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A Gordon no se le había ocurrido que las luces pudieran ser tan brillantes. Había hileras de focos a ambos lados de la pequeña plataforma, para conseguir que su rostro quedara libre de sombras. La cámara de televisión apuntaba su objetivo hacia él, un Cíclope cuyo ojo no parpadeaba. Había algunos químicos entre el público, y casi todo el departamento de física. Los dibujantes del departamento habían estado trabajando hasta la medianoche para que todos los gráficos quedaran listos a tiempo. Gordon había encontrado en todo el personal una gran ayuda para recopilar y ordenarlo todo para él. Estaba empezando a darse cuenta de que la hostilidad que había sentido emanar de ellos era una pura ilusión, un producto de sus propias dudas. Los últimos días habían sido una revelación. Los miembros del departamento lo llamaban en el vestíbulo, escuchaban intensamente sus descripciones de los datos, y visitaban el laboratorio.
Miró a su alrededor en busca de Penny. Allí estaba… al fondo, con su traje rosa. Sonrió débilmente ante un gesto de su mano. Los hombres de la prensa estaban murmurando entre sí mientras buscaban sus asientos. El equipo de televisión estaba en su lugar, y una mujer con un micrófono daba las instrucciones de última hora. Gordon contó la asistencia. Increíblemente, era mayor que el número de los que habían asistido a la conferencia del Nobel de María Mayer. Pero en aquella ocasión habían dispuesto únicamente de uno o dos días para prepararlo todo. El hombre de la UPI había conseguido la exclusiva de su historia —contratada rápidamente por las demás agencias de noticias—, y la universidad había tenido tiempo suficiente para montar su espectáculo.
Gordon revisó sus notas con dedos húmedos. Realmente, no había deseado nada de lo que estaba ocurriendo. Tenía la sensación de que todo aquello no era correcto… la ciencia ofrecida al público, la ciencia haciéndose un sitio a codazos en las noticias de las seis, la ciencia como un bien de consumo. El empuje de todo aquello era inmenso. Al final no quedaría más que su artículo en Science, donde sus resultados deberían corresponder a sus pruebas, donde no habría ningún prejuicio ni a favor ni en contra que hiciera inclinar la balanza…
—¿Doctor Bernstein? Estamos preparados. Se secó la frente por última vez.
—De acuerdo, adelante. —Se encendió una luz verde. Miró directamente a la cámara, e intentó sonreír.