CAPITULO V
Susan al ver que Melisa no bajaba decidió subir a buscarla, al llegar a su puerta oyó voces en el departamento de Steve y entró en el momento justo para ver cómo melisa cayó en el centro de esa ¿cosa? ¿Máquina? Luego una luz como rayos eléctricos se encendió y Melisa desapareció.
Se dejó ir cómo loca contra Steve. -¿Qué le hiciste a mi hermana? ¿Qué pasó? ¿Dónde está?
Steve la miró con gesto perplejo, los manotazos de Susan no parecían inmutarlo, la apartó con suavidad y corrió hacia una de las computadoras, estuvo monitoreando y tecleando y luego mirando a Susan le dijo:
-La pregunta no es ¿Dónde está? Sino ¿Cuándo esta?
-¿Qué quieres decir? –la confusión en Susan era evidente.
-Que esto que estás viendo, es el proyecto del cual te estuve hablando Susan. Esto es un portal en el tiempo. Jamás creí que funcionaría y aún no había tenido oportunidad de probarlo pero gracias a tu curiosa hermanita……..
-¿Cómo sabes que funcionó? ¿Cómo sabes que esa cosa no sólo desintegró a mi hermana? –preguntó Susan llorando.
-Porque tú hermana esta en 1817.
-¿Qué? ¿Cómo estas tan seguro?
-Porque puse un dispositivo emisor-receptor de ondas para coordinar el tiempo-espacio entre una unidad y otra. La unidad en la que viajó tu hermana esta en 1817 y al parecer todo funcionó bien. ¡No lo puedo creer! ¡Funcionó!
-En lenguaje cristiano, eso significa que está bien y puede regresar ¿no?
-En teoría.
-¿Cómo que en teoría? –Susan estaba hecha una fiera.
-Sí, porque no sé si tú hermana sea capaz de operarla para programar un regreso.
-¿Qué quieres decir con eso?
-Que tu hermana va a tener que ingeniárselas para hacer que la maquina encienda. Una vez encendida ambos circuitos tiempo-espacio se coordinaran y yo podre traerla de regreso, pero eso no será posible mientras ella no logré encenderla y alinearla con esta unidad. -Dijo señalando. Al mirar el semblante de Susan continuó. -Va a estar bien. Sólo va a experimentar un poco de desorientación y quizás algo de ansiedad por el viaje, pero fuera de eso, todo estará bien.
-¿Lo dices enserio? o ¿sólo me dices eso para que este tranquila?
-Has hecho un excelente trabajo con ella, confía más en Melisa, estoy seguro que sabrá arreglárselas sin ti.
-¿De verdad lo crees? Tiene que haber algún modo…..
-No. Sólo resta esperar. Tienes mi palabra de honor que haré hasta lo imposible por traer a tu hermana de vuelta.
-Ojalá. -Dijo Susan y soltó el aire, estaba a punto de derrumbarse.
Él le ofreció sus brazos, era la primera vez que lo hacía y aun a temor que Susan lo rechazara lo hizo.
Ella lo miró un segundo y sin pensarlo se lanzó a su abrazo. Él la rodeo con sus fuertes brazos y la besó suavemente en el cabello consolándola mientras ella lloraba. ¡Cielos! no podía creerlo, tenía a Susan en sus brazos.
Ella se dejó abrazar de buena gana, después de vaciar sus lagrimas en el duro pecho masculino comenzó a calmarse. Permanecieron en silencio un momento, de pronto ella lo notó, la más tierna y suave de las caricias en su espalda, los fuertes brazos a su alrededor envolviéndola. Siempre pensó que debajo de esa horrible ropa había un cuerpo de perdición y ahora podía constatarlo, la firmeza y calor del cuerpo de él, la tenían impresionada, tanto que por un momento se olvidó de todo y sólo se concentró en los fuertes latidos bajo el pecho masculino.
Alzó la cara para mirarlo, era la primera vez que lo veía de tan cerca, tenía unos ojos hermosos de color verde con motas miel bajo esas horribles gafas de pasta, sus labios invitaban a ser besados, su cabello castaño claro era suave. Olvidó cuándo fue la última vez que tuvo pensamientos indecentes con él, siempre pensó que él era fruto prohibido ya que sólo la veía cómo amiga, cómo una hermanita indefensa que proteger, siempre pensó que él tenía algo, pero sólo ahora era testigo de lo masculinamente atractivo que era ese hombre.
Él le sostuvo la mirada, perdiéndose en el profundo azul cielo de los ojos femeninos. Cuánto la deseaba, llevaba años babeando por ella y ella jamás lo había visto más que cómo el vecino amable. Un se asexuado incapaz de inspirar pasión. Estaba harto de sentirse invisible y verla salir con una larga lista de perdedores. Quería demostrarle que era un hombre capaz de hacerla pisar la luna, sabía que estaba mal aprovecharse de la situación ya que Susan estaba muy afectada por lo de su hermana, pero ya se preocuparía de ello después, ahora debía aprovechar la oportunidad.
Es ahora o nunca. Se dijo y antes de que su lado razonable se antepusiera a su lado hormonal la apretó contra su cuerpo y sin más la besó.
Susan se sentía mareada ante la vorágine de sensaciones que la embargaban, jamás se imaginó que él la viera como mujer y ahora con su pasión volcándose sobre ella quedó claro lo equivocada que estaba. Comprendió cuánto necesitaba que fuera así. Sin pensarlo más correspondió sin reservas, subió sus brazos hasta acariciar los cabellos masculinos y le dio pase libre para besarla en profundidad.
La lengua masculina recorría su boca reclamándola cómo suya, embriagándola. Cuánto había deseado despojarlo de todo ese aire de cerebrito inalcanzable y reducirlo ese algo tan esencial, sólo un hombre pasional. Sin títulos académicos. Sólo un hombre y una mujer.
Él no podía controlarse, en ese beso volcó todas las noches de frustración sexual al pensar en ella y no tenerla, los besos que no le había dado, toda esa pasión reprimida y guardada sólo para ella. Sus manos recorrieran el contorno femenino, ¡cuánto la deseaba!
Pero tenía que tomar cordura y parar o sería capaz de hacerle el amor ahí mismo. Ante todo era un caballero. Además no quería ser uno más de la lista, quería dejarla picada y que fuera ella la que diera el siguiente paso. Recurriendo a toda su fuerza de voluntad separó sus labios.
Ella soltó un respingo cuándo él dejó de besarla, ambos tenían la respiración agitada era evidente que querían más, necesitaban más. La fuerza de atracción entre ellos era innegable. Él fue el primero en hablar.
-Susan, perdóname, no debí besarte…….. –comenzó el disculpándose.
Ella no lo podía creer, ¿se estaba disculpando por aquel beso tan maravilloso? La ira se apoderó de ella.
-No era necesario que me besaras cómo parte del consuelo, no necesito tu lastima…….
-¿Piensas qué por eso te besé? –preguntó él incrédulo del rumbo que estaba tomando la conversación.
-¿no es así? Entonces ¿qué quieres que piense cuando te disculpas por un beso así de increíble? –masculló ella dolida. Giró con la intención de salir.
El la detuvo. –Si me disculpé es por qué tú estas pasándolo fatal y me sentí un canalla por no poder contenerme, por no comportarme como un caballero. No sabía cómo reaccionarias, creí que era lo correcto aunque en el fondo no me arrepiento en lo más mínimo, de hecho aun no sé si pueda controlarme. Besarte ha sido un error……
-¡oh gracias! –le espetó ella dolida hasta lo más intimo.
-Besarte ha sido un error porque ahora no puedo dejar de desear hacerlo otra vez. Tú y yo somos amigos y no me gustaría perderte por esto. –le dijo con voz ronca.
-Pues entonces no te contengas más. –le dijo ella provocativa y poniéndose de puntillas lo besó.
-¿Estás segura de esto? –preguntó él sobre sus labios.
-Siempre pensé que no te interesaba cómo mujer, un hombre tan inteligente cómo tú ¿qué podría interesarle de una chica cómo yo?
Él se apartó y la miró incrédulo. -¡Por Dios Susan! ¿Cómo puedes decir eso? eres maravillosa, hermosa, divertida, cualquier hombre en su sano juicio se volvería loco por ti.
-Todos menos tú...o al menos eso pensaba hace más de 10 minutos.
-¿De qué rayos estás hablando? -¿Acaso le estaba diciendo que ya había reparado en él como hombre? Se preguntó.
-Que en más de una ocasión intente provocarte a ver si así reaccionabas y te decidías a mirarme cómo a una mujer y no sólo como tu vecina latosa. Pero cómo no conseguía nada, pensé que yo no te interesaba y deje de intentarlo…..
-¿Qué no te miraba cómo mujer? ¡Por Dios Susan! Mira nada más como me pones. No tienes idea de las veces que he tenido que tragarme la rabia al verte salir con otros, controlándome para no saltarte encima y besarte…… Siempre pensé que no me veías cómo hombre ¿Cómo podrías? Susan no soy ciego sé que no soy un galán…..
Le tapó los labios con su dedo para obligarlo a callar. –Shhhhhhh. No digas más, es verdad que te vistes cómo un abuelo y que tus gafas son horribles, pero eso tiene remedio y pienso ponerme en eso. –lo miró intensamente. –Eres hermoso Steve, nunca dudes de eso.
-¿De verdad quieres intentarlo? Yo no quiero ser uno más en tu lista.
-No lo serás. ¿Sabes porque ninguno de esos tipos logró más de una cita? Porque ninguno se parecía a ti, ninguno estaba a tu altura. –rodeó su cuello con los brazos.
Él sonrió. -Todo parece indicar que hemos estado perdiendo el tiempo ¿no crees? –preguntó él con voz sensual.
Ahora fue ella la que lo besó. El beso fue subiendo de intensidad, los dos llevaban demasiado tiempo reprimiendo lo que sentían, demasiado tiempo con ese deseo frustrado que ahora amenazaba con arrasarlos. Sin poder contenerse él la levantó por los aires y se dirigió a su habitación.
Susan quedó impresionada con la fuerza de él, siempre deseó que un hombre la alzara en brazos como a esas protagonistas de películas románticas y ahora se le estaba concediendo. Él la depositó con suavidad sobre su cama.
-Aún no puedo creer que estés aquí. –le susurró al oído haciendo estremecer el cuerpo femenino. La besó al tiempo que comenzó a desnudarle. Ella no quería permanecer pasiva, pero esperaría a que el terminara su labor para iniciar la suya. Él se puso en pie para contemplarla completamente desnuda.
-¡Eres hermosa Susan Summers! –dijo mirándola con admiración. Comenzó a desabrochar su camisa, Susan se puso en pie para detenerlo al tiempo que le decía.
-Ni se te ocurra, eso me toca a mí. Quiero ser yo quien te quite la ropa. –lo tumbó sobre la cama y le quitó la ropa hasta dejarlo completamente desnudo.
-¡Dios mío! –exclamó mirando el cuerpo desnudo de él. –Dices que me quieres y me has escondido todo esto durante todo este tiempo ¿Cómo pudiste? ¡Es un crimen! Es un crimen no mirarte.
El ya no se sentía tímido con su desnudes, al contrario se sentía bastante cómodo al ver el gesto de admiración de Susan. Sonrió alagado. Después de todo, las horas invertidas en el gym no fueron en vano.
-Ven aquí Susan, tenemos mucho tiempo perdido que recuperar……….
Susan permanecía en brazos de Steve, siempre imaginó que él era un hombre apasionado y ahora lo había comprobado, aun así él había superado por mucho sus expectativas, jamás se había sentido tan satisfecha, tan feliz y al mismo tiempo tan culpable, pensó en Melisa, ¿cómo la estaría pasando su hermana?
-¿Qué tienes? Estas muy callada.
-Pensaba en Melisa, me siento culpable…..
-No te preocupes, te di mi palabra que la traería de regreso y así lo haré.