Epílogo

 

 

Un año más tarde en ese mismo bosque acompañada por mis amigos y mi pequeño Eric fuimos a la tumba de Alex, ese era su sitio favorito, al que iba cuando necesitaba pensar, por eso nos pareció un lugar adecuado para poner su lápida, aunque yo sabía que el cuerpo de Alex no estaba enterrado allí. Cuando Alex murió en mis brazos llamamos al doctor Esteban quien certificó su muerte y nos dijo que él se encargaría del cuerpo. A pesar de mi insistencia me convenció de que era la mejor solución, así nunca podrían encontrar su cuerpo si alguna vez los científicos de los que hablaba Chris, volvían a buscarlo.

Y allí estaba yo, frente a la tumba de mi amor. El pequeño Eric que se suponía que tenía un año pero que aparentaba como tres o cuatro, se acercó a la piedra y le dio un beso. Eso me quebró el corazón. Eric era clavado a Alex, tenía sus mismos ojos y su mismo pelo rubio. Era mi último recuerdo suyo y la persona que más amaba en mi vida. A mi hijo siempre le hablo de su padre, tenía mil fotos suyas en casa, aunque jamás lo conociese, quería que lo tuviera siempre presente.

—Ya hace un año que me dejaste y aún no me he hecho a la idea de que jamás voy a volver a verte, jamás voy a volver a sentir tus caricias, jamás volverás a besarme y jamás volveré a oírte decir cuanto me quie… —apenas pude terminar la frase, mis mejillas estaban empapadas de lágrimas.

—Nunca podré separarme de ti y aunque lo intente nunca podré dejar de quererte —dijo una voz detrás mía, reconocería esa voz en cualquier parte, pero debía estar soñando, mi amor estaba muerto—. Adoro besarte y abrazarte, quiero pasar el resto de mi vida a tu lado —poco a poco fui girando sobre mis pies y entonces lo vi—. Además me has dado el mejor regalo que se le pueda dar a un hombre, un maravilloso pequeño que es igual de hermoso que su madre —no podía moverme, delante de mis ojos tenía a mi amor, a Alex.

Miré alrededor por si estaba viendo visiones o era real. Por las caras de los que allí estábamos comprobé que todo aquello era real. El pequeño Eric se soltó de mi mano y corrió hacia su padre, quien lo cogió en brazos y le dio un cariñoso beso en la mejilla.

No entendía nada, no sabía si acercarme a él, para besarle o para cruzarle la cara por todo lo que me había hecho sufrir durante ese año. Cuando fui a acercarme a Alex, vi que no venía solo, Chris le acompañaba. Ahora sí que no entendía nada. ¿El mismo que le había disparado ahora estaba junto a él y Alex estaba tan tranquilo?

—Será mejor que me expliques que es lo que está pasando aquí —dije bastante cabreada, aun sin poder asimilar todo lo que estaba pasando.

Alex se acercó a mí y tras acariciarme el brazo dijo:

—Antes de que te cabrees más deja a Chris que explique las cosas.

—Cuando me dejaste estaba bastante cabreado y cuando me enteré de que habías vuelto con Alex, me marché de casa con la intención de encontrarte y contarte su secreto para ver si así le dejabas. Cuando vine os vi comprando cosas en el centro y me di cuenta de lo que realmente sentíais el uno por el otro. Estando en el aeropuerto para volver, escuché una conversación en la que hablaban de un hombre lobo y que estaban preparando las cosas para ver si podían cazarlo para de esta forma poder investigarlo. Al girarme vi que uno de los hombres tenía en la mano una foto de Alex —escucharle hablar de cazar hombres lobo y Alex en la misma frase me puso la piel de gallina—. No podía dejar que descubriesen a Alex por lo que me metí en su conversación y les dije que sabía donde encontrarlo.

Poco a poco fui ganándome su confianza, me contaron que lo querían vivo para experimentar con él. Les convencí de que Alex era el único hombre lobo y que el pequeño Eric era hijo de Bruno y Eva. Me puse en contacto con Alex y le conté lo que pasaba y juntos urdimos un plan. Los científicos me tenían continuamente vigilado, por lo que ya no podría quedar más con él. Quedamos en que unos días después de haber nacido el niño vendría a la casa y nos pelearíamos en la puerta. Los científicos estarían escondidos y verían a Alex como se transformaba en licántropo por lo que confiarían plenamente en mí.              

Quedé con los científicos en que para poder coger a Alex primero tendría que acabar contigo, ellos no pusieron ninguna pega.

Por otro lado contacté con un amigo de mi padre que era policía y licántropo también y le puse al corriente de lo que pasaba. Investigó a los científicos y descubrió que estaban en busca y captura por experimentos ilegales con humanos, pero que todavía no se les había podido echar el guante —explicó Chris.

—Todo estaba planeado con la policía, fingir mi muerte era la única forma de manteneros a salvo. La policía necesitaba pruebas nuevas y contundentes contra los científicos. Si fingíamos mi muerte su interés en mí se perdería y la policía podría atraparlos. —mi cara era un poema, aquello parecía la trola más grande jamás contada—. He estado un año fuera de España, la policía prefería estar seguro de que no había nadie más involucrado en los experimentos ilegales antes de que volviese a aparecer yo en escena. Siento todo el daño que te he hecho pero si no fuera por Chris yo ahora mismo no estaría aquí y jamás nos habríamos vuelto a ver —dijo Alex tocando mi cara y secando las lágrimas que no me había dado cuenta de que caían por mis mejillas.

—Pero, yo vi como te disparaban, Alex, ¿cómo explicas entonces toda la sangre? —yo seguía sin entender una cosa, había estado presente cuando Chris le había disparado a Alex y había visto toda aquella sangre.

—Porque fue real, todo tenía que salir perfecto, por suerte Chris tiene muy buena puntería y apuntó exactamente en el punto que Esteban le dijo para que los científicos se lo creyeran —viendo mi cara de incredulidad Alex continuó—. Esteban nos dijo una zona que sangraba de manera abundante pero sin correr riesgos y la lluvia nos dio ventaja —aún no estaba muy convencida pero todo aquello no tenía importancia, solo la tenía que volvía a tener a mi amor conmigo.

 

Miré a Chris, me acerqué a él y le abracé, todas las palabras sobraban en aquel momento. Gracias a él, mi hijo tendría a su padre y yo tendría al amor de mi vida junto a mí el resto de mi vida.

Tras el abrazo con Chris estaba deseando besar a mi chico, corrí hacia él, me rodeó con unos de sus brazos y sin soltar a nuestro pequeño nos fundimos en un apasionado beso. Todo había pasado, por fin podríamos empezar una vida juntos. Tras separarnos ambos dijimos a la vez:

—Te quiero.

 

Y así termina mi historia, espero que os haya gustado y que jamás os deis por vencidos en el amor, como yo no lo hice. Si no me hubiese dado una oportunidad de ser feliz, no habría ido a aquel viaje y hoy en día no sería la madre de un rubio adolescente guapísimo, que por supuesto heredó el gen de su padre, convirtiéndose a los cuatro años en un lobo gris precioso, ni estaría acompañada por el gran amor de mi vida mientras os escribo estas últimas líneas.

Disfrutad de la vida y jamás dejéis de sonreír.

 

FIN

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Agradecimientos

 

 

Son muchas personas a las que quiero agradecer su ayuda en este proyecto.

 

A mi madre, esa persona que me animó a leer, aunque a mí al principio no me hacía ninguna gracia, pero que ahora tiene que decirme que deje de leer porque se me va el santo al cielo. Gracias por enseñarme la magia de las letras.

 

A mi padre, que aunque por su trabajo no hemos podido pasar mucho tiempo juntos estos años, sé que siempre lo tengo a mi lado apoyándome en los momentos difíciles y en los momentos alegres sé que también reirá a mi lado.

 

A ti amor, gracias por aparecer en mi vida. Nada dijo que fuera fácil pero sabes que podemos con todo. Gracias por apoyarme en todos mis proyectos.

             

A mi abuela, esa que me crió como una hija más y que para mí es como una madre. Te quiero abuelita.

 

A mi familia, por estar siempre ahí cuando los he necesitado. Gracias por sacarme una sonrisa.

 

A esos tres ángeles que tengo en el cielo que me vigilan y me protegen. Os quiero abuelos.

 

A Pilar, por estar siempre a mi lado cuando la he necesitado, por ayudarme cuando me bloqueaba y por saber animarme a continuar. Gracias por todo.

 

A Anabel Botella, gracias por escribir el prólogo de mi novela, te quedó precioso. Eres una gran escritora que no dudaste en prestarme tu ayuda cuando te pedí si podrías escribir el prólogo de mi segunda novela. Mil gracias por tu ayuda.

 

A Ediciones Hades por darme esta oportunidad y a José Luis por aguantarme estos meses. Y gracias por esta portada que me encanta. De verdad, gracias.