CAPÍTULO 9

 

 

Cómo enseñar el Reiki

 

LLEGADOS a este punto, un alumno o alumna que haya recibido su Reiki I, II y III en rápida sucesión, como sucede con quienes asisten a mis cursos intensivos de fin de semana, tal vez se encuentre un poco abrumado. Antes de empezar a enseñar (o antes de salir corriendo despavoridos), conviene poner un poco de orden en las ideas... y en las energías.
Una alumna que empezó con Reiki I el viernes y recibió su Reiki m el domingo no está preparada para enseñar. Ante todo necesita asimilar el Reiki, o digamos aprendérselo por su cuenta, antes de poder transmitirlo a otras. Yo preveo que pasarán varias semanas después de la iniciación Reiki ID para que una persona se halle en disposición de pasar un alineamiento, ni que sea a título de ensayo. Hay grandes diferencias individuales; a veces exigirá varios meses. Un iniciado que haya adquirido experiencia con el Reiki I y II antes de tomar el Tercer Grado seguramente se adaptará mucho más pronto. En esto no los hay mejores ni peores; cada persona necesita su maduración.
Si has recibido los tres grados con mucha rapidez, lo primero que te cumple hacer es aprender el Reiki I. Practica en sesiones diarias de auto terapia y realiza tantas curaciones directas como te sea posible. A mi alumnado yo le recomiendo que haga todos los días un auto terapia durante el primer mes después de recibir el Reiki I, por lo menos, y tres sesiones de cuerpo entero con otras personas por semana. Así que, de momento, nos olvidaremos del Reiki II y el Reiki III. Cuando te hayas familiarizado por completo con el Reiki I y hayas adquirido bastante experiencia con la terapia en sesiones directas, pasarás al Reiki II; como siempre, los márgenes de tiempo varían según la persona. No saltes al grado siguiente hasta que te notes en disposición de hacerlo.
En este punto, empieza la práctica de la curación a distancia con una meditación todas las noches. Aprendamos en primer lugar cómo se realiza la curación a distancia; luego empezaremos a incluir los símbolos Reiki tanto en las sesiones directas como en las curaciones a distancia. Tendremos delante los dibujos de los símbolos todo el tiempo que sea necesario. Memoriza los símbolos con meticulosidad, dedicando a cada uno el tiempo que haga falta para aprendértelos. Cuando yo los aprendía los tenía colgados sobre la mesa del comedor y me quedaba mirándolos mientras comía. En la curación de personas ausentes, primero transmite los símbolos enteros y luego visualízate dibujándolos. Por último, aprende a dibujados sobre papel sin mirar las muestras. Todas las líneas deben aparecer correctamente trazadas.
A continuación empezaremos a practicar los ejercicios Ki, a razón de media hora por vez. Hay que dedicar varias semanas, por lo menos, a experimentar con la Órbita Microcósmica y el primer ejercicio Ki. Son prácticas que tienen un interés primordial en sí mismas. Empezamos por ejercitar la postura hui yin para acostumbrarnos a prolongada cada vez más. Seguramente pasarán varias semanas antes de que seamos capaces de mantenerla el tiempo necesario para un pase de alineamientos. Aprende a captar las sensaciones que produce el movimiento de ki a través del cuerpo y cómo cambian éstas con los diversos ejercicios.
Sólo cuando te hayas familiarizado a fondo con todo cuanto antecede será el momento de pasar al Reiki DI. Empieza por los símbolos del Tercer Grado y elige la versión del Dai-Ko-Myo que mejor te cuadre. Un buen procedimiento para probarlos es ensayarlos en la curación a distancia. De momento no haremos caso de los símbolos no Reiki, que carecen de importancia para nosotros; también los símbolos personales los dejaremos para más adelante. Incluye el Dai-Ko-Myo en tus sesiones directas y a distancia, y persevera una temporada en este nivel. Sólo cuando conozcas a fondo la curación directa, la curación a distancia, los cinco símbolos Reiki y los ejercicios Ki, empezarás a trabajar con la energía enseñante de Reiki III.
Para ello, apréndete el procedimiento de pase de los alineamientos y practícalo en toda oportunidad. Si recibiste tu formación Reiki con un grupo, es bueno seguir practicando juntos y realizando curaciones los unos sobre los otros. La participación en un Círculo Reiki es magnífica a este efecto y será fácil persuadir a los contertulios para que nos ayuden a practicar el pase de los alineamientos. En estas sesiones experimentales, sin embargo, no creas que vas a recibir la fuerte dosis de energía que recuerdas de tu propia iniciación; no obstante, alguna recarga de energía sí se produce y la notarás, sobre todo, si has agudizado tu sensibilidad a estos cambios mediante la práctica de los ejercicios ki. Es posible también que empieces a ver los símbolos ki mientras se están transmitiendo.
Cuando hayas adquirido soltura con la práctica del Reiki a todos los niveles y con el pase de alineamientos ya puedes consideren* que estás en disposición de enseñar. Empieza con una sola persona, que generalmente será de la familia, y pásale el Reiki I. Luego irás tomando alumnos y alumnas individuales, o tal vez un grupo de cinco o menos, antes de considerar la posibilidad de anunciar públicamente tus clases. En este capítulo explicaré qué enseñanzas se imparten según los distintos grados. Una vez hayas aumentado tu capacidad para el pase de alineamientos hasta enfrentarte a grupos algo más nutridos, y adquirida una práctica en la enseñanza del Reiki I, inténtalo con el Reiki II. Como anteriormente, empezando por las clases individuales o con un grupo muy reducido de amistades, antes de anunciar formalmente ningún curso. Familiarízate con el tipo de energía que requiere la enseñanza a cada grado antes de pasar al nivel siguiente.
Yo recomiendo siempre el dar varias clases de Reiki I antes de iniciar el Reiki II, y dar también varias clases de Reiki II antes de abordar la enseñanza del Reiki III, El Maestro/enseñante se hace enseñando; y también aprenderá mucho con la práctica asidua de los métodos de curación de cada grado. Empieza por enseñar el Reiki III individualmente antes de enfrentarte a un grupo, y permite que tu alumnado observe tus clases de los grados primero y segundo, si les apetece. Se necesita bastante experiencia de la enseñanza de Reiki I y II para emprender el Tercer Grado. No hay ninguna necesidad de precipitar las cosas. Espera hasta hallarte del todo a tus anchas en cada uno de los grados.
Cada Reiki III novel desarrolla sus propios métodos de enseñanza. En la escuela Tradicional se procura disuadirles de ello y se define rígidamente cada uno de los grados Reiki. Es de observar que la enseñanza de Reiki Tradicional no tiene en cuenta para nada las facultades psíquicas, ni se ofrece explicación alguna de cómo y por qué funciona el sistema. No mencionan los espíritus-guías ni los guías Reiki, ni las existencias anteriores, ni la curación de traumas procedentes de dichas existencias. No hay símbolos alternativos ni Punto del Sosiego. El proceso tradicional para el pase de los alineamientos, aunque mucho más complicado que el que enseño en este libro, no incluye los ejercicios ki ni el empleo de la postura hui yin.
Quienquiera que se sitúe al margen de la doctrina Tradicional estricta queda definido como «no Reiki» y severamente desautorizado. Cuando recibí mi Reiki I por segunda vez, ésta en el seno de una clase oficial, quedé muy consternada porque el Maestro/enseñante se negó a hablar de los desahogos emocionales.
—Eso no es Reiki —replicó visiblemente malhumorado.
Pues vaya si lo es, y todo terapeuta Reiki evidentemente necesita saber lo que son y lo que cumple hacer cuando ocurran. El Maestro Reiki no tradicional dispone de más opciones y más información que aprender y con la cual familiarizarse. En mis enseñanzas he procurado marcar siempre la diferencia entre lo que es Reiki Tradicional y lo que se aparta de esa escuela.
Mis alumnos y alumnas no siempre enseñan igual que yo, y no tengo nada que objetar. Si pasan los alineamientos con éxito y enseñan las posturas de las manos, la curación a distancia y los símbolos, entonces lo que enseñan es Reiki. A veces, cuando alguna persona que ha aprendido conmigo introduce invenciones demasiado alejadas del sistema Reiki, yo me abstengo de aprobar esas iniciativas. Una conocida mía enseña un método en el cual los alumnos son invitados a dibujar sus propios símbolos en vez de utilizar los símbolos Reiki. Ofrece el Tercer Grado sólo a los terapeutas y profesionales, pero al menos no dice que su sistema sea Reiki, lo cual me tranquiliza un poco. Cuando el alumno o alumna ha asimilado todas las enseñanzas y se ha independizado, quizá decida desarrollar sus propios métodos de enseñanza y yo no tengo derecho a oponerme, pues se trata de un ejercicio de libre albedrío. La mayoría de mis Reiki III enseñan de tal manera que me inspira orgullo y satisfacción, aunque casi nadie lo hace exactamente igual que yo.
Lo primero que deben aprender quienes quieran enseñar Reiki es cómo atender a sus propias necesidades. Ser Maestro Reiki es una tarea muy exigente, como sólo conocen quienes lo han intentado en la práctica. Sin duda querrás practicar también las curaciones con cierta frecuencia, y además de todo eso tendrás tu trabajo cotidiano, con el que te ganas la vida. El salir a enseñar en talleres y congresos diversos significa que no siempre tendrás la Ubre disposición sobre las condiciones del entorno. Ante todo procura enterarte de cuántos alineamientos eres capaz de pasar en una jornada y cuántas horas eres capaz de aguantar de pie mientras impartes las explicaciones, sin caer en el agotamiento completo^ En efecto la exageración puede conducirnos a estados bastante peligrosos; es preferible decidir cuánto somos capaces de sobrellevar sin incomodidad, y mantenernos dentro de nuestros propios límites. Por ejemplo, eligiendo formar las clases con el número de alumnos que puedas dirigir, y no más.
El año pasado estuve enseñando Reiki en la Womongathering, un festival femenino de Poconos. En el programa del festival se anunciaba mi curso de Reiki I y se inscribieron cincuenta mujeres. Aunque contaba con la ayuda de dos alumnas mías, eran muchas, y para empeorar las cosas el alumnado empezó a pedir el Reiki II y el Reiki III. A mí no me gusta negar mis enseñanzas a nadie, sobre todo si se trata de las Reiki I y II iniciadas durante el festival del año anterior y que no tienen otro lugar adonde dirigirse para solicitar los grados superiores. La clase de Reiki I tuvo lugar el sábado, y después de parlamentar un poco prometí celebrar una dase de Reiki II el domingo después del almuerzo, al aire libre y bajo las ramas de un árbol especialmente hermoso.
Después de la dase de Reiki II se quedaron veintitantas mujeres que me habían pedido el Reiki III. Nada de eso se había previsto en el programa del festival; lo que sí decía el programa del festival era que me tocaba dar otro taller por la noche. Cuando terminó la última clase eran más de las nueve, y yo me sentía muy enferma. Había pasado demasiados alineamientos (casi un centenar en el decurso de veinticuatro horas), me había quemado demasiado el sol, y estaba fatigadísima. La liberación kármica que se produce con cada alineamiento pasa siempre por el aura del Maestro Reiki, y la cantidad de energía ki que una sola persona puede canalizar en una jornada tiene sus límites. Tal vez ésta fue la enseñanza que aquellas jornadas me reservaban a mí, para que no volviese a infligirme tal desgaste. Después de esto pasé tres meses bastante indispuesta y desganada. Ahora les aconsejo a mis alumnos y alumnas que se cuiden, y procuro recordarlo yo también.
Si te dedicas a enseñar, márcate un límite para el tamaño de la clase y trata de mantenerlo. Este límite varía de una persona a otra, y según el caudal de experiencia acumulada. Evita la excesiva frecuencia de las sesiones de enseñanza, bien sean colectivas o individuales; seguramente lo mejor sería reducirlas a una por semana. Por mi parte, cuando he impartido uno de mis cursos intensivos de tres jornadas me concedo un mes de pausa, por lo menos, antes de repetir, aunque posiblemente sería preferible descansar dos meses. Descansa lo suficiente cuando hayas dado clases con mucha asiduidad o a grupos muy nutridos, y duerme más horas si notas la necesidad de ello. Si vas a dar una clase vespertina procura librar esa mañana para levantarte más tarde o hacer reposo hasta la hora de dicha clase. Procura almorzar bien antes y tomar una cena sólida después, ya que ello ayuda a tomar fundamento. Las sesiones de curación, en cambio, no demandan unas limitaciones tan estrictas porque la energía Reiki vigoriza tanto a la persona receptora como a la sanadora. Pero también en esto conviene aprender a no exceder las propias posibilidades.
Éstas son diferentes para cada Maestro o Maestra. Una vez establecidos tus límites trata de atenerte a ellos si es posible. La enseñanza siempre ofrece interés y novedad por mucho que se repitan las mismas clases. Si sabes cuidarte, podrás enseñar más a menudo y lo disfrutarás más. Enseñar Reiki es un compromiso para toda la vida, además de una bendición. No hay necesidad de precipitar las cosas ni de fatigarse en exceso.
Viste prendas cómodas. Durante el pase de los alineamientos te calentarás mucho y luego sentirás la necesidad de abrigarte nuevamente, por lo cual es recomendable tener a mano una chaqueta o prenda de abrigo que puedas quitarte y ponerte con rapidez. Todas las prendas deben ser holgadas, y conviene prescindir de todo cuanto dificulte o haga más fatigosos los movimientos de manos y brazos al pasar los alineamientos. Las pulseras suelen estorbar. En alguna sesión he llevado blusas de mangas muy ceñidas y las he rasgado sin darme cuenta. Las prendas deben poder lavarse con facilidad, ya que la transpiración se intensifica durante las sesiones, y ten cerca la chaqueta para después, aunque de momento te parezca que hace mucho calor. Después de las clases, cuando remite el flujo de ki, acusarás el frío más que las demás personas participantes. Después de una sesión vespertina probablemente no te quedarán muchas ganas de salir o de continuar la velada.
También es aconsejable la elección de un entorno cómodo. Yo prefiero enseñar en la sala de una vivienda particular, ya que evito por lo general las solemnidades y formulismos. En Reiki I, cuando hacemos que todo el mundo se tumbe para practicar las técnicas de curación, un suelo alfombrado resulta ideal y si el lugar elegido para la dase no lo tiene, haremos que cada alumno o alumna aporte al menos una almohada y una manta, información preliminar que debe figurar en el anuncio del curso. Las clases con filas de sillas nunca resultan cómodas para enseñar y si es posible procuraremos disponer los asientos en círculo. Para realizar las curaciones desplazaremos las sillas hasta colocarías con los respaldos contra la pared, a fin de despejar un espacio central, o las sacaremos afuera, y administraremos los tratamientos sobre una manta gruesa colocada en el suelo o una mesa que sea sólida.
En los festivales y las conferencias públicas muchas veces las condiciones distan de ser óptimas. Una vez enseñé en una cafetería; cubríamos las mesas con nuestras mantas y las utilizábamos como si fuesen camillas. Para las clases al aire libre procura buscar un emplazamiento donde no recibas directamente el calor del sol. La hierba fresca de primavera es muy agradable para celebrar curaciones, pero no hay que olvidar el filtro solar y la provisión de agua fresca. En cualquier clase tendremos cerca un vaso de agua, Gatorade o zumo; enseñar es hablar mucho y la garganta se reseca. Programa descansos entre las clases; el alumnado los agradece tanto como el ola docente.
Cinco sillas de respaldo recto (o tantas como personas te consideres capaz de iniciar de una sola vez) se necesitan para pasar los alineamientos. También sude ser útil una mesa larga con bancos, como las que hay en los merenderos públicos. Es muy difícil mantener la postura hui yin cuando las personas receptoras están sentadas en el suelo y seguramente no conseguirás retener la postura y las energías, todo al mismo tiempo. Sí no hay sillas en el local haz que el alumnado las traiga de otro contiguo, o las pida prestadas a otro taller o grupo de trabajo. Es mejor concretar esa necesidad en el momento de negociar con la organización. La cercanía de los servicios también es recomendable; evidentemente no se puede mantener la postura hui yin cuando nos acucian las necesidades fisiológicas, y además los alumnos y alumnas deben lavarse las manos antes de ensayar la imposición terapéutica; recordemos que se colocan sobre los ojos propios y ajenos, entre otras posiciones.
En cuanto a la presencia de los niños en las clases de Reiki I, para mí son bienvenidos siempre y cuando tengan edad suficiente para no alborotar. Si damos la clase de Reiki a una criatura de corta edad convendrá que asista la madre u otro pariente y esta persona también escuchará la clase, pues debe entender lo que hacemos con la criatura, y colaborar. A mí me sorprende cada vez más lo mucho que los niños comprenden y la celeridad con que lo aprenden. Una de mis Reiki I más jóvenes ha sido Callie, la nieta de mi amiga Carolyn. Las tres, Callie, su madre y Carolyn recibieron juntas su grado Reiki I, y como la niña sólo tenía entonces seis años y medio yo no tenía una idea demasiado clara en cuanto al resultado que cupiera esperar. Al final de la velada, sin embargo, Callie me enseñaba a mí cómo enseñar el Reiki. Sus comentarios sobre «calcetines, que no mitones» acerca de la postura de las manos en Reiki y «primero sube, luego baja, y entonces puedes continuar», han pasado a formar parte de mis propios recursos didácticos habituales.
Los niños aprenden con facilidad las posturas Reiki, pero dedican muy poco tiempo a cada una de ellas. Callie decía saber con exactitud cuándo debía pasar de cada una a la siguiente, y era cuestión de treinta segundos en vez de los cinco minutos que se recomiendan corrientemente. La energía de los niños es muy pura y circula mucho mejor. Más adelante enseñé a Kayla, que tenía cuatro años cuando empezó a frecuentar el Círculo Reiki, y pude observar el mismo fenómeno. Kayla solía entrar en una habitación donde estuviese celebrándose una sesión terapéutica, colocaba las manos sobre alguna persona durante unos momentos, y luego salía. De esta manera iba y venía de mesa en mesa durante las reuniones de nuestro Círculo y sanaba a varias personas; ejecutaba siempre las posturas con toda precisión, sin equivocarse de persona, y sabiendo dónde y cuándo era necesaria su intervención sin que nadie se lo dijese. Llegó a convertirse en el centro de todas las reuniones terapéuticas.
Kayla había recibido su alineamiento Reiki I a los tres años y medio. Su padre era alumno mío y la llevaba a las clases porque no pudo conseguir una canguro. La niña era tranquila y callada; cuando llegó el momento de pasar los alineamientos se lo ofrecí, el padre asintió y a ella le agradó la idea, de manera que se sentó en el regazo de su progenitor para recibirlo. Luego pidió que la acostaran porque tenía sueño, y no me acordé más del asunto. Desde luego no esperaba que hiciese ninguna curación a los tres años y medio de edad. Pocos meses más tarde, su padre me llamó por teléfono.
—A que no sabes lo que ha hecho Kayla —dijo.
A lo que pareció, él se había acostado víctima de una jaqueca tras decirle a la niña que continuara jugando pero sin hacer ruido. Entonces ella se metió en la cama con su padre, le puso las manos sobre la frente y le dijo «no te preocupes, papá, que yo lo arreglaré». Y así lo hizo. Poco después inició su asistencia al Círculo.
Mi Reiki II más joven tenía ocho años de edad, y también fue un caso no previsto. Molly asistió a uno de mis talleres acompañando a su madre y dio muestras de escuchar y observar con bastante interés lo tocante al Reiki I. Al día siguiente la madre volvió para recibir su Reiki II y yo dije que la niña podía quedarse, pero que sería mejor buscar alguna ocupación para ella, por si se aburría, y también que podía salir cuando quisiera. Pero no salió, sino que se quedó, y después de la clase recibió su alineamiento Reiki II. Cuando empecé a enseñar los ejercicios Ki, ella salió y no regresó sino hacia el término de la lección. Traía varias hojas de papel con los símbolos Reiki perfectamente dibujados.
—Los has copiado de vuestros apuntes —dije.
—No —respondió Molly— Es que ya me los sabía.
A sus ocho años de edad se convirtió en una excelente sanadora a distancia, y también asistió a los Círculos Reiki, donde se encargó de cuidar a Kayla.
Una vez se me presentó una jovencita solicitando el Reiki I y II, y yo creí que tendría unos quince años. Cuando quiso recibir el Reiki III con su madre, ésta dijo que no, que Addy sólo tenía once años y «cuando hayas aprendido a controlar tus músculos, yo misma te enseñaré». Addy será una Maestra Reiki maravillosa y probablemente jovencísima; sin embargo, el Tercer Grado no es para niños, ya que requiere conocimientos y no poca responsabilidad. A mí me encanta que acudan niños a las clases de Reiki I y no los desanimo. Algunas de mis alumnas dan clases de Reiki I exclusivamente infantiles; si te agrada la idea, procura mantener reducido el número de participantes.
Mi Reiki I más joven tenía seis meses de edad. La familia estaba en crisis y les pasé los alineamientos a todos para ayudarlos. Evidentemente la intención no era convertir al bebé en un sanador, sino que se trataba de curar por medio de los alineamientos. Bradley era demasiado pequeño para poner los símbolos en sus manos y además rebullía mucho, así que se los transmití sobre la parte anterior de su cuerpecillo. Lo más sorprendente fue que se le calentaron las manos tan pronto como acabó la ceremonia; los adultos se lo pasaban los unos a los otros para comprobar el fenómeno. También lloró luego más de los habitual y posiblemente sufrió una purificación. De esto ha transcurrido un mes en el momento de escribir estas líneas, y su madre dice que todavía tiene las manos calientes.
Vale decir que admito en Reiki I prácticamente a todo el que quiera estar presente. La energía nunca puede utilizarse para perjudicar, y los alineamientos siempre sanan a quien los recibe. Si alguien quiere frecuentar mis clases y no puede permitírselo, yo hago de mediadora para que reciba alguna beca o subvención. No recuerdo haber negado la admisión a nadie, salvo una excepción, y aun creo que fue el Reiki II y que no era digna de recibirlo. Habitualmente doy por supuesto que cuando alguien se presenta a mis clases, es que le corresponde estar allí. Pero en esa ocasión, la mujer se presentó al Reiki I tan tarde, que se perdió los alineamientos y por lo menos la mitad de la clase teórica. Normalmente yo le habría pasado el alineamiento y le habría encargado que hiciera una curación, para que el resto del alumnado le enseñase las posturas de las manos. Pero tuve, no sé por qué, un presentimiento y no lo hice.
La mujer pidió el alineamiento Reiki I a fin de ser admitida en el curso Reiki II de la jornada siguiente. Le recordé que se había presentado con demasiado retraso y dije que tendríamos que dejarlo para otra ocasión. Después de lo cual las demás asistentes a la dase y yo participamos con ella en una sesión terapéutica. Y así supimos por qué no debía recibir el Reiki II. Durante la sesión le descubrimos una existencia anterior durante la cual ella había tomado parte en rituales de sacrificios humanos. Esta vida anterior guardaba una relación directa con los problemas que la ocupaban; ella no la conocía en el plano consciente, pero la vieron tres sanadoras por vía psíquica y más tarde lo comentamos, al habérsenos prevenido que no lo comentásemos en la sesión. La mujer vivía bajo el peso considerable de aquel karma, pero totalmente bloqueada la conciencia, y Reiki II tal vez habría abierto esos recuerdos sin estar ella preparada para asumirlos, lo cual sin duda habría sido demasiado en su situación.
No me he visto en la necesidad de negarle el Reiki II a nadie más. Sin embargo, cuando observemos en una persona candidata un carácter manipulador, pongamos por caso, o un empleo deliberadamente malicioso de la energía psíquica, supondremos que no está preparada para el Reiki II. Cierto que los símbolos no consienten ningún tipo de abuso, y no pueden hacer daño a nadie sea cual fuere la intención con que se envían. Reiki se concibió para sanar, no para perjudicar. Pero el karma de quien intentase abusar del Reiki ciertamente quedaría en una situación bastante grave y por mi parte prefiero no tener nada que ver con esa clase de gente. Ante cualquier situación dudosa, hagamos caso de lo que nos dicte nuestra intuición, y tratemos de establecer contacto con nuestros guías o con los guías Reiki, pero cuidando de que no influya en nuestro ánimo una antipatía personal ni un juicio precipitado. Verás cómo te sorprenden a veces los veredictos de los guías... como me ha ocurrido a mí.
Una vez rehusé el Reiki III a una persona. Sucedió en un grupo de trabajo, durante una de mis giras. Dos participantes en el grupo se acercaron a decirme que si entraba Beth (nombre supuesto) en la clase, ellas no asistirían. Yo conocía lo bastante a una de ellas para saber que la cosa iba en serio. Dijeron que Beth había engañado a casi la mitad de las mujeres del grupo en un momento u otro, y que había empezado a anunciarse como enseñante de Reiki cuando no tenía sino los grados Primero y Segundo, y aun éstos administrados por mí aquel mismo día. Por otra parte, y como eché de ver enseguida, existía una enemistad personal entre Beth y una de las mujeres que fueron a hablar conmigo. De momento no supe qué hacer, y pensé que debía averiguar si se trataba sólo de un conflicto personal, o si verdaderamente Beth era tan mala persona como decían.
Yo no la conocía, ni recibí ninguna impresión psíquica cuando me hablaron de ella, y esto de por sí ya era bastante raro. En consecuencia, me volví hacia otra participante del grupo para pedirle que me indicase quién era Beth. Lo cual hizo, pero yo seguía sin impresión a qué atenerme, por lo que me encerré en los lavabos con mi péndulo para hablar con los guías. A veces, durante las excursiones de este tipo los servicios son el único lugar en donde una puede hallarse a solas. Se me comunicó que no debía admitirla, pero como yo no había rechazado nunca a nadie, salí bastante preocupada y sin saber cómo hacerlo. Me acerqué a la mujer y le dije que, si bien no quería prejuzgar nada acerca de ella puesto que no nos conocíamos, varias mujeres del grupo no deseaban compartir la criase con ella y yo no tenía más remedio que aceptar esa decisión. Beth se echó a llorar y yo me sentí fatal.
Luego me tropecé con una alumna mía, y amiga desde hace muchos años, que pasaba el fin de semana en la misma localidad, y le pedí si querría pasarme alguna información psíquica acerca de aquella mujer, pero sin explicarle el motivo. Mi amiga, que no había visto a la interfecta, ni tenía ninguna referencia de ella, dijo enseguida:

 

-Tiene el aura de un color ocre sucio y hay un no sé qué desagradable.
Me sentí un poco mejor. Más tarde hablé con las dos organizadoras de aquel curso de fin de semana y les conté lo ocurrido y cuál había sido mi decisión, diciendo que yo asumía la responsabilidad. Ambas contestaron entonces que habían tenido intención de avisarme, porque ellas tampoco querían saber nada de aquella mujer ni deseaban compartir con ella la ceremonia del Reiki III. Y también corroboraron los comentarios desfavorables de las otras dos mujeres. La mañana siguiente, mientras me hallaba yo con el grupo celebrando un ritual, aquélla irrumpió sin haber sido invitada y lo estropeó todo, lo cual me proporcionó otra confirmación, por si hacía falta.
En otra oportunidad me desagradó una de las asistentes a mis sesiones Reiki I y II, durante las cuales se mostró pendenciera y cortante. Su presencia era un verdadero estorbo, y muy negativa; parecía empeñada en llevar la contraria a todo el mundo. Sentí vivos deseos de pedirle que no entrase al curso de Reiki III, pero cuando consulté a mis guías se me disuadió de hacerlo. De manera que llegó el domingo y con él la clase de Reiki III, en la que ella tomó parte. Volví a solicitar consejo a mis guías y se me indicó que debía enseñarla; luego consulté de nuevo para saber si debía dar el Tercer Grado a esa persona. A mí me parecía que desde luego no era material para Maestra Reiki. Los guías respondieron que no usaría nunca la energía, ni enseñaría a nadie, ni podía hacer ningún mal, pero serviría para sanarla a ella.
Por dar una regla general, yo admito a quien acuda en busca de enseñanzas, salvo cuando se dan poderosas razones para no hacerlo. En las clases de grupo, si una persona no tiene dinero no me parece que sea motivo para negarle la admisión. Creo que quien acude a participar en una clase estaba destinado a hallarse allí, y que el mismo Reiki, o los guías, se encargarán de separar el grano de la paja. Si alguien no está en disposición de superar el Reiki I, esa persona se dará cuenta de ello, o tendrá que esforzarse más al día siguiente. Y si no tiene condiciones para entrar en la clase del Reiki III, a lo mejor pincha un neumático durante el desplazamiento, o la reclaman para una urgencia. Muchas personas están perfectamente al tanto de la cantidad de energía Reiki que pueden absorber, y se atienen a ello. Y también me parece que cuando una no esté preparada para determinado grado pero no obstante se haya empeñado en recibirlo, no lo utilizará hasta sentirse capaz.
Como yo enseño el Tercer Grado en clases públicas, tengo poco que decidir acerca de quién asiste o no. Si tengo la firme convicción de que una persona no debería estar presente, se lo digo, aunque esto sólo me ha ocurrido una vez, como acabo de contar. Estoy segura de que buena parte de ese alumnado no preparado o no cualificado lo único que quiere es participar en una clase de la New Age, aunque no vayan a enseñar el Reiki nunca, y posiblemente ni siquiera practiquen los ejercicios ni estudien los papeles para aprender las técnicas terapéuticas. Si así lo hacen, opino que es asunto suyo y de todas maneras tampoco hacen ningún daño al Reiki con eso. No podrán utilizar la energía para obrar ningún mal, e incluso es posible que algún día les sirva para sanarse a sí mismos o salvar a otra persona. A veces, algunos de los alumnos que no se sienten dispuestos el primer día se presentan otra vez cuando visito de nuevo la población, y la segunda vez no sólo están preparados sino que se aprecian en ellos evidentes cambios emocionales. Es preferible dejar que los guías Reiki digan la última palabra. En definitiva, si hay algo que yo necesite saber ya me lo dirán.

 

Otra cuestión de la enseñanza de Reiki son las ayudas. ¿Enseñaremos a una persona que no puede pagar nuestros honorarios? ¿Qué proporción de becarios admitiremos? Si alguien recibe el Reiki sin pagarlo, ¿sabrá utilizarlo y tenerlo en la debida consideración? En Reiki Tradicional no hay becarios ni escalas de descuento. No conozco a ningún Maestro tradicional que se haya avenido a una rebaja de sus honorarios. El criterio de la escuela Tradicional es que sus enseñanzas hay que pagarlas, y muy caras, con lo cual se pretende descartar a los frívolos y a los escasamente motivados. Mi punto de vista es que deben concederse ayudas, pues la experiencia me ha demostrado que algunos asistentes no van a utilizar la energía, hayan pagado o no, y que otros la rechazan, hayan pagado o no.
Si tienes seis alumnos de pago, el admitir a una séptima persona apenas representa un trabajo adicional; es sólo un alineamiento más que pasar. Si alguien desea mucho recibir la enseñanza y solicita una ayuda, por lo general prefiero concederla y dejar que asista a la clase. Por ejemplo, sucede a veces que alguien ofrece una enseñanza a cambio de otra, y esto también lo acepto, por lo general. En mis giras casi nunca estoy enterada de quién ha pagado a la organización y quién no, y en realidad no me importa. En los festivales imparto mis enseñanzas sin cobrar, y son cursos completos hasta el Reiki III inclusive. Así he tenido muchos alumnos y alumnas que ahora se dedican también a enseñar, y no me parece que hagan menos aprecio del Reiki por no haberío pagado. Lo único que les pido a los beneficiarios es que utilicen las técnicas terapéuticas y/o las enseñanzas para ayudar a otras personas. Si están dispuestos a hacerlo, como sucede en la mayoría de los casos, me considero bien pagada.
En ocasiones se dan casos de personas excepcionalmente dotadas de facultades y que sólo necesitan que alguien les enseñe cómo utilizarlas para sanar. Reiki les proporciona un marco de referencia a estas personas, por lo mismo que sirve de base a cualquier otra técnica terapéutica. Yo he iniciado en Reiki a más de una sanadora psíquica, como procedimiento para potenciar sus facultades naturales y enseñarle a utilizarlas con eficacia. De esta manera he engendrado tres «hijas psíquicas», todas ellas desprovistas de medios económicos y estudiantes en la época en que las conocí, de modo que no podían pagarse las clases. Yo se las ofrecí sin cobrar, viendo que eran mujeres que necesitaban el Reiki, y hoy día todas ellas curan y enseñan. Yo también era sanadora natural cuando recibí mí primer alineamiento Reiki, aunque no tan joven como esas discípulas mías. Y tampoco pagué los grados, porque no tenía dinero, pero eso no significa que no los use, ni que los aprecie menos, incluso a las personas que no van a aprovechar lo que han aprendido, Reiki las sana y las da algo que en ese momento necesitaban. Los alineamientos son un remedio para toda la vida. Nunca me he arrepentido de haber enseñado a nadie, pues siempre me parece ver alguna justificación para hacerlo. Y no estoy pensando en el dinero; la curación tiene que ser universal, y no tiene precio. Lo que el alumno o alumna haga luego con las enseñanzas recibidas, es asunto de su incumbencia. Si hace buen uso de ellas, recibirá un beneficio inmenso; caso contrario, queda claro que esa persona hizo algo bueno al concederse a sí misma algo que necesitaba. Reiki siempre cambia la vida de quienes lo reciben y es muy raro que alguien deje de apreciarlo o de utilizarlo.
Lm ciases de Reiki I Tradicional ocupan todo un fin de semana e implican cuatro alineamientos. Cuando yo recibí el Reiki I, la velada del viernes se dedicaba a una lección sobre la historia de Reiki, y el Maestro o Maestra impartía un alineamiento. El sábado se dedicaba a la auto terapia; durante toda la jomada se practicaban las imposiciones de manos, y se recibían otros dos alineamientos. Y el domingo se reservaba por entero a practicar la curación sobre otras personas y se recibía la última iniciación. Todo este proceso era de una lentitud tediosa y de una gran incomodidad, dada la ausencia de alfombras en los suelos y la dureza de los asientos. En cambio yo enseño el Reiki 1 en cuestión de tres a cinco horas por el método del alineamiento único.
El Reiki Tradicional II requiere otro fin de semana, que se emplea fundamentalmente en aprender de memoria los símbolos y recibir un alineamiento. La memorización de los símbolos debe practicarse durante las clases, puesto que no está permitido llevarse los dibujos, ni copiarlos por ningún procedimiento. El último día realizan una quema ritual de los materiales utilizados en las clases. Yo enseño el Reiki II en unas dos o tres horas y permito que los alumnos y alumnas se lleven los apuntes a casa, para que se aprendan los símbolos siguiendo su propio ritmo. El Reiki no tradicional sólo impone un alineamiento para cada grado.
El grado Reiki III Tradicional implica una semana de sesiones lectivas y un año de meritoriaje, o más, y sólo un alineamiento. Durante ese año, el aprendiz puede enseñar, pero sólo estando el Maestro presente, y cuando lo hace, es el Maestro quien cobra los honorarios de la enseñanza. Yo enseño el Reiki ID en unas cinco horas y les pido a mis alumnos y alumnas que colaboren entre sí para aprenderse el proceso de pase de los alineamientos y los métodos de enseñanza. En mis giras recurro siempre a la ayuda de alumnos avanzados, si se encuentran en la población visitada, y aunque no puedo pagarles tampoco les cobro por asistir. Ningún Reiki III iniciado por mí ha precisado de supervisión mía para empezar a dar sus clases. También agradezco la colaboración de otros Reiki El o alumnos avanzados en los festivales para ayudarme a pasar los alineamientos. Contesto a la consultas telefónicas y ofrezco toda la ayuda a mi alcance.
Normalmente no expido certificados ni diplomas, excepto para el Reiki ID, pero si alguien me pide un certificado para cualquier otro nivel, yo se lo extiendo. A veces, y cuando se trata de talleres y cursos de fin de semana, la organización se encarga de expedir certificaciones para todos los grados, y yo las firmo aunque en realidad no concedo mucha importancia a ese tipo de credenciales. Los papeles no hacen Maestros Reiki, sino la capacidad para sanar y para enseñar. Algunos enseñantes de la tendencia Tradicional aceptan mis certificados, y otros no. Conforme aumenta el número de alumnas y alumnos míos convertidos en Maestros enseñantes, cuento con que abundará la disponibilidad de los tres grados en muchos lugares; en el ínterin continúo con mi método peripatético en giras y festivales poniendo en ello toda la perseverancia posible, y les pido a mis Reiki III que consideren seriamente la posibilidad de impartir clases a su vez, lo cual muchos y muchas hacen.
En los círculos Tradicionales, el diploma y la «filiación» se han convertido en otros tantos símbolos de distinción. Se diría que importa más el diploma que la facultad de sanar. Una vez asistí a un Círculo Reiki tradicional. En buena parte eran personas bastante adineradas, todas ellas Reiki I, y algunas, no muchas, Reiki D. Por su comportamiento era evidente que las Reiki II ostentaban más categoría que las Reiki I. Se practicaban sesiones de curación a modo de acto de sociedad, pero cuando se me ocurrió mencionar la, ayuda a pacientes del sida todo el mundo se apartó de mí y me dejaron a solas en mi sofá En verdad los sanadores no se hacen con certificados, sino que se hacen sanando.
No obstante, en esta sociedad nuestra tan atenta a los títulos, el diploma cobra una significación importante para muchas personas. En consecuencia no pongo pegas para expedirlo cuando alguien lo reclama. Pienso que para algunas personas constituye, un estímulo que las induce a participar en sesiones terapéuticas Reiki que de otro modo apenas tendrían interés para ellas, y a tratar de entender las enseñanzas. Para muchas personas, un certificado es un distintivo de autoridad y su educación les ha enseñado a confiar en la autoridad. Los Maestros Reiki de la escuela Tradicional siempre exigen la presentación del certificado Reiki I antes de admitir a nadie en las clases Reiki II, aunque el certificado no garantiza que esa persona se haya aprendido verdaderamente el material.
Muchos enseñantes no tradicionales ofrecen también algún tipo de certificación de los grados Reiki, y no tengo nada que objetar a eso. Mi sugerencia para quienes deseen expedirlos es que, en vez de encargar los diplomas a una imprenta diseñen los formularios por ordenador; una vez obtenido el modelo, pueden xerocopiarlo en cualquier copistería sobre papel de buena calidad y así les resultará mucho más barato, o con su propia impresora, si disponen de ella. Si van a dedicarse asiduamente a la enseñanza, de esta manera ahorrarán mucho dinero.
Paso a relacionar concretamente qué materias se enseñan en las clases Reiki I, Reiki II y Reiki III. Cada uno de estos grados requiere un alineamiento, y el o la enseñante debe preparar apuntes para repartirlos entre el alumnado (las copisterías se ponen las botas con los Maestros Reiki). Mis alumnos y alumnas quedan autorizados a reproducir cualquier hoja de los materiales que reciben para las clases, siempre y cuando se comprometan a citar la fuente de la información (véase el apéndice de este libro). A medida que el Maestro o Maestra adquiere experiencia es muy posible que desee desarrollar materiales propios; los que propongo aquí se dan sólo a título de orientación y este mismo libro se propone como manual de enseñanza. La mejor manera de saber lo que hay que enseñar en cada grado es recordar lo que aprendiste para recibir los tuyos y lo que te ha dado los mejores resultados en la práctica.
REIKI I
A mí me gusta realizar una ronda preliminar por la clase para preguntar los nombres de las personas asistentes, y si tienen alguna experiencia previa con otros métodos terapéuticos, aunque conviene abreviar y sobre todo cortar los intentos de «contarnos su vida». Con esto te formarás una idea del nivel que presenta el grupo. Reiki es un buen comienzo para quienes no hayan tenido ninguna experiencia de curación ni de otras aplicaciones de la energía. A quienes practican otros métodos, como la masoterapia por ejemplo. Reiki les aporta un complemento y un perfeccionamiento. Luego me presento a mí misma y hago una breve exposición de mis motivos para enseñar Reiki mejor que ningún otro método. Y anuncio a los y las participantes que al término de la jornada se habrán convertido en sanadores competentes, tanto así que ya no necesitarán más de ninguna profesora de Reiki I.
A continuación darás una definición breve de lo que es y lo que hace Reiki, y contarás la historia del método, dedicando a ello unos veinte minutos. Describe los tres grados Si alguien quiere saber lo que es un alineamiento, contéstale con la mejor definición que se te ocurra. Yo prefiero decirles que hay que vivirlo, que es una experiencia que no se expresa adecuadamente en palabras. Toda persona que haya practicado con alguna asiduidad la curación Reiki tiene casos y anécdotas que contar. Saca a colación algunas de las tuyas, y es posible que algún o alguna oyente contribuya con un caso propio. Si alguna persona del grupo ha recibido ya una curación Reiki o ha asistido a una dase del Primer Grado, pídele que describa sus experiencias. Y si tiene algún grado Reiki, que diga cómo ha cambiado eso su vida. Explicarás los Principios Reiki, y tal vez interese distribuir una hoja que los contenga.
Distribuye también hojas que representen las posturas de las manos para la auto terapia en Reiki I. Enseña las imposiciones y llama la atención del alumnado sobre la sensación de presencia de la energía en las manos, comparándola antes y después del alineamiento. Describe el ciclo de la energía y cuánto rato deben permanecer las manos en cada posición una vez hayan recibido el alineamiento Reiki I. Dicho esto posiblemente será oportuno intercalar un descanso, el cual aprovecharemos para colocar las sillas a fin de preparar el pase de los alineamientos. No permitas que el grupo se disperse durante la pausa, establece un límite de tiempo y reúne de nuevo a la gente cuando te halles en disposición de continuar. De lo contrario puede ocurrir que la interrupción se lleve toda la tarde.
Después del descanso procederemos a pasar los alineamientos, advirtiendo a los alumnos y alumnas que deben guardar silencio y que vas a trabajar en grupos de a cinco (o el número de participantes que prefieras). Enséñales la postura en que deben colocar las manos y diles que tan pronto como hayas terminado con un grupo éste debe despejar los asientos para que sean ocupados por el siguiente sin pérdida de tiempo, teniendo en cuenta que el pase de los alineamientos para un total de veinticinco asistentes viene a durar por lo menos cuarenta y cinco minutos, incluso cuando sea posible trabajar con rapidez. Una vez hayas terminado con cada uno de los grupos de a cinco hazles saber que ya está y que dejen las sillas.
Una vez haya terminado el grupo y despejado los asientos haremos que cada persona elija a otra de las presentes para imponerle las manos, lo cual deben prolongar durante varios minutos. Ellas mismas conocerán si la energía se ha movido a través de ellas cuando afluya a sus manos y las palmas de éstas empiecen a calentarse. Que las apoyen sobre los hombros o las espaldas de otras personas, o dondequiera que éstas deseen recibir la energía. Hecho esto cada participante iniciará una auto terapia. De esta manera los tendrás ocupados mientras tú pasas los alineamientos a los demás.
Cuando todo el mundo haya recibido sus alineamientos, pregunta si alguien quiere comentar lo que acaba de experimentar; pero no dediques demasiado tiempo a este turno. Tras escuchar un par de respuestas, pregunta si hay en el grupo alguien que no haya notado nada. Si alguien responde a esta invitación, ante todo tócale las manos; si las tiene calientes, no hay más que hablar. Si necesita ayuda, espera a que los demás hayan empezado a practicar la curación mutua y habla con esa persona en privado. A veces ocurre que alguien reacciona con mucha intensidad a los alineamientos y se asusta. Es posible que note vértigos y confusión, o un desahogo de emociones o energías desagradables, o que sufra «calores» excesivamente intensos. Hagamos que esa persona busque sin pérdida de tiempo a otra para que practique sobre ésta una curación; es el medio más Idóneo para reequilibrar sus energías. A veces tengo a mano, en previsión de estos casos, algunas esencias florales, bien sea el tradicional restaurador de Bach o clemátide, o la esencia de rosas Grus an Aachen de Perelandra, o la de rosas Oregold. Las sensaciones se disipan en escasos minutos, sobre todo a partir del momento en que el alumno o alumna empiece a transmitir la energía a través de sus manos.
En este punto haremos circular las hojas con los dibujos que muestran las posturas de las manos para curar a otra persona. Instalaremos una camilla, si podemos disponer de ella, o trabajaremos en el suelo frente al grupo, para que todos vean las posturas. Nunca falta quien se ofrezca como paciente para este género de demostraciones aunque hay que procurar que esta paciente también pueda ver luego las posturas repitiéndolas con otra persona. Durante la lección no practicaremos las imposiciones prolongadas como si fuese una verdadera sesión terapéutica; sólo es cuestión de enseñadas. Mientras realizas la demostración aprovecha el tiempo para explicar cuánto rato deben mantenerse las manos en esa postura, cómo circula la energía, la posibilidad de que se produzcan desahogos emocionales, etc. No olvides mencionar el imperativo ético Reiki, es decir, que las curaciones sólo se practican previo consentimiento de la persona afectada.
Una vez hecha la demostración de las imposiciones de manos para la parte frontal y la parte posterior, y tras habernos asegurado de que han sido entendidas y de que no hay más preguntas, demostraremos cómo se realiza una curación en grupo. Siempre me propongo dejado para más adelante, pero se me olvida el propósito cuando veo que el grupo empieza a romperse para distribuirse por parejas. Hazlo ahora. Utilizamos una hoja nueva de los apuntes y convocamos a varias personas para hacer la demostración ante el resto del grupo. Es el momento idóneo para mencionar los Círculos Reiki. Tal vez alguna persona interesada querrá hacer circular una hoja de firmas para las primeras que deseen apuntarse. Si las clases se celebran en la población donde resides, quizá quieras dedicarte a organizado.
Hecho esto permitiremos que el grupo se divida en parejas para practicar la curación individual. Es conveniente que cada participante actúe como sanador y como receptor. Si falta tiempo o la asistencia es demasiado numerosa, lo organizaremos en forma de curaciones de grupo, pero sin olvidar que las sesiones individuales son importantes y deben practicarse con la mayor asiduidad posible. Es el momento de advertirles a los alumnos y alumnas que si todavía tienen sensaciones incómodas debidas a la falta de familiarización con la energía, el remedio consiste en practicar una curación. Y también si ocurre después de la ciase, como sucede a veces incluso semanas más tarde, haremos una curación y tas molestias desaparecerán. Explícales que estas sensaciones son inocuas, sin omitir ningún detalle de lo que puede suceder, y comenta el tema de la desintoxicación energética Las prácticas de curación individual, es decir por parejas sanador-receptor, son de turna importancia y nos llevarán aproximadamente la mitad del tiempo previsto para la clase. Sirven para que la energía de los alineamientos circule, para que experimenten las posturas de una manera propioceptiva y para que el sistema de curación adquiera realidad. No sólo el alineamiento, sino la práctica después de recibirlo hace de nosotros unos Reiki I.
Prepárate para contestar algunas preguntas más, aunque a partir de ese momento podemos considerar que la lección prácticamente ha terminado. Una vez haya elegido pareja todo el mundo, es aconsejable circular entre las parejas tomando parte en la acción de dar y recibir la energía; de esta manera el Maestro o Maestra descarga la retención de energía remanente del pase de los alineamientos, lo cual necesita lo mismo que todos los demás. Si sobra algo de tiempo hacia el final de la clase practicaremos todavía unas curaciones de grupo. A partir de este momento tu alumnado ya no te necesita. Deja que se desenvuelvan por su cuenta. Éste es el milagro de Reiki, y sucede siempre. En total conviene calcular unas cinco horas para la enseñanza del nivel Reiki I, más el tiempo de descanso para almorzar, en su caso. Por mi parte prefiero reservarle toda una tarde o una velada, ya que la pausa para comer nos roba demasiado rato.
La documentación del Reiki I que distribuiremos incluirá las posturas de las manos para la auto terapia y para sanar a otra persona; si se quiere, añadiremos los Principios Reiki así como algunas informaciones sobre los orígenes emocionales del mal-estar. El mandamiento único para Reiki I es que nunca hay que intervenir sino a petición de la persona interesada. Con estas líneas queda descrita una clase de Reiki I reducida a lo más esencial, lo cual no quita que puedas añadir otras informaciones si te parecen necesarias.
REIKI II
La clase de Reiki II requiere menos tiempo que las de los otros dos grados, pero más información en forma de apuntes y más dedicación por parte de los alumnos y alumnas en casa. Como siempre, yo prescindo de ceremonias, aunque cabe imaginar una distribución tipo aula convencional. Hagamos que la audiencia disponga las sillas en círculo o, mejor todavía, que se sienten en el suelo todas las personas que puedan hacerlo sin excesiva incomodidad, en cuyo caso tendremos algunas sillas para quienes no se hallen en dichas condiciones. Repite la ronda solicitando los nombres de todos los participantes y abre un turno de preguntas acerca de Reiki I, por si alguien tiene dudas todavía. En mis cursos intensivos de fin de semana, esto me sirve para establecer la continuidad con respecto a la clase precedente y para subsanar algún olvido en que tal vez haya incurrido. Si te dejaste algo en el tintero durante la dase de Reiki I, ahora es el momento para explicarlo.
Incuso cuando parte del alumnado ya lleva algún tiempo utilizando el Reiki I, siempre hay preguntas que contestar.
Una vez solventado este punto pasaremos a explicar lo que hay de nuevo en Reiki II: que se enseña la curación a distancia, se introducen los símbolos, etc. Pregunta si hay alguien que tenga experiencia previa de algún tipo de curación a distancia; para mí es una sorpresa el enterarme, invariablemente, de que menos de la mitad de mis oyentes lo hayan intentado nunca. Haremos otra ronda para interrogar a quienes manifiestan tener alguna experiencia e invitarles a que nos la describan. Seguramente escucharemos diversos procedimientos, y es posible que algunas y algunos de los que dijeron no tener ninguna experiencia previa caigan en la cuenta, no sin asombro, de que sí lo hicieron. Hecho esto, explica tu propio sistema de curación a distancia o realiza una demostración sencilla y paso a paso, para que todos entiendan el procedimiento.
En concreto hay que detallar las cuatro vías Reiki para la curación a distancia: 1) imaginar a la persona reducida a una miniatura que puede sostenerse entre las palmas de las manos; 2) imaginar que estamos con ella en una sesión directa; 3) utilizar la rodilla y el muslo en representación de ella, y 4) utilizar un oso de juguete u otro fetiche. Subraya que los símbolos Reiki pueden agregarse a cualquier método de curación a distancia que el sanador o sanadora prefiera utilizar, y explícales cómo se visualizan y cómo se transmiten.
Hablaremos de la ética que informa el Reiki II y explicaremos cómo se obtiene el permiso de una persona cuando no nos sea posible comunicarnos con ella en el plano físico. Éste es un punto importante; yo pongo mucho énfasis en la ética de Reiki II, puesto que se trata de la primera utilización consciente de una energía de alta intensidad. Y cuando toca hablar de las aplicaciones no terapéuticas y de la manifestación, subrayo de nuevo los aspectos éticos. Manipular al prójimo, de cualquier manera que se haga, es anti-ético. Cuando expliques la manifestación proponte como ejemplo pero no aludas a otras personas, salvo consentimiento expreso. Llevar abundancia a la propia vida es ético, aunque algunas personas no lo sepan, pero hacerlo detrayendo de la abundancia que pertenece a. otro para apoderamos de ella no lo es.
A continuación expondremos los tres símbolos, para lo cual hay que repartir las muestras y detallar cómo se dibujan. La documentación puede incluir algunas informaciones adicionales acerca de cómo se emplean. Traza los símbolos con la mano en el aire, para que todos vean cómo se hace. Quizá sería aconsejable que lo ensayara toda la clase. Haz pausas frecuentes, porque estos temas seguramente van a motivar muchas preguntas. Comenta luego las aplicaciones no terapéuticas de los símbolos: la bendición y purificación de los alimentos, la protección de viviendas y de entidades, la acción sobre las existencias anteriores. Invita a la discusión sobre estos puntos. Observarás que mientras la materia de Reiki I es práctica y cenestésica —o sea, que es preferible hablar poco y tener todos los sentidos bien abiertos—, en cambio Reiki II se mueve sobre todo en el terreno intelectual. En el Segundo Grado la mente crea mundos a partir del Vacío.
En este punto dispondremos un descanso, después del cual procederemos a pasar los alineamientos. Aquí no son de esperar las dificultades iniciales que pueden ocurrir durante la enseñanza del Reiki I, ni habrá necesidad de imponer las manos sobre nadie. Es posible que se dé alguna desorientación entre la audiencia, incluso más que con el Primer Grado, pero por lo general ésa es la única reacción inmediata. Coméntales las sensaciones vertiginosas que pueden presentarse más tarde y la necesidad de observar un período de saneamiento emocional y reforma de vida durante los seis meses subsiguientes a la recepción del Reiki II. Y que cuando salgan de la clase pongan el volante del automóvil en manos de otra persona, o conduzcan redoblando precauciones.
Una vez enseñé Reiki I y II en una sola sesión y cuando el grupo se dispuso a salir les advertí que a lo mejor notarían algo de mareo. Todos dijeron hallarse perfectamente. Como media hora más tarde, una de las que habían participado en el grupo llamó para preguntar si podía regresar a la casa donde habíamos celebrado nuestro taller y si dejaríamos que pasara la noche con nosotras. Yo me había quedado con las organizadoras del fin de semana para salir a cenar. Aceptamos la petición y luego pasamos la velada juntas; en un momento dado le pregunté a la mujer por qué había regresado. Ella se ruborizó intensamente y dio otras muestras de gran azoramiento, por lo que le dije que no estaba obligada a contarlo si no quería. Finalmente explicó:
—Tenías razón con lo del estado de confusión. Había olvidado el camino de mí casa.
Termina la clase de Reiki II repartiendo la información sobre los ejercicios Kí, y explica por qué son tan importantes. Dile a tu audiencia que si no quieren continuar hasta el grado Reiki III no hace falta que se aprendan de memoria cómo dibujar los símbolos, ya que durante las curaciones basta con transmitir las figuras enteras. También pueden prescindir de los ejercicios si no van a proseguir; sin embargo el proceso completo aporta mucho a las personas que toman parte en él, por lo cual es posible que nadie quiera privarse. Yo procuro estimular a mis Reiki II para que hagan todos los trabajos, memoricen los símbolos y aprendan los ejercidos Ki. También insisto en que reciban el Reiki III si son sanadores vocaciónales y piensan dedicarse a la enseñanza del Reiki. Gradas a la simplificación metodológica de la escuela no tradicional y a la política de bajos honorarios, cabe considerar que el Reiki III se halla al alcance de quienquiera que desee recibir sus beneficios y utilizarlo.
La documentación para este grado incluirá los tres símbolos y cómo dibujados, más las instrucciones acerca de cómo usarlos y una explicación de los ejercicios Ki. Los imperativos del Reiki II son la no manipulación y el solicitar permiso para tas curaciones a distancia.
REIKI III
El programa de Reiki III parece sencillo, pero la duración de la enseñanza es superior a la de los Reiki I y II: por lo menos cinco horas, contando con el interés y la colaboración activa del grupo. En resumen se trata de enseñar los dos símbolos restantes, el proceso de pase de alineamiento, el material sobre el budismo (más sobre esto en el próximo capítulo) y la información sobre cómo enseñar cada uno de los tres grados. Además hay que pasar un alineamiento. Sin embargo, la enseñanza de este grado es la fase más interesante; contamos con alumnas y alumnos que son ya sanadores bien informados y una selección de los mejores, superada ya la masificación inicial. Durante los cursos Reiki I y II los habrás conocido individualmente. Los no preparados para el Reiki III y los menos motivados ya se habrán despedido.
Ahora ya los conocerás a todos por sus nombres, pero si no fuese así harás de nuevo la ronda de la clase para preguntarlos; al mismo tiempo abrirás un tumo de preguntas por si han quedado algunas dudas acerca del Reiki II. Si alguna de las personas presentes tiene el Reiki II pero no según la escuela no tradicional, será preciso explicarle los ejercicios Ki y la postura hui yin al comienzo de la clase. Ten a punto la documentación para repartirla entre quienes la necesiten. Y diles que pueden seguir usando los símbolos Reiki II en cualquier forma que tengan aprendida, aunque sean diferentes de los que tú empleas habitualmente. Es posible se suscite alguna discusión acerca de estas diferencias entre los símbolos.
Hecho esto, efectúa la presentación de los símbolos Reiki III y explica los usos terapéuticos y no terapéuticos del Dai-Ko-Myo y el Raku. Reparte hojas que contengan tanto la versión Tradicional del Dai-Ko-Myo como la no tradicional, expón tus preferencias y las ventajas de cada versión, y diles que pueden elegir la que más les guste. La discusión de los símbolos no Reiki es facultativa. Explica también la información que hallarás en el próximo capítulo de este libro, el cual contiene datos más profundizados sobre el origen de los símbolos. Esta información permite contemplar el sistema Reiki desde una perspectiva fascinante, pero yo prefiero dejarla para el Reiki III a fin de simplificar y facilitar en lo posible el aprendizaje de los símbolos mismos.
Luego le toca el turno al pase de los alineamientos. Desglosa el proceso de palabra, y haz la demostración. Tras colocar una única silla en el centro de la clase, pasaremos el Tercer Alineamiento a cada uno de los alumnos y alumnas, mientras los demás contemplan el procedimiento y van siguiéndolo con sus apuntes. Yo prefiero pasar los alineamientos Reiki III individualmente, si el grupo no es demasiado numeroso, ya que las reacciones ante esta energía sumamente potente suelen ser intensas. Algunas personas se quedan sentadas con una risa nerviosa, como me sucedió a mí, otras rompen a llorar, otras quedan exánimes durante unos minutos de trance extracorpóreo y algunas incluso empiezan a canalizar inmediatamente. La energía del alineamiento de Tercer Grado es una felicidad total. Quizá quieras aprovechar las pausas entre cada pase para ampliar explicaciones, o dejar tos comentarios para el final.
Una vez pasados tos alineamientos, hecha la demostración y contestadas las preguntas al respecto, preguntaremos a todas y todos los presentes si quieren realizar a su vez un pase. Muchos bajarán la mirada hada tos apuntes y preferirán no decir nada; algunos valientes tal vez quieran ofrecerse, pero normalmente notarás que por ahora todo el mundo está demasiado impresionado, no habiendo asimilado todavía la novedad. No insistas; deja que practiquen luego y ya se irán soltando. Una vez tuve una alumna que pese a haberse desempeñado bien durante todo el fin de semana estaba persuadida de que no tenía facultades para pasar tos alineamientos ni para dedicarse a enseñar. Entonces yo le prometí que le demostrarla 1o contrario, e hice que practicara conmigo el pase de tos alineamientos. Lo hicimos presentándole yo en todo momento las hojas con tos dibujos y tos apuntes, y diciéndole pasó a paso 1o que debía hacer. Ella obedeció y sintió emoción y júbilo en el momento de notar la activación de la energía, 1o cual supuso para ella una tremenda mejoría de su auto-estima.
Normalmente la mayoría de los alumnos necesitan por 1o menos un par de meses después del fin de semana Reiki y antes de pasar tos alineamientos en serio o de enseñar. Sobre todo la postura huí yin requiere varias semanas de práctica para aprenderla bien y saber prolongarla mucho rato. También se necesita algún tiempo para tomar de memoria tos símbolos y el procedimiento. Sobre todo las personas que empezaron con el Reiki I y continuaron hasta el Reiki III en un soto fin de semana precisan más tiempo para asimilar el volumen de información; de hecho tendrán que repasar uno a uno tos tres grados. Muchos terminan el curso intensivo bastante abrumados por la materia y por la experiencia directa de la energía, y hay que concederles un plazo para integrar y asimilar todo eso. También es posible que necesiten más horas de sueño durante una temporada, mientras la línea Hara se acomoda para permitir flujos energéticos más intensos. No obstante, a veces se presentan algunas excepciones notables.
Una conocida mía que había recibido los grados Reiki I y II tradicionales organizó para mí un taller de fin de semana en su ciudad. Se había previsto que recibiría el Reiki III el domingo, pero yo le anticipé los apuntes para que practicase la postura hui yin. Cuando me presenté allí estaba tan impaciente que le pasé el Reiki III el mismo viernes por la tarde. Durante la velada del viernes y mientras yo enseñaba el Reiki I le pregunté en broma si se sentía preparada para ayudarme. Ella dejó los apuntes a un lado y procedió a pasar dos alineamientos seguidos, tras lo cual estalló en sollozos y dijo que no podía continuar. Al cabo de un mes organizó su primera clase Reiki I, y estoy segura de que lo hizo bien. Llevaba diez años esperando su Reiki III y por lo visto había decidido no esperar más.
Después de pasar los alineamientos explica cómo se distribuye el material lectivo para cada uno de los tres grados, como hago en este capítulo. Habitualmente casi todas las discusiones y preguntas giran alrededor de los alineamientos. A mí me ocurre con frecuencia que me paso del horario, cuando mis oyentes a lo mejor no están pensando sino en descansar y salir a comer. Puede ser útil tener a mano un resumen con el minutaje de las clases para cada grado. Entre los puntos que no hay que omitir figuran cómo se conoce si una persona se ha abierto al alineamiento, lo que debe hacerse si no ocurre, y cómo resolver las posibles incidencias, como por ejemplo las reacciones excesivamente intensas. A este efecto, en el nivel Reiki I no hay que omitir nunca la fase de imposición mutua de manos después de impartir la iniciación, con objeto de evacuar el sobrante de energías. A veces los oyentes preguntan cómo se sabe quiénes deben ser admitidos a las clases y quiénes no, o cómo vedar la entrada de las personas noveles en las clases de nivel avanzado.
Confiemos en que con todo esto se contribuya a allanar el camino y que algún día el dinero deje de ser una condición para sanar y para formar sanadores. Es necesario poner la curación al alcance de todo el mundo, y que pueda acceder a la formación como terapeuta toda persona dotada de condiciones y vocación para ello. Con esto no digo que sea malo cobrar por las sesiones terapéuticas o por impartir clases; el o la terapeuta tiene derecho también a ganarse la vida. Reiki proporciona abundancia y todo género de riqueza tanto a sus practicantes como a sus enseñantes. Si mantenemos unas tarifas razonables y concedemos ayudas generosas, la abundancia sobrevendrá por sí misma. La organización sanitaria de nuestro país deja un amplio margen de insatisfechos y desatendidos. Lo cual es una deficiencia de nuestro sistema médico, y no puede consentirlo un sistema terapéutico derivado de las doctrinas budistas de la compasión y la caridad para con todos los seres vivos. Lo que tú transmitas, lo recibirás centuplicado.
Es muy frecuente que el alumnado del Reiki III aborde la cuestión económica. Quieren saber cuánto se cobra, si hay que conceder descuentos, si la curación/enseñanza será valorada por quienes la hayan recibido sin pagar, y si es licito ganarse la vida con el Reiki. Creo haber declarado sobradamente mi postura en cuanto a estos aspectos, pero una vez más cumple señalar que todos tenemos nuestro libre albedrío. La animación de estas discusiones durante las clases demuestra la importancia que todo el mundo atribuye al asunto, teniendo presente que estas clases congregan a los que probablemente se convertirán en los futuros enseñantes Reiki de toda una comarca. La decisión que se alcance como resultado de tal discusión puede ser determinante para la evolución futura durante muchos años. Deja que discutan y procura moderar la discusión, pero recordando que la decisión última es cosa que incumbe a cada individuo y que cada alumno o alumna tendrá que resolver el problema a su manera.
En mis cursos he recibido a cierto número de Maestros y Maestras Reiki de otras escuelas modernas, así como de la Tradicional. Recuerdo una pareja deseosa de enseñar Reiki en un centro para enfermos del sida, y que acudió a mí al darse cuenta de que su método de alineamiento individual no era viable en presencia de unos grupos tan numerosos. Asistieron a mis clases durante las tres jornadas, observaron mis métodos y recibieron los alineamientos por mi procedimiento. Les agradó la sensación de los alineamientos modernos y su simplicidad, por lo que decidieron adoptar mis métodos para enseñar, y al cabo de poco tiempo adoptaron por completo el sistema no tradicional. Es bastante corriente que se me presenten los seguidores de la escuela Tradicional para criticar los métodos utilizados o tal vez con ánimo de plantear alguna demanda; cuando se despiden suelen llevar una opinión diferente. Una mujer me dijo que esperaba encontrarse con «una bruja que enseña Reiki» y que había hallado «una Maestra Reiki que además es bruja»; ambas consideramos que esta frase era un cumplido. Los métodos no tradicionales han pasado su período de pruebas y han demostrado su potencia.
No me gusta dar por terminadas mis clases sin comentar la tentación de la vanidad que ronda a quien se titula Maestro o Maestra, y recomiendo a mi alumnado la conveniencia de ser humildes. Reiki tiene inteligencia propia y carácter sagrado que está por encima de todo designio humano; como docentes, nuestra responsabilidad y nuestra vocación están con Reiki y con las personas a quienes enseñamos. Les hablo de la necesidad de crear más Reiki III para que se animen a salir y enseñar, a formar nuevos enseñantes. El Maestro o Maestra novel suele experimentar la tentación de guardar reserva acerca de sus secretos y sus milagros. Recuerda el mundo en que vivimos y lo mucho que se necesita la curación. Conforme aumente el número de los Reiki III el método volverá a ser universal en la Tierra y todos recibiremos los beneficios.
La documentación para las clases Reiki III volverá a incluir la información de los ejercicios Ki en interés de quienes no los hayan practicado antes, así como los símbolos del Tercer Grado y cómo dibujarlos, y una hoja de instrucciones sobre cómo pasar los alineamientos. Es facultativo incluir además un resumen de las doctrinas budistas que explico en d capítulo siguiente, y otro resumen de lo que se explica en cada grado. El imperativo ético del Reiki III es el que se refiere a la moderación en el cobro de matrículas y la concesión de facilidades a quienes las necesiten. Por mi parte considero que la ética del Tercer Grado comprende también el compromiso de enseñar.
Con esto queda resumido el contenido de las clases de Maestría Reiki III, pero es imposible describir la alegría que aporta esta actividad. He formado varios cientos de Reiki III y un tanto por ciento elevado de ellos han optado por enseñar a su vez. Así se ha constituido una oportunidad de obtener el Reiki a precios razonables en Estados Unidos, Canadá, Alemania y México. Pero se necesitan más maestros y sanadores en todas partes. Por eso les pido que enseñen. Yo puedo conferirle a una persona los medios al pasarle los alineamientos y enseñarle la información, pero sólo su esfuerzo personal hará de ella una Maestra.
Este resumen de lo que hacemos en las clases de cada grado Reiki es una sugerencia: cada enseñante desarrollará sus propios métodos y los explicados aquí pueden servirle de orientación. En el último capítulo de este libro paso a comentar lo que toca a la relación de Reiki con el budismo, que es la clave última del sistema. Para mí su descubrimiento fue lo más interesante de todo el rompecabezas Reiki, y 1o pongo al final porque así queda situado en su perspectiva todo el método.