Tábata y diciembre

Cuando la navidad

se asienta en diciembre,

Tábata inicia su calvario auditivo

con los ruidos de pólvora.

Auténtico terror perruno

contra esa yihad pirotécnica

que no le da respiro

a sus miedos imaginarios.

La terapia amorosa

no parece surtirle efecto

cuando suenan los estruendos,

pues gime y rasguña puertas,

alejándose de mis protectoras invitaciones

para dormir en nuestra cama.

He hablado serenamente con ella

y nada.

Se hace la desentendida.

Entonces h eresuelto cambiar yo,

contándole francamente

que no espero más idoneidad

perruna que humana

para lidiar su neurosis.

Puede seguir temblando

todo lo que quiera,

en estos hermosos días de diciembre.

Y la fuerte palmada en el trasero

recibida anoche,

no fue en su propio beneficio

sino para el reparador sueño mío.

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