PARROQUIAS MUZÁRABES

SANTA JUSTA Y RUFINA—SANTA EULALIA—S. SEBASTIAN

S. MÁRCOS—S. LUCAS—S. TORCUATO

I.

Ya los árabes dominaban la Bética, la suerte de Rodrigo permanecia envuelta en el misterio y el temor acobardaba el ánimo de los mas valientes, cuando los toledanos contenian aun al pié de sus muros la victoriosa ola de la invasion. Estaba escrito que la ciudad sucumbiria, pero el valor de sus hijos no fué estéril: en las capitulaciones, merced á las cuales abrió sus puertas al caudillo Muza, se les aseguró á sus defensores, entre otros muchos privilegios, el mas grande para un pueblo animado por la fé religiosa: el de conservar el culto tradicional de sus mayores.

En efecto, las seis parroquias con cuyos nombres se encabeza este articulo, ademas de Santa Maria de Alficen y de alguna que otra ermita, permanecieron abiertas para el culto de la religion cristiana; conservándose en ellas el antiguo rito apostólico que corregido y espurgado de errores, y corruptelas por San Isidoro, adicionado por San Ildefonso y San Julian, Arzobispos de Toledo, y mandado poner en práctica por decretal de un Concilio toledano en toda la España y Galia gótica, se designó despues de la reconquista, y conocemos hoy con el nombre de rito Muzárabe.

Que la fundacion de estas parroquias se debe al periodo religioso de la monarquía goda no cabe ningun género de duda: este hecho histórico, unánimemente comprobado, lo testifica de una manera absoluta; pero nada sabriamos de las diferentes épocas en que se construyeron si en un Códice, que se guarda en la librería del cabildo de la Iglesia Primada y entre algunas otras poesias latinas debidas á San Ildefonso, en las que se ocupa de varias cosas de esta ciudad, no se hubiese hallado una en que particularmente se refiere á este asunto, la que, por juzgarlo oportuno, trasladamos á continuacion, y dice asi:

LUCAE SACRAVIT SUPPLEX EVANTIUS AEDEM,

CUI NICOLAUS ERT NOBILIS IPSE PATER,

QUIN AVIA ILLUSTRIS DE SANGUINE NATA GOTHORUM

TEMPLUM SIMUL MARCO SANCTU BLESILA FECIT.

CAENOBIUM EULALIAE REX ATHANAGILDUS ET AEDEM

NOSTER AVUS JUSTAE, SED PRIUS INSTITUIT,

SEBASTIANUS HABET TEMPLUM REGNANTE LIUVA,

URBE SUB REPARAT ERVIGIUS MARIAE.

Como advertirán nuestros lectores, no se hace mencion en la poesia que antecede de la parroquia de San Torcuato, la cual se erigió despues de la muerte de San Ildefonso y durante el reinado de Egica.

Esto es cuanto sabemos de las Iglesias, objetos de este articulo, mientras la raza goda imperó en la Península; ocupada ya por los árabes, afirmase que la de Santa Justa y Rufina, ora por ser la mas antigua, ora por hallarse en mejor situacion y ser su local mas espacioso y digno, fué siempre mirada como matriz de las otras, considerándose á su párroco jefe espiritual del clero y del pueblo con jurisdiccion episcopal en sede vacante.

Reconquistada la ciudad por D. Alfonso, y cuando despues de largos debates por parte de los defensores de uno y otro ritual se adoptó el Romano para uso de todas las Iglesias católicas, concedióse á estas parroquias el privilegio de continuar celebrando conforme al antiguo rito español, conservado por ellas á través de la dominacion musulmana, y que, como dejamos espresado, se conocia con el nombre de Muzárabe.

Como al señalar la demarcacion de cada una de las nuevas parroquias latinas que para atender al auxilio espiritual de los fieles se levantaron en la reconquistada Toledo, no se les adjudicase terreno alguno á estas, sino que se les dejaron los feligreses que tenian desde el cautiverio, ya se encontrasen en este barrio ó en aquel, dentro ó fuera de la ciudad, no obstante que esta filiacion se perpetuaba por primogenitura y que los comprendidos en ellas gozaban de varios privilegios, hace mucho que dos de las seis parroquias muzárabes dejaron de ejercer por falta de feligresia.

Últimamente, en la reduccion de parroquias, se han suprimido cuatro, refundiendo en Santa Justa San Lúcas y San Sebastian, y á San Torcuato y Santa Eulalia en San Marcos.

II.

SANTA JUSTA Y RUFINA.—La fundacion de esta parroquia, la mas antigua de las seis muzárabes, se debe al Rey, godo Atanagildo, el cual la erigió por los años de 554 á 555. Durante la dominacion de los árabes permaneció abierta al culto, siendo la que mas número de feligreses reunia y de mayores preeminencias gozaba. A la sazon en que D. Alfonso reconquistó la ciudad de los mahometanos era su arcipreste el célebre escritor Julian Perez, generalmente conocido por Juliano Diácono. En 1537 se quemó el primitivo templo en un incendio casual, reedificándolo completamente, segun queda noticia, Juan Perez, su párroco en aquella época. Se restauró por última vez dejándola tal como hoy se halla en los últimos años del pasado siglo.

De la primitiva fábrica que debió pertenecer á la arquitectura bizantina, modificada por los godos, nada resta, pues como dejamos espresado fué completamente destruida por un incendio. De la reedificacion llevada á cabo en el siglo XV conforme al género ojival floreciente en aquella época, se en aun dos capillas.

El templo actual pertenece al estilo greco-romano, y consta de una sola nave intersecada por la del crucero, de modo que su planta ofrece la forma de una cruz latina. Las capillas, que se estienden á uno y otro costado de la nave principal, nada ofrecen de notable si se esceptúan la de la Caridad, dedicada en el dia á San Sebastian y su compañera del Santo Cristo. Estas, cuyas bóvedas se ven cruzadas por nervios, que en la última se adornan con resaltos y florones, ponen de manifiesto, asi por la forma de su construccion como por lo sencillo de los adornos que las embellecen, el siglo en que fueron hechas.

La portada es en estremo sencilla. La compone un arco sostenido sobre dos columnas, en cuyo clave y colocadas en dos pequeñas hornacinas, se hallan dos estátuas de mármol que no carecen de mérito y representan á las Santas titulares de la parroquia.

En el siglo XVI, y algun tiempo despues, se veneró en este templo una Imágen antiquísima de la Vírgen, conocida bajo la advocacion del Socorro, la cual era de madera de peral, dorada, y á la que segun las tradiciones se atribuyen un gran número de milagros.

La estinguida corporacion de la Santa Hermandad Vieja y la antigua Cofradia de la Santa Caridad tuvieron aquí sus capillas, donde celebraban sus juntas y funciones religiosas, hallándose inscrita por último, en la misma Iglesia la devota cofradia de Nuestra Señora de la Soledad, la cual hace la solemne procesion del Entierro de Cristo en la tarde del Viernes Santo.

Dadas estas noticias de la parroquia de Santa Justa y Rufina, poco nos resta que añadir acerca de los objetos, notables por su mérito artístico, que encierra.

Estos son muy pocos, pudiéndose solo señalar como tales los lienzos del altar mayor y colaterales, debidos á D. Antonio Esteve; un cuadro que representa á San Sebastian, colocado en el crucero, y del estilo de Rivera; otros dos procedentes del antiguo retablo del altar mayor, en el que se ven á San Gregorio y San Gerónimo; y por último, el Crucifijo de talla que se venera en la capilla del Santo Cristo, y que es el que llevan delante de la mencionada procesion religiosa del Viernes Santo.

SANTA EULALIA.—Esta parroquia, que en 1842 fué cerrada al culto, refundiéndose en la de San Márcos, es compañera en antigúedad de la de Santa Justa y Rufina, pues se erigió por los años 559 y á tiempo que ocupaba aun el Trono de los godos el mismo Rey Atanagildo. Su fábrica, como se concibe fácilmente, ha sufrido un sin número de reparaciones en los siglos posteriores á su edificacion, conociéndose aun las huellas de las mas recientes, aunque sin ofrecer particularidad notable.

A mediados del siglo XV se verificó en este templo un hallazgo precioso, del que dan cuenta detallada varios escritores de aquella época. En una de las reparaciones y en el hueco de un muro se encontró un arca, conteniendo varias reliquias dignas de estima, entre ellas un gran pedazo de Lignum—Crucis, del cual se refiere tomó el Cardenal D. Pedro Gonzalez de Mendoza el trozo que mandó se engastase en su Guion.

Los cronistas toledanos refieren una multitud de milagros atribuidos á este Lignum—Crucis, el cual pertenece ahora á la Cofradia de la Vera—Cruz, instituida segun fama por el Cid Campeador en esta parroquia, de donde mas tarde se trasladó al convento del Cármen Calzado, hasta que por último fué llevada á la Magdalena donde actualmente existe.

Tambien fué trasladada de esta Iglesia, cuando se cerró, á la de Santo Domingo el Antiguo, la hermandad de Sacerdotes, congregada con el título y bajo la advocacion de Jesus Nazareno.

SAN SEBASTIAN.—Por los años de 601 á 602 y á tiempo que Liuva, segundo de este nombre entre los Reyes godos ceñia la corona, se levantó esta parroquia. Su fábrica ha sufrido varias reparaciones; las principales de estas debieron tener efecto, una en los primeros tiempos de la dominacion sarracena y otra despues de la reconquista de la ciudad por D. Alfonso y durante el largo periodo en que dominó aun en la arquitectura de los cristianos el gusto árabe. De este género conserva innegables vestigios que no han podido borrar las últimas é inoportunas modificaciones porque ha pasado. Consta de tres naves, bastante pequeñas, divididas entre sí por severos arcos de herradura que apoyan sus recaidas en gruesas columnas de mármol. La forma de la planta y la subdivision especial de las naves, unidas al género de los arcos, y el empleo de las columnas gruesas que sostienen sus recaidas, caracterizan perfectamente á nuestros ojos la primera época de la arquitectura mahometana, durante la cual creemos que se llevó á cabo la principal y completa restauracion de este templo. Mas tarde, acaso inmediatamente despues de la reconquista, ó pasados algunos años, la repararon nuevamente, cubriéndolas con el artesonado propio ya de los últimos periodos del arte muzlimico, que hoy ocultan los cielos rasos, con los cuales no sabemos por qué causa han quitado á las naves su carácter original y propio.

El altar mayor, único que ahora existe, es de madera dorado, pertenece al gusto del Renacimiento y contiene una escultura que representa al titular de la parroquia y algunos lienzos bastante regulares.

Incrustadas en los muros se observan algunas lápidas sepulcrales que antiguamente debieron estar en el pavimento, en las cuales se espresa, con el carácter de letra propio de los siglos XIII y XIV, á los que pertenecen, el nombre y cualidades de algunas personas que aquí fueron sepultadas.

Aun cuando á principios del siglo XVII no quedaba ya á este templo ninguno de sus feligreses se le conservó, merced á su venerable y gloriosa antigüedad, abierto al culto con todas sus prerogativas parroquiales hasta que en el postrer arreglo, verificado no hace muchos años, fué incorporado á el de Santa Justa y Rufina, quedando reducido á una ermita, que solo se abre al público el dia en que celebra la Iglesia al San Sebastian su titular y patrono.

SAN MÁRCOS.—Esta parroquia, que, segun San Ildefonso, era fundacion de una esclarecida señora nombrada Blesila, á quien el Santo Arzobispo llama su abuela y que descendia de los Reyes godos, se edificó el año 634; se restauró por completo á fines del siglo XVI; fué incendiada en el presente, durante la guerra de la Independencia, y por último, hace poco ha desaparecido la torre con algunos lienzos de muro únicos restos que dejó el fuego, destruida por un especulador que en virtud de la ley de 1.º de mayo de 1855 la compró con el solar de la Iglesia.

Desde que su templo fué consumido por las llamas, con varios cuadros notables del Padre Juan Bautista Maino y del Greco que adornaban su retablo principal, la parroquia muzárabe de San Marcos se trasladó á la Iglesia de los Padres Trinitarios Calzados donde actualmente existe.

SAN LÚCAS.—Evancio, hijo de Nicolás, poderoso magnate de la córte de los Reyes godos, fundó esta parroquia en el año de, 641 y al tiempo que ocupaba el sólio Chindasvinto.

Durante_la ocupacion de Toledo por los árabes fué una de las que continuó abierta al culto, merced á las estipulaciones acordadas con estos antes de rendir la ciudad; y acaso por la situacion en que se halla colocada, pues es la mas escéntrica de todas, ó tal vez por la capacidad de su anchuroso átrio, sirvió en esta misma época á los cristianos de enterramiento.

La primitiva fábrica ha sufrido tantas modificaciones y tan radicales, que no queda de ella vestigio alguno. De estas modificaciones, la principal, hubo de llevarse á cabo durante la dominacion sarracena: las que posteriormente se le han hecho no han podido borrarle el sello que esta ocasion le imprimiera la arquitectura muzlímica.

Un átrio de grandes dimensiones, el que ya dijimos sirvió de cementerio á los muzárabes, y en el que es fama fué sepultado con otros mártires el penúltimo Obispo que tuvo Toledo durante la época mabometana, llamado Juan, da ingreso á la Iglesia que consta de tres naves divididas entre sí por arcos de herradura sostenidos en pilares. La principal de estas naves, que es mas alta que las que se estienden á sus costados, conserva algunos bien caracterizados rasgos del estilo árabe: el resto del templo, restaurado en partes segun el gusto del Renacimiento, es en estremo pobre y mezquino, careciendo completamente en la parte arquitectónica de cosa alguna digna de mencion.

El retablo mayor pertenece á este mismo género, y ni su estructura ni los lienzos que lo adornan, pasan de ser cosa muy mediana, considerados bajo el punto de vista del arte.

Lo mismo puede decirse de un Crucifijo pequeño enclavado en una tosca cruz como de dos varas de alta, que se venera en uno de sus altares, la cual usaba San Vicente Ferrer en sus predicaciones, y de dos cuadros históricos colocados en la capilla de la Vírgen de la Esperanza, de los cuales uno representa un milagro de esta Señora y otro el Juicio de Dios ó prueba del fuego á que fueron sometidos los Breviarios gótico y romano á fines del siglo XI.

En la capilla de Jesus Nazareno, situada á los piés de la Iglesia, existe todavia un buen cuadro que representa á Jesucristo atado á la columna, el cual se atribuye, y no sin fundamento, al conocido pintor Atanasio Bocanegra y fué regalado á este templo y mandado colocar en este lugar por un maestro de albañileria el año de 1725.

Habiéndose refundido esta parroquia muzárabe de San Lúcas en la de Santa Justa, su Iglesia se encuentra hoy reducida á la condicion de ermita.

SAN TORCUATO.—Fundada en el año 701, bajo el reinado de Ejica, la parroquia á quien da nombre este Santo es una de las mas modernas de las seis muzárabes que durante la invasion de los infieles conserváron en su seno la tradicion religiosa de nuestros mayores.

Como ya dejamos dicho en la ligera introduccion que precede á las monografias de estas parroquias, asi la que nos ocupa, como la de San Sebastian, se quedaron sin feligreses á principios del siglo XVII.

Ni de la primitiva fábrica goda ni de las modificaciones que esta debió sufrir cuando florecia el género árabe queda vestigio alguno. La Iglesia que existe fué levantada en tiempos y por mandato del Cardenal Arzobispo D. Gaspar de Quiroga, para que, sin que por esto dejara de titularse parroquia de San Torcuato, sirviese de templo á las monjas Agustinas de la misma advocacion, que labraron á sus espaldas el convento.

La Iglesia, á la cual da ingreso una sencilla portada de sillería en la que se ve una estátua de piedra representando al Santo titular, es de estilo greco—romano, y consta de una sola nave de regulares dimensiones.

Ni en sus muros ni en sus altares se encuentra nada que fije la atencion del curioso ó del inteligente si se esceptúa el lienzo del retablo mayor, obra de Francisco Camilo que representa el bautismo de San Torcuato traida á este templo de la capilla de San Pedro de la Catedral, en cuyo altar mayor estuvo hasta que lo reemplazó el que hoy existe; y un medallon de mármol trabajado con la delicadeza y la correccion propia de la escuela de Berruguete que se admira á los piés de la Iglesia en el comulgatorio de las monjas.

La parroquialidad de este templo se ha refundido en la de San Márcos.

FIN DE LAS PARROQUIAS MUZÁRABES.