—18—

 

Al llegar al teatro, todos se estaban amontonando en la lista que contenía quienes actuarían.

Me quede perpleja.

No me acordaba que lo publicarían ahora.

No tenía cabeza para nada desde ayer.

¡Un día entero con mi Padre! No me lo podía creer todavía. Había pasado todo el día hablando con él.

Él, quería que regresara a casa. Por supuesto que no le dije que sí, pero tampoco puede decirle que no. lo tenía que pensar. Sobre todo porque él vivía a la par de la señora Araujo, quien no me vio nada bien cuando observo que estaba en la casa de mi padre.

Con respecto al carro, me dijo que era mío, que yo podía decidir qué era lo mejor para mí, y por ello, no insistió en si me iba a vivir con él o no.

Me pregunto qué es lo que yo quería hacer con mi vida, y honestamente, lo único que se me ocurría, es que quiero descubrirme, quiero saber quién realmente soy.

Paso por todos los alumnos de teatro que trataban de ver si habían logrado o no obtener el papel para el que habían audicionado.

Estoy nerviosa.

Quería el papel de Minerva. No estaría feliz con menos.

Me había esforzado mucho, y esperaba que no hubiera arruinado la audición al ponerle un párrafo de más.

Con los codos, me abrí paso hasta la lista.

¡Por todos los santos!

Mi boca se curva en una gran sonrisa.

Lo tenía, era mío. Era Minerva. Soy la protagonista.

Revise con la mirada quien era el protagonista. No me sorprendí cuando vi que era Ethan, pero si me puse nerviosa porque los protagonistas se besan al final de la obra.

Me imagine los labios dulces y tiernos de Ethan.

Era un pensamiento muy caliente… pero no podía ir por ahí, al menos no ahora.

Euforia… era poco decir a comparación de cómo me sentía.

Había obtenido el papel que quería.

Al parecer, todo en mi vida se había puesto en su lugar y todo me estaba saliendo perfecto.

Hoy, había ido a trabajar, y a pesar de que en varias cosas me había equivocado, la Licenciada Martínez había tenido paciencia al explicarme todo. Llegue un poco tarde a la clase de teatro, pero no parecían que estuvieran teniendo clases de todas formas. Estaban más pendientes del mural en el que habían colgado la lista con los que actuarían que en la clase, ni siquiera la maestra estaba enojada por ello.

A lo lejos, vi que Ethan, estaba hablando con un chico.

Era normal que él estuviera conversando con alguien, es muy sociable.

—Felicidades —me grito Anabel, quien se acercó corriendo hasta donde yo me encontraba.

—Gracias —respondí— ¿Y tú? —no me recordaba si Anabel había audicionado, pero creía que lo había hecho.

—No me fue bien, pero no importa —dijo sin perder la sonrisa.

No sabía que decirle, nunca había sido buena con las palabras, pero al menos no parecía tan necesario porque no estaba triste.

—Pero ya sabía yo que no lo conseguiría —prosiguió.

—¿Por qué? —indague.

—Porque no lo hice bien, me equivoque y no lo dije completo. Nunca he sido buena actriz, pero me gusta que te hayan dado el papel a ti.

—Gracias —repetí.

—Harás bonita pareja con Ethan. Se ven tan bien cuando están juntos. No como la pareja común y corriente que hay, pero es que… no sé cómo explicarlo, pero es una idea muy romántica —dijo perdida en una rara nueve de arcoíris.

Me asusto su cara, pero se miraba muy convencida que Ethan y yo, formaríamos una bonita pareja, lo que hizo que me saliera una sonrisa.

—Si me disculpas, tengo que ir a felicitar a mi coestrella —le dije con una estúpida sonrisa.

—Con gusto, chica. Ve por él —dijo riéndose.

Se me hacía que ella veía que me gustaba Ethan, pero poco o nada me importaba.

Camine hasta donde estaba Ethan.

—Hola —los salude a él y al chico con el que hablaba.

Para mi suerte, parecía que habían dejado de hablar.

—Eh, hola —dijo el chico—. Ya me voy, luego hablamos —le dijo a Ethan.

—Si, nos vemos después —contesto él.

—Felicidades —le digo abrazándolo.

Él me devuelve el abrazo.

—A ti también. Te dije que lo habías hecho bien —responde.

Me quede en sus brazos un momento, encantada de que se sintiera tan bien con solo abrazarlo. Un momento que trataría de recordar cuando no me sintiera bien. Esto solo me confirmaba de que con Ethan, debía hacer las cosas bien. No quería perderlo.

Sonaba a tontería, porque no hace tanto lo conocía, pero con él, me sentía bien, y me sentía yo.

No tenía que ser sexy, ni parecer una niña inocente. Nada de eso importaba cuando estaba con él.

Me separe lentamente.

—No miro la hora en que nos pongamos a ensayar —le dije.

Solo yo sabía que eso tenía doble intensión. Ensayar el beso… seria lo que más disfrutaría, pero no se lo diría.

—¿Qué te parece si ensayamos después de clases algunos días? sé que tenemos que ensayar con el grupo, pero para eso ya tenemos los ensayos generales.

—Sería bueno que lo hiciéramos también por nuestra parte —concorde—. Aunque no sé cuántos días pudiera. Ya sabes que estoy trabajando ahora, y que se me complica un poco los horarios, pero quiero hacer esto bien. Es mi primer papel, y eso me pone nerviosa.

—Tranquila, ya lo hiciste bien la primera vez, confió que la segunda y la tercera y la cuarta y todas las veces que lo hagamos, lo harás excelente.

—Gracias. Ojala me tuviera la fe que tú me tienes.

Puso su mano en el borde de mi cara.

—Y creeme que no es porque me gustas —bromeo—. De verdad eres buena.

Me mordí el labio.

Siempre había pensado que el físico de un hombre era lo más sexy que podía apreciar en ellos, o hasta incluso si mirada de deseo, o cualquier cosa que se inclinara a decir SEXO. Pero, ya sabía que estaba totalmente equivocada. Lo más sexy de un hombre era la manera en que te veías a través de sus ojos.