APRENDÍ EN EL DOLOR
Aprendí en el Dolor —¡vaya cartilla!—,
luego sólo dos libros he estudiado,
el corazón que tengo en este lado,
y el helado folleto de la mente.
Un libro y un folleto, de repente,
una tarde me dan el doctorado,
un pliego de papel, un subrayado
y un «¡Vaya usted con Dios!», porque la gente,
mientras no nos demuestre lo contrario…