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Sevilla, 30 de enero de 1820
Excelentísimo coronel Agustín de Iturbide
Muy señor mío:
Las condiciones para el plan de paz y libertad que tuvo a bien confiarme no podrían ser mejores, aunque, desde luego, se puede enfrentar con varios tropiezos. Comienzo por decirle que es idea general que el movimiento de emancipación americana es algo incontenible, aunque el rey se niega a aceptar semejante idea, y es por ello que, tal y como V. E. sospechaba, organiza un ejército para reprimir los movimientos.
En este sentido, los acontecimientos dieron un giro inesperado: el primer día de este año de 1820, el coronel Rafael de Riego, quien tenía la encomienda de dirigirse con decenas de miles de hombres a Buenos Aires, se rebeló en Andalucía contra su majestad usando la fuerza de ese ejército, y exige que se restablezca la Constitución de Cádiz de 1812. En vista de los acontecimientos, la expedición a Nueva España al mando del mariscal Calleja se ha suspendido.
Todo indica que el rey será derrotado por el clamor popular y jurará de nuevo la Constitución, lo cual significa que volverá a convocar a Cortes en las que habrá diputados americanos, pero lo pongo al tanto de que los representantes de América no son partícipes de la idea de la Independencia, sino de conformar, según la Constitución, un gran imperio hispano que abarque el océano y donde se reconozca la soberanía de Fernando VII.
Los que están con la causa de la libertad son americanos agrupados en diversos clubes secretos, muchos de ellos asociados a la masonería, pero a mi entender estos grupos son peligrosos, ya que casi todos siguen indicaciones desde Estados Unidos de América; aun así simpatizan con la causa, siempre que sea a través de la vía republicana.
En este sentido, no me queda más que suplicarle nuevamente que no desista en buscar a Guadalupe Victoria. Particularmente no creo que haya muerto. Busque su alianza. Es un gran hombre que desea, por encima de todo, la libertad. En este mismo tenor le ruego encarecidamente lo que ya habíamos hablado sobre mi esposa, Sofía Guillén.
Queda de usted,
Miguel de Montellano
P. S. Es posible que me traslade a Madrid, pues ahí se reúnen los clubes masónicos. Anexo instrucciones para mi localización en dicha ciudad.