LA LEYENDA:

Existe una extraña planicie no lejos de Nuevomercado, donde no crecen ni el pasto ni los árboles. Sólo hay docenas de peñascos, grandes torres de piedra que se elevan varias decenas de metros por el aire. Los más altos tienen casi sesenta metros y uno de ellos se encuentra al norte y el otro al sur.

El peñasco del extremo norte parece haber sido arrasado por el fuego. El peñasco del sur lleva la marca del mar.

Sobre la Roca de fuego, hay extraños restos: maderas quemadas, puntas de huesos, y el mango tallado de un cuchillo con un círculo y media cruz grabados en el interior. Sobre la Roca del Mar no hay nada en absoluto.

Los habitantes de Nuevomercado dicen que, en un tiempo, vivieron dos hermanas en esas torres de piedra; una morena sobre la Torre de Fuego y una de cabellos blancos en la Roca del Mar. No se habían hablado en cincuenta años. Habían olvidado ya el motivo de su disputa, pero la ira continuaba viva. Cierto día llegó un niño cabalgando por la planicie en un gran caballo tordo. El niño era hermoso, con el cabello dorado y el rostro como el de la misma Gran Alta.

Ambas hermanas miraron hacia abajo y desearon al niño. Bajaron de sus torres y trataron de embaucarlo.

—Te daré oro —dijo la hermana oscura.

—Te daré joyas —dijo la luminosa.

—Te daré una corona —dijo la primera.

—Te daré un collar —dijo la otra.

El niño negó con la cabeza tristemente.

—Si me hubierais ofrecido amor —les dijo— me hubiese quedado sin pedir más que piedras para comer y una roca por almohada.

La ira que sentían las hermanas entre sí volvió a bullir, y el deseo que ambas habían concebido por el niño hizo que aumentara. La hermana oscura tomó al niño por la mano derecha y la luminosa por la izquierda. Tiraron en una y otra dirección hasta que el niño se dividió en dos. Entonces cada una de ellas regresó a su roca solitaria con la mitad del niño en sus brazos y entonaron canciones de cuna al bebé muerto hasta que ellas mismas murieron de pena.

Sus lágrimas y la sangre del niño humedecieron las cimas de las torres, haciendo crecer una flor adorable. Dividida, es como llaman los habitantes de Nuevomercado a la flor, y también Sangre del Bebé. Sirve para calmar los dolores del parto cuando se hierve en una tisana.