María sale de casa desnuda

El tiempo acababa de negar las leyes a las que nos somete el miedo. Se quitó el vestido y colgó del brazo el abrigo. Iba loca y desnuda. Se lanzó a la calle y corrió en la noche bajo la tormenta. Sus zapatos restallaron en el lodo, y la lluvia se abatió sobre ella. Sintió una gran necesidad, que alcanzó a contener. En la suavidad de los bosques, María se dejó caer al suelo. Meó largamente; la orina inundaba sus piernas. En el suelo, canturreó con una voz imposible, demente:

… es desnudez

y atrocidad…

Después, se levantó, se puso la gabardina y corrió por Quilly hasta la puerta de la posada.