Capítulo 3
La sesión terapéutica
Reiki
UNA vez recibido el
alineamiento Reiki I hallarás en este capítulo las instrucciones
acerca de cómo emplear esta energía, comprendiendo la información y
posturas de las manos para la auto terapia, la curación directa de
personas y animales de compañía y las sesiones terapéuticas de
grupo. Cuando empieces a realizar curaciones se manifestará por
completo el milagro del Reiki. He contado también algunos casos de
mi propia experiencia, y todos los sanadores me cuentan los suyos.
La verdadera magia de Reiki radica en la acción.
Lo primero que debe saber el o la terapeuta
es la colocación de las manos. En Reiki se utilizan siempre ambas
manos, las palmas hacia abajo, los dedos extendidos y unidos,
incluso el pulgar (como si nos hubiéramos puesto unos calcetines,
no unos mitones ni unos guantes, dice mi Reiki I favorita, que es
una criatura de seis años). Se posicionan en la postura Reiki y se
mantienen suavemente en ella, relajadas por completo y sin aplicar
ninguna presión activa.
Para la curación Reiki se usan siempre las
manos, pero no son éstas la única vía por donde fluye la energía
Reiki. Cuando hayas recibido el alineamiento Reiki I tendrás la
sorpresa de descubrir que la energía puede recorrer cualquier parte
de tu cuerpo. Si tienes apoyadas las plantas de tus pies sobre tu
perro y te propones emplear el Redó, la energía pasará por las
plantas de los pies y el perro recibirá sus beneficios. En la cama,
el descansar los pies sobre una pierna o sobre la espalda de tu
pareja puede servir también para movilizar la energía, si tu
intención es sanar de esta manera. Y los terapeutas Shiatsu
descubrirán tal vez que la energía fluye mientras utilizan los
codos para aplicar la presión de sus masajes.
Por otra parte, a veces la energía pasa por
las manos en situaciones no terapéuticas.
Tengo amigas artistas con formación Reiki
que han notado la movilización de la energía mientras estaban
trabajando en sus obras. Muchos Reiki I noveles dicen que se les
calientan las manos en los momentos más insospechados, sobre todo
durante las primeras semanas. Este fenómeno puede ser inducido por
el mero hecho de sentarnos al lado de una persona que, sin que
nosotros lo sepamos, necesita la energía. Quizá sea un poco molesto
si nos sucede en el cine, por ejemplo, aunque la persona en
cuestión no se enterará si nosotros no se lo decimos. Si te sucede
con una persona amiga, pregúntale si le gustaría someterse a un
tratamiento curativo: jurarán que tienes la facultad de leer el
pensamiento. A veces Reiki se activa cuando tus manos están
descansando sobre tu propio cuerpo. Aprovecha la sugerencia.
Cuando aplicamos ambas manos sobre nosotros
mismos o sobre otra persona con intención de sanar, se inicia
automáticamente el flujo de Reiki, y se detiene tan pronto como las
apartamos. No se necesita formular ninguna petición, ni otro método
alguno para activar o desactivar esa energía. Una vez activa, el
sanador o sanadora experimenta por lo general sensaciones de calor,
y ése es un rasgo diferencial de Reiki. Una vez hayas recibido el
alineamiento Reiki I y hayas aprendido en las clases cómo se
moviliza la energía, las manos calientes se observan en casi todas
las sesiones. A veces lo que la persona receptora necesita es el
frío, y también en estos casos lo recibirá de las manos de la
sanadora. En ocasiones ocurre que ésta tiene una sensación de
intenso calor mientras que la destinataria tiene la impresión de
recibir frío, o viceversa. En cada caso y cada sesión pueden
diferir las observaciones.
Una vez posicionadas las manos en una
postura Reiki se inicia un ciclo de sensaciones. Al principio se
instaura la esperada sensación de calor, pero d las manos continúan
en posición sobrevendrán otros estímulos diferentes. Éstos pueden
ser de calor, frío, o como una corriente de agua, una vibración, un
temblor, una atracción magnética la presencia de electricidad
estática, un cosquilleo, un color, un sonido o un dolor que recorre
las manos, aunque este último caso es muy raro. A veces la sanadora
tendrá la impresión de que se le han «dormido» las manos, con la
consiguiente sensación de hormigueo La destinataria de la curación
experimentará sensaciones parecidas, u otras diferentes, o incluso
es posible que no note nada. Las sensaciones varían de una postura
a otra y de una sesión a otra; son impredecibles, pero casi siempre
hay una sensación de algún tipo
Éstas continúan durante lo que suele
parecerle al principiante un tiempo muy largo aunque viene a ser
hasta de unos cinco minutos en realidad: luego desaparecen las
sensaciones y recuperamos la impresión de calor corporal tranquilo:
este fenómeno indica que la posición ha terminado y que conviene
pasar a la siguiente. Como dice Callie, mi (amiga terapeuta Reiki
de seis años de edad: «Primero sube, y luego baja, y entonces tú
vas a otra parte.» No imagino manera más concisa para describir lo
que sucede. Si prefieres no cambiar de posición, el ciclo
simplemente se repite: calor corporal, varios minutos de
sensaciones diversas, y retorno del calor corporal. Con frecuencia
una posición requiere menos de los cinco minutos previstos, lo cual
es un indicio favorable. Guíate por las sensaciones que te
comunican tus manos. Las imposiciones sobre la espalda son
generalmente breves, a menos que se trate de curar específicamente
una dolencia de espalda.
En otros casos tenemos la impresión de que
las sensaciones se eternizan y no conseguimos despegar las manos.
Es aconsejable perseverar mientras nos parezca que existe una
necesidad de hacerlo. En cambio, si las sensaciones persisten pero
notamos que las manos pueden moverse libremente, prolongaremos la
postura el rato que nos parezca razonable y luego pasaremos a la
siguiente. Es evidente que la zona en cuestión requiere más
tratamiento, que el dolor no ha aparecido de un día para otro, y
posiblemente no podré ser eliminado en una sola sesión. Será por lo
general una región corporal o una postura que va a demandar grandes
dosis de energía Reiki, pero teniendo en cuenta que una sesión de
tratamiento completo dura como una hora y media, no beneficia a
nadie el dedicar demasiado tiempo a una posición determinada. Con
la práctica de unas cuantas sesiones el o la terapeuta aprenden
pronto cuándo hay que pasar de una postura a la siguiente. Haz caso
de tu intuición y recuerda que en esto, al igual que no se puede
hablar propiamente de aciertos tampoco hay equivocaciones En las
sesiones de auto terapia posiblemente las sensaciones serán menos
intensas que cuando sanamos a otras.
La práctica de Reiki requiere muy poca
concentración consciente Posiciona las manos con la intención de
sanar y la energía fluirá, no importa lo que estás hadando o
pensando al mismo tiempo. (Incluso puede activarse mientras se está
realizando otra tipo da actividad manual, como podrán comprobar los
quiromasajistas.) Con frecuencia voy dando explicaciones a mis
oyentes mientras las manos adoptan las posturas Reiki, la persona
que recibe el tratamiento no se priva de energía porque ésta no
necesita ser dirigida Tus manos te dirán cuándo hay que cambiar la
postura. En algunas ocasiones, sin embargo, se te redamará toda tu
atención. Si la persona receptora pasa por una fase de desahogo
emocional, o de rememoración de una existencia anterior, o necesita
guía durante un proceso de visualización, o quiere hablarte de lo
que le ocurre, hay que estar con ella. La información recibida por
vía psíquica durante la sesión Reiki puede ser muy importante, y
ésta no se recibe sino en silencio. También durante las sesiones de
auto terapia conviene prestar atención a los pensamientos que
acuden mientras impones las manos sobre tu cuerpo; es posible que
te comuniquen informaciones importantes.
Tratamiento Reíkí para animales de
compañía331
Cuando tratamos con Reiki a un perro, un
gato o una criatura de corta edad la sesión presenta ciertos
aspectos diferentes en comparación con los humanos adultos. Por lo
general los animales y los niños no tienen tanta paciencia como
para quedarse inmóviles todo el rato que dura una sesión Reiki
completa; pero por otra parte, también tienen la facultad de
absorber la energía con facilidad y prontitud muy superiores a las
de un humano adulto. Algunas veces puede abreviarse una postura a
treinta segundos. Cuando el animal está sano, sucede a veces que
rechaza la energía por completo; sencillamente, se aleja de
nosotros. En cambio el animal enfermo suele aceptarla. También la
rechazan a menudo los animales en situación terminal, o por otras
muchas razones. Los niños de muy corta edad suelen dormirse durante
las imposiciones Reiki, y por lo general las reciben bien en toda
circunstancia.
Para administrar el Reiki en estos casos
realizaremos las imposiciones sobre el cuerpo del niño o del animal
o sobre la zona álgida mientras el paciente permanece en una
postura de descanso cómoda; una vez en posición la energía Reiki se
encaminará hacia donde haga falta. Realizaremos la secuencia de
posturas manuales si el cuerpo tiene tamaño suficiente; un animal
pequeño como un pájaro, un roedor o un lagarto puede sostenerse
entre las palmas de las maños. Cuando el animal no quiera más
generalmente nos lo hará saber, por ejemplo dando muestras de
inquietud o alejándose. Si necesita más, sin embargo, volverá al
cabo de pocos minutos y es posible que retome una y otra vez.
Repetiremos el proceso mientras el animal siga pidiéndolo. En el
caso de los niños, nuestras manos nos harán saber cuándo la postura
o la sesión han durado lo suficiente, o lo manifestará el niño
mediante muestras de inquietud, o si tiene edad suficiente es
posible que nos diga que no quiere continuar.
Los gatos son especialmente sensibles a la
energía Reiki pero mantienen una actitud peculiar en relación con
ella, pues consideran que es un invento felino y no les agrada
compartirla con los humanos. No obstante, cuando se hallan
necesitados de curación suelen aceptarla de buen grado y puede
ocurrir que critiquen nuestra técnica. Una Reiki III novel
practicaba el pase de alineamientos con sus compañeras de dase, y
su gato estaba presente en la habitación. El comentario psíquico
del gato cuando las visitantes se hubieron despedido fue: «¡Ya lo
sabía!» Ellos mismos son sanadores maravillosos en ocasiones y por
lo general su presencia es positiva en cualquier sesión Reiki,
siempre y cuando la persona receptora sea amante de los
gatos.
Los perros son más reservados; la energía
Reiki les produce una sensación de cosquilleo. Yo tengo dos huskies
siberianos: a Copper te gusta y aceptará cuanta energía quiera o
pueda yo transmitirte; en cambio Kali no la acepta de mí, pero se
somete tranquilamente a cualquiera de mis amigas. Lo mismo que los
gatos, por lo general la aceptarán su la necesitan. Durante mis
sesiones Reiki con otras personas, Cooper irradia un espectro
irisado de colores a través de sus patas y muchas veces su
presencia resulta útil; en cambio Kali se excita demasiado, porque
es muy sensible a la energía psíquica y no te agrada.
Hay que tener cuidado, porque algunos
animales de compañía se hacen adictos y soba— tan la energía Reiki
o intentan saltar sobre la camilla y dan muchas molestias.
Con los niños la situación se plantea de una
manera bastante parecida. Las manos pueden abarcar varias
posiciones corporales con una sola imposición. Como los animales,
los niños absorben la energía con suma rapidez, y ellos mismos nos
indicarán cuándo no quieren más, momento que aprovecharemos para
cambiar la postura de las manos o pondremos fin a la sesión. Los
bebés y los que andan a gatas todavía suden sentirse muy atraídos
hacia la energía Reiki. Un niño de corta edad suelto en una
habitación donde su madre esté administrando o recibiendo la
curación puede convertirse en una distracción incómoda. La criatura
intentará escalar la camilla o participar en la sesión (con el
gato, si se tercia, o con su perro de veinticinco kilos de peso).
Es mejor tenerlos en otra habitación hasta que les toque el turno.
Los niños que han recibido la formación Reiki I tienden a realizar
sus imposiciones con mucha rapidez, en cuestión de un minuto o
menos; lo cual no es óbice para que experimenten el ciclo completo
de la energía y sepan perfectamente cuándo hay que cambiar de
posición.
Dado que las sesiones Reiki son
habitualmente bastante largas, por lo menos de una hora y por lo
general más, es aconsejable un cierto grado de previsión en cuanto
a cuándo y dónde llevarlas a cabo para uso propio o de otras
personas. Si sólo se trata de imponer las manos sobre una región
dolorida, o si vamos a realizar una sola posición, estas
consideraciones no son tan importantes como para la sesión
completa. Las de auto terapia pueden efectuarse muy cómodamente en
la cama, como última actividad de la noche o primera de la mañana.
En estas condiciones algunas posturas resultan incómodas, así que
nos limitaremos a las realizables; la auto terapia también da
buenos resultados sentados en un sillón y relajados, por ejemplo
mientras miramos la televisión.
Al administrar el Reiki para otras personas,
conviene que tanto la receptora como la terapeuta se hallen muy
cómodas. La primera deberá permanecer echada, primero boca arriba y
luego boca abajo, durante una hora por lo menos. Dispondremos una
almohada debajo de las rodillas si tiene problemas de espalda, y
también debajo de las caderas y la nuca si se evidencia necesario.
Si trabajamos en el suelo colocaremos sendas colchonetas o mantas
dobladas para ambas; la sanadora tal vez estará más cómoda si se
sienta sobre un almohadón, ya que deberá permanecer inmóvil durante
cada una de las imposiciones y muchas veces la postura de las manos
cambia varias veces antes de modificar la del cuerpo. Sería un
desdoro tener que interrumpir una sesión o introducir una pausa
porque se nos ha dormido un pie o se nos ha acalambrado la espalda.
La disposición óptima para todos consiste en tener una camilla; yo
uso la mía en combinación con una silla de oficina provista de
ruedas y administro el Reiki sentada. Si se practica la curación en
el suelo o sobre la cama, la sanadora debe aprender a relajarse y
descubrir las posturas que le resulten físicamente más
llevaderas.
Cuando la persona receptora del Reiki se
halla hospitalizada u obligada a guardar cama, a veces no le será
posible darse la vuelta. En este caso practicaremos sólo las
imposiciones para la parte frontal del cuerpo. Algunas pueden ser
difíciles de alcanzar según las circunstancias locales; también en
este caso prescindiremos de ellas y haremos lo que podamos, o nos
limitaremos a la imposición de manos sobre la zona álgida. Siempre
es mejor realizar la sesión sobre la receptora en decúbito, pero
también podemos sentarla en una silla. En las demostraciones
públicas con frecuencia me limito a imponer las manos sobre los
hombros dejando que la energía fluya; cualquier dosis de Reiki es
mejor que ninguna.
Las más de las veces la sesión se desarrolla
en silencio y yo lo recomiendo por lo menos para las imposiciones
sobre la cabeza. Hecho esto es posible que la destinataria entre en
una fase de desahogo emocional, que no debe interrumpirse ni
obstaculizarse en manera alguna; mientras dure dedicaremos toda
nuestra atención al paciente o la paciente. Algunas personas se
quedan dormidas o entran en estado extracorpóreo durante la
curación y no deben ser molestadas. En algunas sesiones ligeras,
terapeuta y paciente pueden dialogar mientras se desarrollan las
distintas posturas; en general las sesiones que se desarrollan con
presencia de espectadores excluyen las abreacciones u otras
actividades emocionalmente intensas. La intuición nos dirá cuándo
conviene charlar y cuándo es mejor callar. Si se hace presente
alguna comunicación psíquica mantendremos una actitud comprensiva y
simpatizante con el estado de ánimo de la receptora.
Algunos terapeutas prefieren tener música
ambientad durante la sesión de Reiki; son preferibles las piezas no
vocales de música clásica o tipo New Age puestas a volumen bajo,
excluyendo por supuesto las músicas agitadas como el rock duro o el
hip hop. La iluminación será tenue y descolgaremos o
desconectaremos los teléfonos, además de cerrar las puertas para
evitar irrupciones molestas. Por análogos motivos hay que evitar
distracciones a interrupciones durante el auto terapia; tú mereces
un espacio y un tiempo reservados en exclusiva lo mismo que
cualquier otra persona. Y como la primera postura Reiki es la
imposición de las manos sobre los ojos, no olvides lavártelas antes
de dar inicio a la sesión. Céntrate, relájate mentalmente y
comienza.
Las ropas holgadas son aconsejables tanto
para la terapeuta como para la receptora durante la sesión Reiki,
pero no es necesario desnudarse. Algunos terapeutas prefieren
descalzarse si el suelo está alfombrado y la habitación a
temperatura templada. La persona receptora se quitará los zapatos y
también las gafas, si las usa; en cambio no es imprescindible
quitarse las lentillas de contacto, salvo excepciones. Si lleva un
cinturón muy pesado se lo quitará; en cambio, no me parece
necesario quitarse las joyas para la sesión Reiki, aunque algunos
terapeutas prefieren quitárselas o que lo haga la persona
receptora. Tendremos preparado un cobertor por si ésta acusa
sensación de frío. Si vamos a posicionar cristales debajo de la
camilla es imprescindible purificados previamente.
En efecto Reiki puede utilizarse con
diversas disposiciones de gemas y cristales, y ésa es una
combinación que potencia su eficacia. Ante todo es de fundamental
importancia la purificación de las piedras antes y después de
proceder a la sesión. Una vez limpios los cristales podremos
cargarlos de energía con las manos y cuando la persona destinataria
se halle en decúbito supino, colocaremos las piedras sobre sus
chakras e iniciaremos la sesión de Reiki. Para más información
acerca de cómo se disponen las piedras preciosas pueden consultarse
con provecho varios tratados, entre ellos mi propio libro El libro
de los remedios naturales para la mujer (Robinbook, 1993). En
esencia, se trata de elegir gemas cuyos colores guarden
correspondencia con los que se asignan a los chakras (por ejemplo,
una piedra de color anaranjado sobre el chakra sacro), aunque
también podemos dejarlo a la guía de nuestra intuición. Cuando se
utilizan las gemas en combinación con la curación Reiki, aumenta la
probabilidad de que la destinataria experimente una fase de
relajación emocional y, en líneas generales, la sesión terapéutica
suele cobrar mayor intensidad.
Las posturas de las manos también se dirigen
fundamentalmente a los chakras; esta circunstancia nos ayudará a
recordarlas una vez memorizadas las tres posturas correspondientes
a la cabeza. Los chakras se localizan en el cuerpo etérico, que es
un doble energético del cuerpo físico y difiere del plano material
en un nivel. Funcionan como transformadores de energía que conducen
el ki telúrico y el celeste hada el organismo humano o el del
animal. En los humanos, los chakras están dispuestos en alineación
vertical que pasa por el centro del cuerpo, y guardan relación con
diferentes regiones de las partes anterior y posterior del
organismo. La sesión Reiki completa abarca todos los chakras y
todos los órganos esenciales. En los animales la disposición de los
centros energéticos es más bien triangular y sólo algunos de los
chakras se alinean a lo largo de la columna vertebral; sobre la
localización de los chakras en los animales de compañía pueden
consultarse mis libros Natural Healing for Dogs and Cats y The
Natural Remedy Book fot Dogs and Cats (The Crossing Press, 1993 y
1994).
Aunque no sea indispensable el conocimiento
de la localización de los chakras para administrar el Reiki, sí
facilita la descripción de las imposiciones. El sistema chákrico
que conocemos en Occidente fue desarrollado en la India, en lo que
echamos de ver otra posible relación con el Reiki. Importa
observar, no obstante, que otras muchas culturas desarrollaron
sistemas parecidos. Desde el punto de vista energético desde luego
es útil saber por qué colocamos las manos sobre determinadas
regiones corporales. Cada una de éstas se halla regulada por un
chakra. Me limitaré a dar una descripción muy breve de estos
centros, ya que existen muchos y muy buenos tratados sobre el
sistema de los chakras. Como la sesión Reiki comienza habitualmente
por la cabeza y procede de arriba abajo, los describiré por este
mismo orden.
Las tres imposiciones craneales Reiki
comprenden los centros Corona y Tercer Ojo. El chakra Corona se
localiza en posición ligeramente retrasada con respecto a la cima
del cráneo, y físicamente guarda correspondencia con la glándula
pineal. Es nuestra conexión con la espiritualidad y con la
Divinidad/Fuente, y se le atribuye por lo general el color violeta,
o el blanco. El Corona es el lugar de la percepción de los guías
espirituales y de las facultades de canalización. El chakra
siguiente es el frontal o Tercer Ojo, entre los ojos del cuerpo
físico y un poco por encima de éstos. Tiene relación con la
glándula pituitaria. Es el chakra de la percepción psíquica y del
entendimiento de la Unidad con el Universo. Se le atribuye el color
índigo, el azul oscuro del cielo en crepúsculo vespertino. Es el
centro del poder femenino y representa la creación de las
realidades personales. En la curación a nivel físico, los chakras
Corona y frontal rigen el cerebro, los ojos y el sistema nervioso
central.
El chakra de la garganta se localiza en la
base del cuello y está asociado a las glándulas tiroides y
paratiroides. Su color es el azul claro y sus funciones abarcan la
comunicación entre lo físico y lo psíquico. En un mundo en donde el
hablar es peligroso, muchas personas tienen un chakra de la
garganta muy necesitado de tratamiento. En este plano se expresan
las emociones y se localiza la creatividad. Por lo que se refiere a
la curación este chakra gobierna todas las cosas relacionadas con
la garganta, así las faringitis como la fiebre de candilejas, las
afecciones tiroideas y los tumores de la garganta. Le sigue el
chakra cordial, localizado detrás del esternón y físicamente
asociado con el corazón y con la glándula timo. A este chakra
suelen atribuírsele dos colores, el verde como color primario, y el
rosa. Las emociones nacen del corazón, por ejemplo el amor
universal y el amor al prójimo. Los dolores de corazón y las
afecciones cardíacas (tanto en el sentido emocional como en el
plano físico—orgánico) son típicos de la sociedad moderna, y
justifican una gran demanda de curación emocional y de las
dolencias del corazón.
Debajo del chakra cordial y localizado entre
las costillas flotantes hallamos el del plexo solar; su color es el
amarillo solar. Es el centro del poder masculino y el lugar en
donde se produce la asimilación de la energía que absorbe el
organismo. Gobierna también la asimilación de los alimentos, ya que
físicamente guarda correspondencia con d páncreas y el hígado, así
como las cuestiones del poder y el equilibrio de los poderes. Entre
las afecciones que se le atribuyen figuran las anomalías de la
digestión, d alcoholismo y los errores alimentarios. El centro
abdominal o sacro corresponde al bazo en d hombre y al útero en la
mujer, desempeñando además funciones purificaderas. En este centro
se almacenan las primeras impresiones y las pautas e imágenes
antiguas de la emotividad: es además el centro de la elección
sexual. Su color es el anaranjado. La curación de este chakra es
necesaria para superar las consecuencias de sevicias antiguas y los
problemas de la fertilidad y la sexualidad.
LOS SETE CHAKRAS PRINCIPALES34
DESARROLLO DE LOS CHARRAS: LA LÍNEA
HARA35
El chakra Raíz, generalmente asociado a las
glándulas suprarrenales, se localiza en la región genital, y se
representa de color rojo brillante. Conocido en Oriente como la
Puerta de la Vida y la Muerte, el chakra Raíz es el lugar del
nacimiento y de la reencarnación Es el centro de la supervivencia,
la sede de la capacidad para tomar de la abundancia del planeta. La
curación del centro Raíz gira alrededor de cuestiones fundamentales
como la comida, el cobijo y la vestimenta, el deseo de vivir o de
morir, la toma de fundamento y la adaptación a la vida en el plano
terrenal. Éstos son los siete chakras principales, que tienen
presencia en la parte anterior del cuerpo y en la posterior. Se
dice que el doble etèrico humano consta de cuarenta y nueve chakras
en total, aunque los demás tienen la consideración de puntos
energéticos secundarios. Cada punto de acupuntura puede calificarse
también de chakra menor, y son cientos. Pero los chakras
secundarios localizados en las manos y en los dedos distan de ser
menores para los terapeutas. Como tampoco lo son los que se
localizan en las plantas de los pies, que también pueden transmitir
la energía Reiki, y además sirven para conectarnos con el plano
telúrico. Existe un chakra en la parte posterior de cada
articulación corporal. Los chakras son un elemento importante del
sistema eléctrico del cuerpo, y puentes entre la Entidad física y
la no física.
Además de los siete chakras principales y
los numerosos secundarios, existe otra alineación de importantes
centros energéticos. Por encima del Corona y más allá del cuerpo
físico se halla el Punto Transpersonal. Su color es el blanco
brillante (suma de todos los colores) y su fundón es la Divinidad
en Nosotros. E incluso es posible que en estos tiempos estén
definiéndose otros centros de orden más alto aún. Debajo y más allá
de los pies del cuerpo físico está el chakra telúrico o Fundamento,
cuyo color es el negro. Configura nuestra conexión con el planeta y
la toma de fundamento nos permite participar de las energías
nutricias y magnéticas del planeta.
Una línea de energía une el Punto
Transpersonal con el chakra de la Tierra. Dicha línea se halla
probablemente en un plano diferente del doble etèrico, en el nivel
áurico que corresponde al cuerpo emocional/astral. En su libro
Light Emerging (Bantam Books, 1993), Barbara Brennan le llama la
Línea Hara36. Mantak y Maneewan
Chía la han descrito también en Awaken Healing Light of The
Tao37,
y es asimismo la noción básica de la colección de cintas de audio
Awakening Your Light Body, de Duane Packer y Sanaya Roman38.
A lo largo de esta línea se localizan otros centros, que forman
parte del ancestral sistema Ch’I Kung. A lo que parece, están
empezando a abrirse de manera espontánea en muchas personas. Por mi
parte he notado su presencia cada vez más frecuente en mis sesiones
de curación. La línea Hara es más importante para los grados Reiki
II y III, pero pasaré a describir ahora estos «nuevos» centros,
aunque no estoy segura de haber entendido por completo sus
funciones en el momento de escribir estas líneas.
Figura entre éstos un chakra rojo y dorado
en la base del cráneo, que parece guardar correspondencia con la
manifestación, y recibe el nombre de Cuerpo Causal. Entre los
chakras de la garganta y el corazón aparece otro centro, de color
aguamarina, al que llamaré el chakra de la glándula timo. Desempeña
un papel en la defensa inmune y en la resistencia a los
contaminantes y la agresión química. En el diafragma hay otro
centro nuevo, de color verde lima; su finalidad consiste en
purgarnos de las emociones viejas y tas toxinas de cualquier nivel.
Y el último de éstos es el propio Hara, localizado entre los
chakras Raíz y abdominal; a veces le llaman el centro Sacro. En el
sistema Ch’I Kung recibe el nombre de Tan Tien, y según los
japoneses y los chinos es la sede de la energía y del poder humanos
o ch’I Originario. Su equivalente occidental es el plexo solar
(aunque de color dorado, más exactamente que amarillo). Sin
embargo, Hara o Tan Tien es mucho más.
Según Mantak Chia, el punto Tan Tien es la
localización corporal del ch'I Original, fe fuerza vital que todos
recibimos en el momento de nacer. Ésta se combina con el ch’I
Celestial (del Universo) y el ch’I Telúrico (del planeta Tierra) a
través del Punto Transpersonal y del chakra de la Tierra, para
crear las tres fuerzas que sustentan y nutren toda vida397 Barbara Brennan define el Tan Tien o Hara
como el lugar de la «voluntad de vivir en el cuerpo físico»40.8 Describe la Línea Hara como la
trayectoria, la línea de la intención para la encarnación actual.
Volveremos sobre el tema de la Línea Hara en la exposición de Reiki
II. El sistema del ki (o ch’I) humano es muy complejo y además va
desarrollando todavía más complejidad conforme aumenta el número de
personas que se ocupan de él. Para las posturas de las manos en
Reiki I, no obstante, basta conocer las localizaciones de los siete
chakras mayores.
AUTO TERAPIA
A partir de aquí comenzaremos por fin una
sesión Reiki, y el beneficio principal del Reiki I es la auto
terapia. Muchos alumnos me cuentan que han estudiado numerosos
métodos de curación sin encontrar nunca en ellos la manera de
remediarse a sí mismos: en cambio Reiki comienza por ahí
precisamente. Las posturas de las manos para la auto terapia son
también la base para todas las demás imposiciones Reiki. Aunque
aquí se explican sistematizadas para una mayor claridad expositiva,
siempre debes confiar en el libre juego de tu intuición. Si durante
una curación se te guía para que lleves las manos a una posición no
identificada como una de las posturas Reiki, no por eso dejes de
hacerlo. Por análoga razón, si se te guía para saltarte una de las
posturas, o para realizarlas en un orden diferente, hazlo también.
A mi alumnado yo le exijo que aprendan todas las posturas en el
orden indicado, que las practiquen hasta conocerlas a fondo, y que
luego hagan caso de sus guías y de su intuición para determinar lo
que proceda en cada caso.
No existe un modo incorrecto de administrar
Reiki. Los maestros discrepan en cuanto a tal o cual postura, pero
todos tienen razón. Impón las manos, y la energía irá donde haga
falta. Mantenlas en posición hasta que notes como varía el flujo
energético para indicarte que debes pasar a la siguiente. Si no
logras alcanzar una postura, o te parece incómoda, prescinde de
ella y pasa a la siguiente. Si te falta flexibilidad de brazos y de
cuerpo para posicionar las manos sobre la espalda, limítate a
trabajar únicamente la parte anterior del cuerpo. No cruces los
antebrazos ni las piernas para pasar de unas posturas a otras. El
mandamiento elemental de Reiki es llevar las manos adonde duele. Lo
óptimo es sanar el cuerpo completo durante la sesión, pero si no se
alcanza, haz lo que puedas.
En las ilustraciones se muestran las
posturas de las manos para la auto terapia, numeradas para
facilitar su identificación. El tratamiento se inicia siempre por
la cabeza y continuando hacia los pies por la parte anterior del
cuerpo; luego procedemos de cabeza a pies por la parte posterior.
Las primeras tres posturas de manos corresponden a la cabeza. En la
primera posicionamos las manos ligeramente ahuecadas sobre los ojos
(pero sin aplicar presión sobre éstos). Mantendremos esta postura
mientras notemos fes sensaciones causadas por la energía, las
cuales suelen cesar al cabo de unos cinco minutos. Esta primera
postura equilibra los hemisferios cerebrales derecho e izquierdo, y
es muy eficaz en los casos de dolores de cabeza o fatiga visual;
además comprende también el chakra frontal o del Tercer Ojo.
A continuación (postura 2) desplazamos las
manos hacia las mejillas. Los pulgares sé apoyan justo debajo de
las orejas y las palmas de las manos cubren las mejillas. Una vez
más aguardaremos hasta que se haya completado el ciclo de la
energía. Esta postura de las manos es casi instintiva; es la que
adoptamos, cuando necesitamos un consuelo. En la tercera postura de
cabeza (3, 3a) las manos van hacia la parte posterior del cráneo y
cubren el surco occipital. Con esto actuamos sobre el chakra
corona, y también sobre el Tercer Ojo por detrás, además de ejercer
alguna acción sobre el Cuerpo Causal. Todas estas posturas vienen a
durar unos cinco minutos cada una.
Ahora pasamos al chakra de la garganta (4,
4a). Si el colocar las manos sobre la garganta te provoca una
reacción de pánico (aunque no es tan frecuente en auto terapia, a
diferencia de lo que sucede cuando notamos las manos de otra
persona sobre nuestro cuello), desplaza un poco la imposición hada
las clavículas. Cuando administramos Reiki para otra persona,
habitualmente las manos irán a buscar esta postura algo más baja,
en vez de colocarlas directamente sobre la garganta (además la
localización real del chakra corresponde más bien a la «V» situada
entre las clavículas). La quinta postura (5, 5a) sólo se utiliza en
auto terapia. Consiste en posicionar ambas manos sobre el esternón,
también sobre las mamas si crees que necesita sanarse esa
región.
La postura siguiente es la que corresponde
al plexo solar (6). Las manos opuestas frente a frente, con los
dedos sobre la parte inferior de la caja torácica, debajo de los
pechos. Desde el punto de vista anatómico, la mano derecha queda
sobre el hígado y la vesícula biliar, la izquierda sobre el
páncreas, el bazo y el estómago. Mientras permaneces en esta
postura es posible que notes algunos ruidos internos. Como en todas
las demás posturas, el ciclo de la energía requiere unos cinco
minutos, así que aprovéchalo para relajarte durante este proceso.
En la misma postura de manos, éstas van luego a posicionarse sobre
la parte central del abdomen, más o menos hacia la cintura o un
poco más abajo (7), y luego hacia el vientre, rozando el hueso de
la cadera (8). En esta postura la energía se dirige a los
intestinos y al chakra abdominal.
La relación de las posturas frontales
termina con las manos unidas en el bajo vientre, la una sobre la
otra y posicionadas sobre el hueso del pubis (9, 9a). En auto
terapia puedes tocarte la región genital, si quieres. Esta postura
afecta al chakra Raíz y abarca la matriz, tos ovarios, la vejiga y
la vagina en la mujer, o bien la vejiga y los testículos en el
hombre.
A continuación trabajaremos sobre las
rodillas, las piernas y los pies. Éstas no son posturas del Reiki
Tradicional, pero las juzgo sumamente importantes, sobre todo por
lo que se refiere a los pies. Servirán para equilibrarnos y tomar
fundamento después de haber movilizado las energías de tos centros
superiores. Restablecemos la conexión con la Madre Tierra y además
integramos y completamos el circuito energético de la curación.
Para las rodillas y tos tobillos (10, 10a, 11, 11a) primero
posicionamos las manos sobre las rodillas y luego haremos lo mismo
con uno y otro tobillo; es posible que necesites ensayar varias
posturas hasta dar con la más cómoda para mantener las manos sobre
los tobillos. Una posible variante consiste en colocar primero una
mano sobre la rodilla y la otra sobre el tobillo del mismo lado,
derecho o izquierdo, y luego hacer lo mismo con la rodilla y el
tobillo del otro lado. Por último nos dirigiremos a los pies,
posicionando las manos sobre las plantas, que es donde están
localizados los chakras, bien sea llevando cada mano hacia el pie
del mismo lado (12), o ambas hacia un pie, y luego al otro
(12a).
Como siempre, se mantendrá la postura
mientras notemos presentes las sensaciones energéticas.
Seguidamente pasamos a la parte posterior
del cuerpo. Hay sólo una postura para la cabeza (13), aunque es
opcional, puesto que ya hemos trabajado sobre la con tres posturas
distinta. Una mano irá a colocarse sobre la parte superior del
cráneo, o Corona, y la otra hacia la parte posterior (Cuerpo
Causal). Una posible alternativa consiste en posicionar ambas manos
sobre el chakra Corona (13a). A continuación las llevaremos hacia
la nuca o sobre los músculos de la parte superior de la espalda,
entre la nuca y los hombros (14), región en donde muchas personas
suelen acumular fuertes tensiones. Así actuaremos por detrás sobre
el chakra de la garganta en una postura no tan sensible como la
imposición por la parte anterior.
Vuelve los brazos atrás ahora buscando la
región situada debajo de tos omóplatos (15) a fin de actuar sobre
el chakra Cordial por detrás, las manos enfrentadas como en la
postura similar para la parte anterior del torso. En esta
colocación de manos y brazos descienden luego hacia la parte media
de la espalda (16), y luego hada la parte baja (17).
Con estas posturas influimos sobre el chakra
del plexo solar y el abdominal. Para la imposición sobre la parte
baja de la espalda contamos con una postura variante (17a), con las
manos apuntando hada abajo, que afecta asimismo al chakra
Raíz.
Luego repetimos las posturas para las
rodillas y los tobillos (18,19 o 19a), pero colocando ahora las
manos en la parte posterior; y por último repetimos la acción sobre
las plantas de ambos pies (20). Con esto queda descrita una sesión
completa de auto terapia Reiki. Pronto te familiarizarás con las
posturas. Una vez terminada, bebe un vaso grande de agua pura y
descansa un rato. Es posible que notes una sensación vertiginosa o
de falta de concentración durante un tiempo que puede variar entre
algunos minutos y una hora. Presta atención a las emociones y
pensamientos que han surgido durante la sesión terapéutica,
CÓMO SANAR A OTROS
La sesión Reiki con otra persona se parece
mucho a la auto terapia, salvo dos excepciones. En primer lugar
dirigimos las palmas de las manos hada fuera, en vez de volver—las
hacia nuestra propia persona, lo cual impone algunas modificaciones
en cuanto a la ejecución de las posturas. La persona que administra
el tratamiento debe buscar una postura corporal de máxima
comodidad; de lo contrario la realización de las diferentes
posturas originaria una fatiga considerable. No cruces los brazos
ni las piernas, ni per mitas que lo haga la destinataria. En
segundo lugar, cuando sanamos a otra persona es preciso respetar la
intimidad física. Tocar los senos o los genitales implica una
invasión de esa intimidad, por lo generad inadmisible, excepto si
la destinataria eres tú misma o tu pareja.
Esto debe tenerse en cuenta lo mismo con
los niños que con los adultos. En nuestro país una de cada tres
mujeres ha sufrido una violación y probablemente una de cada dos, o
más, han sido víctimas de abusos deshonestos incestuosos o de otro
género. La sesión Reiki debe constituir un espacio seguro: no
podría ser de otra manera.
Al comienzo de la sesión practicamos las
posturas para la cabeza, de pie o sentados a espaldas de la persona
que recibe el tratamiento. Esta disposición espacial será válida
para las tres posturas de la cabeza, la del chakra de la garganta y
probablemente también la del chakra Cordial. En las páginas
siguientes pueden verse las figuras, ordenadas y numeradas con
arreglo a la secuencia de ejecución que se propone. La primera
postura consistirá en posicionar las manos con suavidad y algo
ahuecadas sobre los ojos de la persona, sin aplicar ninguna presión
(1). Prestaremos atención al ciclo de la energía y cuando
desaparezcan las sensaciones, pasaremos a la postura siguiente. La
primera postura servirá para equilibrar los hemisferios cerebrales
derecho e izquierdo, y es posible que la receptora manifieste
cierta agitación, pero se tranquilizará tan pronto como pasemos a
la postura siguiente. Nos abstendremos de dar pie a ninguna
conversación mientras realizamos las posturas para la cabeza y si
la persona se empeña en hablar, le rogaremos que guarde silencio
por ahora.
En la segunda postura impondremos las manos
sobre las mejillas, los meñiques junto a las orejas. Mientras la
primera postura iba dirigida al chakra del Tercer Ojo, en ésta
actuamos sobre el chakra Corona y también sobre el Tercer Ojo. Con
frecuencia la persona que recibe el tratamiento se tranquiliza en
este momento e incluso es posible que se duerma o inicie una
excursión extracorpórea. Para efectuar la tercera postura (3), la
sanadora levantará un poco la cabeza de la paciente (que suele
colaborar de manera espontánea) pasando las manos debajo de ella y
haciendo copa debajo del surco occipital. Conviene buscar la
colocación más cómoda para las manos, que será al mismo tiempo la
correcta. Afecta a los chakras Corona, Tercer Ojo y Cuerpo Causal.
En esta postura tratamos el cráneo, el cerebro, los ojos, los oídos
y el sistema nervioso central.
Pasamos adelante para actuar sobre el chakra
de la garganta (4). Debido a la reacción de pánico que produce en
muchas personas el sentir unas manos ajenas sobre la garganta, yo
prefiero no hacerlo y acostumbro posicionar las manos un poco más
abajo, cerca de las clavículas. Otra posibilidad estriba en colocar
ambas manos sobre la garganta pero sin Segar a tocaría, formando
como una tienda de campaña, pero la postura es incómoda y supone un
esfuerzo adicional para el o la terapeuta. En existencias pasadas,
muchas de las personas que hoy se dedican a sanar murieron en el
patíbulo, por lo general estranguladas antes de arder sus cuerpos
en la pira, de ahí la fobia.
Mediante una nueva extensión de los brazos,
o desplazándonos lateralmente, pasamos a la postura para el chakra
del corazón (5, 5a). Nunca tocaremos con las manos los pechos de
una mujer con quien no tengamos intimidad, salvo si se ha convenido
previamente (como sería el caso de la paciente que busca remedio a
unos quistes o nódulos en las mamas). Por lo general nos
limitaremos a imponer las manos sin tocarlos, o iremos a apoyarlas
entre los pechos si hay espacio suficiente, o si no se puede
corregir de algún modo la postura, prescindiremos de ella por
completo. Una vez más, esperaremos la subida y la bajada del ciclo
energético, lo cual puede llevar unos cinco minutos, antes de pasar
a la postura siguiente. Ahora será preciso que nos coloquemos a un
lado de la receptora, no a espaldas de ella. El plexo solar (6) se
localiza justo debajo de las mamas y cuando actuamos sobre esta
región influimos en los órganos superiores de la digestión (hígado,
vesícula biliar, páncreas).
En las posturas para el torso se ofrecen
varias posibilidades en cuanto a la colocación de las manos. Pueden
posicionarse como se hizo para la auto terapia, aunque apuntando
hacia fuera y no hacia dentro. Para hacerlo las dispondremos en
horizontal, y transversalmente con respecto al cuerpo, los dedos de
una mano casi rozando la muñeca o la palma de la otra. Otra
posibilidad, a veces más cómoda, consiste en posicionar las manos
la una al lado de la otra, los pulgares casi rozándose. Para
localizar las posiciones imaginemos el torso de la persona
receptora dividido en cuatro cuarteles, adonde dirigiremos
sucesivamente las manos contiguas: superior derecho, superior
izquierdo, inferior derecho, inferior izquierdo, y terminando con
la imposición de las manos en el centro de la parte baja del
abdomen. (En la práctica de Reiki no importa si comenzamos por el
lado izquierdo o por el derecho.) Lo mismo podremos hacer, si
queremos, cuando trabajemos la parte dorsal del cuerpo. Las
ilustraciones y las descripciones que doy seguidamente muestran el
primer método, pero en la página 79 se ilustra la manera de
efectuar el segundo; ambos procedimientos son correctos y su
elección sólo es cuestión de comodidad para la sanadora.
Continuando con el torso, en la postura (7)
llevamos las manos un poco más abajo de la cintura para actuar
sobre el chakra abdominal. En la postura siguiente (8) descendemos
a la región pélvica, con imposición de las manos por encima del
hueso púbico, puestas horizontalmente o la una al lado de la otra.
Luego llevamos ambas manos al centro del bajo vientre (9),
justamente sobre el hueso del pubis, superponiendo para ello las
manos; en esta posición influimos sobre todos los órganos
abdominales de los aparatos digestivo, excretor y reproductor.
Véanse en las páginas anteriores los dibujos con la situación de
los órganos corporales; son recomendables algunos conocimientos
anatómicos para la práctica de la terapia Reiki, aunque no
abundaremos demasiado en la terminología médica.
Las posturas para las rodillas, los tobillos
y los pies son todavía más importantes cuando tratamos a otra
persona que para las sesiones de auto terapia. Es preciso tener en
cuenta que, a estas alturas de la sesión, hemos tenido a una
persona inmovilizada, tal vez en silencio (excepto si ha pasado por
una fase de desahogo emocional) y sometida a nuestras
manipulaciones durante media hora o más. Quizá nos parezca que se
ha dormido o que está «fuera de sí» en el sentido de una cierta
divagación extracorpórea; pues bien, la imposición de las manos
sobre las piernas y los pies nos servirá para devolvería al plano
terrenal y a su propio ser.
Para ello la terapeuta deberá cambiar otra
vez de posición. Para realizar las imposiciones sobre el torso la
sanadora se sitúa de pie o sentada junto a un costado de la
receptora. No es necesario pasar de un lado al otro, pues bastará
con extender los brazos para situar las manos sobre el lado opuesto
al que ocupamos. Hecho esto nos desplazamos algo más abajo, hasta
donde sea necesario para alcanzar las piernas cómodamente. Ahora
trabajaremos la parte superior de ambas rodillas (10), y luego la
parte superior de ambos tobillos (11). Otra variante consiste en
posicionar las manos sobre la rodilla y el tobillo de un mismo lado
(11a); esta postura es desde luego mucho más cómoda. Como de
costumbre, dirigiremos nuestra atención a la subida y la bajada de
las sensaciones energéticas.
Termina esta fase con la imposición sobre
las plantas de los pies (12), para lo cual trabajamos sucesivamente
uno y otro pie, o ambos a la vez, siendo preferible esta última
variante. Si la sesión va a completarse con imposiciones de manos
sobre la parte dorsal del cuerpo, en este momento podemos
prescindir de las posturas para los pies, dejándolas para el final
de la sesión. En cuyo caso pediremos a la destinataria que se dé la
vuelta y pasamos a ocupar de nuevo nuestro lugar junto a la
cabeza.
Opcionalmente podemos realizar una
imposición de manos para la parte posterior de la cabeza (13), a
cuyo efecto la persona receptora debe volver la cara a un lado y
posicionaremos una mano sobre el chakra Corona y la otra en la
parte posterior del cráneo, sobre el surco occipital. Aguardamos la
variación de las sensaciones y luego pasamos a la posición
siguiente, que actúa sobre la parte posterior del cuello (14).
Todavía no he conocido ningún caso de sensibilidad excesiva al
tratamiento del chakra de la garganta por la parte posterior; en
cualquier caso disponemos de una alternativa, que consiste en
posicionar las manos sobre el músculo trapecio, es decir sobre los
fuertes paquetes musculares comprendidos entre la nuca y los
hombros.
Hecho esto nos colocamos al lado de la
receptora y efectuamos las tres posturas correspondientes a la
espalda (15, 16, 17). Las manos pueden colocarse la una a
continuación de la otra, o ambas en paralelo, lo mismo que para la
parte anterior del torso, Estas posturas afectan a los chakras
Cordial, del plexo solar y del abdomen. También son beneficiosas
para los riñones y corrigen maravillosamente la tensión arterial,
los estados de estrés y las dolencias de la espalda. En las
personas de espalda muy larga o que acusan frecuentes dolores de la
parte lumbar, realizaremos una postura adicional más abajo, hada el
comienzo de las nalgas, la cual puede practicarse opcionalmente con
las manos apuntando en sentidos opuestos (18).
Seguidamente pasaremos a ocuparnos de las
piernas y los pies, y quiero subrayar que la ejecución cuidadosa de
las posturas es de suma importancia en esta fase. Sirven para la
toma de fundamento de la receptora tras haber permanecido largo
rato «fuera de sí». Para mayor comodidad pasaremos a situarnos más
cerca de las piernas y efectuaremos las posturas Reiki para la
parte posterior de ambas rodillas (19), así como para la parte
posterior de ambos tobillos (20); con frecuencia se prefiere
imponer las manos simultáneamente sobre la rodilla y el tobillo del
mismo lado (20a). Tras conceder el tiempo necesario para el ciclo
de la energía, no olvidaremos repetir la operación en el otro
lado.
La última postura de la sesión es la que
afecta a las plantas de los pies (21). Lo mismo que para la parte
anterior del cuerpo, la postura consiste en imponer las manos sobre
la parte central de las plantas, que es donde se localizan los
chakras. Notarás un intenso flujo de la energía a través de los
pies, el cual se prolonga a veces durante varios minutos. Esta
postura integra y completa la curación. La persona receptora
todavía dista de haber tomado fundamento cuando se incorpore al
término de la sesión, pero se hallará en condiciones de desplazarse
por su propio pie; si se omitiese la imposición sobre los pies nos
arriesgaríamos a que permaneciese bastante rato en un estado de
confusión o desorientación.
Otra manera de poner término a la sesión
consiste en realizar unos pases para evacuar el exceso de energía.
Para ello mantenemos una mano, o ambas, a unos veinte centímetros
de distancia del cuerpo, con las palmas hacia abajo. Procurando
guardar siempre dicha distancia, efectuamos un movimiento de
barrido suave, pero rápido, en pases largos dirigidos desde la
cabeza hacia los pies. En primer lugar pasaremos varias veces desde
la cabeza hacia el torso, luego desde éste hacia las piernas, y de
éstas hacia los pies. En estas condiciones tus manos se mueven
dentro del aura de la receptora, y percibimos una sensación como de
una corriente de agua; es posible que sea percibida también por la
persona receptora. Este pase áurico, sobre todo cuando se ejecuta
con rapidez, ayuda a la toma de fundamento por parte de la
receptora y la despierta por completo, lo cual suele suscitar una
sensación muy agradable.
Le anunciaremos a la receptora que la
sesión ha terminado y le aconsejaremos que permanezca echada hasta
que se halle en disposición para desplazarse por su propio pie, lo
cual no debe precipitarse en ningún caso. Cuando se considere
preparada, enséñale que debe incorporarse volviéndose primero a un
lado y tomando luego apoyo con los brazos, ya que el hacerlo sobre
la nuca es perjudicial para el cuello y la espalda. Una vez
sentada, adviértele que no se ponga en pie todavía, sino que
permanezca un rato sentada mientras le traes un vaso de agua pura.
Una sensación de ligero mareo o desorientación puede persistir
hasta media hora; la relajación peculiar o estado de conciencia
alterado se prolonga a veces hasta tres días, pero es una sensación
jubilosa y agradable.
Después de la sesión terapéutica, algunas
personas entran en un proceso de desintoxicación física. No es en
modo absoluto peligroso, pero conviene prevenir a la receptora si
se trata de una persona no iniciada en el Reiki. Tampoco se
presenta al término de todas las sesiones, sino sólo una de cada
seis veces en las personas noveles. También pueden registrarse
algunas reacciones emocionales durante un periodo de varios días o
incluso una semana. Le aconsejarás que deje correr las imágenes,
que las contemple y las admita sin tratar de oponerse. La mayoría
de las personas se sienten estupendamente después de la sesión
Reiki, y cada vez mejor conforme van pasando los días; casi todos
los cambios positivos que induce la sesión son permanentes, aunque
por supuesto las dificultades muy arraigadas difícilmente se
resolverán en una sola sesión. Después de ésta la sanadora también
suele hallarse en un estado de ánimo muy positivo.
Existe una manipulación de masaje
sacro—craneal que puede combinarse con la tercera postura de Reiki
para la cabeza, mientras la receptora se halla en decúbito supino o
prono. Actúa sobre los llamados Puntos del Sosiego y su efecto
consiste en alinear energéticamente toda la raquis, de arriba
abajo. La manipulación, sin embargo, no afecta directamente a la
columna vertebral en ningún sentido, de manera que no se incurre en
riesgos; o mejor dicho, no puede pasar nada aunque se realice
incorrectamente. Pero si se hace bien, puede aliviar al instante
una jaqueca, suprimir una cefalalgia, aliviar tortícolis y dolores
lumbares, y relajar la mandíbula, con eficacia tal que muchas veces
equivale a un completo tratamiento quiropráctico.
En cierta ocasión tuve oportunidad de
aplicar este masaje a una mujer que acababa de sufrir un accidente
de automóvil y se había golpeado la cabeza contra el parabrisas.
Estaba viendo as estrellas, literalmente, y fuertemente aturdida.
Practiqué el masaje y se normalizó al momento; además no hubo
secuelas. También lo he aplicado para combatir jaquecas, con
resultados maravillosos por lo general, y resulta excelente para
eliminar tensiones emocionales. Puede practicarse sin peligro
incluso con personas que padecen afecciones crónicas de espalda.
Existen varias localizaciones de los Puntos del Sosiego en
diferentes partes del cuerpo; las que voy a describir se les
enseñan a la mayoría de los quiroterapeutas, aunque éstos no suelen
practicar el procedimiento, sin duda poique desconocen su eficacia
real.
Reiki I
Cómo localizar los Puntos del
Sosiego419
Para empezar busca en tu propia persona dos
puntos de acupuntura (10 del meridiano de la vejiga) localizados en
la parte posterior y superior de la nuca, a arabos lados de la
columna vertebral, en donde la base del cráneo descansa sobre las
cervicales. Estos puntos se encuentran en dos pequeñas depresiones
de la musculatura de la nuca, debajo de li piel. Cuando los hayas
encontrado notarás una sensación peculiar, que yo misma he descrito
a veces como si te pincharan con una chincheta en el cerebro,
aunque no suele ser dolorosa, excepto en caso de falta de
alineación de la nuca o presencia de fuertes tensiones musculares
en ese lugar. Por lo general notarás solamente una impresión
extraña; localizado uno de tos puntos, busca el otro en el lugar
simétrico de la nuca. Una vez hayas aprendido a buscarlos en tu
persona lo intentarás con otras, lo cual acaba por resultar
relativamente fácil con la práctica.
El momento idóneo para utilizar esta técnica
es durante la sesión y mientras tienes las manos colocadas bajo la
cabeza de la receptora, ésta descansando sobre tus palmas. Busca
primero los dos puntos con los índices de ambas manos, uno a cada
lado de la nuca. Tu paciente dirá cuándo has dado con ellos si le
pides su colaboración. Hay que incidir con exactitud sobre ellos, o
de lo contrario no sucederá nada. Existen numerosos pares de estos
puntos en la línea de unión entre el cráneo y el cuello; por lo
general, cualquiera de ellos servirá, aunque los puntos «meridiano
de la vejiga 10» son los más próximos a la columna vertebral sin
llegar a incidir sobre ésta directamente.
Una vez localizados los puntos, mantén los
dedos sobre ellos y aplica una ligera presión. La receptora notará
tus dedos aplicados sobre estos puntos de extraña sensibilidad.
Observa luego su respiración; al presionar sobre el punto 10 del
meridiano de la vejiga se equilibra el pulso del líquido raquídeo,
que es de unas diecisiete pulsaciones por minuto normalmente. En el
momento en que se produce este equilibrio, los latidos del corazón,
los pulsos sanguíneos y la respiración se sincronizan durante un
rato. Lo notarás sobre todo por la respiración de la persona. Al
principio respira con normalidad, subiendo y bajando rítmicamente
la caja torácica.
Cuando se alcanza la sincronización del
Punto de Sosiego —lo cual puede tardar un momento, o varios
minutos— al principio tal vez escucharemos un profundo suspiro,
después de lo cual decae la frecuencia respiratoria y el tórax, en
vez de subir y bajar, queda casi inmóvil. En ese instante
aumentamos un poco la presión de los dedos y tiramos hada nosotros
(como un centímetro o centímetro y medio). Notarás quizás un ligero
desplazamiento del cuello. Se trata de realizar una tracción muy
ligera pero sin aplicar fuerza alguna, tras lo cual mantenemos
invariable la postura.
Transcurrido un minuto o tal vez dos, el o
la terapeuta empieza a notar una ligera pulsación en la yema de
cada uno de los dedos que mantienen la presión sobre un punto, en
ocasiones adelantándose el uno al otro, hasta que se aprecia en
ambos. Tan pronto como esto suceda retiramos la presión sobre los
puntos y sacamos las manos de debajo de la cabeza. El Punto de
Sosiego se ha activado; podemos continuar con la sesión Reiki. Al
equilibrarse la energía y el pulso espinal se corregirá la
alineación de las vértebras e incluso es posible que se ajuste
físicamente algún hueso. Pero esto no lo determina la persona
sanadora, puesto que no ha intervenido para nada sobre la raquis,
sino que es un hecho de la energía Reiki y del Punto de
Sosiego.
Al término de la sesión la paciente que ha
experimentado el Punto de Sosiego quizá se hallará todavía más
desorientada y confusa que después de una sesión Reiki normal. Tal
estado dura como media hora y es agradable, pero será mejor no
permitir que desámate ninguna actividad, como conducir un coche,
por ejemplo, hasta que se le haya pasado Muchas personas no
consiguen activar sus propios Puntos de Sosiego, aunque no es
imposible. A veces da resultado el truco siguiente: introduce dos
pelotas de tenis en un calcetín y anúdalo para mantenerlas juntas.
Échate en una superficie plana y dura, como S sudo, y colócate las
dos pelotas de tenis debajo de la parte superior de la nuca,
apoyando la cabeza sobre ellas para poder aplicar la tracción en el
momento conveniente. Muchas veces se obtiene así la presión exacta
para excitar los Puntos del Sosiego a solas.
En esta manipulación pueden cometerse dos
errores. Si los dedos no se apoyan con exactitud en los puntos de
presión, la sincronización no se producirá y no habrá pasado nada.
Por otra parte, si aplicamos la tracción antes de que se haya
instaurado el sincronismo, tampoco se obtendrá la alineación de la
raquis. En caso de que se nos haya pasado por alto la
sincronización, es decir, si hemos perdido el momento oportuno para
realizar la tracción, aguardaremos algunos minutos sin quitar los
dedos de los puntos de presión, pues volverá a presentarse. Si la
persona no sincroniza mientras nos parece que transcurre una
eternidad de tiempo, le pediremos que respire muy hondo una sola
vez; es posible que esto la lleve al punto en que podamos aplicar
la tracción. De todas maneras, aunque la tentativa de activar los
Puntos de Sosiego haya salido mal, no hay razón para preocuparse
porque de todas maneras no podemos hacer ningún daño.
Este procedimiento es de grandísima utilidad
para muchas personas, en particular para quienes padecen jaquecas o
dolores de espalda, por cuyo motivo yo lo enseño habitualmente con
el Reiki I. Aunque no sea propiamente una técnica de Reiki, desde
luego forma parte de las técnicas de curación, y es importante;
además encaja muy oportuna—mente con la tercera postura de manos
para la cabeza, por lo cual opino que tiene su lugar en un libro
que trata del método Reiki. Una de las asistentes a mis cursillos
me escribió:
La cura de los Puntos
de Sosiego con que me quitaste mi TMJ (síndrome de luxación
maxilar) ha sido verdaderamente milagrosa para mí. Nunca más se me
ha desencajado la mandíbula, ni oigo el menor crujido cuando abro y
cierro h boca. ¡Muchísimas gracias!
La operación es sencilla pero su dominio
precisa de cierta práctica. Decididamente, el esfuerzo vale la
pena.
SESIONES DE GRUPO
El personal terapéutico de la clínica Reiki
de Chujiro Hayashi en el Japón solía trabajar en equipo y esta
modalidad todavía tiene su justificación hoy en día. Cuando los
sanadores trabajan en grupo pueden realizar distintas posturas
simultáneamente y se agilizan sobremanera las sesiones. La
destinataria del tratamiento recibe un caudal de energía grande, y
se instauran más pronto las ventajas del sistema de curación Reiki.
Un equipo terapéutico que haya aprendido a colaborar sin fisuras
podrá lograr un número de ovaciones muy superior a las que se
obtendrían sumando sus esfuerzos individuales; además el equipo
realiza una economía de esfuerzos que reduce el cansancio de los
terapeutas, por no mencionar el estímulo que supone la relación de
compañerismo con otros practicantes Reiki. Cada persona del equipo
se siente necesaria y acaba por hallar su propio lugar, su misión
específica en cada sesión.
En un grupo terapéutico Reiki todos los
practicantes deben tener al menos el grado Reiki I, aunque el
equipo puede estar formado por terapeutas de primero, segundo y
tercer grado. En cuanto al número suele variar entre un mínimo de
dos y un máximo de ocho o nueve miembros; cuando las condiciones
locales no permiten la actividad simultánea de todos ellos, los que
no caben forman un segundo círculo detrás de los terapeutas activos
y ofrecen su energía a éstos colocándoles las manos sobre los
hombros. Es maravilloso asistir a una de estas sesiones y ver
tantas personas dispuestas a colaborar en bien de una receptora,
tantos individuos que poseen el Reiki y no piensan en otra cosa
sino darlo: entonces una no tiene otro remedio sino pensar que así
debería ser todo el mundo.
Para iniciar la sesión de grupo, un o una
terapeuta se coloca de pie o sentada junto a la cabeza de la
receptora; dicha persona será la encargada de realizar todas las
posturas para la cabeza, ya que el espacio es reducido y no caben
muchas manos. Al mismo tiempo se encargará de dirigir la sesión.
Pueden intervenir tantos sanadores como posturas Reiki diferentes
se vayan a administrar, contando un par de manos para cada
imposición. Cuando el número de terapeutas no sea suficiente para
ello, se repartirán el trabajo. Si el grupo lo forman dos personas,
por ejemplo, una de ellas se encargaría de las posturas desde la
cabeza hasta el chakra Cordial, es decir de arriba abajo, y la otra
empezaría por el plexo solar para terminar en los pies. En un grupo
de tres terapeutas, uno trabajaría las posturas para la cabeza, el
otro el torso, y el tercero las de las piernas y los pies. Si
fuesen cuatro las participantes activas, situaríamos una a la
cabeza, otra en el torso, y las otras dos se encargarían de las
piernas y los pies, cada una por su lado, etc. Pueden participar en
una sesión tantas personas como quepan alrededor de la camilla o la
cama ocupada por la persona receptora.
A veces, si el grupo consta de tres personas
o más, una de éstas permanece en la colocación final para actuar
sobre los pies durante toda la sesión. A este efecto tomará en cada
mano la planta del pie de la receptora, y ésta puede ser una
posición muy interesante, pues mientras se desarrolla la sesión, la
sanadora va notando a través de sus manos todas las variaciones de
la energía que recorre el organismo de la destinataria, lo cual
incluso permite descubrir cuándo y dónde se mueve dicha energía, y
cuál es la ubicación de los bloqueos. Estas sensaciones no
perjudican en modo alguno al terapeuta, aunque si las emociones
llegan a ser demasiado intensas, como sucede en ocasiones, es mejor
retirarse. No apartes las manos de los pies de la otra persona,
pero aleja tu cuerpo para quedar fuera del alcance de las energías
que se desencadenan. En esta situación se produce a veces la
transmisión de un gran volumen de informaciones por vía psíquica,
bien sean escenas de vidas anteriores o situaciones de la
encarnación actual, instrucciones de los guías o comunicaciones de
cosas que la persona sanadora necesita saber, e incluso material
diagnóstico, en ocasiones.
Por mi parte, y como ya he contado, tuve la
fortuna de comenzar mi formación Reiki en un entorno clínico, en
1988 y en compañía de dos hombres gays. Fuimos a la sección de
enfermos del sida de un hospital clínico para ofrecernos a
administrar sesiones de imposición de manos a quien las solicitase.
Estas sesiones transcurrieron en un ambienté de intensa emotividad,
ya que la mayoría eran enfermos desahuciados con una perspectiva de
escasos días de vida. El personal sanitario del establecimiento nos
recibió con mucha suspicacia. Así estuvimos un año y pude aprender
muchas cosas acerca de Reiki y de la curación a cargo de grupos
terapéuticos. En una oportunidad realizamos la sesión con un hombre
que acababa de ser intervenido pocos días antes. Los cirujanos
buscaban un tumor, según se nos dijo, y el paciente, un hombre
joven, no había vuelto en sí después de la anestesia. Tenía peso y
aspecto físico normales, pues aún no estaba deteriorado por la
evolución de la enfermedad. Lo cual me extrañó haciendo que me
preguntase por qué lo habrían intervenido... y por qué se hallaba
ahora en coma.
Curación en grupo42
Mientras ellos realizaban la curación yo
practiqué la imposición de las manos sobre los pies del enfermo
durante toda la sesión; uno de mis compañeros efectuó las
posiciones desde la cabeza hasta el corazón y el otro las
correspondientes al torso, las rodillas y los tobillos. Yo era una
sanadora novel y me di cuenta de que dios no hacían mucho caso de
mí; pero de súbito comprendí cuál había sido el error y no se me
ocurrió otra cosa sino declararlo de buenas a primeras:
—Este hombre no se muere de sida, lo que le
ocurre es que tiene el hígado destrozado. ¡Se han pasado con la
anestesia!
La asistente social que nos había autorizado
a proceder se puso entonces bastante nerviosa y me sacó
prácticamente a rastras de la habitación.
—¿Quién se lo ha dicho? —me interrogó—. Eso
figura en el historial pero no debía divulgarse.
Yo no había leído el historial. El paciente
volvió en sí durante la sesión. Era conocido nuestro desde antes de
su ingreso en la clínica. Falleció aquella misma noche, pocas horas
después del tratamiento.
Durante otra curación en equipo, que tuvo
lugar en una casa particular, actué con otros seis terapeutas; la
paciente era una mujer que se había lesionado el codo a
consecuencia de una caída. Le dolía mucho y tenía hora para hacerse
una radiografía la mañana siguiente Cuando empezó la sesión yo no
sabía cuál era el motivo de que se nos hubiste solicitado nuestra
ayuda. Como sanadora auxiliar y en tanto que Reiki I novel, me
ordenaron que sostuviera el brazo de la mujer para efectuar mi
imposición de manos; al cabo de pocos minutos sentí un dolor
tremendo que me recorría la mano y el brazo. Ha sido la única vez
que he notado un dolor intenso durante mis sesiones Reiki. Apreté
los dientes y resistí pese a mis vivos deseos de abandonar allí
mismo; al cabo de un rato la sensación álgida se desvaneció.
Fue entonces cuando caí en la cuenta de
preguntarle si le dolía el brazo, y ella me contó lo de su caída.
Ya no le dolía el codo, y eso que estaban seguros de que el hueso
tenía por lo menos una fisura. La radiografía hecha al día
siguiente demostró que no había nada. Después de la sesión a mí
también me desapareció una tortícolis que me había molestado
durante varios días. En realidad aquélla no debió durar ni diez
minutos; en las sesiones de grupo suelen ocurrir muchas cosas y muy
deprisa. Cuando los terapeutas son muchos el beneficio es mayor
para la curación física que para la emocional, porque la situación
no es propicia para desahogos de la emotividad.
La persona que se sitúa junto a la cabeza de
la receptora es también la directora o líder del grupo para la
sesión. En las curaciones Reiki de grupo, para empezar, todos
posicionan las manos por encima del cuerpo de la persona receptora
más o menos en la postura que le ha correspondido a cada uno, o en
busca de dicha postura, extremo éste que se comenta y decide antes
de empezar. Una vez han ocupado todos sus lugares de esta manera,
la líder del grupo hace una seña de asentimiento con la cabeza y
todos los demás bajan simultáneamente las manos hacia el cuerpo de
la destinataria; luego los miembros del equipo quedan pendientes de
lo que haga la persona líder mientras ésta va ejecutando sus
posturas, para sincronizar sus respectivas actuaciones con la de
ella.
Cuando ella haya completado su primera
postura, observará a los demás, a ver si ellos han terminado ya con
las suyas; una vez obtenido el asentimiento silencioso de todos,
pasará a la segunda postura y los demás, si les resta otra que
realizar, harán lo mismo. Y así hasta completar el ciclo. El que se
queda sin nada más que hacer no se retira, sino que permanece en su
lugar. Cuando la persona líder ha completado sus posturas para la
cabeza y la garganta, pongamos por caso, mira a las demás y una vez
hayan terminado todos, y recibida la conformación mediante una seña
de cada uno, ella también asiente y todo el mundo levanta las manos
al mismo tiempo. Con un poco de práctica, estas sesiones se
desarrollan con rapidez y sin que ocurra ningún malentendido.
La receptora se vuelve entonces en decúbito
prono, y se reanuda la sesión para actuar sobre la parte dorsal,
siempre siguiendo el mismo protocolo. Sin embargo, para las
posturas normales dirigidas a la parte posterior existe una
alternativa muy útil en las situaciones de trabajo en grupo, y más
especialmente indicada para las personas con dolencias de la
espalda. He conocido esta variante gracias a una comunicación
personal de Diana Acuna, quien le ha dado el nombre de «la H mayor»
(en donde «H» viene de Healing, «curación»). Cuando se quiere
proceder a la «H mayor», la persona líder del grupo permanece junto
a la cabeza de la receptora y posiciona las manos sobre la parte
superior de los hombros de ésta, y las personas situadas a ambos
lados van colocando alternativamente las manos en línea a lo largo
de la columna vertebral, en lo que van a entrar tantas manos como
tenga disponibles el grupo, excepto las de la última persona que
permanecerá a los pies de la paciente. Si el número de terapeutas
es reducido la líder puede realizar primero las posturas para la
cabeza y luego pasar a formar parte de la cadena que opera sobre la
columna vertebral.
El resultado de una alineación de tantas
manos a lo largo del canal energético principal del organismo, que
es la raquis, suscita un tremendo flujo de energía Reiki en sentido
descendente por la columna vertebral y el canal de la kundalini. Es
posible que las terapeutas noten ese caudal de energía que crece
bajo sus manos; a veces se tiene la sensación de que fluye en ambos
sentidos, y dicha sensación en ocasiones persiste durante vanos
minutos. También dos terapeutas pueden intentarlo situándose a la
cabeza y a los pies de la receptora para enviarse alternativamente
la energía, siempre y cuando la última oleada de Reiki vaya
dirigida hacia los pies.
Después de una sesión de este género la
destinataria tardará más de lo habitual en retomar al presente,
permaneciendo en un estado de confusión bastante prolongado.
Combinada con una intervención sobre los Puntos de Sosiego, la «H
mayor» hace maravillas contra los dolores de costado o lumbares,
las afecciones discales, la ciática, la artritis espinal, las
lesiones de cuello o los dolores de piernas.
Hay otro aspecto de las sesiones de grupo
que no conviene omitir y es el aspecto social El reunirse para
sesiones de grupo puede ser incluso muy divertido y acabar
convirtiéndose en una celebración regular que reúna a los sanadores
Reiki de un distrito o barrio determinado en una especie de
tertulia o Círculo Reiki. Por lo general, la persona del grupo que
disponga de la casa más espaciosa invita a todos y todas las
terapeutas que conozca comunicándoles la fecha y el lugar de la
reunión. Puede ser una cena, a la que cada persona invitada aporte
un plato y su camilla si la tiene; una vez reunidas, se dividirán
en varios grupos y cada uno de éstos practicará una imposición con
cada uno de sus miembros De esta manera, todas habrán sido
receptoras en una imposición y practicantes en otras vanas, después
de lo cual podrán principiar la cena y la velada de vecindad.
He aquí algunos consejos acerca de cómo
proceder en un Círculo Reiki. Ante todo hay que elaborar la lista
de participantes interesados con sus números de teléfono, y trazar
el árbol de reparto de los avisos telefónicos ya que el encargarlos
a una sola persona seria demasiado fatigoso para ésta. En la
primera reunión se decidirá una fecha y una hora que permanezcan
constantes para las ocasiones futuras: por ejemplo, el segundo de
mingo de cada mes a las dos de la tarde. Si contamos con un número
de personas dispuestas a prestar una vivienda espaciosa para estas
reuniones, es mejor establecer una rotación mes a mes, en vez de
celebrarlas siempre en la misma casa; al término de cada Circulo
Reiki determinaremos dónde va a tener lugar el siguiente. La hora
inicial debe adelantarse lo suficiente para que luego no se retrase
demasiado la cena. A muchas personas les sientan mal las cenas
excesivamente tardías, y algunas incluso desfallecen si hay que
esperar demasiado antes de sentarse a la mesa. Que las sesiones
comiencen tan pronto como se hayan presentado los invitados.
Todas las personas que participen en
sesiones terapéuticas de grupo deben ser Reiki 1 por lo menos; las
demás, si quieren participar, lo harán como receptoras y es
aconsejable consentírselo siempre que lo hayan solicitado. En caso
de que la reunión cuente con la participación de un enseñante Reiki
III yo aconsejaría que esta persona pasara los alineamientos Reiki
1 a cuantas participantes se los pidan, sin cobrarles nada por
supuesto. Se trata de una ayuda especialmente útil para quienes
padecen dolencias crónicas o graves, en particular los cancerosos,
los VIH positivos y los sidosos, ya que de esta manera los
pondremos en condiciones de auxiliarse a sí mismos. E incluso
alguien que haya recibido loe primeros alineamientos tal vez
agradecería una repetición de la ceremonia. Si una persona invitada
desea convertirse en terapeuta, el alineamiento pone en sus manos
el instrumentó necesario para ello y cualquier ciudad o población
necesita poder contar con mayor número de terapeutas posible,
porque la tarea es inmensa. Esto que acabo de escribir tal vez no
sea muy conforme a la Enseñanza Tradicional, pero opino que no hay
más remedio, en nombre de la humanidad y del planeta. También soy
partidaria de impartir los alineamientos a los niños, porque ellos
van a crecer en un mundo muy difícil. Muchos de éstos os
sorprenderán con las demostraciones de su extraordinaria capacidad
como sanadores Reiki.
Con esto queda dicho lo que cumple al Primer
Grado Reiki, aunque no es más que el principio por lo que concierne
a la actividad terapéutica. Reiki es útil en todo lugar y cualquier
día. Una vez hayas comenzado a utilizarlo llegará a convertirse en
una parte imprescindible de tu vida cotidiana, o mejor dicho llega
a ser tu vida cotidiana. Las necesidades y las aplicaciones
posibles son infinitas: pequeñas o grandes lesiones, temporadas
difíciles y emocionalmente conflictivas, jaquecas, dolores
menstruales, malestares crónicos, crisis súbitas... nuestras, de
nuestros parientes y amistades, de nuestros animales de compañía,
nuestras plantas e incluso nuestros automóviles y otros aparatos.
Recordemos que no hay que sanar a otra persona si no nos lo ha
solicitado. Hoy mismo he asistido a un concierto al aire libre y
mientras me hallaba sentada sobre el césped con unas amigas, me vi
rodeada y obligada a realizar curaciones casi desde el comienzo
hasta el final del acto. Os aseguro que no he echado en falta la
música. Tan pronto como la gente se entere de lo que es Reiki, te
pedirán a menudo que «lo pongas en marcha».
Reiki es un regalo de la Divinidad y un
milagro auténtico. Cuanto más se usa, más fuerte se hace la
sanadora, y más beneficio puede ella aportar para sí misma y para
el prójimo. Úsalo con frecuencia, con prudencia y bien: recibirás
agradecimiento a cambio. Y la mejor expresión de gratitud que puedo
imaginar es que las personas beneficiarías lo usen a su vez. Confío
también en que sean muchas las que quieran alcanzar los grados
Reiki D y III, | sirva este libro así como la información que
contiene para ayudarlas a conseguirlo. La explicación de Reiki II
constituye la materia del capítulo siguiente.