CARTA A LOS LECTORES

Mis pesquisas de historiador y mis reportajes de periodista me han dado la oportunidad de ser testigo de acontecimientos espectaculares, y sobre todo de codearme con personajes extraordinarios. Casi todos estos encuentros me han hecho descubrir la fuerza y la grandeza del ser humano.

Sin duda, os preguntareis que relación hay entre las excentricidades de un torero andaluz que corre un riesgo de muerte y la verdadera y espantosa muerte de un amigo entre las balas rusas en Budapest; entre un mecánico negro de Nueva Orleans que resucita el automóvil de un adolescente loco por los vehículos antiguos, y un niño leproso de Calcuta que consigue vencer la miseria; entre un gángster que lucha contra su ejecución en el corredor de la muerte de una cárcel norteamericana, y el liberador del imperio colonial más grande de todos los tiempos; entre un idealista que ofrece su vida para salvar los elefantes de África, y un general nazi que se niega a ejecutar la orden dada por Hitler de desencadenar el Apocalipsis…

A priori no hay ninguna relación, salvo la voluntad, enterrada en el corazón del hombre, de batirse por ver triunfar aquello en lo que cree.

La mayoría de quienes hablo en este libro han iluminado y dado forma a mi vida. Su pasión por las causas nobles y su ardor para superar la adversidad despertaron mi curiosidad, nutrieron mis sueños, suscitaron mis rebeldías, enriquecieron mi existencia. Esta riqueza es la que voy a compartir con vosotros en estas páginas.

Un día, esperando un autobús bajo el monzón torrencial en el sur de la India, leí este proverbio: «Siempre hay mil soles en el reverso de las nubes…»

Que la lectura de estos Mil soles pueda convenceros del alcance mundial de este mensaje.

D.L.