1957

 

 

 

Este año significa el término definitivo de una larga etapa de privaciones y de estancamiento. En 1957 se produce un decisivo cambio ministerial con la entrada de dos ministros de los calificados como tecnócratas para superar la inercia de Franco y afrontar un proceso de liberalización de la economía, absolutamente necesario. En 1957 se tiene que abordar el grave problema del desequilibrio entre precios y salarios, que el año anterior alcanzó su fase aguda. La preocupación del español medio ya no es la de recurrir al estraperlo para sobrevivir: ahora es la de cómo llegar a fin de mes con el sueldo, dado el coste de la vida devorado por la inflación. Ésta es la tarea inicial de la nueva etapa, y su solución no estará exenta de traumas y sacrificios, algunos tan drásticos como la emigración. Pero, el fin, será la salida del túnel.

En 1957 llegaron a España 3.200.000 turistas. Nuestro país empezaba a ponerse de moda como meta de vacaciones. La paella, la sangría y el gazpacho reinaban desde la Costa del Sol hasta la Costa Brava. Los norteamericanos, venidos a las bases militares al socaire de los pactos, imponían sus gustos en las cafeterías con las hamburguesas y el pollo frito. En los murales, que antes proclamaban «Por el Imperio hacia Dios», ahora se leía: «Beba usted Coca-Cola.»

En junio de 1957 se puso a la venta el Seat 600. Fue la noticia del año, la plasmación del sueño del español medio, ansioso por sentirse dueño de la carretera, con coche propio. El precio del vehículo era de 66.000 pesetas, y las condiciones de adquisición exigían un depósito inicial, equivalente a un tercio del total del importe. Apenas salido de fábrica, ya había lista de espera, ante una demanda que había esperado años.

El Seiscientos quedaría como símbolo de una España que, gracias a él, podía disfrutar del viaje, de las vacaciones; una España que, al cabo de dieciocho años, empezaba a conocer la alegría de vivir.

 

Cambio de casacas

 

Primera presentación de credenciales de embajadores ante Franco, después de la toma de posesión de los ministros recién nombrados. Dado lo subitáneo del nombramiento, el nuevo titular de Exteriores, Castiella, carece del protocolario uniforme de gala. Apuros y búsqueda de una solución. Felizmente, su predecesor Martín Artajo, que tiene una eslora semejante, accede a prestarle su casaca. Comentario de Agustín de Foxá ante el suceso: «¡Las cosas que hay que ver! Hasta ahora, sabíamos de los ministros que cambiaban de casaca; pero, hasta hoy, no nos hemos enterado de que hay casacas que cambian de ministro.»

 

El primado y los curas

 

En mayo de este año 1957 se hizo pública una exhortación pastoral del cardenal primado, doctor Pla y Deniel, recordando al clero regular «las normas sobre uso riguroso de las prendas que componen el indumento eclesiástico», exhortación que venía aconsejada por la licencia que empezó a imperar en el modo de vestir de nuestros clérigos, bajo el influjo de los «nuevos curas». Algo empezaba a cambiar empujado por las corrientes europeas de renovación, que alcanzaban incluso a la Iglesia. Por eso, el cardenal recordaba «la obligación del uso de la sotana, el túllete o el manteo o, por lo menos, la esclavina, siendo, asimismo, necesario llevar la cabeza cubierta con la teja, salvo cuando se fuera en motocicleta, en cuyo caso podía usarse boina o casco de motorista». Como la motorización, usando máquinas Vespa o similares, se había ido imponiendo para recorrer la feligresía, aprovechaba el cardenal la ocasión para recordar que «el vehículo debe usarse tan sólo para actos relativos al sagrado ministerio o de apostolado» y, de paso, advertía «que no sería conforme a la decencia el llevar a una mujer en la trasera», signo evidente de que las mozas de la parroquia aprovechaban el circular de los sacerdotes para montar en el escúter, compañía que no debía de ser muy desagradable al clero, a juzgar por la conminación del prelado.

Y, saliendo al paso de una peligrosa liberalización de las costumbres, el primado invocaba ciertos cánones para extraer, como conclusión, que «el clero no debía fumar en público, ni asistir a cines, teatros, fútbol y, mucho menos, a espectáculos consistentes en exhibiciones de bailes modernos».

Terminaba el doctor Pla y Deniel recordando con energía «la obligación de llevar la tonsura abierta», síntoma de que los cabellos empezaban a crecer en las otrora relucientes coronillas de los mosenes hispánicos.

Desde el espíritu de la Cruzada, no hay duda de que algo estaba cambiando en España.

 

Noticia de agencia: el Sputnik y su sonido misterioso

 

«En la tarde del 4 de octubre de 1957, Radio Moscú anunció textualmente lo siguiente: "Hoy ha sido lanzado, con pleno éxito, el primer satélite artificial de la Tierra." El portavoz de la sensacional noticia precisó que el satélite en cuestión estaba llevando a cabo sus revoluciones en torno a la Tierra, siguiendo una trayectoria elíptica, a una distancia de la superficie terrestre que se calculaba en unos novecientos kilómetros. En las cancillerías occidentales, la noticia causó auténtico estupor. La ignorancia de los progresos soviéticos hacia la conquista espacial se ha visto sorprendida por esta inesperada nueva. Y lo más chocante ha sido que, muy pronto, las señales emitidas por el satélite han sido captadas por los receptores terráqueos. Dichas señales consistían en un sonido que hacía "pi... pi... pi...", que ha llenado de intriga a las escuchas que van siguiendo la marcha del ingenio a través de su órbita. Según las últimas noticias, la confrontación de las diversas escuchas ha confirmado que el sonido que reciben es siempre el mismo, lo que ha calmado la inquietud ya que, en un principio, cada escucha creía que las señales iban dirigidas a él, y se hacían grandes esfuerzos por descifrarlo. No cabe duda que nos hallamos en el inicio de una nueva era de la ciencia: la del vuelo interplanetario.» (Agencia EFE.)

 

La muerte de Facerías

 

«Al fin los barceloneses, Cataluña entera, puede decirse, ha respirado tranquila. Acribillado a balazos ha caído en las cercanías del Manicomio barcelonés de San Andrés uno de los más siniestros personajes del terrorismo rojo. Once años le ha costado a la Policía cobrar tan fiera presa. Pero la caza era fatal, por muy experto del instinto sanguinario que fuera. Una y otra vez logró, José Lluís Facerías, que así se llamaba el forajido atracador, escapar de las manos de la Policía cuando estuvo semisitiado, como ocurrió hace poco más de un año en la barriada de Les Corts... Pues el Facerías, como era conocido entre los terroristas españoles, estaba dispuesto a no dejarse coger vivo, a morir matando. Como intentó hacerlo el viernes pasado, sin fortuna, a la hora en que, sobre Barcelona, caía una tromba de agua que pudo dar al traste con el servicio de captura, que habíase montado la noche anterior.

»Su negro historial de crímenes y atracos hacíale temible. Su audacia para realizarlos, amparado todavía por la suerte, era inaudita. Colocó bombas, que pudieron ocasionar víctimas inocentes; voló polvorines; asaltó bancos y hoteles, en uno de los cuales asesinó a un conocido constructor barcelonés; robó cuanto pudo y donde pudo. Al atracar el automóvil de Edgar Neville, hace de ello siete años, tuvo un encuentro con la Guardia Civil, muriendo dos sujetos de su banda. Pero siempre consiguió escapar, refugiándose en Francia. Siempre, hasta el día citado en que fue acorralado y muerto a tiros, en el Paseo del Doctor Pi y Molist, cuando esperaba a su cómplice El Metralla para planear un asalto a la Caja de Ahorros Provincial, radicada en la populosa barriada de San Andrés, atraco que hubieran realizado el lunes día 2... El siniestro Facerías ha rendido a la Justicia el tributo que, desde hace once años, debía pagarle. Un hermano suyo lo ha identificado sobre la losa en la que yace, esperando la autopsia. (¿Qué virus corroería las entrañas de este hombre?) La Policía le ha tomado las huellas dactilares comprobando su identidad. Y ha respirado tranquila, a buen seguro, al coronar su plan sin una baja.» Carmelo San Nicolás. (Semana.)

 

Night and Day

 

Dos hermanos, de familia muy conocida de Madrid, se significaban por lo muy dispar de sus vidas. Uno de ellos, devoto, severo, fiel marido y buen padre de familia. El otro, soltero, vividor, mujeriego y noctámbulo empedernido.

En cierta ocasión, alguien conocedor de la vida de los dos hermanos, comentaba el contraste con un amigo y éste le aclaró:

—Es que, ¿no sabes? Pedro, el hombre de buenas costumbres, es del Opus Dei.

—¡Pues el otro debe de ser del Opus Night! —fue la réplica.

 

Gamberrismo

 

Infancia desvalida, educación descuidada, instrucción insuficiente... Ésta había sido la tónica, durante años, de la vida de unas criaturas crecidas en la posguerra y que llegados al decenio de 1950 habían entrado en la adolescencia y... en la condición de gamberros. En el momento en que España entraba en una normalidad ciudadana, salía a la superficie el abandono en el que se habían desarrollado unos muchachos desventurados. Era una falta de educación cívica, que se mostraba en esas típicas manifestaciones del gamberrismo, tales como arrasar un vagón de ferrocarril, acosar groseramente a una chica o dedicarse a romper farolas del alumbrado. Una verdadera plaga de ineducados azotó a España en 1957, y la pauta para combatirla la dieron los alcaldes de muchos lugares que, por su cuenta y riesgo y con el beneplácito de los vecinos, condenaron a los convictos de actos inciviles a tareas como barrer calles, recoger basuras, y llevar a cabo estas faenas con un cartel a la espalda que proclamaba: «Por gamberro.»

 

La televisión sale al exterior...

 

...con resultados funestos, según cuenta Juan Felipe Vila-Sanjuán en su delicioso libro La trastienda de TVE. Ocurrió que el realizador Vicente Llosá, en la retransmisión de un acto celebrado en el Valle de los Caídos, en la que se quedó abierto el micrófono interior de órdenes, los asombrados telespectadores pudieron escuchar desde sus casas:

—Cámara dos: date una pasadita por los ministros, deteniéndote en el nuestro por aquello de la coba.

E, inmediatamente, apareció en la pantalla un recorrido de los ministros, que estaban alineados esperando a Franco, con la correspondiente detención, respetuosa, ante la uniformada efigie de don Gabriel Arias Salgado.

 

Don Juan Carlos y la censura

 

Don Juan Carlos de Borbón, tras el acuerdo entre su padre y Franco, cursó estudios en las academias militares de los tres ejércitos. No obstante, su presencia era objeto de una vigilancia especial. Véase esta consigna de censura impartida con ocasión de un viaje suyo a Madrid: «Viaje Juan Carlos a Madrid hoy, no tiene carácter oficial ni político. Por lo tanto, la información se limitará a la que se reciba de las agencias Logos, Cifra y Mencheta. Fotografías podrán publicarse una de cada acto al que asista, tamaño postal, nunca en portada. Información y fotos, será voluntaria su inserción.»

 

Franco, don de la Providencia

 

Julio de 1957. Discurso del subsecretario de la Presidencia, contralmirante Carrero Blanco, en las Cortes Españolas. Véase de qué modo enjuiciaba la personalidad y el significado del Generalísimo Franco en la coyuntura histórica derivada de la guerra civil: «... No se trata de una burda lisonja. Ya lo he dicho en otra ocasión, desde esta misma tribuna, que creo que Dios nos concedió como premio, sin duda, al sacrificio de nuestros caídos y como compensación a tanta sangre de héroes y mártires, a tanta lágrima de mujer y a tanta angustia de huérfanos, la inmensa merced de un Caudillo excepcional, que sólo podemos valorar como uno de esos regalos que, por algo muy grande, hace la Providencia a las naciones, cada tres o cuatro siglos.

»¿Cómo nadie de buena fe, salvo que esté rayando en la demencia o en pleno sopor mental, puede pensar en la conveniencia para España de un sistema liberal de democracia inorgánica?

»No hay que conceder, pues, la más mínima importancia ni a las maquinaciones de los rojos exiliados en su mendicidad de contubernios absurdos, ni a los enredos de media docena de insensatos. El camino de España está trazado por el cauce indeformable del Movimiento Nacional. España es un Reino bajo la jefatura temporal y vitalicia de Francisco Franco...»

 

Pirotecnia universitaria

 

Información aparecida en Semana, que da cuenta de nuestro avance (?) en las técnicas aeroespaciales: «Los estudiantes de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Madrid continúan trabajando intensamente en la construcción del cohete Selene, con el que esperan batir la marca de altura de cohetes universitarios, que poseen actualmente los estudiantes japoneses. Para atar bien todos los cabos, antes de hacer el intento con el Selene lanzarán otro cohete de tipo experimental, que lleva el nombre de Selenito II, que es el que ha de servir de base para el éxito...»

 

Nace la Comunidad Económica Europea

 

«Marzo. Ayer fue una fecha histórica para Europa. En el Capitolio de Roma fueron firmados los tratados del Mercado Común y del Euratom. Con ello se forma una unidad comercial de más de 160 millones de europeos... Con la firma de los acuerdos de Roma fue dado el primer paso hacia la reunificación de la Europa desunida por la Reforma.

»El Mercado Común, en cuyo tratado los seis representantes de los seis países de la llamada Pequeña Europa (Francia, Italia, Alemania Occidental, Bélgica, Holanda y Luxemburgo) han estampado sus firmas prevé para dentro de doce años, extensibles si surgieran dificultades insuperables a quince, la abolición de obstáculos legales en el intercambio de mercancías y, para mucho antes, la desaparición final de los obstáculos en el intercambio de mano de obra.

»En cuanto a la libre circulación de personas, la aspiración se ha convertido en una realización, por lo que a los seis países del Mercado Común se refiere. Para ir desde Bonn hasta Roma, un alemán no necesita pasaporte.

«Comienza el Mercado Común a moverse en una atmósfera de confianza mutua... Hombres como el canciller alemán Adenauer y el gran estadista italiano Alcide de Gasperi, lo han hecho posible.» (La Vanguardia.)

 

Franco, ¿cardenal?

 

En diciembre de 1957, un grupo de españoles propuso que, por los excepcionales méritos contraídos por el Caudillo en defensa de la fe católica, debía ser elevado a la dignidad de cardenal. He aquí los términos en los que estaba concebida la extraordinaria propuesta: «Un grupo de españoles, que conservarán por el momento su nombre en secreto, para que los resentidos de siempre no puedan tacharles de oportunistas y aduladores, tienen la iniciativa, y la hacen pública, de pedir el capelo cardenalicio para Francisco Franco Bahamonde, por los grandes servicios que, durante más de veinte años, ha prestado a la Iglesia.

»Porque, en verdad, desde Constantino el Grande y Carlomagno, nunca soberano alguno, nunca caudillo militar o civil, nunca hombre alguno, hizo tanto por nuestra Santa Madre Iglesia como el glorioso Francisco Franco, el hombre que ha restituido España a Dios y Dios a España, reparando así la más grosera y odiosa paradoja cometida por los regímenes anteriores: la de una España sin Dios y sin fe.

»La Divina Providencia, según confesión del propio Caudillo a un redactor de la Agencia Efe, le ha venido asistiendo de manera especial, y de hecho milagrosa, a lo largo de su extraordinaria y preciosa existencia.

»Sí, ¡mil veces sí! No dudéis un momento. España, martillo de herejes, tiene en Franco un gobernador excepcional, que su íntimo, su congénito catolicismo están esperando desde centurias, el que ha arrancado de cuajo las herejías del liberalismo y de la masonería. No en vano el ministro subsecretario de la Presidencia, señor Carrero Blanco, hablando ante las Cortes en julio último, lo dijo en frase lapidaria, en expresión que debería ser grabada en mármoles y bronces, en todas las ciudades y pueblos de España: "El Caudillo es uno de esos regalos que la Providencia hace, cada tres o cuatro siglos, a un pueblo, para premiarle los sacrificios que ha hecho por Dios."» (Agencia EFE.)

 

Ingratitud marroquí

 

En el mes de noviembre, fuerzas marroquíes, aparentemente irregulares, invadieron el territorio de Ifni, entablándose violentos combates con las tropas españolas allí destacadas. Tras nuestro generoso gesto de conceder la independencia a Marruecos, este ataque reveló las verdaderas intenciones del joven reino. He aquí cómo se juzgaba la ingratitud de los moros: «España lamenta los incidentes porque siente amistad y simpatía verdadera por los pueblos árabes. Lo ha demostrado reiteradamente y de modo decisivo con Mohamed V y el pueblo de Marruecos, que deben a nuestro país la Corona y la independencia. Este sentimiento profundo es el que justifica una paciencia propia de pueblo viejo y seguro. Nuestro Gobierno continúa esperando una reacción adecuada de las autoridades de Rabat. Aguarda una rectificación de aquellos que, desde sus altos puestos, han incurrido en grave responsabilidad, con las torpes declaraciones a que ha aludido el general Barroso... Pero ¿hasta cuándo "esperará España una decisión oficial marroquí plenamente satisfactoria?» (Blanco y Negro.)

 

Cierre de una etapa

 

La entrada en el gobierno de los adelantados de la penetración tecnológica fue enjuiciada por el propio Franco en unas declaraciones, en las que se expresó así: «Todos los españoles que poseen madurez política están llamados a la tarea de gobernar. En España no gobiernan partidos: gobiernan equipos de hombres que aceptan los principios del Movimiento. A estos hombres, cuando las circunstancias naturales, entre ellas el desgaste lógico que la función de Gobierno engendra, lo aconsejan, se les sustituye por otros...»

 

Nostálgica interpretación del cambio

 

Desde la óptica falangista, el cambio político mereció este comentario, que era como un adiós a la revolución pendiente: «La crisis de 1957 fue algo más que un cambio de ministros. Supuso un profundo giro del planteamiento político. La mística de la Revolución Nacional fue suplantada definitivamente por la asepsia planificadora. Al desarrollo sucedió el desarrollismo. A la ilusión, el plan. Al solivianto político, la corsetería administrativa. La naciente tecnocracia consiguió amedrentar con la inflación política de la inflación económica. Un prolongado y formidable esfuerzo de traducir en realidades tangibles el ideal revolucionario de la justicia social, había desencadenado el natural desbordamiento inflacionista, no sólo por el ímpetu puesto en la empresa, sino también a causa de que los centros del poder económico marchaban a la contra, incomodados por la pujanza imaginativa del INI, y por unas imposiciones sociales no deseadas y aceptadas de mala gana. En 1957 se clausuró definitivamente la hermosa, tentadora y arriesgada aventura de encontrar una respuesta originalmente española, emergida de su propia clave cultural hispana, a los problemas peculiares de España. En 1957 se consumó la invasión de los patrones racionalistas europeos.

»La nueva clase política trajo consigo un lenguaje exótico, incomprensible para el pueblo. Debo recordar, por necesario principio de justicia histórica, que los tecnócratas se encontraron hecho lo más difícil, lo más sustancial. Durante diecisiete años, el pueblo español había capitalizado un caudal fabuloso de abstinencias, de sacrificios y de esfuerzos. Los tecnócratas, mediante recetas estabilizadoras, pusieron un cierto orden funcional a una saludable anarquía de crecimiento. Estoy persuadido, no obstante, de que el desarrollo posterior se hubiera conseguido igualmente sin tecnócratas. Y además con la ventaja de un soporte ideológico, en vez de sobre la frágil parrilla de un estéril cañamazo administrativo.» (Ismael Herráiz.)