Cambio de semáforo
Una mujer joven
sentada en el café
contemplando la tarde lluviosa
de octubre.
El hombre desde la puerta giratoria
no demora su exploración,
avanzando con paso decidido
hasta su mesa.
La mujer debió advertirlo,
pero mantuvo su cabeza baja
tanto como pudo.
El cruce de miradas demoró
lo que el semáforo de la esquina
en dar paso.
El chasquido del revés de la mano
contra su mejilla,
anunció esasg otas de saliva y sangre
esparcidas por el aire.
Ella no fue capaz
de sostener la mirada
mientras su mano contenía
el hilo de sangre.
En la mirada del hombre
acababa de desaparecer
la única habitante de ese lugar.
La mirada ausente de la mujer
anunciaba con lágrimas
su anhelado retorno a la dignidad.
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