Capítulo 5
Curación a distancia y
más
ADEMÁS de incrementar la
potencia y la concentración de la imposición de las manos, los
símbolos Reiki II hacen posible la curación a distancia, o sea
realizar una sesión de Reiki en beneficio de una persona que no se
halla físicamente presente, de manera que no podemos imponerle las
manos. A pesar de su aparente sencillez, este tipo de curación
inaugura facultades psíquicas y el progreso psíquico es
precisamente una de las consecuencias que implica el convertirse en
terapeuta Reiki II. El Segundo Grado de Reiki opera primordialmente
en los planos emocional y mental, mientras que la curación del
Primer Grado se orienta a sanar el cuerpo físico. La curación a
distancia actúa en el plano del cuerpo mental, de la mente
consciente, lo mismo que la liberación kármica comentada en el
capítulo anterior. Si es cierto el adagio de Dion Fortune, «magia
es el acto que consiste en modificar la conciencia a voluntad»,
entonces, ciertamente, Reiki II es magia. Es una magia con
resultados reales en el mundo.
El o la terapeuta que actúa con frecuencia
en este nivel también percibe realidades que están más allá del
plano físico, lo cual concuerda con la noción budista de que toda
realidad es una creación de la Mente a partir del Vacío. El
entrenamiento mental del budismo tántrico incluye el desarrollo de
visualizaciones complejas, de mundos enteros creados en la
meditación y poblados de Divinidades y demonios. Éstos se hacen los
maestros del adepto o la adepta en un mundo más allá del suyo
propio. La iniciación al Reiki II inaugura, pues, el contacto con
otras realidades, y el o la terapeuta aprende cómo acceder a otros
mundos en busca de información y ayuda útiles para la curación. Los
guías Reiki se manifiestan a ese nivel, lo mismo que los guías
espirituales. 0 sanador o sanadora Reiki II extiende el campo de su
acción más allá de los límites de su propio cuerpo.
Esta expansión y este nuevo enfoque vienen a
marcar una diferencia importante para la persona que se dedica a
sanar, y que después de recibir los alineamientos de Reiki n va a
entrar en un proceso de cambio profundo. Si Reiki I ha cambiado su
vida, como desde luego sucede, Reiki II cambia también lo que ella
es en relación consigo misma y con su mundo. Estos cambios, aunque
sumamente positivos, pueden resultar desconcertantes. Durante medio
año, aproximadamente, a partir de la recepción de los
alineamientos, esa persona verá puestas en tela de juicio todas sus
pautas emocionales y mentales acostumbradas. Todo cuanto haya
dejado de tener un valor positivo desaparecerá de sus cuerpos
emocional y mental; y ella se convierte en alguien que siente y
piensa de manera completamente distinta, en relación con lo que era
antes. Cuáles sean estos cambios depende por completo de la persona
en cuestión individualmente, que verá saneado todo cuanto a este
nivel necesitaba sanar en su vida; aquéllos se determinan mediante
la expansión de sus facultades de percepción de unas nuevas
realidades.
Esta depuración emocional/mental no siempre
es fácil. A veces una descubre que ya no hay lugar en su vida para
las relaciones actualmente vigentes y decide abandonar a su pareja;
otra se enfrentará por fin al hecho de haber sido seviciada o
víctima de un incesto, tras muchos años de haber tenido reprimidos
tales recuerdos. Otra dejará de trabajar por cuenta ajena,
prefiriendo establecerse por su cuenta. Sueños que parecían sólo
fantasías se convierten ahora en realidades de la vida cotidiana;
riesgos que en otros tiempos habríamos estimado inadmisibles pasan
a ser asuntos de rutina. A todo el mundo dilata Reiki D. todo el
mundo tiende a realizar el máximo de sus posibilidades. Al término
de un año, digamos, esa persona echa una ojeada retrospectiva y
considera lo que fue y lo que ha llegado a ser, sorprendida al
hallarse más fuerte, más integrada, aunque el camino recorrido a
veces se le antoje caótico. Es una constatación
satisfactoria.
Me parece aconsejable dejar que transcurra
algún tiempo entre la formación Reiki I y la II: consideraría
óptimo un plazo de tres meses. Aprende a fondo el Primer Grado,
estudia el desarrollo de las sesiones terapéuticas y de auto
terapia y, antes de proseguir, concédele a tu organismo el tiempo
que necesita para asimilar la nueva energía. Ahora bien, si te
inicias por una escuela no tradicional, a veces no se dispone de
tiempo para hacerlo de esta manera. En mis desplazamientos para
enseñar habitualmente ofrezco los tres grados en un solo fin de
semana, teniendo en cuenta que muchos de mis alumnos y alumnas no
van a disponer de otra posibilidad para formarse; muchos de ellos
aceptan dos grados o incluso los tres en ese período practicable.
En particular no hay inconveniente en recibir juntos los grados
Reiki I y II, siempre y cuando la persona haya entendido que van a
producirse cambios muy súbitos, los cuales afectarán a toda su
vida, y esté dispuesta a admitirlo.
Para el sanador o sanadora novel, que no
posea ningún conocimiento previo de metafísica ni haya trabajado
nunca sobre estas energías, desde luego es preferible una
iniciación gradual. Tres meses, poco más o menos, son el tiempo que
necesita una persona recién instruida para adquirir competencia y
soltura en la práctica del Reiki I, sin olvidar que todos somos
diferentes y tenemos distintas necesidades. Si la recepción del
Primer Grado inicia un proceso profundo de saneamiento y
purificación, la misma receptora deseará completarlo antes de
solicitar el Reiki II. En la escuela Tradicional, únicamente los
discípulos movidos por una vocación muy fuerte solicitan pasar del
Primer Grado, por lo general.
Otra persona, en cambio, que haya dedicado
años a la práctica de terapias energéticas, aunque no sean Reiki,
que haya desarrollado sus facultades psíquicas y que se considere
una sanadora de capacidad media o incluso avanzada, puede sin
inconveniente recibir dos grados (o incluso los tres) en un solo
fin de semana, porque se halla suficientemente preparada. Sólo ella
misma está facultada para juzgar al respecto, y por eso yo siempre
dejo que sea el alumno o alumna quien lo decida. Nadie ha resultado
perjudicado jamás por la energía Reiki, aunque uno a veces llegue a
sentirse abrumado por sus efectos.
La curación a distancia o de personas
ausentes es la principal enseñanza de Reiki II. Si tu madre, que
vive a mil kilómetros de donde estás tú, sufre un dolor de cabeza,
tienes ahí un caso idóneo para la curación a distancia; existen
tantos procedimientos para hacerlo como terapeutas, atendido que la
curación a distancia no se ha inventado con el Reiki. Lo que
distingue este método de todos los demás es la utilización de los
símbolos Reiki en primer lugar, aparte el empleo de ciertas
técnicas específicas. Cuando enseño Reiki II pregunto sucesivamente
a todo el corro de oyentes si han practicado la curación a
distancia, y si alguien contesta afirmativamente le pregunto cómo
lo hace. Suponiendo que las personas presentes sean quince y de
ellas ocho tengan una experiencia previa de ese género, seguramente
escucharemos ocho métodos diferentes. Todos ellos tienen su
efectividad. En beneficio del cincuenta por ciento de componentes
de cualquier grupo que no suelen tener ningún conocimiento previo,
continúo entonces con una explicación detallada de cómo se
hace.
Fundamentalmente la curación a distancia es
un proceso de visualización realizado en estado meditativo. Por
supuesto, visualización implica imaginación; para visualizar hay
que crear en la mente una representación de la persona que necesita
esa curación. Dicho de otro modo, es preciso imaginarla. En
Occidente tal representación suele consistir en una imagen visual,
a manera de retrato, pero ésa no es la única vía posible. Decimos
«visualización» para simplificar, pero puede servir cualquier
sentido y el concepto puede incluir visiones, sonidos, sensaciones
táctiles o fragancias; en cambio las sensaciones gustativas
raramente se prestan a ello. Yo aprendí un sistema de visualización
terapéutica consistente en crear rosas50.
Haz nacer una rosa en tu imaginación utilizando cualquier sentido,
y dale el nombre de una persona a quien conozcas. Transmite la
energía Reiki a esa rosa y contempla cómo florece; luego deja que
se disuelva. Tal es la esencia de la curación psíquica o terapia a
distancia.
A veces, cuando escuchamos cómo realizan la
curación a distancia otras personas, algunas caen en la cuenta de
algo que ya sabían. «Yo les envío la energía —dice alguien—. ¿Es
eso curación a distancia?» Pues sí, lo es. Enviar energía, enviar
amor, enviar luz o colores, rezar, pensar en alguien, imaginarlo
presente: todas éstas son técnicas de curación a distancia.
Encender una lámpara frente a una fotografía de la persona que
necesita curación, es otro ejemplo, o colocar esa fotografía entre
las manos de una figura de Kwan Yin o de la Virgen.
Muchos procedimientos de curación psiquica
empiezan con la representación de la persona a sanar. Si no tienes
una fotografía, usa cualquier objeto que te recuerde a esa persona.
Pero también puedes crear la representación en tu mente por medio
de la visualización, y así es como se realiza por lo general la
curación a distancia. Se necesita para ello un lugar tranquilo y
donde no nos molesten, pero no nos llevará demasiado tiempo. Ese
lugar tranquilo se llama meditación y es la otra mitad de la
técnica de curación de ausentes. La meditación con fines
terapéuticos no implica un trance profundo; se trata sólo de un
estado de concentración ligera. Una vez hayas cobrado experiencia
con la visualización podrás realizarla en cualquier parte; para
empezar es mejor recurrir a un espacio meditativo.
Consiste en una habitación tranquila, en
donde no entre nadie más y nadie te moleste. Cierra la puerta,
descuelga el teléfono y atenúa la luz. Es buena práctica encender
una vela; embellece el ambiente y despide una claridad suave; con
el tiempo, basta el acto de encender la vela para provocar, por
asociación, el estado meditativo. Siéntate cómodamente en un sillón
con las piernas y los brazos rectos, o en el suelo, usando la
postura del loto o su variante fácil. Respira hondo varias veces
para tranquilizarte, mira la llama de la vela e imagina a la
persona que va a ser objeto de tu curación.
Esa persona no aparecerá con claridad. Es
posible que veas una silueta, un contorno borroso un resplandor,
unos colores. Cualquier representación te proporciona lo que
necesitas. Si es una imagen, sirve aunque no sea clara como una
fotografía; si no eres una persona predominantemente visual, quizá
se te aparezca como el sonido de un violoncelo, o como un perfume a
lilas. Puede manifestarse mediante la sensación familiar de un
abrazo o de su mano puesta sobre la tuya. Tú la reconocerás de
cualquier manera que se presente, y bastará con ese
reconocimiento.
En segundo lugar debes recibir el permiso, y
esto es de capital importancia, lo mismo que en Reiki I el
imperativo moral prohibía curar sin el consentimiento de la
receptora. Si tu madre habló contigo por teléfono y te pidió que
curases su dolor de cabeza, no hace falta más. Pero si no ha dicho
nada de eso, y crees que quizá se negaría caso de pedírselo tú,
comunícale ahora tu visualización por la «vía astral». Alguna
respuesta recibirás. Puede ser la voz de ella diciendo sí o no, o
quizá la silueta se acerque a ti (significando que sí) o se vuelva
y se aleje (que no). Tú lo sabrás y la ética impone el respeto a la
voluntad ajena. Sucede con frecuencia que la persona que se niega
en el plano físico (o tú prevés que se negaría si se le
preguntase), acepta la curación cuando se le solicita por esta otra
vía. Que es, por otra parte, el procedimiento de elección ante
pacientes inconscientes o en coma. Si la petición en el estado
meditativo recibe una respuesta afirmativa, puedes proceder; caso
contrario, retírate con discreción y con amor, y pon fin a la
sesión.
Si no recibes una respuesta clara, transmite
la energía desde la intención manifiesta de que sólo sea recibida
si se acepta libremente; añadiendo que si la destinataria no quiere
admitir la energía, ésta derive hacia la Tierra para sanearla, o
bien a otra persona que pueda necesitarla. Es una manera de
redirigir la energía Reiki hacia un aprovechamiento positivo,
evitando al mismo tiempo violar el libre albedrío de nadie. El
imponer a alguien una curación no deseada es totalmente contrario a
la ética terapéutica; los humanos y los animales tienen todo el
derecho a quedarse con su mal—estar si así lo prefieren.
Siempre contando con el permiso de la
destinataria, yo le envío luego la luz. Sin proponerme ningún color
en concreto, dejando que la luz asuma por si sola el que haga falta
ye que todos los colores son positivos con tal de que aparezcan
brillantes y puros. También d negro es positivo en la curación, un
negro aterciopelado como el del cielo nocturno con las estrellas
luciendo sobre el suelo fértil de la Tierra. Cabe imaginar muchas
razones por las cuales alguien pueda necesitar una emisión de
negro, el cual, enviado con cariño y con intención de sanar, jamás
es negativo, sino reconfortante, protector y auxiliar de la toma de
fundamento. El color que usamos con menos asiduidad es el blanco;
desde el punto de vista de la eficacia es mejor enviar un color
concreto y adaptado a las necesidades de la persona destinataria,
que una emisión de blanco, no—color o suma de todos los colores,
como si fuese un curalotodo.
Algunos de los colores que aparecen en las
curaciones a distancia o psíquicas no son colores terrenales.
Difícilmente pueden describirse con palabras y, que yo sepa, no
tienen nombres propios. Son increíblemente bellos. Son éstos los
colores astrales que guardan complementariedad con cada uno de los
colores básicos (de los chakras) en el plano terrenal. Aparecen con
frecuencia cuando utilizamos el Reiki II para curar a distancia, y
son la principal razón por la cual prefiero no elegir un color
determinado cuando transmito la luz. Ya que el designar un color
terrestre, por ejemplo recitando interiormente su nombre, limitaría
las demás posibilidades y entre éstas la aparición de los
complementos astrales. Por otra parte me parece preferible que sea
la misma receptora de la curación, o su yo superior o sus guías
espirituales, si se quiere, quienes elijan el color o colores más
eficaces según lo que se necesite.
Dejemos que los colores llenen el aura de la
persona y luego le enviaremos los símbolos Reiki. Se transmiten
enteros mediante la simple evocación voluntaria de su aparición: es
como si volasen a través del espacio para ir a inscribirse a lo
largo del cuerpo de la destinataria. Recordemos que el
Hon—Sha—Ze—Sho—Nen es el símbolo que transmite Reiki a través del
espacio y del tiempo; por tanto, debe intervenir en toda curación a
distancia. El Cho—Ku—Rei multiplica la potencia de la energía
terapéutica, y el Sei—He—Ki actúa sobre los componentes emocionales
del mal—estar. Generalmente prefiero transmitirlos todos durante
las curaciones de ausentes. Estos símbolos también suelen revestir
un color, pero yo me atengo al principio de no limitarlos; que sean
del color que la destinataria necesite.
Una vez transmitidos los símbolos
aguardaremos un momento—, es posible que oigas un mensaje de tus
guías o de la persona receptora de la energía pidiéndote que hagas
algo más. «Llena su aura de oro», podría ser uno de estos mensajes.
Las comunicaciones de los guías siempre son positivas y vitalmente
afirmativas; no admitiremos nada que no lo sea. Cuando hayamos
terminado con esto visualizaremos a la persona recuperada y
pletórica de salud. Volviendo al ejemplo del dolor de cabeza de
nuestra madre, la imaginaremos contándole a una amiga que su dolor
de cabeza ha desaparecido. Si se tratase de alguien que se ha roto
una pierna, la imaginaremos corriendo y saltando alegremente, sin
la escayola, con la cara risueña. Por último, retírate de la
meditación (disuelve la rosa) y retorna a la conciencia de lo
presente. Es un proceso que se desarrolla en cuestión de segundos,
en mucho menos de lo que se tarda en contarlo.
Todas las personas que se dedican a la
curación psíquica tienen sus métodos propios; el que acabo de
explicar es el mío. Aunque no hay dos terapeutas que visualicen de
la misma manera, todos los métodos son correctos. La concentración
necesaria para visualizar y meditar se adquiere con el hábito: el
proceso es algo lento al principio, pero cuanto más se practica,
mejor resulta. Viene a ser como ejercitar un músculo: cuanto más lo
hacemos trabajar, más se fortalece. A mis Reiki 0 noveles yo les
aconsejo que practiquen estas curaciones todas las noches. Con el
tiempo serán capaces de sumergirse en el estado meditativo donde y
cuando quieran, y realizarán curaciones incluso mientras viajan en
autobús. Cuanto más se practica, más profundo resulta el estado
meditativo alcanzado, por lo cual es recomendable abstenerse de
conducir mientras se hace,
Este sencillo proceso que consiste en
imaginar a una persona o concentrarse en ella, enviarte la luz y
los símbolos Reiki, imaginarla con la salud recobrada y regresar al
presente surte efectos profundos; la curación realizada de esta
manera puede ser tan eficaz como una sesión de imposición de manos,
sólo que dura segundos, en vez de una hora o más. Obsérvese, sin
embargo, que la curación realizada a este nivel mental suscita la
resonancia en los cuerpos emocional y mental de la receptora, y no
tanto en el cuerpo físico. Cierto que la energía de aquellos planos
se filtra hacia el de lo material, pero es una energía difusa. Se
necesitará algún tiempo (desde algunos minutos hasta varias horas.
habitualmente) si se quiere influir sobre un dolor físico mediante
este procedimiento. En el ínterin, y aunque se haya dirigido la
curación al origen del mal—estar, todavía puede ser necesaria una
curación directa a la primera oportunidad.
La persona que recibe la curación hallándose
distante, esté enterada conscientemente o no, tal vez notará que
sucede algo. Si está muy abierta a las energías y tiene una
sensibilidad psíquica desarrollada muchas veces sabrá con exactitud
lo que hiciste y a qué hora. Y aunque quizá no tenga una conciencia
plena de ello, es posible que haya pensado en la persona emisora
coincidiendo con la fecha y hora de la curación. Quizás haya notado
una súbita sensación de paz, o ha visto un color, o ha empezado a
sentirse mejor. El dolor de cabeza, por ejemplo, cesó en el mismo
instante de realizarse la curación y tal vez no recurra. Las
primeras veces que practiques tales sesiones de curación a
distancia tal vez tendrás la impresión de que todo son
«imaginaciones» tuyas, que se trata de un acto de fingimiento. Más
adelante, cuando vayas recibiendo las confirmaciones, se disiparán
tus dudas y nacerá en tu ánimo un gran respeto hacia ese
proceso.
Los símbolos Reiki aumentan la eficacia y
confieren una potencia tremenda a la curación psíquica. Cualquier
método de curación a distancia que hayas practicado es positivo:
continúa usándolo, sólo que añadiéndole la emisión de los símbolos
Reiki, con lo cual basta para convertirlo en un método Reiki. Los
procedimientos de la curación psíquica pueden ser tan sencillos
como crear mentalmente una rosa, o muchísimo más complicados.
Solicita ver los chakras de la destinataria y podrás orientar la
sesión a curar y equilibrar esos centros. Si un chakra está fuera
de lugar, reajústalo. Si lo hallas «sucio» puedes purificarlo:
imagina que estás lavándolo con un limpiacristales. Si está roto,
usa un adhesivo instantáneo. Si aparece obstruido por un bloqueo,
desatáscalo. Y envía los símbolos Reiki a cada centro, en especial
el Sei—He—ki; verás cómo se purifican uno m uno.
Algunos sanadores tienen una visión que
podríamos llamar «anatómica» y curan órgano a órgano mediante un
procedimiento similar al que acabo de describir. Si la destina—
tarta tiene una herida, imagina que la coses con aguja e hilo. Si
ha sufrido una fractura, invoca a la —Diosa Cinta Adhesiva». Otra
posible metáfora sería una operación quirúrgica imaginaria: lo que
se visualiza, ocurre. Pero hay que tener la precaución de
visualizar únicamente lo positivo; la imagen del restablecimiento
al término de la sesión constituye, en este sentido, una
salvaguarda. Como siempre, utiliza los símbolos Reiki sobre todas
las regiones álgidas o de otro modo afectadas, para que canalicen
la energía hacia ellas ejerciendo una acción terapéutica
enfocada.
Mientras se realiza la curación a distancia
hay que mantener una actitud receptiva en cuanto a lo que aparezca:
a veces las cosas resultan algo diferentes de lo que esperaba el
sanador o sanadora. Estamos curando un dolor de cabeza, por
ejemplo, y resulta que los símbolos Reiki van derechos al abdomen
de la receptora. La energía sabe adónde dirigirse; deja que fluya
sin tratar de limitarla. Dirige la intención hacia la persona, no
hada la enfermedad; o dicho de otro modo, que la sesión sane a
Juana, no el dolor de cabeza de Juana, dejando en libertad la
energía para que ella haga todo el bien posible.
Realizada la curación, retorna al presente y
no pienses más en ella. De lo contrario la energía quedaría
retenida cerca de la sanadora en vez de proyectarse y encaminarse
hacia la receptora. La frecuencia de las sesiones debe juzgarse, lo
mismo que en las situaciones de curación directa, por la seriedad
de la afección. Un caso sencillo como un dolor de cabeza o de oídos
quizá se resuelva de una sola vez. Ante mal—estar es más serios,
repite con frecuencia, incluso a intervalos de pocos minutos, pero
siempre relajando la energía entre sesiones. Una o dos veces al día
bastarán en casi todos los casos excepto los verdaderamente
críticos.
El uso del Hon—Sha—Ze—Sho—Nen nos ofrece la
posibilidad de predisponer que la curación se repita cuantas veces
consideremos necesarias. Además se consigue repetiría a horas
determinadas (por ejemplo, de hora en hora, o dos veces al día,
mediodía y medianoche). Conviene renovarlo, no obstante, repitiendo
la sesión diariamente por lo menos. Cuando solicitemos la
repetición de Reiki hay que asignarle un límite, por ejemplo que se
repita mientras convenga a las necesidades de la persona, o hasta
que se alcance algún objetivo concreto, de lo contrario
prolongaríamos innecesariamente la intervención.
Cualquiera de las técnicas de curación a
distancia puede utilizarse también hallándose la persona presente.
Realiza la curación sentándote al lado opuesto de la habitación,
por ejemplo, cuando la imposición de las manos no sea conveniente,
o cuando no se disponga de tiempo para una sesión completa. En los
casos en que un contacto directo pudiera ser doloroso, por ejemplo
una quemadura, o cuando exista un riesgo de infección para la
receptora o de contagio para la sanadora. Así curaremos también a
un animal de compañía, por ejemplo mientras duerme, si tenemos
comprobado que no quiere someterse a la imposición de las manos;
también es un buen sistema a emplear con los animales en la
naturaleza, o con animales de granja que no sean de compañía. Y las
mismas técnicas sirven para la auto terapia; en vez de visualizar a
otra persona durante la sesión, visualízate tú.
Aparte el procedimiento consistente en
agregar los símbolos Reiki al método utilizado habitualmente para
la curación a distancia, existen cuatro métodos que son
específicamente Reiki. Son asimismo técnicas de visualización o
enfoque. La primera consiste en imaginar que estamos en presencia
de la persona que debe recibir el tratamiento, en una sesión de
imposición de manos. Parece sencillo pero en realidad es el más
difícil de los cuatro métodos. Las posturas Reiki requieren mucho
tiempo y por tanto, el o la terapeuta debe ser capaz de mantener la
visualización largo rato. Mientras las visualizaciones duran por lo
general escasos segundos, una visualización prolongada de este
género suele resultar sumamente fatigosa, o insostenible, excepto
si se cuenta con una larga práctica. Un truco útil consiste en
imaginar que nos han brotado varios pares de brazos, como los que
vemos en las figuras de Kwan Yin o Tara. Con esto se abrevia
notablemente la curación, pero requiere una concentración todavía
más intensa. Por mi parte lo he practicado pocas veces, pero
recuerdo estas sesiones con cariño y como otras tantas experiencias
de gran eficacia.
Otro procedimiento Reiki para la curación a
distancia es imaginar una versión de la persona, animal o planta
reducida a escala, tanto que sea posible alojar esa imagen entre
las palmas de las manos formando copa. Por supuesto la curación a
distancia puede beneficiar tanto a los animales como a los seres
humanos; en cuanto a la Tierra, precisa de toda la curación que
seamos capaces de enviarle. Siguiendo el método, nos haríamos con
un globo terráqueo de pequeño tamaño, de los que se venden como
canicas o colgantes para llaveros, y lo retendríamos entre las
manos para enviarle la energía Reiki. También una fotografía sirve
para enviar la energía Reiki; tomando entre las manos el retrato de
la receptora, le enviamos los símbolos Reiki así como la curación.
Enseguida se echa de ver que éste es el más fácil de los cuatro
métodos.
En tas otras dos técnicas centramos la
atención sobre un objeto material, no sobre una visualización. La
primera consiste en sentarse utilizando una silla de respaldo
recto, e imaginar que la rodilla y la pierna propias son el cuerpo
de la persona receptora. La redondez de la rodilla evocará la
cabeza de aquélla, el muslo es el torso y la cadera representa las
piernas y los pies. Entonces procederás a la curación lo mismo que
si estuvieras imponiendo las manos sobre el cuerpo de la otra
persona, al tiempo que retienes en tu mente una imagen de ella. La
pierna izquierda nos servirá para representar la parte frontal del
organismo receptor, y la derecha la parte dorsal.
El último de estos cuatro métodos es el que
yo prefiero, y consiste en hacerse con un osito de peluche, una
muñeca, una almohada o una fotografía de la persona a modo de
«testigo» o fetiche. Efectúa las operaciones de la curación sobre
el oso, digamos, e imagina luego que entregas el oso curado a la
receptora de la curación a distancia, diciendo: •Tómalo por lo que
pueda beneficiarte.» Es un buen método en aquellos casos en que, al
solicitar la autorización, nuestra interlocutora responde con
incertidumbre, por el estilo de «no estoy segura» o «¿qué te
propones?» Muéstrale el muñeco y haz entrega del mismo por la vía
astral.
Esto lo hice una vez en favor de una amiga
que se había lesionado la espalda pero no tenía opinión definida en
cuanto al método psíquico, así que no supo decirme si deseaba
aceptarlo. Entonces realicé la operación sobre un osito de peluche
que tengo a estos efectos. Imaginé que le entregaba el oso y «la
vi» con el muñeco en las manos antes de poner fin a la meditación.
Eso fue lo último que hice aquella noche. Al día siguiente, estaba
yo sentada en un canapé leyendo, cuando recibí una imagen de la
mujer con el osito en brazos.
—¿Qué haces? —le pregunté, y ella me
respondió:
—Estoy tomando lo del oso.
Repetí este tipo de sesión con ella varias
veces, hasta que se avino a aceptar la energía en sesiones
directas.
Resumiendo b expuesto hasta aquí: Añade los
símbolos Reiki a cualquier procedimiento que hayas utilizado para
efectuar curaciones a distancia. La curación a distancia o curación
psíquica es una visualización realizada en estado meditativo y que
requiere apenes unos instantes. En Reiki se practican cuatro
métodos de curación a distancia:
1. Imaginar que la persona está presente y
que efectuamos la imposición de manos sobre ella.
2. Reducir imaginariamente el tamaño de la
receptora y efectuar la curación encerrándola entre nuestras
manos.
3. Efectuar la curación sobre la rodilla y
el muslo propios, lado izquierdo para representar la parte frontal
del cuerpo de la receptora, y lado derecho para representar la
parte posterior.
4. Usar un osito de peluche, una almohada,
una muñeca o una fotografía que representa a esa persona.
El proceso de curación a distancia se
facilita con la práctica y se potencia mediante el uso asiduo.
Nunca subestimes el bien que puedes hacer con ella, y no olvides el
incluir en la sesión los símbolos Reiki.
Se me ha explicado por medio de varias
sesiones de canalización que en los tiempos originarios de Reiki
todos los seres poseían un símbolo propio. Este símbolo personal a
veces se les revela a los Reiki II que utilizan la energía con
frecuencia, y suele suceder durante la recepción de los
alineamientos. Es una figura que aparece una y otra vez, como
deseando hacerse notar. Por lo general estos símbolos personales
son de gran valor positivo para la auto terapia, pero a veces
revisten otros significados. Si tienes la fortuna de captar una
energía de esta especie, medita sobre ella e intenta la transmisión
del símbolo; pronto, o poco a poco, irás adquiriendo una noción de
lo que es y de cuál sea su pro-pósito. A veces no son los símbolos
personales, sino los que se revelarán luego con el grado Reiki
III.
Los símbolos Reiki II tienen otras
aplicaciones aparte las estrictamente terapéuticas de curación
directa o a distancia. Traza el Cho-Ku-Rei sobre los alimentos para
aumentar su valor nutritivo y en acción de gracias por la comida;
es muy posible que haya sido éste el origen de la costumbre de
bendecir los alimentos. Si tienes alguna duda acerca de la calidad
o estado de los alimentos, traza un Sei-He-Ki sobre el plato a
fines de purificación y restablecimiento; puede ser un recurso útil
durante una merienda campestre si nos parece que la ensaladilla de
patatas lleva demasiado tiempo al aire libre, pero no lo fíes todo
a las virtudes de Reiki. Si crees que algo se halla en mal estado
no lo comas. Cuando se utilizan ambos símbolos, hay que trazar
primero el Sei-He-Ki para purificar y luego el Cho-Ku-Rei para
potenciar la calidad.
Esta combinación sirve también para
purificar los cristales. Utilizaremos primero el Sei-He-Ki para
purificar la gema o el cristal sosteniéndolo en la mano mientras
imaginamos inscrito el símbolo sobre el mismo; dejamos que se grabe
bien y repetimos hasta que nuestra intuición nos diga que no se
necesita más. Luego transmitimos el Cho-Ku-Rei por el mismo
procedimiento, lo cual abrillantará y dará lustre al espécimen. Al
utilizar el Cho— Ku-Rei tendremos presente la intención a fin de
programar la piedra, bien sea para fe protección, bien para la
curación. También es posible programar un cristal o una piedra
semipreciosa para que sane a una persona determinada. Purifica el
espécimen, cárgalo de energía y haz entrega de él a la
destinataria. Otros objetos sirven asimismo a esta finalidad.
Cuando la intención consiste en destinarlos a la curación, prefiero
potenciar fes energías de la piedra o del objeto introduciendo
también el Hon-Sha-Ze-Sho-Nen.
De manera similar se utiliza la combinación
del Cho-Ku-Rei y el Sei-He-Ki para tratar los medicamentos,
potenciando sus cualidades salutíferas al tiempo que reducimos los
posibles efectos secundarios indeseables. Como en los ejemplos
anteriores, aplicaremos primero el Sei-He-Ki para purificar el
fármaco; sólo después trataremos de potenciar su energía al objeto
de amplificar sus propiedades positivas. En el caso de los remedios
homeopáticos también aplicaremos ambos símbolos con la intención de
aumentar su poder terapéutico y reducir agravaciones. Las hierbas y
las esencias florales cobran mayor eficacia sosteniendo el frasco
entre las manos y proyectando el Cho-Ku-Rei hada el contenido: por
mi parte soy muy aficionada a elaborar mis propias esencias de
flores y elixires de gemas, y les añado siempre la energía Reiki
durante los procesos de infusión y embotellado.
No existe otro recurso más poderoso para la
manifestación de la abundancia que el Cho-Ku-Rei. Una llamada de
atención, cuando lo utilices: pide sólo cosas positivas y éticas, y
procura sobre todo pedir sólo aquello que realmente necesites. El
Universo está hecho de abundancia y todas las divinidades se hallan
a la disposición de quien pide y está preparado o preparada para
recibir, siendo de notar que esto último no es fácil para muchas
personas, sobre todo las mujeres, ya que se nos educa en la
creencia de que no somos merecedoras de lo que tenemos y no nos es
lícito pedir nada, sobre todo si se trata de algo bueno. Lo cual,
por supuesto, no es verdad. Y aunque muchas situaciones de pobreza
y necesidad son kármicas, además de patriarcales, la manifestación
es una facultad que podemos aprender.
La ética de la manifestación, sobre todo
mediando un recurso tan potente como Reiki, es clara y sencilla. No
sería lícito pedir algo que implicase el despojar de dio a otra
persona; tú puedes alcanzar medios de fortuna, o cualquier otra
cosa que desees, sin quitárselos a nadie. Lo que sea bueno para ti
no debe perseguirse a costa de perjudicar al prójimo. Por ejemplo,
si solicitas un puesto de trabajo, que no sea d puesto de otro:
limítate a pedir el mejor puesto alcanzable para ti.
En materia de manifestación la mayoría de
las peticiones entran en el terreno de los asuntos amorosos. Tú
anhelas el amor de otra persona, pero sucede que ésta se halla en
relación con una tercera. No sería lícito el solicitar que se
rompiese tal relación para «conseguir» que aquella persona te desee
a ti. Lo positivo es pedir la mejor relación posible para ti, sin
citar a nadie en concreto. Como tampoco sería lícito pedir por
cuenta de otra persona, o visualizarla, sin haber recabado
previamente su permiso. (Aunque, si k> concede, es maravilloso
celebrar estos rituales juntas.) El no hacer caso de estas reglas
es forzar la voluntad ajena y puede tener consecuencias kármicas,
aparte las consecuencias que recaigan sobre la relación en el
tiempo y lugar actuales.
Una manera de obtener la manifestación
positiva de una relación es redactar una teta de todas las
cualidades que desearías hallar en la mejor pareja posible, y
utilizar luego esa lista como referencia para tu visualización.
Elabórala en estado meditativo, como lo harías para una curación a
distancia. Luego toma la lista entre las manos y envíale la energía
Reiki añadiendo un Cho-Ku-Rei; y si te apetece y lo consideras
necesario, incluye también un Sei-He-Ki y un Hon-Sha-Ze-Sho-Nen. Al
término de la meditación colócala bajo una vela encendida o sobre
un altar, si tienes algo de eso. Guarda la misma lista para
meditaciones futuras. Hacerlo en noche de luna creciente (el
período que va de tena nueva a luna llena) multiplica también la
energía.
Otra manera de manifestar es visualizarse
una misma realizándose en una relación jubilosa, pero sin atribuir
nombre ni rostro a la imagen de la persona amante. Siente sus besos
o tómala de la mano; mantén esa imagen en tu mente y envía el
Cho-Ku-Rei, o un par de ellos en paralelo (símbolo Cho-Ku-Rei
duplicado). Contempla el símbolo escrito sobre la imagen. El mismo
procedimiento sirve para solicitar otras cosas. Por ejemplo, si
quieres cambiar de vivienda, haz una lista de lo que deseas, pero
no limites tu Carta a los Reyes Magos escribiendo sólo las cosas
que podrías permitirte. Que no falte nada de lo que a ti te
ilusiona: contémplate dentro de tu nuevo apartamento, con el
contrato o la llave en la mano para que se vea que es tuyo. Envía
hacia esa imagen un Cho-Ku-Rei o un doble Cho-Ku-Rei.
Este proceso meditativo lo utilizarás para
llevar a tu vida cualquier cosa que puedas necesitar. Visualízate
en estas imágenes pero no introduzcas a otra persona, excepto si
tienes la seguridad de que con ello no vas a violentar el libre
albedrío de ella. Como dice el adagio de las wicca: «Cuidado con lo
que pides, que a lo mejor se te concede.» Pide con claridad. Pide
exactamente lo que desearías obtener, no lo que te creas capaz de
conseguir. Es así como muchos obtienen poco, porque sólo se atreven
a pedir poco. Antes de pedir algo, crea una imagen bien clara de
ello y pregúntate de qué manera afectará a tu vida si lo
consigues.
Cuando me ocupo en trabajos de manifestación
me gusta usar una afirmación que he sacado del libro de Marión
Weinstein Positive Magic (Phoenix Publishing, 1981)51,
único título actualmente disponible, que yo sepa, sobre la ética
wicca y de la práctica metafísica en general, y altamente
recomendable. La afirmación mencionada, que puede modificarse o
parafrasearse de manera que se adapte a casi cualquier situación,
dice así (en la versión que yo utilizo): «Estas cosas pido, o sus
equivalentes, o mejores, según mi libre voluntad y siempre y cuando
no perjudique a nadie y sea en bien de todos.» Utilizada en estos
términos introduce una intención positiva en cualquier
manifestación y corrige preventivamente cualquier error de juicio
moral; desde luego no puede reemplazar a una ética positiva, pero
ayuda.
El Sei-He-Ki tiene numerosas aplicaciones,
muchas más de las que se le enseñan a la mayoría de los terapeutas
Reiki. Nos servirá para cambiar pautas negativas y hábitos
perjudiciales, morderse las uñas o fumar, por ejemplo. Cualquiera
que sea el vicio, visualiza el símbolo y vencerás el «mono». Es
también maravilloso para despejar bloqueos de energía de cualquier
género durante la curación a distancia o directa, como los
impedimentos que afectan a un chakra o un órgano. El símbolo
purifica eliminando las energías negativas, por ejemplo las de las
posesiones espirituales. Cuando se sospeche que la energía o la
pauta negativa sea de índole kármica, usaremos además el
Hon-Sha-Ze-Sho-Nen.
Usa el Sei-He-Ki en los rincones y sobre las
ventanas de tu vivienda para purificar la energía de la habitación,
o toda la casa; para una bendición completa de ésta, utilizaremos
primero el Sei-He-ki para depurar la energía de todas las
habitaciones y luego colocaremos numerosos Cho-Ku-Rei en todos los
lugares para aportar y potenciar sus cualidades de vivienda
acogedora y apacible. Algunas de dichas cualidades, que
invocaremos, son el amor, la armonía, la amistad, la prosperidad y
el bienestar. Realiza también la purificación desde d exterior,
alrededor de la casa y en todo el perímetro de la propiedad.
A veces las casas antiguas retienen la
energía de alguien que vivió antes en ellas. La persona ya no está
allí, pero su energía y su imagen permanecen todavía. Es lo que se
llama una entidad desencarnada, o más popularmente «un fantasma».
Son almas atrapadas en dimensiones incorrectas y que tal vez
necesiten ayuda para poder completar su tránsito. Estas entidades
rara vez son negativas ni perjudiciales, pero si maliciosas. Es
posible que ni siquiera sepan que están muertas. Las personas
psíquicamente lúcidas pueden verlas o tal vez intuir la presencia
de algo raro. Por ejemplo, al notar la sensación de no estar a
solas en una habitación, de que alguien nos está mirando, sin que
físicamente tengamos a nadie a nuestro lado. Se nota que pasa algo
anómalo con las energías de esa casa.
En los casos de este género, ante todo hay
que sahumar la casa con salvia o una combinación de salvia e
incienso de cedro. Llenaremos de humo todas las habitaciones y
colocaremos numerosos Sei-He-Ki en todos los rincones y sobre las
ventanas y las puertas. Dile a la entidad: «Estoy aquí para
ayudarte en la mudanza. Tu lugar ya no está aquí.» En algún momento
notarás su presencia. Envíale el Sei-He-Ki a la entidad e invoca a
sus espíritus-guías para pedirles que se la lleven adonde
corresponda. Háblales con amabilidad y educación; aunque la entidad
se resista y alborote un poco, no puede hacer ningún daño. Tal vez
el espíritu no quiera irse sin antes ver a su madre, a su pareja o
algún personaje religioso en quien tuviese fe. En los casos de duda
yo siempre invoco a María para que lo acompañe como Madre
Tierra.
En ocasiones los espíritus atrapados en el
plano astral invaden cuerpos de humanes o de animales, en donde se
manifiestan como enfermedades. Esto es lo que se llama posesión
espiritual. Con la práctica el sanador o sanadora empieza a
encontrar estos casos; el procedimiento para resolver tales
situaciones es similar al que se utiliza para despejar de entidades
una casa. En este caso, no obstante, la diferencia estriba en que
estos espíritus saben que están obrando mal y temen «salir». Para
esto yo invoco también a María como Madre Tierra y le digo al
invasor: «Sal y ve a la luz. Tu misión está cumplida y ahora puedes
irte. No serás castigado, sino bien recibido y sanado. Vete a la
Luz, la Madre te espera.» Todo esto acompañado con la emisión de
numerosos Sei-He-Ki. Notarás una disipación de energía y con esta
operación muchas veces se logra que desaparezca un arraigado
problema emocional o de salud.
La teoría sobre las posesiones espirituales
postula que efectivamente vienen a cumplir una misión, de manera
que la persona invadida viva una experiencia que debe aportarle una
serie de enseñanzas, según había quedado establecido antes de la
encamación actual. Pero una vez asimilada la lección, el mal-estar
o el dolor deja de ser necesario. Estas entidades habitan los
dominios astrales inferiores donde han quedado retenidas y no
aciertan a salir, siendo así que ése no es su lugar, ni tienen por
qué permanecer allí. Al introducirse en un cuerpo de donde serán
liberadas por medio de la cura, encuentran la manera de dirigirse
al lugar que les corresponde. Ambas personas, la anfitríona
involuntaria y la terapeuta que la libera, le prestan un servicio
al espíritu vagabundo. Muchas entidades aprovechan esta vía para
abandonar los dominios astrales inferiores. No hay por qué temer a
estas posesiones; si se nos presenta el caso durante una curación,
recordemos que se trata de alguien que está buscando su
camino.
Una vez despejada la energía de una
habitación, una casa o una persona, recurriremos a las virtudes
protectoras de Sei-He-Ki; también pueden beneficiarse de ellas
nuestro coche y nuestros animales de compañía. Asimismo puede
hacerse en curaciones de personas ausentes. El símbolo sella el
espacio o aura de la persona de manera que impide su invasión por
cualquier forma de negatividad. Si alguien ha padecido una
intervención quirúrgica o un trauma emocional, el Sei-He-Ki puede
usarse para reparar las lesiones causadas en el aura por los
anestésicos, el dolor o el miedo. Una vez sellada el aura después
de efectuar la depuración para evitar la subsistencia de posesiones
espirituales, muchas veces me hallo inducida a utilizar también el
Hon-Sha-Ze-Sho-Nen en combinación con el Sei-He-Ki; porque las
entidades son a veces ligaduras kármicas y los símbolos tienen la
propiedad de despejarías por completo.
Las ligaduras kármicas son situaciones,
mal-es tares o energías negativas que arras-tramos de existencias
anteriores a fin de encontrar su curación en ésta. A veces incluyen
pautas emocionales de vidas pasadas, pero más habitualmente son
síntomas o hábitos negativos, o malestares del pasado. Otras veces
la fijación con respecto a otra persona se trastada al tránsito
actual. La ligadura kármica no es una relación positiva, sino una
cuestión pendiente de resolución, siendo ésta necesaria para que la
persona afectada desarrolle su vida de manera armoniosa. Ante una
situación terapéutica que según todas las apariencias no responde a
ninguna causa coherente, aplicaremos un Hon-Sha-Ze-Sho-Nen con
objeto de resolver esas ligaduras y liberar a la persona de toda
esa negatividad y dolores inexplicables. Difícilmente puede
impartirse un consejo concreto en este punto; hay que juzgar con
ayuda de los guías y de la intuición. A menudo Reiki consigue la
resolución de estas situaciones sin que la persona receptora ni la
terapeuta sepan con exactitud qué es lo que ha ocurrido.
Ante la frecuencia de las actividades
desencarnadas que encontramos en el nivel Reiki H es evidente la
necesidad de disponer de algunas ayudas ajenas. No venimos solos a
esta Tierra; todo el mundo tiene asignada una serie de
espíritus-guías colaboradores y sanadores. Para establecer un
símil, la energía espiritual humana no es una línea recta sino una
especie de entrelazado complejo, como la estructura molecular del
ADN. La persona encamada es sólo un hilo de esa complicada trenza,
pero quedan otros hilos no encarnados y uno de ellos es una entidad
diferente a la que podríamos llamar guía existencial o ángel de la
guarda de esa persona. Cada alma puede encarnar simultáneamente
varias Entidades, aunque es raro que éstas lleguen a conocerse
entre sí. De estos espíritus pertenecientes al grupo del alma
encarnada, algunos tal vez actuarán también como guías, y tengamos
presente que esto es sólo una explicación parcial de un proceso
bastante complejo.
Retengamos esto, en cualquier caso: cada uno
de nosotros tiene cierto número de-espíritus-guías que nos
acompañan en el decurso de la encarnación. Por lo general, uno de
estos guías tiene el cometido de ayudarnos a realizar nuestra
misión existencial. Un concertista, por ejemplo, quizá tenga por
guía a alguien que fue, digamos, violinista en una vida anterior.
Mi guía personal fue en el pasado un chamán ojibwa, y me ayuda a
escribir mis libros. Otra de mis guías es Teresa de Ávila, quien
dice que además fue una de mis encamaciones pretéritas; vela sobre
mi cuerpo y me revela métodos de curación. Otra guía, a quien llamo
Madre, es la Diosa Isis.
A veces los guías acuden para un propósito
concreto y nos dejan cuando está realizaría esa finalidad. Mientras
algunos permanecen mucho tiempo en contacto, la presencia de otros
se limita a sólo un día, o una semana. Algunos guías aparecen en
grupos. En d decurso de los últimos años yo he trabajado con un
grupo de guías que respondía al nombre colectivo de Bharamus y se
me ha revelado que su propósito era enseñarme a ser feliz; el grupo
consta de seis entidades, por lo menos, tanto masculinas como
femeninas, con voces e imágenes diferentes e identificares. Algunos
arquetipos no son precisamente guías pero pueden encargarse de ese
rol. Kwan Yin, María y Brede han aparecido en distintos momentos de
mis sesiones de curación y agradecen que se les invite a
participar. También se presentarán en auxilio de quienquiera que
los invoque.
Los espíritus-guías son entidades
exclusivamente positivas. Cualquier influencia que te ordene hacer
algo contrario a tu voluntad o que tú sepas dañoso, no es un guía.
En ningún caso un guía te ordena lo que debes hacer, sino que
comunicará su opinión sólo cuando se le solicite. Jamás forzarán tu
libre albedrío ni tomarán una decisión por ti, ni intervendrán en
elecciones o enseñanzas. Su función consiste en asistir y
supervisar los procesos de aprendizaje, en ofrecer protección, en
aportar dones, en ayudar a realizarte, en colaborar a lo que hagas
en bien de otras personas. Todo sanador o sanadora cuenta siempre
con la ayuda de los guías para sus curaciones.
A todo sanador Reiki se le asigna un
espíritu-guía con la recepción de su Primer Grado. Tan pronto como
durante una curación empieza a fluir la energía, los guías Reiki se
hacen presentes y toman parte en la sesión, si la intervención se
evidencia necesaria. Una vez el o la terapeuta ha recibido el Reiki
II esa presencia se hace difícil de ignorar, ya que el guía único
del Reiki I se convierte en varios una vez recibidos los Grados
Segundo y Tercero. A veces, durante algunas de mis curaciones, me
ha parecido hallarme en una habitación llena de gente. En ocasiones
los veo, y otras veces sólo intuyo su presencia. No es raro que la
persona receptora crea que todavía tengo mis manos sobre ella,
cuando hace rato que las he retirado; y otras veces creen notar
varios pares de manos, cuando en apariencia sólo están ahí las
mías.
En ocasiones recibo informaciones acerca de
la curación que yo no podía llegar a conocer por ninguna vía
lógica. Cuando surge una información de esta especie, ello indica
que era importante para la sesión, y nunca me he visto en el caso
de que fuese errónea. Prácticamente todas las veces que a mí me ha
parecido algo «rara», la misma receptora me ha corroborado su
validez. La mayor parte de las veces capto estas informaciones por
clariaudiencia -es decir, expresadas en palabras- y como éste es el
sentido que tengo más desarrollado, entiendo que viene a mí por la
vía más idónea en mi caso. Es como si tuviese al lado alguien que
sabe mucho más que yo, que me ofrece lo que necesito para ser una
sanadora más eficaz y luego nos felicita a la receptora y a mí.
Cuando noto esa presencia comprendo que dicha curación es de las
importantes, y suden abundar en desahogos emocionales, resoluciones
de existencias anteriores y liberación de entidades
prisioneras.
En el caso de quien no haya trabajado con
los guías, el encuentro con los espíritus- guías y los guías Reiki
suele ser una revelación gradual. Una vez recibido el grado Reiki
II es casi inevitable que una empiece a trabajar con los guías, y
notarás que esto sucede cuando oigas, por ejemplo, una voz que te
indica «transmite el color dorado» o «busca en el chakra
abdominal». (Una vez creí que la voz que escuchaba era un
remordimiento de mi conciencia, ¡y resultó que era la misma santa
Teresa!) Así el acto de la curación se convierte en una felicidad y
una maravilla; estas presencias obran milagros, tanto en la
práctica de Reiki como en la vida cotidiana. Los espíritus-guías
personales añaden a la vida una dimensión que es preciso vivir para
llegar a comprenderla. No venimos al mundo desasistidos de ayudas;
la interacción con los guías nos enseña que no estamos solos, ni
aislados.
Para empezar a trabajar con los
espiritus-guias, ante todo hay que tener conciencia de ellos.
Cuando oigas esa voz discreta, préstale atención. Si te parece que
intervienen otras manos en la curación, agradécelo. Invócalos al
comienzo de la sesión Reiki, procurando formular la petición de
manera que se invite «a todos los sanadores y guías positivos que
quieran intervenir». Cuando ellos sepan que tú estás consciente de
ellos y que tratas de establecer un contacto más claro, te ayudarán
a conseguirlo, y la presencia se hará cada vez más notable conforme
tú la reconozcas y expreses tu acción de gracias. Pídeles que te
enseñen la mejor manera de colaborar con ellos durante las
curaciones. En las meditaciones personales, inquiere qué
intenciones los mueven a acompañarte. Algunas personas tienen la
sensación de oír la información de los guías, como me sucede a mí;
otras quizá sienten la presencia, o reciben impresiones visuales, y
consiguen verlos, aunque sea en forma de luces o colores presentes
en la habitación. A veces los guías prefieren manifestarse en forma
de fragancia floral o de incienso.
Establece el contacto consciente con tus
guías durante la meditación. Es muy sencillo y sumamente
gratificante, sólo que requiere una relajación más profunda y un
estado de mayor concentración que los utilizados para la curación
psíquica. Busca un rato en que nadie te moleste y procura crear un
espacio protegido al máximo. Enciende velas y quema resinas
aromáticas, si te apetece; la fragancia del incienso oriental atrae
los espíritus positivos y la llama de las velas ayuda a la
concentración meditativa. Traza un círculo si eres seguidora de las
prácticas wicca, o establece la proposición de «que sólo entren
aquí las energías positivas». Realiza paso a paso la relajación por
el procedimiento de tensar y aflojar sucesivamente todos los
músculos de tu organismo, desde la cabeza hasta los pies. Hecho
esto y aunque te notes en estado de relajación completa, repite el
proceso, siendo preferible la postura de decúbito supino en el
suelo, con las rodillas levantadas y flexionadas de manera que la
planta de los pies entre en total contacto con la Tierra52.
Una vez obtenida la relajación completa,
formula mentalmente la afirmación siguiente: «Estoy dispuesto, o
dispuesta, a conocer conscientemente a mi guía existencial.»
Continúa en disposición sosegada, abierta a lo que sobrevenga.
Presta atención porque esta presencia siempre ha estado contigo y
por su misma familiaridad pasará desapercibida si no te mantienes
en estado de total receptividad. Cuando hayas establecido la
comunicación, bien se trate de un sonido, una visión, una fragancia
o un contacto, solicita información. Si escuchar a tu guía y deseas
verlo, pide eso precisamente. Averigua su nombre, quién es, qué
misión cumple en relación con tu vida. Es posible que se aparezcan
varios guías; ruégales que se hagan presentes de uno en uno, mejor
que todos a la vez. Posiblemente se necesitarán varías sesiones de
meditación para ir conociéndolos a todos.
La primera vez que practiqué esta meditación
siguiendo las orientaciones de Laeh Maggie Garfield y Jack Grant en
Companions in Spirit (Celestial Arts, 1984), me sorprendió la
sencillez del procedimiento y la facilidad con que entraba en
relación con los guías. Tres de éstos se hicieron presentes desde
la primera noche, todos impacientes por hablar conmigo. Yo los
escuchaba mentalmente; a uno de ellos lo vi con toda claridad, y a
los otros dos como siluetas brillantes. Después de esto les dediqué
todas mis sesiones de meditación a la hora de acostarme, les
hablaba y procuraba descubrir más cosas acerca de ellos. Cuando me
hubieron declarado sus intenciones empecé a tenerlos cada vez más
en cuenta para todos los asuntos de mi vida. Dos de estos tres
guías iniciales todavía siguen conmigo; uno de ellos me dejó para
reencarnarse, y el segundo rara vez comparece en la actualidad. El
tercero es el que yo llamo Abuelo, el chamán que actúa como guía
existencial mío y cuya ayuda se manifiesta sobre todo mientras
escribo.
Algunos años después quise conocer por la
misma vía a mis guías Reiki. Son un grupo cuya influencia ha sido
decisiva para que me atreviera a escribir este libro, y he contado
con esa ayuda para todo lo que contiene. De ellos he recibido la
respuesta a muchos puntos que ignoraba en cuanto a la historia
remota de Reiki, así como la solución a mis dudas de procedimiento.
Están presentes y actúan en mis sesiones terapéuticas, y durante
mis clases de Reiki tengo la sensación de que son ellos quienes
imparten las enseñanzas y pasan los alineamientos. Lo que les mueve
a colaborar con sanadores y sanadoras es la defensa del Reiki y la
garantía de su utilización en bien de todos. Desean que Reiki
vuelva a ser universal como lo fue antaño.
Si eres novel en la colaboración con las
Entidades espirituales, yo te aconsejaría que ante todo procurases
conocer a tus guías, empezando por el acompañante existencial que
tienes asignado; más adelante irás entrando en comunicación con
todos cuantos quieran presentarse. Efectúa la meditación descrita
en las líneas anteriores para ponerte en contacto e iniciar el
diálogo, y prosíguelo hasta haber alcanzado una comprensión de
quiénes son y qué misión vienen a cumplir en tu vida. Con estos
datos y con alguna comprensión acerca de cómo funciona la guía
personal, repetirás la meditación y solicitarás el contacto con tus
guías Reiki. Pregúntales cómo aprenderás a colaborar con ellos en
las curaciones, o cualquier otra duda que tengas. Durante el acto
terapéutico, invítalos a participar y mantón una actitud flexible,
abierta a la cooperación. Tu vida y tus facultades terapéuticas se
beneficiarán considerablemente de este ensanchamiento de
horizontes: es una riqueza que no conviene desdeñar y una parte
crucial de lo que significa ser terapeuta Reiki.
Sólo nos resta un tema que comentar en este
capítulo dedicado al Grado Segundo de Reiki, y es la utilización
del método para sanar la Tierra. Nuestra Madre tiene ahora
necesidad de nosotros y ello en cuantía desconocida hasta ahora.
Dedica un rato con asiduidad a enviar energía Reiki hacia el
planeta, para lo cual basta, por ejemplo, imponer las maños sobre
cualquier representación de aquél. Sirve cualquier tipo de globo
terráqueo, incluso las miniaturas que se usan como colgantes para
los llaveros. Por mi parte, poseo un yo-yo con el dibujo de los
océanos y los continentes, y también tengo balones y almohadones
hinchables en figura de globos terráqueos. La intención no debe
dirigirse al juguete, naturalmente, sino a la curación de la Madre
misma, impón tas manos sobre el suelo y envíale directamente tu
energía y tu amor.
También sirve un procedimiento similar al de
la curación a distancia. Visualiza la Tierra como si estuvieras
viéndola desde el espacio exterior para enviarle de este modo la
energía y los símbolos Reiki. Visualiza un país o una región de
especial conflictividad, o un grupo humano amenazado, una selva, o
una especie animal, para sanarlos. Visualiza tas fallas sísmicas,
los huracanes en formación, las regiones víctimas de frecuentes
inundaciones. Las zonas gravemente contaminadas, y envíales energía
para sosegarlas y purificarlas. Es incontable el número de las
personas, los animales, los vegetales y los lugares que demandan
protección, purificación, aportación de energía, desahogo o ayuda
kármica. Elige una Divinidad telúrica o protectora planetaria, y
envíale tu energía y tu amor. Compártelos también con todas
aquellas personas de quienes te consta que trabajan en favor de la
paz y de la restauración y el cambio planetarios.
En tanto que practicante Reiki II, tú formas
parte de la curación de los humanos y del planeta. Toda facultad
que se adquiere viene aparejada con una responsabilidad. Con Reiki
I recibiste la facultad de sanarte, que es lo primero. Con Reiki II
interviene un proceso de purificación y expresión emocional y
mental, así como la potenciación de la facultad de ayudar a los
demás. El paso siguiente consiste en sanar el planeta, de cuyo
cuerpo todos nosotros somos metáforas. A mi alumnado de Reiki II yo
siempre le encarezco que se tome el asunto en serio y que mediten
maneras de hacer algo en favor de la Tierra como parte de su misión
terapéutica Reiki II.
En el capítulo próximo vamos a estudiar cómo
se abre el sistema eléctrico del organismo humano: esta materia
viene a constituir una especie de puente entre los Reiki II y III.
Quienes no deseen alcanzar el Tercer Grado hallarán en dicho
capítulo la finalización del aprendizaje: para quienes opten por
continuar y llegar al Reiki El, el material que contiene es
requisito previo indispensable con arreglo a mi método de
enseñanza. Confío en que sean cada vez más los Reiki II deseosos de
alcanzar el grado de Maestros. Enseñar Reiki es otra manera de
sanar al prójimo y sanar la Tierra.