Capítulo 12
Turnos de trabajo que confunden
En este capítulo
Acomodar tu vida al turno de noche
Adaptar la alimentación a los turnos
nocturnos
Ampliar el horizonte sobre los conductores
nocturnos
El trabajo nocturno es el que tiene lugar entre las 10.00 de la noche y las 6.00 de la mañana, y un trabajador nocturno es la persona que invierte al año, como mínimo, tres horas diarias o al menos una tercera parte de su jornada anual en este horario. Por su parte, el trabajador por turnos puede seguir tres sistemas distintos:
1. Discontinuo: El trabajo se interrumpe normalmente por la noche y el fin de semana. Existen dos turnos: de mañana y de tarde.
2. Semicontinuo: La interrupción es semanal. Existen tres turnos: mañana, tarde y noche, con descanso los domingos.
3. Continuo: No existe interrupción. Existen tres turnos: mañana, tarde y noche durante todos los días de la semana.
En este capítulo nos ocupamos de las consecuencias que la semicontinuidad y la continuidad tienen sobre las personas que trabajan por la noche o van alternando sus horarios de manera que nunca pillan la cama a la misma hora durante mucho tiempo (los correturnos). En ambos casos, la sombra del insomnio se alarga: son incapaces de dormir de un tirón o se caen de sueño durante el día. La reducción de su sueño oscila entre 1 y 4 horas, normalmente, y afecta a la segunda mitad del sueño. De ahí que abusen de las siestas, aunque durante los fines de semana o las vacaciones estas personas retoman su rutina normal.
El desorden de horarios provoca también grandes trastornos a los que viajan o se preparan para su boda o para un examen importante, por ejemplo. Puede ser muy desesperante llevar nuestro reloj interno tan a deshora que nunca consigamos dormir el tiempo necesario, o despertarnos a tiempo y frescos.
Nos ha tocado el horario de noche
En lo relativo al aspecto laboral, el número de trabajadores con turno de noche aumenta en los países más desarrollados. No sólo los empleados de los hospitales, sino también los bomberos, policías, profesionales de los medios de comunicación, etcétera. Como la actividad nocturna en las calles es casi tan frenética como la diurna, muchos servicios funcionan las 24 horas. ¿Qué pasa con las personas que tienen que trabajar cuando deberían estar durmiendo?
Según el último informe de siniestralidad laboral, el 90 % de los accidentes se producen entre las 12.00 de la noche y las 6.00 de la madrugada. Los trabajadores nocturnos duermen cada semana entre cinco y siete horas menos que el resto de la gente; entre ellos se da un 3 % más de divorcios…
Tenemos cada vez más conocimiento del número de accidentes que se producen cuando las personas trabajan de noche, que es cuando el cerebro está preparado para dormir, no para estar despierto. Los casos de las factorías de Chernóbil, Exxon Valdez o el transbordador Challenger son accidentes gravísimos provocados, según versiones oficiales, por situaciones de fatiga creadas por los trabajos en correturnos. Y no menos espectacular es el conocimiento de que los accidentes de circulación que provocan más muertes se producen en la franja horaria que va desde las 2.00 a las 6.00 de la madrugada, precisamente cuando hay menos coches en circulación.
El insomnio o la somnolencia excesiva son el pan de cada día para los que trabajan de noche o cambian constantemente sus horarios laborales. Es decir, una semana trabajan de mañana, otra de tarde y otra de noche, y así sucesivamente. Ese desorden les provoca grandes trastornos personales y con su entorno social. Ellos, desgraciadamente, no pueden plegarse a una de nuestras recomendaciones básicas para adquirir un buen sueño: seguir rutinas.
Para la gente que cambia su horario de trabajo cada semana, la rutina de un buen sueño se convierte automáticamente en una misión imposible. Perciben su sueño como insuficiente y no reparador, y cargan con una excesiva somnolencia durante el día. Esto le ocurre al 60 o 70 % de las personas que hacen turnos.
En los países industrializados millones de trabajadores hacen turnos de noche, desde el personal dedicado a la sanidad, los conductores de trenes, los pilotos de aviones, policías, operarios de fábricas e ingenieros de plantas nucleares. Alrededor del 20 % de la población de los países desarrollados cumple turnos fuera del horario regular (de las 8.00 a las 17.00) y, en España, más de dos millones de personas realizan turnos rotatorios o nocturnos. Este cambio de horario tiene consecuencias que afectan a los ritmos circadianos, al patrón de vigilia-sueño y a las relaciones familiares y sociales.
Puede decirse que el cuerpo humano nunca
llega a acostumbrarse a trabajar de noche y, al cabo de cinco o
diez años de haber trabajado por turnos, comienzan a aparecer
síntomas como fatiga continua que no cede con el descanso, dolores
de cabeza, vértigos, angustia, depresión, irritabilidad y
alteraciones oculares. Los trabajadores nocturnos sufren trastornos
digestivos como dispepsias y úlceras, resultado del abuso de
comidas grasas y frías, y de estimulantes como el alcohol, el
tabaco y la cafeína. Corren un mayor riesgo de padecer enfermedades
cardiovasculares, diabetes o problemas neuropsiquiátricos. Los
divorcios son tres veces más frecuentes en este grupo que en el de
los trabajadores que hacen jornadas de día, por el desajuste
horario entre su trabajo y la vida familiar y social.
Numerosas investigaciones realizadas en
Europa y Estados Unidos concluyen que los trabajadores nocturnos
duermen de 5 a 7 horas menos por semana que sus compañeros con
turnos de día. Esta pérdida de sueño sólo se recupera parcialmente
en los días de descanso pero, a pesar de todo, representa un estado
de privación parcial crónica del sueño que afecta indiscutiblemente
a la forma y a la capacidad de trabajo.
En Estados Unidos, la oficina de transportes demostró que los accidentes de circulación de los camioneros aumentaban un 700 % entre las 3.00 y las 6.00 de la madrugada, que suelen ser las horas de mínima vigilancia en la mayoría de las personas. Si consideramos que a esta hora la circulación en las carreteras es más escasa, la somnolencia parece haber tenido mucho que ver con los siniestros.
En Alemania se hizo un experimento con voluntarios en la conducción de vehículos por autopista. La Autobahn es una vía rápida, sin distracciones ni paradas. Para conocer el estado de la actividad cerebral de los conductores durante el trayecto se colocaron electrodos en su cuero cabelludo, conectados a un casete portátil para grabar los estados de vigilia y sueño. Los resultados sorprendieron a los investigadores: se comprobó que hubo segmentos de hasta 20 minutos en los que la actividad cerebral indicaba claramente la presencia de sueño. Sin embargo, los conductores no detuvieron los vehículos ni sufrieron accidentes, de modo que fue preciso admitir que habían conducido estando dormidos pero con los ojos abiertos.
Este estado de vigilia y sueño se llama
comportamiento automático y en los
conductores es conocido como hipnosis de
carretera. También es propio de pilotos de avión, trabajadores
del turno nocturno, enfermeras, celadores, soldados de guardia,
maquinistas de tren y, en general, todas aquellas personas que
realizan actividades monótonas en horas en las que deberían estar
durmiendo. En estados automáticos la velocidad de reacción a
estímulos externos es mucho más lenta y la persona corre un serio
peligro de sufrir accidentes.
En los trabajadores de turnos nocturnos el marcapasos interno sufre alteraciones porque la información llega al cerebro cambiada. Así, el trabajador pasa la noche con una luz mortecina y cuando sale a la calle camino de su casa se expone a la luz radiante de la mañana. Es decir, está estimulado para seguir despierto. Si añadimos que su dormitorio puede no estar a oscuras cuando se acuesta por la mañana, los ruidos de la calle y la tendencia a recuperar el ritmo de vigilia-sueño durante los fines de semana, podemos comprender que su cerebro nunca consiga una adaptación completa. Los ritmos circadianos se resisten a la inversión de la jornada y la persona funciona contra la marea interna de ritmos hormonales y estímulos neurogénicos.
Consecuencias del cambio
Los trabajadores a turnos, y especialmente los que trabajan de noche, padecen alteraciones del equilibrio biológico, ya que invierten su ciclo normal de actividad-descanso, lo que les obliga a ajustar sus funciones al período nocturno. Son cambios que inciden en los hábitos alimentarios, ya que la calidad de la comida que ingieren no es la misma (suelen tomar comidas rápidas en un tiempo particularmente corto), los alimentos se reparten mal a lo largo de la jornada y, a veces, no son equilibrados desde el punto de vista nutricional. Tampoco pueden cultivar sus relaciones sociales porque no coinciden en horarios con los demás.
Nuestra sociedad no protege a los que duermen de día. La mayoría de las actividades de ocio se realizan por la tarde-noche, una vez finalizada la jornada laboral habitual, lo que disminuye la frecuencia de las relaciones sexuales y sociales de las personas que duermen de día. Por otra parte, los cambios de turno complican la compaginación del trabajo con las tareas domésticas, y aparecen así una serie de tensiones familiares.
Los trabajadores inadaptados al turno de noche se quejan de:
Según un estudio del Departamento de Salud
Laboral de CCOO, los más de dos millones y medio de españoles que
trabajan de noche o en horario rotatorio duermen casi 7 horas menos
a la semana que el resto de los trabajadores y, por cada 5 años de
trabajo envejecen prematuramente otros 5. Del estudio se desprende
que en turnos rotatorios cortos el trabajador siempre está
desincronizado. Además, el 5 % de estas personas, que trabajan
mayoritariamente en el sector sanitario, en empresas siderúrgicas,
ferrocarriles y compañías aéreas, sufre apneas de sueño.
Está constatada también una disminución en el rendimiento laboral y un aumento del riesgo de sufrir accidentes. La encuesta a 6.825 enfermeras del País Vasco, para averiguar la relación entre los horarios de trabajo y los accidentes laborales y de tráfico, indicó que las enfermeras con horarios que suponían una ruptura del ciclo circadiano tenían más accidentes laborales y de tráfico que las que contaban con turnos fijos de mañana.
Sin embargo, no todas las personas son igualmente sensibles a los cambios de los ciclos circadianos producidos por los turnos de trabajo. Los que más sufren son los trabajadores nocturnos mayores de 50 años, los que tienen cargas domésticas, los matutinos, las personas con un historial de alteraciones de sueño, gástricas o con problemas cardíacos, de abuso de alcohol, cafeína e hipnóticos, así como los diabéticos y los epilépticos.
Los cambios de turno laboral no son naturales ya que el ser humano es por naturaleza diurno. Cuando nos toque hacer turnos, que sea de forma paulatina: necesitamos dos semanas para dar una vuelta completa a los hábitos y es preferible que sea en dirección mañana-tarde-noche, ya que retrasar es más fácil que adelantar. Sea como sea, hay que tener en cuenta que...
Una vida un poco más normal
Que no te asuste este panorama desalentador. A grandes males, grandes remedios (o, al menos, puedes intentar mejorar tu situación con estas sugerencias):
Sugerencias con respecto al sueño
1. Esfuérzate por reservar una ocasión fija a la semana para dormir.
2. Mantén un horario de sueño regular. Es mejor que no compenses los fines de semana o días libres.
3. Cuidado con las siestas a deshora. No mejoran la calidad de vida.
4. Establece el mismo ritual previo a dormir que seguías cuando trabajabas de día.
5. Come ligero y evita el café, la fruta y el alcohol al menos 5 horas antes de dormir.
Sugerencias con respecto a los horarios
Como no podemos actuar directamente sobre el sistema circadiano de vigilia-sueño, es recomendable:
1. Seguir horarios regulares.
2. Ir a dormir lo antes posible al salir del trabajo. Ayuda a ajustar el reloj, disminuye los despertares y alivia los síntomas del correturnos.
3. Evitar la luz del sol con unas gafas oscuras.
4. Iluminar muy bien tu espacio de trabajo.
5. Establecer rutinas rígidas diarias. Comer 3 veces al día y a horas previsibles.
6. Si el turno de noche es permanente, levantarse lo más tarde posible y usar gafas oscuras.
Sugerencias con respecto a los aspectos sociales
Un apunte antes de leer: estas recomendaciones sólo funcionarán si controlas tu entorno social.
1. Educa a tu familia sobre la importancia del sueño. Deben saber cuándo habrá cambios de turno (enséñales el planning) y actuar en consecuencia.
2. Protégete del ruido y de los compromisos.
3. Utiliza cortinas opacas, tapones para los oídos y alfombras gruesas.
4. Pon señales que indiquen que estás durmiendo.
5. Organiza tus actividades dejando tiempo para dedicarte a la familia, hijos y amigos.
Trabajadores en turnos rotatorios
Añadimos unas cuantas soluciones más para los que giran noche y día en el mundo laboral:
Los conductores nocturnos
El caso de la gente que se enfrenta a un volante, a la carretera y al horizonte durante horas merece una mención especial. Los conductores que se desplazan de noche por motivos laborales reúnen varias condiciones que les hacen especialmente susceptibles a la falta de reflejos: