TRACOMA POR EL ALMA
Cuando decimos: —«No puedo ver a esa persona,
es que no la puedo ni ver…»
Nos merecemos no poderla ver de verdad,
—ni a ella ni a nadie más—.
Cuando decimos: —«No puedo ver a esa persona…»
Ya tenemos por el alma el tracoma;
Dios debiera extenderlo hasta los ojos
y no dejarnos ver tampoco,
ni el mar
ni el cíelo
ni el rosal
ni el chopo.
Ni el camino.