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DESPUÉS DE VEINTIÚN DÍAS...

La vida es un desafío por desvelar, una felicidad
por merecer, una aventura por intentar.

Madre Teresa

Y ya está, logré estar veintiún días consecutivos sin refunfuñar y estoy orgullosa de mí misma. De todos modos debo reconocer que con el tiempo, el desafío se ha convertido en algo cada vez más natural, cada vez más fácil para mí. Finalmente, quejarse ha desaparecido poco a poco de mis opciones.

De ahora en adelante, el abanico de mis posibilidades cuando me encuentro ante un problema o una frustración es mayor. Puedo:

  • Cambiar de punto de vista.
  • Solucionar la situación lo más rápido posible haciéndolo lo mejor posible.
  • Comunicar sin juzgar y llegar a un acuerdo.
  • Tener paciencia.
  • Hacer ajustes para reducir las posibilidades de que el problema se repita…

Pero quejarse ya no forma parte de lo que visualizo y eso supone un gran alivio. Es un alivio porque tengo la impresión de haber suprimido una molestia. Una molestia que me impedía vivir plenamente mi vida, una molestia que me limitaba, que me convertía en víctima y en acusadora al mismo tiempo.

Vosotros mismos veréis que al hacer este desafío comprometiéndoos a no refunfuñar durante veintiún días consecutivos, desarrollaréis un optimismo concreto que os liberará y os dará poder. Poder bueno, poder verdadero, del que hace avanzar las cosas. Progresaréis y os sentiréis cómodos en vuestra piel. Os sentiréis estables, serenos e inquebrantables.

CAMBIAR VUESTRA VIDA

Intentar deshacerse de un impulso tan anclado en vosotros no es fácil, es verdad, pero si os atrevéis a empezar hoy, a partir de mañana podréis comenzar a vivir más serenamente la vida que deseáis en el fondo del corazón, como explica esta lectora del blog:

Testimonio

«Bien, sencillamente he de reconocer que estoy orgullosa de mí, ¡nada menos! De hecho me siento mucho mejor en mi interior… ¡¡y mis hijas también se sienten mejor!! Desde que intento quejarme menos, he sido capaz de recuperar un estado de ánimo dialogante. Vuelvo a explicar más las cosas. Siento que vuelvo a ser aquella que quería ser en mi interior, aquella que quiero ser. Me siento feliz de ser esta persona. ¡Mucho más que cuando me quejo y tengo la impresión de parecer una bruja mala!».

N. J.

No todo será de color de rosa a partir de mañana, pero haréis progresos cada día y descubriréis nuevas formas de funcionar. Lo importante es empezar.

Este desafío es un manual de uso con unas instrucciones muy simples. Y yo querría invitaros a no afrontar el desafío por sí mismo, como un reto, sino más bien a ganar serenidad. Tened presente que los objetivos son vuestra felicidad, vuestra satisfacción, vuestra alegría por saborear la vida y disfrutar plenamente de cada día que os es dado vivir.

¡Y eso funciona! Yo he podido constatarlo en mi propia vida, y regularmente recibo mensajes de personas que, como yo, han intentado el desafío. Modificando su forma de comunicar y enfrentándose a los orígenes de sus frustraciones cotidianas, ellas han empezado a coger las riendas de su vida y a crear una cotidianidad que les hace felices. Estas personas son gente absolutamente normal que ha tenido sed de una vida extraordinaria.

Vivir la vida sin quejarse es una opción que enseguida se convierte en una especie de «higiene vital». Eso exige disciplina en el día a día. Debemos recordar en todo momento nuestros objetivos y nuestros valores.

Nosotros somos aquello que repetimos sin cesar.
La excelencia no es, por tanto, un acto
sino una costumbre.

Aristóteles, Ética a Nicómaco, II, 1

Este desafío no es algo que podamos hacer a medias. Hay que estar profundamente comprometido. Hemos de perseverar y mejorar en los ámbitos que nos importan realmente. En la última parte de este libro, encontraréis unos ejercicios para ayudaros a ello, y la trama de un diario íntimo para hacer un balance cada día y sacar conclusiones de nuestra jornada, como yo pude hacer con el blog cuando afrontaba el desafío. Igualmente, sois todos bienvenidos al blog para compartir vuestra experiencia.

La perseverancia es una cualidad que encontramos en todas las personas realizadas (aquellas que han sabido avanzar y superar los obstáculos para triunfar; como Thomas Edison, que inventó la electricidad después de una serie de fracasos increíble), y con este desafío le corresponde a cada uno avanzar paso a paso, aceptando los obstáculos, no rindiéndose ni abandonando demasiado pronto, sacando conclusiones tanto de nuestros éxitos como de nuestros fracasos.

El pesimismo es un estado de ánimo,
el optimismo es voluntad.
Todo hombre que se abandona está triste.

Alain, 44 propos sur le bonheur, Gallimard, 2007

Para lograr este desafío, hay que empezar por creer. Creer en vuestra capacidad de «crear» una vida en la que ya no tengáis motivo para quejaros.

Cumpliendo este desafío seréis cada vez más conscientes de aspectos internos o externos que os impiden vivir plenamente vuestra vida. Y, día tras día, cambiaréis vuestras costumbres y construiréis una vida que os haga totalmente felices. Este desafío es vuestro. Os corresponde a vosotros coger las riendas y creer. No tengo ninguna duda de vuestra capacidad de conseguirlo.

Testimonios

«Yo decidí dejar de refunfuñar el 1 de enero de 2011.

Conocía el desafío desde el principio y tenía muchas ganas de hacerlo, pero no me sentía capaz. He necesitado seis meses para conseguir lanzarme y creérmelo.

Me frenaba lo siguiente: será demasiado difícil, no me daré cuenta de mis quejas, porque están demasiado arraigadas en mi vida cotidiana. Y también: yo no estoy preparada para vivir los grandes cambios que tendrán lugar, como un distanciamiento de mi cultura familiar de origen, donde determinadas relaciones están basadas en las quejas.

Finalmente decidí que quería vivir una vida feliz y que distanciarme de mis relaciones negativas sería ciertamente beneficioso. Sin rechazar a los que se quejan, soy consciente todos los días de que he optado por no ahondar en esa cuestión que considero tóxica. Puedo escuchar a alguien que se queja, pero, al contrario que antes, establezco tranquilamente mis límites cuando noto que su queja me contamina. Aprendo, pues, a respetarme. Y eso deriva en mejor autoestima. Solo estoy al principio de la reprogramación, pero el hecho de haber sabido escoger el buen momento para lanzarme me aporta cierta confianza, y me reafirma en mi elección: quiero vivir feliz y rodeada de gente positiva, o mejor rodeada del lado positivo de las personas».

Marie-Laure

•   •   •

 

Una epidemia mundial se está propagando a una velocidad vertiginosa.

La OMB (Organización Mundial del Bienestar) prevé que durante los próximos diez años se contagiarán millones de individuos.

Los síntomas de esta terrible «enfermedad» son:

1. Tendencia a dejarse guiar por su intuición personal, en lugar de actuar bajo la presión de los miedos, por ideas aprendidas y condicionamientos del pasado.

2. Falta total de interés por juzgar a los demás, juzgarse a sí mismos e interesarse por todo lo que genera conflictos.

3. Pérdida completa de la capacidad de crearse preocupaciones (este es uno de los síntomas más graves).

4. Placer constante por apreciar las cosas y los seres tal como son, lo cual implica la costumbre de querer cambiar a los demás.

5. Deseo intenso de transformarse uno mismo para gestionar positivamente sus propios pensamientos, sus emociones, su cuerpo físico, su vida material y su entorno, a fin de desarrollar sin cesar sus potenciales de salud, de creatividad y de amor.

6. Ataques repetidos de sonrisas, ese tipo de sonrisa que dice «gracias» y proporciona un sentimiento de unidad y de armonía con todo ser vivo.

7. Apertura que aumenta sin cesar hacia el espíritu de la infancia, la simplicidad, la risa y la alegría.

8. Momentos cada vez más frecuentes de comunicación consciente con el alma, lo cual proporciona un sentimiento muy agradable de plenitud y de felicidad.

9. Placer por actuar como sanador, que aporta alegría y luz más que como crítico o indiferente.

10. Capacidad de vivir solo, en pareja, en familia y en sociedad en la fluidez y la igualdad, no actuar como víctimas ni como verdugos.

11. Sentimiento de responsabilidad y felicidad por ofrecer al mundo sus sueños de un futuro pleno, armonioso y pacífico.

12. Aceptación total de la propia presencia en la tierra, y voluntad de optar en cada instante por lo bello, lo bueno, lo verdadero y lo vivo.

Si queréis seguir viviendo en el miedo, la dependencia, los conflictos, la enfermedad y el conformismo, evitad todo contacto con personas que presenten esos síntomas.

¡Esta enfermedad es extremadamente contagiosa!

Si ya presentáis estos síntomas, sabed que vuestro estado es probablemente irreversible.

Los tratamientos médicos pueden hacer desaparecer momentáneamente algunos síntomas, pero no pueden oponerse a la progresión ineluctable del «mal». No existe ninguna vacuna antifelicidad.

Como esta enfermedad de la felicidad provoca una pérdida del miedo a morir, que es uno de los pilares centrales de las creencias de la sociedad materialista moderna, existe el riesgo de que se produzcan disturbios sociales, tales como una huelga del espíritu bélico y de la necesidad de tener razón, reuniones de personas felices para bailar, cantar y celebrar la vida, grupos para compartir y curar, alocados ataques de risa y episodios de liberación emocional colectiva.

Texto anónimo difundido en Internet

¡Deja de refunfuñar!
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