1953

 

 

El 1 de enero de este año llegó la buena nueva para los fumadores: la supresión de la tarjeta que racionaba el tabaco, lo que ponía fin a doce años de fumar lo infumable. Los que gastaban tabaco rubio no salían de su asombro al pensar en la disponibilidad de Lucky, Camel o Chesterfield, tras haber sufrido su pasión consumiendo labores como Bubi o Bisonte, malos sucedáneos del tabaco de Virginia.

Este año significó la definitiva salida del lazareto a que había estado sometido el país, gracias a los acuerdos con las dos grandes potencias mundiales: el pacto con la mayor potencia militar que era Estados Unidos, y el concordato con la Santa Sede, la más grande potencia espiritual, aunque Agustín de Foxá, siempre presto para ocurrencias oportunas, decía que no estaba seguro de si el pacto militar era con el Vaticano, y el acuerdo para la presentación de los obispos se había hecho con Estados Unidos por influencia del cardenal Spellman. También de Foxá era la frase de que «tras comprobar el ambiente que había en el Ministerio de Asuntos Exteriores, dominado por los democristianos de Martín Artajo, lo llamaría el "Monasterio de Asuntos Exteriores", mientras que España era un "obispero"».

 

Definición de Eugenio Montes

 

De cuando en cuando, y para reafirmar algo que teníamos muy a gala, surgía una voz que proclamaba las virtudes del varón hispánico, inasequible al desaliento y seguro de atesorar unos valores raciales, a prueba de ideas disolventes. He aquí lo que aseguraba Eugenio Montes: «Lo que se envidia a España es su hombría: lo que el hombre técnico, fabril, fisiócrata, "clubman", malthusiano y espenceriano, liberal y maquinalístico, capitalista o socialista, confortable y frigorífico, filantrópico de gatos y pardo puritano no le perdona al español es que sea, a más, HOMBRE.»

Nada queda fuera de la gama inventariada por el gran estilista gallego.

 

La censura de obras frívolas, en acción

 

Muestra del pliego de cargos, instruido contra el representante de una compañía de género revisteril, formulado por el censor de turno tras visionar una representación de la obra y comprobar las libertades tomadas, sin permiso alguno: «En la representación del 20 de agosto de la obra X, el Servicio de Inspección de esta Delegación ha hecho las siguientes observaciones:

»En el número inicial, las vicetiples no llevaban las enaguas que se les ordenó, dejando ver los glúteos.

»En el número de las cubanas, las vicetiples, aunque no todas, dejan ver la entrepierna y no llevan la faldita, como se les indicó en el ensayo. La señorita Loli lleva todavía transparente la gasa de la entrepierna, dejando ver la braga.

»En el número final, los movimientos de las vicetiples son exageradísimos. Especialmente, la señorita Susi hace un mutis de espaldas al público, imprimiendo un movimiento de rotación a sus caderas que resulta indecorosísimo.

»En el mismo número, las vicetiples no se limitan a desfilar por la pasarela como les está ordenado, sino que se entregan a contoneos coreográficos indecentes.

»"Las morcillas" son numerosas, sobre todo por parte del señor Ozores. Casi todas son inofensivas, salvo dos: en una ocasión, dice que una de las romanas es "una tía guarra, gorda y asquerosa", y en otra, con retruécano, dice "que la tiene floja".»

 

Doctrina oficial de la desinformación

 

Definición de lo que debe ser nuestra prensa, hecha por el ministro de Información, señor Arias Salgado, en el I Congreso Nacional de Prensa.

«Alicante. El periodismo nacional viene configurado por el sistema de ideas y valores de Falange Española Tradicionalista y de las JONS, alma y espíritu del Movimiento Nacional. Nuestro entendimiento de la Prensa es radicalmente diferente de su figura romántica o de su perfil capitalista. El periodismo nacional es unificador e integrador de lo vario, por medio de la jerarquización de los fines: supera los partidismos, y se pone al servicio del destino universal de España, de su utilidad, de su grandeza y de su libertad. La misión del diario se define por su fin primordial: el bien común. Por sus medios: la información veraz y la formación de sanos criterios de opinión. Por su carácter: la Prensa es una institución social y un servicio público bajo el lema: toda la libertad para la verdad; ninguna para el error.»

 

Defensa de la castidad

 

La defensa de tan preciada virtud fue una de las misiones que se arrogó el citado ministro Arias Salgado que, desde su toma de posesión de la cartera en el relevo de 1951, fue apodado el «Ministro de las Postrimerías», por el celo desplegado en su empeño por preservar a los españoles de caer en el pecado de la carne, pues según el propio ministro, su celo había hecho aumentar el porcentaje de hispánicos que lograban la salvación eterna. La preservación de la pureza era norma imbuida en la enseñanza y aplicada a machamartillo, bien mediante consejos prácticos, bien con presagios de castigos infernales.

La divulgación de consejos tiene su muestra en lo que se expone en el «Decálogo de la Pureza», texto muy difundido entre los escolares: «San Jerónimo estudió el hebreo para apartar su mente de los malos pensamientos. A nosotros puede sernos de utilidad el estudio de cualquier lengua moderna y práctica como, por ejemplo, el alemán, el inglés o el japonés. Cualquier otro entretenimiento es bueno en momentos de embarazo y de tentación como, por ejemplo, contar las losas de la calle, las vigas del techo o los hilos de un tejido...»

La amenaza de penas, aunque sean las del purgatorio, también era recurso válido para mantener la castidad, tal como lo expone este fragmento de un sermón, también aplicado a unos escolares: «¡Ah! No creáis, queridos niños, que el purgatorio es ninguna bicoca. Santa Catalina de Siena, con todo lo Santa que era, soñó que pasaba diez años en el purgatorio, entre horribles tormentos, porque un día, durante unos breves segundos, se acordó con delectación de un joven mancebo que había conocido en su juventud...»

 

Ana y el bayón

 

La sensación cinematográfica de 1953 fue la película italiana Ana, de Alberto Lattuada, y que contaba con la sugestiva presencia de Silvana Mangano. Ana fue una demostración de cómo, envuelta en un argumento revestido de presunta ejemplaridad, pueden sortear la censura unas imágenes de alta graduación erótica. El filme empezaba cuando a una clínica llegaban las víctimas de un accidente de carretera. Entre el personal médico que recibía a los accidentados había una enfermera monja (Silvana Mangano) quien, al ver a uno de los heridos, le resucitaba todo un turbulento pasado y, sin transición alguna, la monja aparece en el siguiente plano convertida en una cabaretera, con ceñido short, bailando una melodía brasileña, el baiao o bayón, cuya letra inicial proclamaba... «Tengo ganas de bailar el nuevo compás...» y, contoneándose de maravilla, la Mangano hacía un derroche lúbrico que fue muy bien apreciado por las plateas, reportando un gran éxito a la cinta, y para mí que muchos españoles sortearían las medidas coercitivas del ministro Arias Salgado para entregarse al más íntimo de los pecados. Donde Ana desencadenaba verdaderas oleadas de ardiente deseo era en los pueblos. Cuando se pasaban las escenas del bayón, se armaba una escandalera que obligaba al encargado de la proyección a encender las luces, volver atrás el rollo y repetir la lasciva danza tantas veces como obligaba el alboroto. Obvio es decir que la canción alcanzó gran popularidad. Se tocaba y bailaba por doquier, y hasta Tono se inspiró en la letra para hacer un chiste en el que aparecía un paciente, delgaducho y flacucho, que confesaba lastimeramente a su médico:

—No tengo ganas de comer. No tengo ganas de reír. ¡No tengo ganas de bailar el nuevo compás!

 

El Everest y nosotros

 

La llegada a la cima del Everest, a cargo del neozelandés Edmund Hillary con la colaboración del sherpa Tensing Noray, fue uno de los acontecimientos capitales del año 1953. En él se inspiró el gran humorista Herreros para dibujar una de las más felices portadas de La Codorniz, muy en la línea de la permanente reivindicación de nuestros valores ibéricos, siempre anticipadores. En ella veíase a dos esforzados escaladores que coronaban penosamente la hasta entonces inaccesible cota, para encontrarse, en todo lo alto, con un paleto con boina a la vera de un borrico, cargado con dos tinajas de agua fresca, dispuestas para calmar la sed de los excursionistas. El pie proclamaba: «Nosotros, ¡siempre los primeros!»

 

El padre Venancio Marcos: no a San Valentín

 

El padre Venancio Marcos alcanzó popularidad con sus «Charlas de Orientación Religiosa», que prodigaba por una emisora de radio. Además de dar sermones, contestaba a consultas sobre temas varios relacionados con la moral o la religión. En cierta ocasión, una muchacha le preguntó por qué no se celebraba el día de San Valentín como Día de los Enamorados, al igual que se hacía en otros países de tradición cristiana. La respuesta del pater fue tajante:

—¡Señorita! Deje usted en paz a san Valentín: si los enamorados quieren tener un patrono, ¡que elijan a don Juan Tenorio!

 

Casitas baratas que cuestan caras

 

Uno de los más acuciantes problemas que arrastraba la sociedad española seguía siendo el de la falta de viviendas. En Barcelona —como en Madrid y otras capitales— era una lacerante necesidad, sentida en una ciudad que, en modo alguno, podía proporcionar alojamiento digno a un flujo inmigratorio de gran magnitud, sujeto, además, en el campo laboral, a unos salarios mínimos, siempre superados por el alza en el coste de la vida. En la Ciudad Condal, como herencia fructífera del Congreso Eucarístico Internacional, surgió la iniciativa diocesana de construir unas viviendas baratas, a las que se llamó «del Congreso», empeño que encontró imitadores desde otras instancias benéficas. Al poco de entregados con la debida solemnidad los primeros alojamientos, sobrevinieron unas lluvias persistentes que dieron lugar a inundaciones y a la aparición de goteras.

Coincidiendo con la actualidad del tema, se puso de moda una canción testimonial de expresivo título: Mi casita de papel, en cuya letra se decía: «¡Qué felices seremos los dos / y qué dulces los besos serán, / pasaremos la noche en la Luna / viviendo en mi casita de papel!»

Un periodista, que tenía una sección fija en el diario del Movimiento Solidaridad Nacional, tuvo la ocurrencia de tomar las viviendas como tema de una de sus crónicas —que tituló «Casitas de papel», aprovechando la popularidad de la canción—, en la que aludió a la endeble construcción de las viviendas como causa de sus deficiencias, dando a entender, al propio tiempo, que el lucro desmedido buscado por sus constructores era la probable causa de sus imperfecciones. Innecesario es aclarar que el escrito pasó, sin obstáculos, la preceptiva censura.

Enterado de su contenido el gobernador civil de Barcelona, que era don Felipe Acedo, general jurídico del Aire que había sustituido a Baeza Alegría tras la huelga de los tranvías, hizo comparecer ante él al periodista, sin excusa ni pretexto alguno, y así hubo de hacer el autor del artículo. Una vez en su presencia, le afeó su conducta en términos brutales. Rebatiendo las insinuaciones contenidas en su crónica, le forzó a confesar que carecía de pruebas para sostenerlas, por lo que le tildó de indocumentado y de irresponsable, autor de malévolas y gratuitas afirmaciones, y, finalmente, le obligó a una retractación en toda regla.

Todo esto se hizo público merced a una nota dada a conocer por el propio gobernador civil, que describía con todo detalle la humillante escena vivida en su despacho. El periodista víctima de la filípica era Luis Marsillach Burbano, padre del famoso actor y director teatral Adolfo Marsillach.

 

Sensacional noticia: Beria se refugia en España

 

El ABC de Madrid publicó el 23 de setiembre una sorprendente información, en la que se daba cuenta de que Lavrenti Beria, el siniestro jefe de la NKVD, había huido de la Unión Soviética y elegido nuestro país como lugar de refugio; y hasta se señalaba que el evadido había sido visto «en un lugar de La Mancha». Dentro del confusionismo que rodeaba a tan delirante noticia, quedaba claro que el dirigente del Kremlin había llegado en un submarino hasta nuestro litoral, según se desprendía de la literalidad del telegrama que explicaba: «Mientras el aparato iba a sumergirse en el mar, el ex jefe de la Policía soviética marchó, en automóvil, a un lugar de la costa.»

Después se apuntaba que Beria había sido visto por el Campo de Criptana.(?)

A raíz de la muerte de Stalin, en marzo de este mismo año, que causó la lógica conmoción en Occidente, todas las conjeturas podían ser válidas. Pero que Beria hubiera tenido la idea de venir a España, que tenía a gala ser un «hirsuto baluarte antisoviético», era demasiado, aunque, posiblemente, enterado de la creciente corriente turística que invadía nuestro país, pensara que podía pasar desapercibido entre la tropa de desarrapados que nos frecuentaba, cuestión harto difícil por lo estrafalario del aspecto, que a los ojos de un occidental, ofrecían los líderes marxistas vestidos con unos trajes de confección anchos de sisas a más no poder.

De la sorprendente noticia, nunca más se supo.

 

El Biscúter, rey del transporte

 

El Biscúter, ideado por el francés Voisin, con largo historial aeronáutico a sus espaldas y, en 1953, inventor venido a menos, se presentó como «la solución nacional al problema del transporte». Era un vehículo de dos plazas, casi artesanal, intermedio entre la motocicleta y el automóvil. No alcanzaba «grandes prestaciones», pues su velocidad máxima era de setenta kilómetros por hora. Los primeros modelos, carentes de marcha atrás, obligaban a evacuarlos con precipitación cuando un camión de gran tonelaje, u otro vehículo, retrocedía inopinadamente en una detención. El último modelo se presentaba con esta publicidad: «Siguiendo la marcha... hoy ya tengo... Marcha Atrás. Ello completa al máximo mi gran y reconocido rendimiento, tanto en la ciudad como en el medio rural o en la práctica de los deportes, con el utilitario Biscúter. Y recuerde que se le ofrecen facilidades de hasta 18 mensualidades para adquirir su utilitario Biscúter, con arranque eléctrico...»

 

Definición de Foxá

 

Revelado el alcance de los acuerdos con el Vaticano y Estados Unidos, con todos sus detalles en lo temporal y en lo intemporal, Agustín de Foxá sintetizó de la siguiente manera cómo iban a repercutir sobre los españoles tan trascendentales acuerdos, en lo espiritual y en lo crematístico. Su definición fue: «Muy sencillo: a cada español le corresponden diez dólares y cien días de indulgencia.»

 

La emisión de monedas de 1953

 

La acuñación y puesta en circulación de nuevas monedas con la inscripción «Francisco Franco, Caudillo de España por la Gracia de Dios» dio pábulo a la sorna hispánica para bromear sobre la leyenda. Algunos decían que «no le veían la gracia por ninguna parte» y otros aprovechaban la popularidad de la canción Francisco Alegre, para remedar la copla aplicándole esta letrilla: «En las monedas hay una cara / que no la puedo mirar, / Francisco Franco y Olé, / Francisco Franco y Olá.»

 

Recomendación a los católicos

 

RECUADRO APARECIDO EN EL DIARIO YA EXHORTANDO A LA DEVOCIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS: «¡Católicos! Mañana es primer viernes de mes. Haced una fervorosa comunión, preparados por una buena confesión. NO olvidéis la gran promesa del sagrado corazón de JESÚS, QUE DIJO A SANTA MARGARITA MARÍA ALACOQUE: «"Yo prometo, en el exceso de la misericordia de mi Corazón, que mi amor todopoderoso concederá, a todos los que comulguen nueve primeros viernes de mes seguidos, la gracia de la perseverancia final: no morirán en mi desgracia, y mi Corazón será refugio seguro en aquel último momento."»

 

Celebración del 1 de octubre. Día del Caudillo

 

Al cumplirse el decimoséptimo aniversario de la exaltación de Franco a la Jefatura del Estado, hubo una gran concentración de personas en la plaza de Oriente. La fecha se bautizó como «Año XVII de la Era Anticomunista de Franco». Tan señalada efemérides fue glosada en Arriba de esta forma: «La revolución que se esperaba tras el 98, tras los desastres africanos, tras el generoso gesto de 1923, tras los clamores de 1931, ha llegado casi sin que nadie lo sepa. Pero ha llegado. Ha llegado en cada uno de los que ayer estábamos en la plaza de Oriente, y ha llegado en todos los que, integrando el pueblo español, nos sentíamos interpretados por la gigantesca figura histórica de Francisco Franco... Los españoles de ayer, los incomprendidos en su propia Patria, y los españoles de hoy, que hasta ayer fueron incomprendidos por el mundo, formaban un clamor de Historia, alzada en las calles y las plazas de Madrid. Casi estremece pensar en la responsabilidad asumida. Pero tener responsabilidad es ya un título glorioso. Y más glorioso aún saber que lo hemos depositado en las leales manos de Francisco Franco, el Caudillo que juró en un viejo monasterio de la Castilla, que apenas si era un pequeño rincón, servir a la suprema verdad española... Formamos en la primera línea del mundo. En nuestro grito de ¡Arriba España!, hoy más orgulloso que nunca, se borra la estampa rastrera de la decadencia de un pueblo, en siesta de pandereta. Somos, sencillamente...»

 

Exterminio de la guerrilla urbana

 

Noticia de la IV Región Militar relativa al cumplimiento de sentencias: «Ayer, en la Cárcel Modelo, fue cumplida la sentencia de pena de muerte, dictada por el Tribunal Militar contra Jorge Oset Palacios, Avelino Cortés Muñiz y Pedro González Fernández que, infiltrados procedentes de Francia, habían protagonizado atracos a mano armada, asaltos y violentos enfrentamientos con las fuerzas del Orden.» (Febrero de 1953.)