Los profetas del cambio

¿Cada cuánto cree usted que debería cambiar?

Hay compromisos y comodidades ajenas

forzosas de atender, claro está.

Además, estamos cambiando

todos los días sin necesidad

de tirar todo por la borda

para volver a empezar.

¿Y para qué cambiar lo que anda bien?

Porque supongo no tratará

dedes acomodarme

por puro gusto.

O peor aún,

para tomarv entaja

de la nueva situación.

Ustedes los profetas del cambio

parecen surgidos

de algún club de perdedores,

buscando revanchas

y segundas oportunidades.

¡No señor, de aquí no me muevo!

Bastante trabajo me costó encontrar

comida y cama gratis,

para usted insinuar

que estoy respondiendo a la terapia.

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