LA HISTORIA DEL SENADOR QUAY

(Story of Senator Quay)

Los políticos que conocían al senador Quay estaban familiarizados con los barriles de chucrut que les enviaba todos los años, entre Acción de Gracias y Navidad, informa el New York Times. Era tan puntual y constante con sus envíos, como los senadores de Rhode Island lo son con sus pavos. Nada complacía más al senador Quay que recibir alabanzas por su chucrut. Supervisaba en persona la elaboración en su granja de Beaver, y siempre disponía de una buena provisión en su residencia, en Filadelfia. Sucedió que envió un barril a Bram Stoker, que en aquel momento se encontraba en la ciudad en compañía de Sir Henry Irving. El senador no especificaba en su nota que el barril contenía chucrut. No decía más que: «Una pequeña exquisitez procedente de mi granja. Espero que la disfrute».

Bram Stoker sacó el barril durante una cena, después de una función teatral.

—Me pregunto qué es esto —dijo a sus invitados.

—Scrapple, quizás —aventuró Willie Collier, conocedor de la debilidad de los vecinos de Filadelfia.

—¡Nada de eso! —dijo un alemán llamado Wundt, que se encontraba en la ciudad atendiendo los intereses de Herr Conried—. ¿No sabía usted que es poseedor de uno de los famosos barriles de chucrut del senador Quay? Vale su peso en oro.

A Wundt se le dijo que podía quedarse con el chucrut, siempre que no se lo comiera allí mismo. Se pidió algo más para cenar. Wundt se fue a su casa encantado con el regalo.