Ganándose la vida
La señora después de observar
y preguntar lo suficiente,
compró un collar de su agrado
En parte fue genuino interés
y en parte compasión del joven artesano
ganándose a sí la vida.
Éste, rápidamente decidió que las ventas
del rato alcanzaban para el día.
Al levantar su negocio de la plaza
observó con simpatía al vagabundo
alimentando palomas
con migas depan.
Le entregó unas monedas
y una breve conversación.
El vagabundo agradeció
la contribución de la gente
para el mantenimiento
de los pájaros de la plaza.
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