Mientras mi corazón en el silencio

como un olivo viejo se retuerce

oigo mi nombre

… es sólo el eco del recuerdo al chocar con la ausencia.

Por la calle venía una verdad dando tumbos.

Ya no era un hombre,

era una verdad dando tumbos.

El vino desde dentro del hombre hablaba.

La bondad de las personas

se les nota cuando pierden

(observar el colorido del vencido).

Para seguir viviendo,

o grandes dosis de inteligencia,

o nada de inteligencia.

Sólo se suicida la clase media.

En mi puerta ha caído un platillo volante.

Y he soñado que hacía reír a la Virgen.

¿Qué querrá decir esto?

El teatro se inventó

cuando un pavo real muy pavo

su cola de pavo abrió.

Todo el color del mar subió a tus ojos,

toda el agua del mar bajó a mi llanto.

La muerte es una costumbre de la vida.

En las guerras la costumbre pasa a vicio.

Oye,

si me prestas tus manos hago un milagro.

Había un silencio fofo,

un silencio-mudo

apolillado de aburrimiento…

—me fui sin decir hasta luego—.

Todo el mundo tiene rejas.

Esta vida es una cárcel,

una jaula, una cisterna

y te ahogas cuando sales.

En el mundo siempre somos los mismos.

tan sólo los besos son diferentes.

Te quiero tanto

—que si me quieres seré demonio—,

si no me quieres seré santo.

… Parece que han llamado…

—Ah, ¿eres tú?

… Pasa Dolor,

toma una copa…

(Qué vamos a hacer,

por lo menos no estoy sola.)

Si un potro nace

para correr, saltar, ágil y bello

es cruel romperle el cuello

enganchándolo al carro de basura.

San Isidro Labrador

era un Santo medieval,

mucho más vago que yo.