciro, no le dio un gran número. Cuando ya Ciaxares estaba avanzando con sus tropas de infantería y de caballería por el camino que conducía a las guarniciones, tuvo Ciro presagios favorables para la expedición contra el rey de Armenia; en consecuencia, se pone ya en marcha como si estuviese dispuesto a una cacería. [19] Mientras avanzaba, así que llegó al primer campo, se levantó una liebre; un águila apareció de pronto volando sobre él con señales de buen augurio171; en cuanto vio a la liebre que huía, lanzándose sobre ella, la mató y aterrándola con sus garras se la llevó por el aire, y llevándola a una colina no lejos de allí, se dedicaba a hacer con su presa lo que quería. Ciro al verlo se llenó de alegría y se prosternó ante Zeus Soberano y dijo a los presentes: [20] «La caza será buena, varones, si la divinidad quiere.» Y así que llegaron a las fronteras, al punto se puso a cazar como acostumbraba; el grueso de la infantería y de la caballería marchaban en fila ante él para adelantarse a levantarle la caza. En cambio los mejores, tanto de infantería como de caballería, estaban diseminados para recibir la caza levantada y perseguirla. Cazaron muchos jabalíes, ciervos, antílopes y asnos salvajes; efectivamente, todavía ahora hay muchos asnos en esas tierras172. [21] Una vez que cesó la caza, Ciro, acercándose a las fronteras de los armenios, dispuso que se cenase. El día siguiente de nuevo lo dedicó a la caza, aproximándose a las fronteras, que eran su meta; e igualmente cuando acabó, ordenó la cena. En cuanto a las tuerzas que le enviaba Ciaxares, cuando se dio cuenta de que se acercaban, les envió secretamente un mensajero para decirles que se detuviesen a cenar a una distancia de como dos parasangas173 de él, previendo que esto contribuiría a que sus planes pasasen inadvertidos; y que cuando terminasen de cenar, que dijese al comandante de estas tropas que viniese a su presencia. Después de la cena convocó a los capitanes. Cuando estuvieron presentes, les habló así:

[22] «Amigos, el rey de Armenia antes era aliado y súbdito de Ciaxares, pero ahora, cuando se ha apercibido de que los enemigos avanzan contra nosotros, ya no nos tiene miedo y no nos envía tropas ni nos da el tributo debido. Así pues, nosotros hemos venido a cazar esta pieza, si es que podemos. En consecuencia, a mí me parece que se puede actuar así: tú, Crisantas, cuando hayas dormido el tiempo conveniente, coge la mitad de los persas que han venido con nosotros, vete por el camino de la montaña y [23] apodérale de las cimas a las que se dice que huye él cuando tiene miedo de algo. Yo te daré guías. Se dice también que estas alturas están cubiertas de bosque espeso, de modo que es esperable que vosotros no seáis vistos. Sin embargo, si enviases delante de la tropa hombres ágiles que parecieran bandidos, tanto por su número como por sus vestimentas, ellos, si se topasen con algunos armenios, les podrían impedir que divulgasen la noticia, apresando a algunos, y, a los que no pudieran apresar, ahuyentándolos; constituirían un impedimento para que los armenios no viesen el conjunto de tus tropas, sino que pensasen que se trataba de ladrones. [24] Tú, actúa así. Yo, por mi parte, al amanecer, con la mitad de las fuerzas de infantería y toda la caballería avanzaré a través de la llanura directamente hacia el palacio real. Si él se resiste, es evidente que habrá que recurrir a la lucha; si se escapa a través de la llanura, es evidente que hemos de correr tras él; y si huyese a las montañas, te corresponde entonces a ti que no escape ninguno de los que lleguen ante ti. [25] Considéralo como en una cacería en la que nosotros vamos a ser ¡os ojeadores y tú el que está a cargo de las redes. Así que recuerda aquello de que hay que adelantarse a obstruir las salidas antes de que la caza se ponga en movimiento. Y también que los hombres que se cuidan de los puntos accesos a las redes no sean visibles, para que no desvíen a las piezas que son empujadas hacia ella. [26] Sin embargo, Crisantas, no hagas como has hecho algunas veces por tu afición por la caza: muchas veces, en efecto, has estado toda la noche sin dormir haciendo cosas; ahora, por el contrario, es preciso dejar a los hombres que duerman lo conveniente, para que puedan luchar contra el sueño. [27] Y no te dediques, como si no tuvieras guías, a vagar por las montañas y a dejarte llevar por donde las fieras te conduzcan corriendo tras ellas, ni tampoco ahora vayas por caminos de difícil acceso, sino que debes ordenar a los guías que, a no ser que sea mucho más largo, te conduzcan por el camino más fácil: ya que para un ejército el más fácil es el más rápido. [28] Tampoco, siguiendo tu costumbre de correr por las montañas, conduzcas a la carrera, sino que, para que el ejército pueda seguirte, llévalo a un paso moderado. [29] Es bueno también que algunos de los más fuertes y animosos se queden atrás a veces, para dar ánimos a los otros; cuando la columna les adelanta, es un estímulo para que todos se apresuren, el ver correr a los que van a su lado.»

[30] Crisantas, después de oír las palabras de Ciro y ufano con la misión que éste le encomendaba, tomó consigo a los guías, se marchó, transmitió las consignas de lo que debían hacer los que iban a ir con él, y luego, se fue a dormir. Cuando hubieron dormido el tiempo que parecía conveniente, se pusieron en marcha hacia las montañas. [31] Ciro, una vez que se hizo de día, envió por delante un mensajero al rey de Armenia para que le dijera lo siguiente: «Oh rey de Armenia, Ciro te exhorta a que actúes de manera que él pueda partir lo más rápido posible con el tributo y con tus tropas. Y si te pregunta dónde estoy, dile la verdad, que estoy en las tierras fronterizas. Si te pregunta si me dispongo a ir yo en persona, dile también entonces la verdad, que no lo sabes. Y si quisiera informarse de cuántos somos, exhórtale a que envíe a alguien contigo para saberlo.» [32] Despachó al mensajero con estas instrucciones porque pensaba que así era más amistoso que no avanzar sin previo aviso. Por su parte, después de disponer las tropas en el orden más adecuado, tanto para hacer el camino como para combatir, si fuese preciso, se puso en marcha. Previamente dijo a los soldados que no se excedieran con nadie y que si alguien se topaba con alguno de los armenios, que le tranquilizase y le instase a que quien quisiera llevase mercancías donde ellos estaban, si es que querían vender comida o bebida.

 

Ciropedia
titlepage.xhtml
sec_0001.xhtml
sec_0002.xhtml
sec_0003.xhtml
sec_0004.xhtml
sec_0005.xhtml
sec_0006.xhtml
sec_0007.xhtml
sec_0008.xhtml
sec_0009.xhtml
sec_0010.xhtml
sec_0011.xhtml
sec_0012.xhtml
sec_0013.xhtml
sec_0014.xhtml
sec_0015.xhtml
sec_0016.xhtml
sec_0017.xhtml
sec_0018.xhtml
sec_0019.xhtml
sec_0020.xhtml
sec_0021.xhtml
sec_0022.xhtml
sec_0023.xhtml
sec_0024.xhtml
sec_0025.xhtml
sec_0026.xhtml
sec_0027.xhtml
sec_0028.xhtml
sec_0029.xhtml
sec_0030.xhtml
sec_0031.xhtml
sec_0032.xhtml
sec_0033.xhtml
sec_0034.xhtml
sec_0035.xhtml
sec_0036.xhtml
sec_0037.xhtml
sec_0038.xhtml
sec_0039.xhtml
sec_0040.xhtml
sec_0041.xhtml
sec_0042.xhtml
sec_0043.xhtml
sec_0044.xhtml
sec_0045.xhtml
sec_0046.xhtml
sec_0047.xhtml
sec_0048.xhtml
sec_0049.xhtml
sec_0050.xhtml
sec_0051.xhtml
sec_0052.xhtml
sec_0053.xhtml
sec_0054.xhtml
sec_0055.xhtml
sec_0056.xhtml
sec_0057.xhtml
sec_0058.xhtml
sec_0059.xhtml
sec_0060_split_000.xhtml
sec_0060_split_001.xhtml
sec_0061.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_000.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_001.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_002.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_003.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_004.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_005.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_006.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_007.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_008.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_009.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_010.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_011.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_012.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_013.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_014.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_015.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_016.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_017.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_018.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_019.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_020.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_021.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_022.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_023.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_024.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_025.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_026.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_027.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_028.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_029.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_030.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_031.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_032.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_033.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_034.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_035.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_036.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_037.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_038.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_039.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_040.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_041.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_042.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_043.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_044.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_045.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_046.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_047.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_048.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_049.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_050.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_051.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_052.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_053.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_054.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_055.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_056.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_057.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_058.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_059.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_060.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_061.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_062.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_063.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_064.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_065.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_066.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_067.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_068.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_069.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_070.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_071.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_072.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_073.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_074.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_075.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_076.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_077.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_078.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_079.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_080.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_081.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_082.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_083.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_084.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_085.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_086.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_087.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_088.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_089.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_090.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_091.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_092.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_093.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_094.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_095.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_096.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_097.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_098.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_099.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_100.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_101.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_102.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_103.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_104.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_105.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_106.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_107.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_108.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_109.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_110.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_111.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_112.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_113.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_114.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_115.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_116.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_117.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_118.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_119.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_120.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_121.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_122.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_123.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_124.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_125.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_126.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_127.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_128.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_129.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_130.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_131.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_132.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_133.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_134.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_135.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_136.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_137.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_138.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_139.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_140.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_141.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_142.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_143.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_144.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_145.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_146.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_147.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_148.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_149.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_150.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_151.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_152.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_153.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_154.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_155.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_156.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_157.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_158.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_159.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_160.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_161.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_162.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_163.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_164.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_165.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_166.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_167.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_168.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_169.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_170.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_171.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_172.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_173.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_174.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_175.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_176.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_177.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_178.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_179.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_180.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_181.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_182.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_183.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_184.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_185.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_186.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_187.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_188.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_189.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_190.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_191.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_192.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_193.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_194.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_195.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_196.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_197.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_198.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_199.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_200.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_201.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_202.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_203.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_204.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_205.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_206.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_207.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_208.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_209.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_210.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_211.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_212.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_213.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_214.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_215.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_216.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_217.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_218.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_219.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_220.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_221.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_222.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_223.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_224.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_225.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_226.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_227.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_228.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_229.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_230.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_231.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_232.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_233.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_234.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_235.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_236.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_237.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_238.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_239.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_240.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_241.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_242.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_243.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_244.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_245.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_246.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_247.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_248.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_249.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_250.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_251.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_252.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_253.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_254.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_255.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_256.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_257.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_258.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_259.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_260.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_261.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_262.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_263.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_264.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_265.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_266.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_267.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_268.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_269.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_270.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_271.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_272.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_273.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_274.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_275.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_276.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_277.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_278.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_279.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_280.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_281.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_282.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_283.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_284.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_285.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_286.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_287.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_288.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_289.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_290.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_291.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_292.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_293.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_294.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_295.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_296.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_297.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_298.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_299.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_300.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_301.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_302.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_303.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_304.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_305.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_306.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_307.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_308.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_309.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_310.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_311.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_312.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_313.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_314.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_315.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_316.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_317.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_318.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_319.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_320.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_321.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_322.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_323.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_324.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_325.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_326.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_327.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_328.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_329.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_330.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_331.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_332.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_333.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_334.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_335.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_336.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_337.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_338.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_339.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_340.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_341.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_342.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_343.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_344.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_345.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_346.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_347.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_348.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_349.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_350.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_351.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_352.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_353.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_354.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_355.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_356.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_357.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_358.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_359.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_360.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_361.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_362.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_363.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_364.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_365.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_366.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_367.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_368.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_369.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_370.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_371.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_372.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_373.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_374.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_375.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_376.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_377.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_378.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_379.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_380.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_381.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_382.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_383.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_384.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_385.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_386.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_387.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_388.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_389.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_390.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_391.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_392.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_393.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_394.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_395.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_396.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_397.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_398.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_399.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_400.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_401.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_402.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_403.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_404.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_405.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_406.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_407.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_408.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_409.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_410.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_411.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_412.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_413.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_414.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_415.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_416.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_417.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_418.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_419.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_420.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_421.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_422.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_423.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_424.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_425.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_426.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_427.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_428.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_429.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_430.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_431.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_432.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_433.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_434.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_435.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_436.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_437.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_438.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_439.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_440.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_441.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_442.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_443.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_444.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_445.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_446.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_447.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_448.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_449.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_450.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_451.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_452.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_453.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_454.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_455.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_456.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_457.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_458.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_459.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_460.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_461.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_462.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_463.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_464.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_465.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_466.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_467.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_468.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_469.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_470.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_471.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_472.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_473.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_474.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_475.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_476.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_477.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_478.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_479.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_480.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_481.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_482.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_483.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_484.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_485.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_486.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_487.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_488.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_489.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_490.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_491.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_492.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_493.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_494.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_495.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_496.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_497.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_498.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_499.xhtml